Daens
6,6
713
Drama
En la localidad belga de Aalst se inicia una revuelta para protestar por las duras condiciones de los obreros de las fábricas. Cuando el religioso Adolf Daens escribe un artículo denunciando estos hechos, su repercusión es tal que no sólo acaba enfrentándose al Papa León XIII, sino también a la necesidad final de elegir entre el sacerdocio y la actividad política. (FILMAFFINITY)
29 de junio de 2009
29 de junio de 2009
31 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otra gran película del género religioso y dentro de éste del cristianismo católico.
Trata sobre la biografía adulta del sacerdote católico Adolf Daens (1839–1907). Una de las más admiradas personalidades históricas de Bélgica, dado que fue uno de esos sacerdotes que de vez en cuando y en distintos lugares de la tierra ponen como centro y preocupación principal de su estilo de vida la defensa de los pobres, en lugar de la liturgia, la misa y la parafernalia propia del clericalismo.
Adolf Daens fue un sacerdote de los que no se amilanan delante de las autoridades civiles o clericales, con buen dominio de la razón, la argumentación y la defensa de los más débiles, además del latín y la tipografía. Recibió una formación de gran calidad en universidad jesuita, pero fue ordenado sacerdote diocesano en Gante, 1873. También fue profesor de universidad. Debido a su personalidad contestataria, firme y polémica, se le apartó a Aalst, pueblo industrial de fábricas textiles de donde procedían él y su familia. Allí nada más llegar entró en conflicto con las autoridades y clase burguesa, la mayoría católicos de misa y tradición, por escribir artículos en el periódico católico que imprimía su hermano, atacando las duras condiciones de esclavitud en que vivían los obreros textiles y llamando a los ricos industriales a que fueran más justos y humanos, según las propias recomendaciones de la encíclica Rerum Novarum del Papa de aquel entonces, León XIII. Poco a poco Daens, en su defensa de los más pobres, fue constituyéndose en una especie de "grano en el culo" para las ricos dueños de las fábricas de Aalst. De manera que estos industriales católicos protestaron e influyeron en el obispo, en el cardenal e incluso en la curia romana para que el presbítero Daens fuera apartado de su parroquia y de su sacerdocio. Viendo Daens que casi lo lograban, siguió predicando y clamando aún más fuerte, incluso predicó a favor de que los obreros también pudieran votar en las elecciones políticas, cosa que acabó consiguiendo con ayuda de los liberales y las huelgas de los socialistas.
Dado que sus jefes eclesiásticos le prohibieron predicar, Daens fundó en 1894 un partido político (el Partido Popular Cristiano) y a través del mismo se presentó como líder político y fue elegido dos veces diputado en el Parlamento Belga. Daens se alió incluso con algunos socialistas para oponerse a las injusticias contra los obreros y reivindicar la vida laboral de estos y de sus familias.
Esto fue ya el colmo para los burgueses conservadores católicos que llevaron su presión hasta el mismo Papa, consiguiendo que Daens fuera apartado del sacerdocio en 1899. León XIII hizo con el presbítero flamenco A. Daens lo mismo que Juan Pablo II haría un siglo después con el presbítero nicaraguense Ernesto Cardenal, apartarlo de su ordenación sacerdotal por meterse en política activa; en realidad, por hacer de la teología una praxis y dinámica social-liberadora (Teología de la liberación).
Trata sobre la biografía adulta del sacerdote católico Adolf Daens (1839–1907). Una de las más admiradas personalidades históricas de Bélgica, dado que fue uno de esos sacerdotes que de vez en cuando y en distintos lugares de la tierra ponen como centro y preocupación principal de su estilo de vida la defensa de los pobres, en lugar de la liturgia, la misa y la parafernalia propia del clericalismo.
Adolf Daens fue un sacerdote de los que no se amilanan delante de las autoridades civiles o clericales, con buen dominio de la razón, la argumentación y la defensa de los más débiles, además del latín y la tipografía. Recibió una formación de gran calidad en universidad jesuita, pero fue ordenado sacerdote diocesano en Gante, 1873. También fue profesor de universidad. Debido a su personalidad contestataria, firme y polémica, se le apartó a Aalst, pueblo industrial de fábricas textiles de donde procedían él y su familia. Allí nada más llegar entró en conflicto con las autoridades y clase burguesa, la mayoría católicos de misa y tradición, por escribir artículos en el periódico católico que imprimía su hermano, atacando las duras condiciones de esclavitud en que vivían los obreros textiles y llamando a los ricos industriales a que fueran más justos y humanos, según las propias recomendaciones de la encíclica Rerum Novarum del Papa de aquel entonces, León XIII. Poco a poco Daens, en su defensa de los más pobres, fue constituyéndose en una especie de "grano en el culo" para las ricos dueños de las fábricas de Aalst. De manera que estos industriales católicos protestaron e influyeron en el obispo, en el cardenal e incluso en la curia romana para que el presbítero Daens fuera apartado de su parroquia y de su sacerdocio. Viendo Daens que casi lo lograban, siguió predicando y clamando aún más fuerte, incluso predicó a favor de que los obreros también pudieran votar en las elecciones políticas, cosa que acabó consiguiendo con ayuda de los liberales y las huelgas de los socialistas.
