La última sesión de Freud
2023 

5,5
646
Drama
Ambientada en vísperas de la Segunda Guerra Mundial y hacia el final de su vida, Freud invita al icónico autor C.S. Lewis a un debate sobre la existencia de Dios. Explorando la relación única de Freud con su hija lesbiana Anna y el romance poco convencional de Lewis con la madre de su mejor amigo, la película entreteje pasado, presente y fantasía. (FILMAFFINITY)
24 de junio de 2024
24 de junio de 2024
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Obra muy interesante, en línea intelectual, psicológica e incluso teológica y vital. El psicoanálisis de Freud y posteriores ha sido siempre un tema atractivo para el cine.
También, el psicoanálisis es una forma de terapia de los trastornos psíquicos, a la vez que una hermenéutica de la vida, una forma de análisis de la realidad humana, cultural y social en su más amplio sentido. No en vano fue una de las teorías más revolucionarias e influyentes nacidas en el siglo XX.
El título
El título “la última sesión” hace referencia a una experiencia que los que hemos pasado por este proceso no olvidamos ¿Cuándo y cómo el analista decide que se ha cumplido el ciclo y el aspirante puede volar a su aire?
El mismo Freud escribió sobre lo que él denominaba “análisis terminable e interminable”, que, si tuviera que resumir, diría, parafraseando al mismo Freud que hay tres cosas que no tienen final: la educación, la política y el análisis.
Pensemos que Freud, al haber sido el padre del psicoanálisis, no tuvo nadie con quien psicoanalizarse, salvo él consigo mismo (“autoanálisis”).
Enmarque histórico
Está ambientada la cinta en vísperas de la Segunda Guerra Mundial, en 1939, cuando Freud, ya al final de su vida invita a Lewis a un debate sobre la existencia de Dios y docenas de asuntos más.
Se habla del encuentro en sí, a la vez que se explora la relación de Freud con su hija Anna, a la sazón lesbiana y con pareja, Dorothy Burlingham (excelente Jodi Balfour) y el romance poco convencional de Lewis con la madre de su mejor amigo muerto en la guerra.
Recuerdos infantiles y juveniles
Por medio de imágenes de situaciones pretéritas aprendemos de cada personaje a través de sus experiencias vividas. Está la infancia de Freud, con un padre judío severo y exigente, su vida en Viena como investigador y psicoanalista, y la difícil relación con su hija Anna, que acaba abrazando el psicoanálisis y psicoanalizándose con su padre.
De Lewis somos testigos de sus recuerdos infantojuveniles, de sus paseos por el bosque; de su tiempo en el campo de batalla en la I Guerra Mundial y su amistad con Paddy Moore. Hacen la promesa de que quien salga con vida, debe regresar y asegurarse de atender a la familia.
Paddy muere y Lewis cumple esa promesa sobradamente, metiéndose en una complicada relación sexual con la madre de Paddy, Janie Moore (Orla Brady). También vemos su amistad con otros gigantes literarios a través de su pertenencia a The Inklings.
Autoría del guion y dirección
Mark St. Germain es el autor de la obra teatral que alumbra este filme, la cual a su vez toma su directa inspiración en las conferencias de Harvard del Dr. Armond M. Nicholi Jr. y su libro “La cuestión de Dios: CS Lewis y Sigmund Freud debaten sobre Dios, el amor, el sexo y el significado de la vida (2002)”.
En esta última obra, este profesor de psiquiatría quiso poner a debatir a Sigmund Freud, que tanta importancia tuvo en nuestra cultura (se ha hablado largo del siglo XX como el siglo de Freud). Y de la otra parte del ring epistémico, a C. S Lewis, un célebre catedrático de Oxford, considerado el defensor más popular del siglo XX de la fe basada en la razón.
Pero es adaptación de la obra de Germain, sostenida por un sugestivo guion del propio Germain, que mantiene en vilo al espectador con una bien dosificada esfera de ideas y reflexiones de estos ilustres pensadores: Freud (Hopkins) y C.S. Lewis (Goode), un teólogo cristiano anglicano, medievalista, y escritor reconocido por obras como Las crónicas de Narnia.
