Better Man
7,4
2.159
18 de diciembre de 2024
18 de diciembre de 2024
66 de 69 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quién me iba a decir que una de las películas que más me iban a emocionar y gustar de todo el año, sino la que más, iba a ser un biopic de Robbie Williams...
Un día, paseando por la Gran Vía madrileña, a la altura del número 32, hace ya muchos años, me encontré a una exaltada multitud esperando con impaciencia y excitación. Por descontado, pregunté quién venía. Robin Williams entendí yo, lo que es verdad que no tenía mucho sentido teniendo en cuenta la edad media de las allí presentes... Cuando apareció Robbie Williams y la locura se apoderó de la situación, se me quedó cara de tonto, y volví a preguntar a la misma persona que quién era ese. Obviamente, era Robbie Williams.
Nunca he estado tan cerca de él, y dudo que vuelva a estarlo. Pero después de ver 'Better Man' constato que conozco bastantes más canciones suyas que de, por ejemplo, Taylor Swift, a la que no creo que reconociera si me la encontrase en un ascensor. Aunque a decir verdad 'Better Man' no es ni un musical ni un biopic al uso, sino más bien una creativa y chispeante forma de exorcizar sus demonios por parte del propio Williams. Al final que lo interprete el único mono CGI de toda la película hasta acaba teniendo sentido.
Porque puede. Porque quiere. Porque no es un don nadie. Y porque 'Better Man' ni quiere ni pretende ser o un musical o un biopic tradicional como pueden ser 'Bohemian Rhapsody' o 'Rocketman'. Precisamente, en la crítica de una de ellas escribí que "no se dejaba llevar por la incontenible alegría musical que desprendía ese 'El gran showman' del que debería, podría haber tomado más (y mejores) notas". Williams es obvio que sí lo hizo, hasta el punto de contratar directamente al director de 'El gran showman', Michael Gracey.
'Better Man' posee la misma arrolladora y alegre energía de aquel ya mítico film, siendo un cruce entre biopic y musical sumamente inteligente que evita lo malo de unos y otros; en especial, la tendencia a convertirse en mecánicos, superficiales y modosos "greatest hits" que lo fían todo a los fans y a la música, como por ejemplo 'Back to Black'. 'Better Man' incluso se permite el lujo de que la canción más representativa e importante de la película, la que de hecho da forma a su clímax emocional... no sea siquiera de Williams.
La grandeza de la película reside, precisamente, en que ni está anclada ni tiene por qué ser fiel a la realidad, siendo una constante ensoñación onírica, como por otro lado deja claro que su protagonista sea un simio CGI (tan bien hecho) como los de 'El reino del planeta de los simios'. 'Better Man' está concebida como una suerte de gran, impulsivo, disparatado y vibrante videoclip, manifestándose continuamente con la misma desenfada y desenfrenada libertad y explosividad narrativa, alegórica y conceptual que suele permitir dicho medio.
Más, sin dejar de encajar por ello en las formas de una película, y además de comportarse, también funcionar como tal. Y es que más allá de la música, muy bien implementada y siempre al servicio de la historia, 'Better Man' hace algo que muchos biopics ignoran por costumbre: En vez de repasar la Wikipedia en voz alta como si fuese un dictado para fans aborregados, convierte la historia de un cantante en la de un padre y su hijo que, por cosas de esas de la vida, es lo que siempre había querido ser: Alguien. Alguien y famoso.
Esto es, si le quitas a Williams y sus canciones, incluso si le quitas sus efectos CGI o la exquisita y eléctrica labor de Michael Gracey... te queda una película. Puede que no tan especial y emotiva. Puede que no tan vigorizante y contundente, no tan creativa y vibrante. Pero te queda una película, la que sirve de base a 'Better Man': Una estupenda, con un poderoso componente musical y algunas escenas soberbias -como la de "Rock DJ"- cuyo visionado se siente como un conciertazo narrativo de dos horas tras el cual sales con ganas de vivir.