Dado que sus jefes eclesiásticos le prohibieron predicar, Daens fundó en 1894 un partido político (el Partido Popular Cristiano) y a través del mismo se presentó como líder político y fue elegido dos veces diputado en el Parlamento Belga. Daens se alió incluso con algunos socialistas para oponerse a las injusticias contra los obreros y reivindicar la vida laboral de estos y de sus familias.
Esto fue ya el colmo para los burgueses conservadores católicos que llevaron su presión hasta el mismo Papa, consiguiendo que Daens fuera apartado del sacerdocio en 1899. León XIII hizo con el presbítero flamenco A. Daens lo mismo que Juan Pablo II haría un siglo después con el presbítero nicaraguense Ernesto Cardenal, apartarlo de su ordenación sacerdotal por meterse en política activa; en realidad, por hacer de la teología una praxis y dinámica social-liberadora (Teología de la liberación).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Louis Paul Boon publicó en 1971 una novela biográfica titulada "Pieter Daens". El director Stijn Coninx, tomando como base dicha novela, cuenta de manera sobresaliente en el filme que hoy nos ocupa, la historia del mencionado sacerdote católico, defensor de los obreros y más pobres.
Adolf Daens es otra patente prueba histórica de cómo Europa, por más que se trate de obviar hoy en día, ha conquistado muchos de los derechos que la hacen estar a la cabeza de las libertades y ser referencia de evolución en el mundo, gracias a la dinámica evangélica, guardada y constantemente predicada por la Iglesia a lo largo de los siglos, hecho que a más de uno de vez en cuando lo transforma y convierte de repente en bravo, valiente y provocador profeta capaz de constituirse en revolucionario de movimientos que han acabado obteniendo mayor justicia social y liberación.
A destacar la escena donde el obispo recibe a un cura chivato que le está comunicando las cosas que hace Daens en su parroquia de Aalst, y cuando el rastrero se despide y empieza a besarle el anillo al prelado, éste de forma malhumorada se quita la joya del dedo, se la da y le dice con ironía: "Sí, puede quedárselo durante una semana; béselo tantas veces como quiera."
Hay una estatua de Daens en su ciudad natal con una frase suya que dice: "El trabajador no debe ser ni esclavo ni mendigo, debe ser un hombre libre y próspero" (por favor, tomen nota, representantes de los sindicatos CC.OO. UGT, ect, que han convertido sus instituciones y sus representaciones en unas poltronas de acomodamiento y mamoneos de la teta estatal, traicionando la realidad y desgracias actuales de los obreros, parados y parias del trabajo-sin trabajo).
Adolf Daens es otra patente prueba histórica de cómo Europa, por más que se trate de obviar hoy en día, ha conquistado muchos de los derechos que la hacen estar a la cabeza de las libertades y ser referencia de evolución en el mundo, gracias a la dinámica evangélica, guardada y constantemente predicada por la Iglesia a lo largo de los siglos, hecho que a más de uno de vez en cuando lo transforma y convierte de repente en bravo, valiente y provocador profeta capaz de constituirse en revolucionario de movimientos que han acabado obteniendo mayor justicia social y liberación.
A destacar la escena donde el obispo recibe a un cura chivato que le está comunicando las cosas que hace Daens en su parroquia de Aalst, y cuando el rastrero se despide y empieza a besarle el anillo al prelado, éste de forma malhumorada se quita la joya del dedo, se la da y le dice con ironía: "Sí, puede quedárselo durante una semana; béselo tantas veces como quiera."
Hay una estatua de Daens en su ciudad natal con una frase suya que dice: "El trabajador no debe ser ni esclavo ni mendigo, debe ser un hombre libre y próspero" (por favor, tomen nota, representantes de los sindicatos CC.OO. UGT, ect, que han convertido sus instituciones y sus representaciones en unas poltronas de acomodamiento y mamoneos de la teta estatal, traicionando la realidad y desgracias actuales de los obreros, parados y parias del trabajo-sin trabajo).