Están también en la trama Anna Freud (Fries), la hija, psicoanalista importante en el terreno de la infancia y en “mecanismos de defensa”; y el biógrafo del maestro Ernest Jones (Northam), galés, primer psicoanalista británico, que pretendía inútilmente a Anna.
Reparto
En el reparto las dos interpretaciones principales y el casting no podrían ser más acertados, con un Anthony Hopkins que hace suyo un Freud creíble y sensacional, creado por el propio actor seguramente. Matthew Goode encarna a C.S. Lewis muy bien. Ambos contrastan, debaten y reflexionan sobre sus respectivos puntos de vista.
Entre los secundarios vemos a una eficiente Liv Lisa Friess como Anna Freud, Jodi Balfour como Dorothy Burlingham, Stephen Campbell Moore como JRR Tolkien o Jeremy Northam como Ernest Jones. Grandes actores.
La existencia de Dios
Cuando se debate el tema de la existencia de Dios, entre Freud y Lewis hay acuerdo en ciertos puntos. Comparten la admiración por grandes escritores, como Milton, y ambos dan a entender que la cuestión de la existencia de Dios es de vital importancia para el ser humano.
Freud aporta un argumento psicológico: Dios es una proyección de un deseo infantil de protección del padre, y afirma que toda creencia religiosa no es más que la satisfacción de un deseo.
Duelo de titanes
La forma que adopta este intercambio Freud-Lewis, la confrontación entre dos posiciones opuestas y los diálogos, tienen gran valor. Una sucesión de intercambios dialécticos en un encuentro de ideas que evidencia las contradicciones de ambos puntos de vista, sus fortalezas y flaquezas.
Mientras que Freud confiesa cómo es su relación con Anna, su hija lesbiana, Lewis tiene que admitir , no sin cierta incomodidad, toda una serie de contradicciones íntimas respecto a su pareja, la madre de su mejor amigo, Janie Moore.
Conclusión
Es meritorio el esfuerzo de Brown, por momentos exitoso, de hacer cuanto está en su mano para que toda esta maniobra intelectual dialogada sea visualmente interesante.
Lo logra en gran medida, siendo que es tarea difícil para un filme que se centra en las palabras, las ideas y las reflexiones. Y hay que estar atento todo el tiempo.
Pero eso sí, quien vaya a ver esta cinta que se prepare para someterse a este fascinante encuentro donde encontrará mucho material para la reflexión y bastante para debatir a posteriori.
Más extenso en revista ENCADENADOS: https://encadenados.org/criticas/la-ultima-sesion-de-freud-3/
También, el psicoanálisis es una forma de terapia de los trastornos psíquicos, a la vez que una hermenéutica de la vida, una forma de análisis de la realidad humana, cultural y social en su más amplio sentido. No en vano fue una de las teorías más revolucionarias e influyentes nacidas en el siglo XX.
El título
El título “la última sesión” hace referencia a una experiencia que los que hemos pasado por este proceso no olvidamos ¿Cuándo y cómo el analista decide que se ha cumplido el ciclo y el aspirante puede volar a su aire?
El mismo Freud escribió sobre lo que él denominaba “análisis terminable e interminable”, que, si tuviera que resumir, diría, parafraseando al mismo Freud que hay tres cosas que no tienen final: la educación, la política y el análisis.
Pensemos que Freud, al haber sido el padre del psicoanálisis, no tuvo nadie con quien psicoanalizarse, salvo él consigo mismo (“autoanálisis”).
Enmarque histórico
Está ambientada la cinta en vísperas de la Segunda Guerra Mundial, en 1939, cuando Freud, ya al final de su vida invita a Lewis a un debate sobre la existencia de Dios y docenas de asuntos más.
Se habla del encuentro en sí, a la vez que se explora la relación de Freud con su hija Anna, a la sazón lesbiana y con pareja, Dorothy Burlingham (excelente Jodi Balfour) y el romance poco convencional de Lewis con la madre de su mejor amigo muerto en la guerra.
Recuerdos infantiles y juveniles
Por medio de imágenes de situaciones pretéritas aprendemos de cada personaje a través de sus experiencias vividas. Está la infancia de Freud, con un padre judío severo y exigente, su vida en Viena como investigador y psicoanalista, y la difícil relación con su hija Anna, que acaba abrazando el psicoanálisis y psicoanalizándose con su padre.