Un día, paseando por la Gran Vía madrileña, a la altura del número 32, hace ya muchos años, me encontré a una exaltada multitud esperando con impaciencia y excitación. Por descontado, pregunté quién venía. Robin Williams entendí yo, lo que es verdad que no tenía mucho sentido teniendo en cuenta la edad media de las allí presentes... Cuando apareció Robbie Williams y la locura se apoderó de la situación, se me quedó cara de tonto, y volví a preguntar a la misma persona que quién era ese. Obviamente, era Robbie Williams.
Nunca he estado tan cerca de él, y dudo que vuelva a estarlo. Pero después de ver 'Better Man' constato que conozco bastantes más canciones suyas que de, por ejemplo, Taylor Swift, a la que no creo que reconociera si me la encontrase en un ascensor. Aunque a decir verdad 'Better Man' no es ni un musical ni un biopic al uso, sino más bien una creativa y chispeante forma de exorcizar sus demonios por parte del propio Williams. Al final que lo interprete el único mono CGI de toda la película hasta acaba teniendo sentido.
Porque puede. Porque quiere. Porque no es un don nadie. Y porque 'Better Man' ni quiere ni pretende ser o un musical o un biopic tradicional como pueden ser 'Bohemian Rhapsody' o 'Rocketman'. Precisamente, en la crítica de una de ellas escribí que "no se dejaba llevar por la incontenible alegría musical que desprendía ese 'El gran showman' del que debería, podría haber tomado más (y mejores) notas". Williams es obvio que sí lo hizo, hasta el punto de contratar directamente al director de 'El gran showman', Michael Gracey.
'Better Man' posee la misma arrolladora y alegre energía de aquel ya mítico film, siendo un cruce entre biopic y musical sumamente inteligente que evita lo malo de unos y otros; en especial, la tendencia a convertirse en mecánicos, superficiales y modosos "greatest hits" que lo fían todo a los fans y a la música, como por ejemplo 'Back to Black'. 'Better Man' incluso se permite el lujo de que la canción más representativa e importante de la película, la que de hecho da forma a su clímax emocional... no sea siquiera de Williams.
La grandeza de la película reside, precisamente, en que ni está anclada ni tiene por qué ser fiel a la realidad, siendo una constante ensoñación onírica, como por otro lado deja claro que su protagonista sea un simio CGI (tan bien hecho) como los de 'El reino del planeta de los simios'. 'Better Man' está concebida como una suerte de gran, impulsivo, disparatado y vibrante videoclip, manifestándose continuamente con la misma desenfada y desenfrenada libertad y explosividad narrativa, alegórica y conceptual que suele permitir dicho medio.
Más, sin dejar de encajar por ello en las formas de una película, y además de comportarse, también funcionar como tal. Y es que más allá de la música, muy bien implementada y siempre al servicio de la historia, 'Better Man' hace algo que muchos biopics ignoran por costumbre: En vez de repasar la Wikipedia en voz alta como si fuese un dictado para fans aborregados, convierte la historia de un cantante en la de un padre y su hijo que, por cosas de esas de la vida, es lo que siempre había querido ser: Alguien. Alguien y famoso.
Esto es, si le quitas a Williams y sus canciones, incluso si le quitas sus efectos CGI o la exquisita y eléctrica labor de Michael Gracey... te queda una película. Puede que no tan especial y emotiva. Puede que no tan vigorizante y contundente, no tan creativa y vibrante. Pero te queda una película, la que sirve de base a 'Better Man': Una estupenda, con un poderoso componente musical y algunas escenas soberbias -como la de "Rock DJ"- cuyo visionado se siente como un conciertazo narrativo de dos horas tras el cual sales con ganas de vivir.
24 de diciembre de 2024
24 de diciembre de 2024
25 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Está claro que Robbie Williams es capaz de generar polémica con cada paso que da y no ha sido diferente con su película, que puede parecer desorbitada a primera vista. Sin embargo, "Better man" se acaba erigiendo como una de las sorpresas del año puesto que es su mismo atrevimiento lo que la convierte en un producto electrizante.