29 de abril de 2010
29 de abril de 2010
15 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante película la que acabo de ver. Digo interesante ya que examina de manera más que aceptable la sociedad de la época. Las conclusiones que uno saque serán diversas y, por lo leido en las anteriores, la mía dista mucho de las demás.
El catolicismo social no supone una respuesta a las demandas obreras, como bien se puede ver en la película; de hecho, queda muy claro cuando Daens hace su última alocución ante el parlamento. El catolicsmo social surge como respuesta de una parte de la Iglesia para curar la hemorrágia de fieles que el socialismo teórico estaba produciendo en la sociedad de la época. Daens advierte que si la situación sigue así, la gente empezará a maldecir el modelo de vida que tan pacientemente había construido el cristianismo.
Esta escena es crucial para el entendimiento de la película y del catolicismo social, en general. Este no surge para cambiar la sociedad, que era (y es) lo que el obrero de la época (y de la actual) necesitaba, simplemente pretende modificar el nivel de vida de los obreros convirtiéndoles en menos esclavos, en menos pobres: y eso, sin dejar de ser positivo, no deja de estar alejado de los verdaderos planteamientos del proletariado.
Daens es un bonito ejemplo de cómo el cambio social no puede estar precedido por dogmas de fe que pongan techo a las revoluciones. La revolución es un cambio radical en el modelo social, el catolicismo social es un "simple" parche bajo los parámetros de un sistema vertical y desigual, es decir, las religiones.
El catolicismo social no supone una respuesta a las demandas obreras, como bien se puede ver en la película; de hecho, queda muy claro cuando Daens hace su última alocución ante el parlamento. El catolicsmo social surge como respuesta de una parte de la Iglesia para curar la hemorrágia de fieles que el socialismo teórico estaba produciendo en la sociedad de la época. Daens advierte que si la situación sigue así, la gente empezará a maldecir el modelo de vida que tan pacientemente había construido el cristianismo.
Esta escena es crucial para el entendimiento de la película y del catolicismo social, en general. Este no surge para cambiar la sociedad, que era (y es) lo que el obrero de la época (y de la actual) necesitaba, simplemente pretende modificar el nivel de vida de los obreros convirtiéndoles en menos esclavos, en menos pobres: y eso, sin dejar de ser positivo, no deja de estar alejado de los verdaderos planteamientos del proletariado.
Daens es un bonito ejemplo de cómo el cambio social no puede estar precedido por dogmas de fe que pongan techo a las revoluciones. La revolución es un cambio radical en el modelo social, el catolicismo social es un "simple" parche bajo los parámetros de un sistema vertical y desigual, es decir, las religiones.
5 de agosto de 2008
5 de agosto de 2008
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
A pesar de centrarse en una región industrial belga, es una película que refleja perfectamente las consecuencias de la industrialización y las condiciones de vida obrera. Presenta muchas visiones diferentes, desde los diferentes industriales pasando por los distintos matices obreros así como el nuevo catolicismo social. A la vez se reflejan las transformaciones políticas.
Educativa peli para trabajar por ejemplo en los institutos.
Educativa peli para trabajar por ejemplo en los institutos.
10 de marzo de 2019
10 de marzo de 2019
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Descarnado drama biográfico sobre Daens, personaje de relevancia en la historia de Bélgica, metido de lleno en una vorágine en la que descubrimos la miseria de la Revolución Industrial, la codicia e inhumanidad de los empresarios explotadores, el porqué de los movimientos obreros (prácticamente movimientos de supervivencia), el extraño papel de la Iglesia, en general en connivencia con el poder pero procurando dar una cara amable ante el avance de los movimientos obreros laicos, la emersión de los liberales, a medio camino de ambos, el analfabetismo por decreto de las clases obreras, las enormes diferencias sociales, la represión policial, con cargas a caballo, las elevadas tasas de mortalidad de los trabajadores, la explotación infantil, la lucha por el sufragio universal (curiosa denominación si solo votaban hombres) y la discriminación en función de tu cultura de origen (o como los francófonos despreciaban a los flamencos). En esta sociedad deprimente y sin esperanza, surge la visión humanista de Daens, demasiado buenista ante las presiones que le vendrán encima por todos los flancos posibles: poder económico, la monarquía, la autoridad eclesiástica, las amenazas nada veladas a su familia, los tongos electorales, y todo ello por defender una vida digna y no socialista para los trabajadores de una comarca de Bélgica.
El hermano de Daens tiene una imprenta, desde la que lanzan los dardos contra los poderosos. No me parece tan alejado del filme de John Ford "El hombre que mató a Liberty Valance", donde también se combina la lucha contra el poder corrupto, encarnado en Lee Marvin, iniciado desde una imprenta, y como sirve de trampolín para el ascenso de una carrera política. Sin embargo a Daens no le fue tan bien. Tal es la diferencia entre Hollywood y el sueño americano y Europa y sus pesadillas decadentes.