De Lewis somos testigos de sus recuerdos infantojuveniles, de sus paseos por el bosque; de su tiempo en el campo de batalla en la I Guerra Mundial y su amistad con Paddy Moore. Hacen la promesa de que quien salga con vida, debe regresar y asegurarse de atender a la familia.
Paddy muere y Lewis cumple esa promesa sobradamente, metiéndose en una complicada relación sexual con la madre de Paddy, Janie Moore (Orla Brady). También vemos su amistad con otros gigantes literarios a través de su pertenencia a The Inklings.
Autoría del guion y dirección
Mark St. Germain es el autor de la obra teatral que alumbra este filme, la cual a su vez toma su directa inspiración en las conferencias de Harvard del Dr. Armond M. Nicholi Jr. y su libro “La cuestión de Dios: CS Lewis y Sigmund Freud debaten sobre Dios, el amor, el sexo y el significado de la vida (2002)”.
En esta última obra, este profesor de psiquiatría quiso poner a debatir a Sigmund Freud, que tanta importancia tuvo en nuestra cultura (se ha hablado largo del siglo XX como el siglo de Freud). Y de la otra parte del ring epistémico, a C. S Lewis, un célebre catedrático de Oxford, considerado el defensor más popular del siglo XX de la fe basada en la razón.
Pero es adaptación de la obra de Germain, sostenida por un sugestivo guion del propio Germain, que mantiene en vilo al espectador con una bien dosificada esfera de ideas y reflexiones de estos ilustres pensadores: Freud (Hopkins) y C.S. Lewis (Goode), un teólogo cristiano anglicano, medievalista, y escritor reconocido por obras como Las crónicas de Narnia.
Están también en la trama Anna Freud (Fries), la hija, psicoanalista importante en el terreno de la infancia y en “mecanismos de defensa”; y el biógrafo del maestro Ernest Jones (Northam), galés, primer psicoanalista británico, que pretendía inútilmente a Anna.
Reparto
En el reparto las dos interpretaciones principales y el casting no podrían ser más acertados, con un Anthony Hopkins que hace suyo un Freud creíble y sensacional, creado por el propio actor seguramente. Matthew Goode encarna a C.S. Lewis muy bien. Ambos contrastan, debaten y reflexionan sobre sus respectivos puntos de vista.
Entre los secundarios vemos a una eficiente Liv Lisa Friess como Anna Freud, Jodi Balfour como Dorothy Burlingham, Stephen Campbell Moore como JRR Tolkien o Jeremy Northam como Ernest Jones. Grandes actores.
La existencia de Dios
Cuando se debate el tema de la existencia de Dios, entre Freud y Lewis hay acuerdo en ciertos puntos. Comparten la admiración por grandes escritores, como Milton, y ambos dan a entender que la cuestión de la existencia de Dios es de vital importancia para el ser humano.
Freud aporta un argumento psicológico: Dios es una proyección de un deseo infantil de protección del padre, y afirma que toda creencia religiosa no es más que la satisfacción de un deseo.
Duelo de titanes
La forma que adopta este intercambio Freud-Lewis, la confrontación entre dos posiciones opuestas y los diálogos, tienen gran valor. Una sucesión de intercambios dialécticos en un encuentro de ideas que evidencia las contradicciones de ambos puntos de vista, sus fortalezas y flaquezas.
Mientras que Freud confiesa cómo es su relación con Anna, su hija lesbiana, Lewis tiene que admitir , no sin cierta incomodidad, toda una serie de contradicciones íntimas respecto a su pareja, la madre de su mejor amigo, Janie Moore.
Conclusión
Es meritorio el esfuerzo de Brown, por momentos exitoso, de hacer cuanto está en su mano para que toda esta maniobra intelectual dialogada sea visualmente interesante.
Lo logra en gran medida, siendo que es tarea difícil para un filme que se centra en las palabras, las ideas y las reflexiones. Y hay que estar atento todo el tiempo.
Pero eso sí, quien vaya a ver esta cinta que se prepare para someterse a este fascinante encuentro donde encontrará mucho material para la reflexión y bastante para debatir a posteriori.