La cinta no es ni un biopic ni un musical al uso, sino que bebe de ambos y utiliza un mono generado por ordenador como protagonista. Contra todo pronóstico, es ese mismo mono el que logra conectar con el espectador y representar a la perfección al artista. Tanto, que no pasa mucho tiempo hasta que el público olvida que tiene un animal ante él y ve al propio Williams.
Desde su infancia, la cámara sigue al cantante a lo largo de los años en una historia honesta que retrata a un protagonista vulnerable. A través de música, colores y bailes fascinantes, la voz en off de Robbie Williams relata su biografía y la audiencia lo acompaña en sus éxitos y fracasos, siendo partícipe también de cómo él se ve a sí mismo. Es más, después de tantas agotadoras desventuras, uno no puede evitar sentir cierto orgullo al ver lo alto que ha llegado.
Michael Gracey logra ofrecer un largometraje disparatado, emocionante, irreverente, conmovedor, lleno de espectáculo y sencillamente brillante. Se podrán cuestionar muchas decisiones del film, pero la realidad es que sorprendentemente funciona. Y funciona muy bien.
www.contraste.info
La cinta no es ni un biopic ni un musical al uso, sino que bebe de ambos y utiliza un mono generado por ordenador como protagonista. Contra todo pronóstico, es ese mismo mono el que logra conectar con el espectador y representar a la perfección al artista. Tanto, que no pasa mucho tiempo hasta que el público olvida que tiene un animal ante él y ve al propio Williams.
Desde su infancia, la cámara sigue al cantante a lo largo de los años en una historia honesta que retrata a un protagonista vulnerable. A través de música, colores y bailes fascinantes, la voz en off de Robbie Williams relata su biografía y la audiencia lo acompaña en sus éxitos y fracasos, siendo partícipe también de cómo él se ve a sí mismo. Es más, después de tantas agotadoras desventuras, uno no puede evitar sentir cierto orgullo al ver lo alto que ha llegado.
Michael Gracey logra ofrecer un largometraje disparatado, emocionante, irreverente, conmovedor, lleno de espectáculo y sencillamente brillante. Se podrán cuestionar muchas decisiones del film, pero la realidad es que sorprendentemente funciona. Y funciona muy bien.
www.contraste.info
2 de enero de 2025
2 de enero de 2025
16 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Better Man, biopic del popular cantante británico, y que si está llamando la atención es por estar protagonizado por un mono CGI en lugar de por el bueno de Robbie. Lo reconozco, a mí también me llamó la atención el primer tráiler, porque esa es básicamente la función del mono, captar tu atención y hacer que la producción sea más llamativa de cara al gran público.
Una vez vista la cinta, os confirmo que el mono es puro artificio, un elemento que normalizas a los diez minutos, olvidándote de que está en pantalla, e integrándolo como uno más con el resto del reparto, todos de carne y hueso. El director se ha escudado en la utilización de este tramposo recurso afirmando que es todavía más triste ver a un mono esnifando coca. Lo que usted diga…
Yo tengo claro que los dos motivos por lo que se ha optado por el mono son más que obvios: 1) Robbie Williams puede narrar y ser el protagonista de su propia historia, prescindiendo de una joven promesa que no se le parezca físicamente en nada, como en el 90% de los biopics, y 2) porque saben que así van a vender mejor su película, atrayendo a los incautos con la promesa de un mono bailando y cantando.
Pues no les ha salido demasiado bien la jugada, porque a pesar de las maravillosas críticas, el biopic de Williams no está cosechando buenos números, en especial en Estados Unidos, donde ha sido un terrible fracaso. El motivo es bien sencillo, Williams no es conocido en la tierra de las oportunidades, lo que la sentencia de cara a la temporada de premios, como le sucedió a la también sensacional Rocketman, biopic de Elton John, y que no fue nominada ni a mejor actor, una de las grandes injusticias de los Oscars de su historia.