La película en sí presenta una historia como a saltos. Demasiadas elipsis temporales. Hay personajes que desaparecen sin explicación. Porque sí. Las historias de los secundarios, en numerosas ocasiones quedan a medio camino. Da la sensación que en la mesa de montaje quedó mucho metraje y con ello, muchos papeles e historias que en el filme parecen inconclusas e incluso mutiladas. Brilla la interpretación del protagonista y del empresario villano, quizás los mejor definidos. No obstante, la cinematografía belga es pequeña y este film es un loable esfuerzo.
Me llama la atención que uno de los críticos de referencia hable de film "entretenidísimo"; a mi no me entretiene ver la mortalidad infantil (tres niños que suponen el inicio de tres capítulos del filme), el acoso y agresiones sexuales, la miseria, el hacinamiento, las diferencias sociales, y, sobretodo, esa absoluta superioridad del rico frente al pobre en todos los planos y resortes de poder, que, progresivamente llevaría a la Revolución de Octubre.
El hermano de Daens tiene una imprenta, desde la que lanzan los dardos contra los poderosos. No me parece tan alejado del filme de John Ford "El hombre que mató a Liberty Valance", donde también se combina la lucha contra el poder corrupto, encarnado en Lee Marvin, iniciado desde una imprenta, y como sirve de trampolín para el ascenso de una carrera política. Sin embargo a Daens no le fue tan bien. Tal es la diferencia entre Hollywood y el sueño americano y Europa y sus pesadillas decadentes.
La película en sí presenta una historia como a saltos. Demasiadas elipsis temporales. Hay personajes que desaparecen sin explicación. Porque sí. Las historias de los secundarios, en numerosas ocasiones quedan a medio camino. Da la sensación que en la mesa de montaje quedó mucho metraje y con ello, muchos papeles e historias que en el filme parecen inconclusas e incluso mutiladas. Brilla la interpretación del protagonista y del empresario villano, quizás los mejor definidos. No obstante, la cinematografía belga es pequeña y este film es un loable esfuerzo.
Me llama la atención que uno de los críticos de referencia hable de film "entretenidísimo"; a mi no me entretiene ver la mortalidad infantil (tres niños que suponen el inicio de tres capítulos del filme), el acoso y agresiones sexuales, la miseria, el hacinamiento, las diferencias sociales, y, sobretodo, esa absoluta superioridad del rico frente al pobre en todos los planos y resortes de poder, que, progresivamente llevaría a la Revolución de Octubre.
17 de mayo de 2019
17 de mayo de 2019
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Daens, nominada para mejor película de habla no inglesa en el año 1993 también en otros premios como mejor actora Jan Decleir.
La película narra con una crudeza desgarradora los tiempos de la Revolución Industrial y de la concesión del Sufragio Universal en una pequeña población belga.
La pobreza, el hambre, la explotación de incluso mujeres y niños era una constante que, además, era vilmente apoyada por la Iglesia que aquí recibe críticas como pocas veces he visto.
Jamás he sido católico practicante, pero a pasos agigantados, te das cuenta del mal que ha hecho a la humanidad el asunto religioso y cada vez que lo veo, los odio más.
Un sacerdote de buen corazón logra representación parlamentaria con el puebloo oprimido volcado en su favor pero el Santo Padre le exige que pare y él para lo que le devuelve la frustación de la gente y la recriminación. Y me quedo con una frase de un obispo, Dios quiere que haya diferencia entre las personas. Brutal.
La película nos enseña muy bien todo esto, como histórica está muy bien, como otra cosa no es una gran cinta pero la catalogo de película interesante.
La película narra con una crudeza desgarradora los tiempos de la Revolución Industrial y de la concesión del Sufragio Universal en una pequeña población belga.
La pobreza, el hambre, la explotación de incluso mujeres y niños era una constante que, además, era vilmente apoyada por la Iglesia que aquí recibe críticas como pocas veces he visto.
Jamás he sido católico practicante, pero a pasos agigantados, te das cuenta del mal que ha hecho a la humanidad el asunto religioso y cada vez que lo veo, los odio más.
Un sacerdote de buen corazón logra representación parlamentaria con el puebloo oprimido volcado en su favor pero el Santo Padre le exige que pare y él para lo que le devuelve la frustación de la gente y la recriminación. Y me quedo con una frase de un obispo, Dios quiere que haya diferencia entre las personas. Brutal.
La película nos enseña muy bien todo esto, como histórica está muy bien, como otra cosa no es una gran cinta pero la catalogo de película interesante.
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