Más extenso en revista ENCADENADOS: https://encadenados.org/criticas/la-ultima-sesion-de-freud-3/
7 de agosto de 2024
7 de agosto de 2024
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre me ha parecido que una calificación de 1 refleja más bien algún tipo de recelo personal que un juicio más o menos objetivo, pues siempre hay algo que rescatar de una película. Sin embargo, este no es el caso. Como obra de arte es aburrida, no genera nada. Técnicamente no tiene nada que destacar; ni la fotografía, ni el sonido, ni el guion, ni la banda sonora, nada. Como película sobre el psicoanálisis, tampoco aporta nada, pues todo parece una interminable sucesión de interpretaciones sexuales de lo más simplonas; tanto, que hasta el personaje de Freud no parece tomárselas muy en serio, siendo el tema del conflicto sexual entre padre e hija-lesbiana el centro de la historia. O no, no sé si el centro porque creo que el centro es el tema de Dios. O la muerte. O el sufrimiento. O la guerra. O la homosexualidad. O no lo sé la verdad. Quiere abordar todo al mismo tiempo. Es que es tan "filosófica"... O al menos eso creen que los que se deslumbran fácilmente con frases de autoayuda y superación personal.
La verdad es que filosóficamente es de lo más torpe también, siendo una simple competencia de frases eruditas y dizque muy profundas que hacen de los diálogos algo sumamente forzado y artificial. Históricamente tampoco aporta nada relevante o que no sepamos, y el dato principal, el del encuentro entre Freud y Lewis, es ya de entrada bastante dudoso. ¿Las actuaciones? Un Freud que no es Freud sino Anthony Hopkins, el de siempre, haciendo de Anthony Hopkins, y un personaje de Lewis insolente, retador y soberbio que hasta se pone a psicoanalizar al mismo Freud en algún momento. Ajá.
Yo no he visto la obra de teatro en la que se basa, pero estoy seguro de dos cosas: que es la misma basura que su adaptación cinematográfica y que llevar una obra de teatro al cine es sumamente inviable. Estamos ante una obra profundamente pretensiosa, de esas con temática religiosa que tanto le gustan al mundo anglosajón protestante, pero que no sólo aburre sino que indigna por la caricaturización tan burda que hace de las ideas y de la historia.
La verdad es que filosóficamente es de lo más torpe también, siendo una simple competencia de frases eruditas y dizque muy profundas que hacen de los diálogos algo sumamente forzado y artificial. Históricamente tampoco aporta nada relevante o que no sepamos, y el dato principal, el del encuentro entre Freud y Lewis, es ya de entrada bastante dudoso. ¿Las actuaciones? Un Freud que no es Freud sino Anthony Hopkins, el de siempre, haciendo de Anthony Hopkins, y un personaje de Lewis insolente, retador y soberbio que hasta se pone a psicoanalizar al mismo Freud en algún momento. Ajá.
Yo no he visto la obra de teatro en la que se basa, pero estoy seguro de dos cosas: que es la misma basura que su adaptación cinematográfica y que llevar una obra de teatro al cine es sumamente inviable. Estamos ante una obra profundamente pretensiosa, de esas con temática religiosa que tanto le gustan al mundo anglosajón protestante, pero que no sólo aburre sino que indigna por la caricaturización tan burda que hace de las ideas y de la historia.
25 de junio de 2024
25 de junio de 2024
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
La decrepitud de un genio.
No puedo evitar la comparación de este film con aquel de John Huston de 1962 "Freud, la pasión secreta'. En él se hacia un recorrido por las diferentes etapas de su vida y el apasionante proceso de creación del sistema psicoanalítico. No faltaban ejemplos de terapia con pacientes difíciles ni escenas de sugerente onírismo. Montgomery Clift se identificaba admirablemente con el doctor Freud aportando una sólida madurez al personaje que le hacia creíble en todo momento.
En "La ultima sesión...' Matt Brown nos presenta un Sigmund Freud in artículo mortis, apenas unas semanas antes de su fallecimiento en Londres y recién estrenada la segunda guerra mundial (sep. 1939). Se conforma con dar unas pinceladas de los aspectos de su teoria en el diálogo que mantiene con el escritor CS Lewis sobre la inexistencia de Dios.