Una vez he dejado claro que la película es un fracaso y que seguramente sea uno de los pocos que le dé una oportunidad, y que el recurso del mono no les ha funcionado, y que no resta en la película, pero tampoco suma, siendo un elemento efímero al que te acabas acostumbrando y normalizando, como el efecto 3D, toca hablar de la película, porque menuda maravilla, señoras y señores.
Dirige el mismo de The Gran Showman, un biopic que la crítica detestó, pero que el público adoró. Lamentablemente, me quedo con la opinión de los primeros. El caso es que aquí el cineasta lo da todo con unos números musicales que quitan el hipo, como el de Rock DJ, seguramente uno de los mejores vistos en una pantalla de cine, o el del yate, en una de las escenas más crudas, pero a la vez bellas, de los últimos años.
Porque eso es la película, mazazo tras mazazo directo al corazón, con una historia con un ritmo trepidante que nunca se detiene, y que en sus dos horas y diez minutos jamás invita al bostezo, porque se pasa como un suspiro, y eso es mérito del director, que si bien recurre en no pocas ocasiones al CGI para resolver según qué momentos, esto no entorpece la acción, en un conjunto técnico al que no se le puede encontrar ningún reproche.
Quizás se le podría achacar que, al ir con la quinta marcha, se aprecia que se saltan algunos pasajes o pasan demasiado rápido por otros, como la ruptura con Take That, con una resolución en la que se nota que nos hemos perdido algo, pero si quieres hacer una película con esa duración, hay que hacer sacrificios, y no me cabe dudo de que Robbie ha contado lo que necesitaba contar, en un acto de generosidad con el público que lamentablemente no se verá recompensando. Por cierto, si queréis saber más de su historia, hay un interesante documental en Netflix que te lo cuenta todo, y que sirve de complemento perfecto a la película.
Y hablando del protagonista, obviamente no se puede juzgar su interpretación física, porque es un mono CGI, pero sí la vocal, totalmente entregado, y modulando su voz dependiendo de la época y el momento, en un trabajo que confirma que sí ha sido buena idea que haga de sí mismo, lo que en otras manos habría sido un error. Esta es su historia, y quien mejor que él para contarla. Nada que objetar, maestro.
Y sabéis qué, que me ha gustado tanto la película que todo van a ser alabanzas, por lo que mejor dejarlo aquí, volviendo a destacar que los números musicales quitan el hipo, que la historia te atrapa y no te suelta, y que acierta tantas veces al tocar las teclas adecuadas, que no queda otra que reconocerle que es una película magistral, pero con todas sus letras.
Y es que cuando estás en la sala de cine, viendo a un simio pasarlo mal, empatizando con su dolor, y comprendiendo lo que puede acarrear la fama, la depresión y la soledad, sabes que has encontrado una película única, que te acaricia el corazón y de esas que se quedan contigo para siempre, dejándote con una sonrisa cuando aparecen los títulos de crédito, porque al final siempre tiene que haber esperanza.
En definitiva, uno de los mejores biopics musicales, y una de las mejores películas de 2024. Lástima que pocos le vayan a hacer caso, pero si os interesa mi opinión, esta historia es de las que merecen ser contadas. Gracias, Robbie.
Más críticas: El Videoclub de Javi McClane
Una vez vista la cinta, os confirmo que el mono es puro artificio, un elemento que normalizas a los diez minutos, olvidándote de que está en pantalla, e integrándolo como uno más con el resto del reparto, todos de carne y hueso. El director se ha escudado en la utilización de este tramposo recurso afirmando que es todavía más triste ver a un mono esnifando coca. Lo que usted diga…
Yo tengo claro que los dos motivos por lo que se ha optado por el mono son más que obvios: 1) Robbie Williams puede narrar y ser el protagonista de su propia historia, prescindiendo de una joven promesa que no se le parezca físicamente en nada, como en el 90% de los biopics, y 2) porque saben que así van a vender mejor su película, atrayendo a los incautos con la promesa de un mono bailando y cantando.
Pues no les ha salido demasiado bien la jugada, porque a pesar de las maravillosas críticas, el biopic de Williams no está cosechando buenos números, en especial en Estados Unidos, donde ha sido un terrible fracaso. El motivo es bien sencillo, Williams no es conocido en la tierra de las oportunidades, lo que la sentencia de cara a la temporada de premios, como le sucedió a la también sensacional Rocketman, biopic de Elton John, y que no fue nominada ni a mejor actor, una de las grandes injusticias de los Oscars de su historia.
Una vez he dejado claro que la película es un fracaso y que seguramente sea uno de los pocos que le dé una oportunidad, y que el recurso del mono no les ha funcionado, y que no resta en la película, pero tampoco suma, siendo un elemento efímero al que te acabas acostumbrando y normalizando, como el efecto 3D, toca hablar de la película, porque menuda maravilla, señoras y señores.
Dirige el mismo de The Gran Showman, un biopic que la crítica detestó, pero que el público adoró. Lamentablemente, me quedo con la opinión de los primeros. El caso es que aquí el cineasta lo da todo con unos números musicales que quitan el hipo, como el de Rock DJ, seguramente uno de los mejores vistos en una pantalla de cine, o el del yate, en una de las escenas más crudas, pero a la vez bellas, de los últimos años.
Porque eso es la película, mazazo tras mazazo directo al corazón, con una historia con un ritmo trepidante que nunca se detiene, y que en sus dos horas y diez minutos jamás invita al bostezo, porque se pasa como un suspiro, y eso es mérito del director, que si bien recurre en no pocas ocasiones al CGI para resolver según qué momentos, esto no entorpece la acción, en un conjunto técnico al que no se le puede encontrar ningún reproche.
Quizás se le podría achacar que, al ir con la quinta marcha, se aprecia que se saltan algunos pasajes o pasan demasiado rápido por otros, como la ruptura con Take That, con una resolución en la que se nota que nos hemos perdido algo, pero si quieres hacer una película con esa duración, hay que hacer sacrificios, y no me cabe dudo de que Robbie ha contado lo que necesitaba contar, en un acto de generosidad con el público que lamentablemente no se verá recompensando. Por cierto, si queréis saber más de su historia, hay un interesante documental en Netflix que te lo cuenta todo, y que sirve de complemento perfecto a la película.
Y hablando del protagonista, obviamente no se puede juzgar su interpretación física, porque es un mono CGI, pero sí la vocal, totalmente entregado, y modulando su voz dependiendo de la época y el momento, en un trabajo que confirma que sí ha sido buena idea que haga de sí mismo, lo que en otras manos habría sido un error. Esta es su historia, y quien mejor que él para contarla. Nada que objetar, maestro.
Y sabéis qué, que me ha gustado tanto la película que todo van a ser alabanzas, por lo que mejor dejarlo aquí, volviendo a destacar que los números musicales quitan el hipo, que la historia te atrapa y no te suelta, y que acierta tantas veces al tocar las teclas adecuadas, que no queda otra que reconocerle que es una película magistral, pero con todas sus letras.
Y es que cuando estás en la sala de cine, viendo a un simio pasarlo mal, empatizando con su dolor, y comprendiendo lo que puede acarrear la fama, la depresión y la soledad, sabes que has encontrado una película única, que te acaricia el corazón y de esas que se quedan contigo para siempre, dejándote con una sonrisa cuando aparecen los títulos de crédito, porque al final siempre tiene que haber esperanza.
En definitiva, uno de los mejores biopics musicales, y una de las mejores películas de 2024. Lástima que pocos le vayan a hacer caso, pero si os interesa mi opinión, esta historia es de las que merecen ser contadas. Gracias, Robbie.