La riqueza temática de una teoría de la mente absolutamente revolucionaria en su momento histórico da, evidentemente, para mucho más. Tampoco es presumible que una película recoja sus contenidos en un par de horas, pero si que nos muestre algunos aspectos singulares del interior de la mente humana en su bien desarrollada tesis psicoanalítica. No se menciona para nada las diferencias de los postulados freudianos frente a los del que que pudo ser su sucesor: Carl Gustav Jung. Hubiera sido apasionante escuchar algo sobre sus criterios personales que terminaron derivando en escuelas muy diferentes.
CS Lewis apenas réplica al maestro que se desgañita despotricando contra la religion en medio de un continuo dolor de mandíbula y bajo el sonido de las sirenas y los bombarderos de la RAF que vuelan al continente para combatir al ejército aleman.
También su hija Anna tiene protagonismo con sus conflicto edípico en relación con el padre y su lesbianismo.
No brilla demasiado Anthony Hopkins como el Dr Freud, dando al personaje un estilo gruñón de viejo cascarrabias en continua disputa con
CS Lewis (Matthew Gode) que cumple discretamente con su papel.
Creo que un genial investigador del alma humana como Sigmund Freud era merecedor de un tratamiento mejor.
No puedo evitar la comparación de este film con aquel de John Huston de 1962 "Freud, la pasión secreta'. En él se hacia un recorrido por las diferentes etapas de su vida y el apasionante proceso de creación del sistema psicoanalítico. No faltaban ejemplos de terapia con pacientes difíciles ni escenas de sugerente onírismo. Montgomery Clift se identificaba admirablemente con el doctor Freud aportando una sólida madurez al personaje que le hacia creíble en todo momento.
En "La ultima sesión...' Matt Brown nos presenta un Sigmund Freud in artículo mortis, apenas unas semanas antes de su fallecimiento en Londres y recién estrenada la segunda guerra mundial (sep. 1939). Se conforma con dar unas pinceladas de los aspectos de su teoria en el diálogo que mantiene con el escritor CS Lewis sobre la inexistencia de Dios.
La riqueza temática de una teoría de la mente absolutamente revolucionaria en su momento histórico da, evidentemente, para mucho más. Tampoco es presumible que una película recoja sus contenidos en un par de horas, pero si que nos muestre algunos aspectos singulares del interior de la mente humana en su bien desarrollada tesis psicoanalítica. No se menciona para nada las diferencias de los postulados freudianos frente a los del que que pudo ser su sucesor: Carl Gustav Jung. Hubiera sido apasionante escuchar algo sobre sus criterios personales que terminaron derivando en escuelas muy diferentes.
CS Lewis apenas réplica al maestro que se desgañita despotricando contra la religion en medio de un continuo dolor de mandíbula y bajo el sonido de las sirenas y los bombarderos de la RAF que vuelan al continente para combatir al ejército aleman.
También su hija Anna tiene protagonismo con sus conflicto edípico en relación con el padre y su lesbianismo.
No brilla demasiado Anthony Hopkins como el Dr Freud, dando al personaje un estilo gruñón de viejo cascarrabias en continua disputa con
CS Lewis (Matthew Gode) que cumple discretamente con su papel.
Creo que un genial investigador del alma humana como Sigmund Freud era merecedor de un tratamiento mejor.
11 de junio de 2024
11 de junio de 2024
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
La guerra estaba empezando en Europa, el fundador del psicoanálisis Sigmund Freud se reúne con un profesor de Oxford unas semanas antes de que muriera. Supuestamente, era el escritor de libros infantiles CS Lewis que más tarde en los años 50 escribiría "Las crónicas de Narnia", gran amigo de Tolkien. Las conjeturas de lo que en dicha reunión se habló es la base de esta película bastante teatral.
El guion de Mark St Germain, recrea continuos diálogos sobre muchos temas como la religión, ciencia, política, etc.. Todo ello en un único escenario, la casa de Freud en Hampstead.
Las contradicciones de los dos se hacen evidentes en muchas ocasiones, la arrogancia de Freud contra la calmada y educada forma de hablar del escritor chocan bastante, todo cortado en algunas ocasiones por las sirenas de alerta de bombardeos de los que tienen que refugiarse en una iglesia cercana. La relación algo rara de Freud con su hija Anna también está presente en algunas llamadas telefónicas.
Pero el debate resulta bastante aburrido, los diálogos no son tan brillantes para que te mantengan el interés que se supone que tendrá esta historia. Solamente se podría salvar por las interpretaciones de Anthony Hopkins y Mathew Goode.
El director de la estupenda película del matemático Srinivasa Ramanujan "El hombre que conocía en infinito" Matt Brown se hace cargo de la dirección de esta pieza teatral que tuvo éxito en muchos lugares. Sin embargo, cinematográficamente aporta poco resultado tediosa y pesada.
Destino Arrakis.com
El guion de Mark St Germain, recrea continuos diálogos sobre muchos temas como la religión, ciencia, política, etc.. Todo ello en un único escenario, la casa de Freud en Hampstead.
Las contradicciones de los dos se hacen evidentes en muchas ocasiones, la arrogancia de Freud contra la calmada y educada forma de hablar del escritor chocan bastante, todo cortado en algunas ocasiones por las sirenas de alerta de bombardeos de los que tienen que refugiarse en una iglesia cercana. La relación algo rara de Freud con su hija Anna también está presente en algunas llamadas telefónicas.
Pero el debate resulta bastante aburrido, los diálogos no son tan brillantes para que te mantengan el interés que se supone que tendrá esta historia. Solamente se podría salvar por las interpretaciones de Anthony Hopkins y Mathew Goode.
El director de la estupenda película del matemático Srinivasa Ramanujan "El hombre que conocía en infinito" Matt Brown se hace cargo de la dirección de esta pieza teatral que tuvo éxito en muchos lugares. Sin embargo, cinematográficamente aporta poco resultado tediosa y pesada.
Destino Arrakis.com
22 de febrero de 2025
22 de febrero de 2025
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Oportunidad perdida de hacer un retrato merecido del genio de Sigmund Freud. Como amante del psicoanálisis y conocedor de la figura de su creador, no puedo sino estar decepcionado con esta película. Se nota que ni el director ni el guionista han pasado mucho tiempo estudiando la vida del genio. Ni siquiera parecen haberse asesorado entre otras cosas por lo siguiente:
1. Presenta a un Freud sarcástico y cascarrabias que no se corresponde con el personaje real. Freud sí tenía un fino sentido del humor y de la ironía, pero en la película aparece como un viejo gruñón que desprecia a todo el que tiene cerca.
2. No es que no se profundice, es que ni siquiera se da un esbozo de lo que fue la invención del psicoanálisis y de la importancia y repercusión que tuvo, y que influyó en la ciencia, el arte y hasta en nuestro lenguaje. Con lo cual la película se limita a una ficticia conversación entre Freud y el inventor de las Crónicas de Narnia.
3. Quiere dar unas pinceladas al tema de los sueños y a su relación con su hija Anna Freud, pero lo hace de una manera tan confusa y sesgada que el espectador profano en la materia saldrá profundamente confundido cuando no aburrido, y el espectador conocedor del psicoanálisis saldrá del cine profundamente defraudado.
En definitiva, lo único salvable es el intento de interpretación del siempre cumplidor Anthony Hopkins y la ambientación en los albores de la segunda guerra mundial. El resto un desperdicio.
1. Presenta a un Freud sarcástico y cascarrabias que no se corresponde con el personaje real. Freud sí tenía un fino sentido del humor y de la ironía, pero en la película aparece como un viejo gruñón que desprecia a todo el que tiene cerca.
2. No es que no se profundice, es que ni siquiera se da un esbozo de lo que fue la invención del psicoanálisis y de la importancia y repercusión que tuvo, y que influyó en la ciencia, el arte y hasta en nuestro lenguaje. Con lo cual la película se limita a una ficticia conversación entre Freud y el inventor de las Crónicas de Narnia.
3. Quiere dar unas pinceladas al tema de los sueños y a su relación con su hija Anna Freud, pero lo hace de una manera tan confusa y sesgada que el espectador profano en la materia saldrá profundamente confundido cuando no aburrido, y el espectador conocedor del psicoanálisis saldrá del cine profundamente defraudado.
En definitiva, lo único salvable es el intento de interpretación del siempre cumplidor Anthony Hopkins y la ambientación en los albores de la segunda guerra mundial. El resto un desperdicio.
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here