Más críticas: El Videoclub de Javi McClane
10 de enero de 2025
10 de enero de 2025
13 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estoy realmente sorprendido por la recepción tan positiva de la película. En mi opinión, "Better Man" es una película cuya trama avanza dando saltos, lo que dificulta conectar con los personajes (quizás con la abuela, y poco más). Además, recurre a trucos sentimentalistas que personalmente me resultaron bastante tediosos. La historia de amor es una de las más insípidas que he visto en mi vida, y lo relacionado con el padre, aunque no sé si ocurrió exactamente así, en mi opinión está narrado de forma que resulta inverosímil. Además, la película se me hizo pesada en algunos tramos, lo cual es sorprendente teniendo en cuenta lo mucho que me gustan las canciones de Robbie Williams.
En el lado positivo, aunque el primate no es precisamente mi elemento favorito, debo admitir que el concepto es original y el CGI está muy bien hecho. Dicho esto, la constante aparición de "otros primates" de fondo a lo largo de la película me resultó repetitiva y terminó cansándome. Por supuesto, las canciones son excelentes. En particular, la escena con "Angels" me conmovió hasta el punto de soltar alguna lagrimilla.
Conclusión: Si eres fan de Robbie Williams, probablemente disfrutarás la película. Si no lo eres, sinceramente, mejor ni te molestes.
En el lado positivo, aunque el primate no es precisamente mi elemento favorito, debo admitir que el concepto es original y el CGI está muy bien hecho. Dicho esto, la constante aparición de "otros primates" de fondo a lo largo de la película me resultó repetitiva y terminó cansándome. Por supuesto, las canciones son excelentes. En particular, la escena con "Angels" me conmovió hasta el punto de soltar alguna lagrimilla.
Conclusión: Si eres fan de Robbie Williams, probablemente disfrutarás la película. Si no lo eres, sinceramente, mejor ni te molestes.
2 de enero de 2025
2 de enero de 2025
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sigue la vida de Robbie Williams, desde sus días como miembro de Take That hasta su éxito como solista y sus enfrentamientos con la adicción, la inseguridad y las presiones de la fama. La película no se limita a glorificar al artista, sino que también expone sus debilidades y demonios, mostrando a una persona en conflicto consigo misma mientras intenta encontrar un equilibrio entre su carrera y su bienestar personal.
Uno de los aspectos más destacados es cómo la trama explora la lucha de Robbie con su autoestima y las expectativas de los demás. La relación entre su yo público y privado se convierte en un hilo conductor que mantiene al espectador comprometido, aunque algunos momentos narrativos pueden sentirse algo predecibles.
La dirección logra equilibrar el glamour de la industria musical con la crudeza de las crisis personales de Robbie. Los números musicales, que recrean algunas de las actuaciones más icónicas del cantante, son dinámicos y vibrantes, mientras que las escenas más introspectivas se apoyan en un estilo visual sobrio que refuerza la conexión emocional del espectador con el protagonista.
Robbie Williams, en versión mono creado por CGI, logra una actuación convincente que captura tanto su carisma en el escenario como su vulnerabilidad fuera de él. Su capacidad para transmitir la energía de las actuaciones en vivo y la lucha interna del cantante aporta autenticidad al relato.
La música es, como era de esperar, uno de los pilares, las canciones de Robbie Williams no solo sirven como telón de fondo, sino que también funcionan como una herramienta narrativa que refleja los estados emocionales del personaje. La recreación de las actuaciones es espectacular, con una coreografía y dirección de arte que capturan el espíritu de la época y el estilo de Williams.
La cinematografía utiliza colores vibrantes y contrastes marcados para resaltar el glamour de la vida en el escenario, mientras que las escenas más íntimas adoptan tonos más apagados que reflejan la lucha interna del protagonista. El diseño de sonido, que equilibra las actuaciones musicales con los momentos de diálogo introspectivo, es impecable.
Es un drama musical biográfico que ofrece un retrato íntimo y estilizado de Robbie Williams, una de las mayores estrellas del pop de su generación. Con un enfoque que mezcla la música y los momentos más vulnerables de su vida, la película captura tanto los altibajos de su carrera como los desafíos personales que definieron su camino hacia la redención.
Uno de los aspectos más destacados es cómo la trama explora la lucha de Robbie con su autoestima y las expectativas de los demás. La relación entre su yo público y privado se convierte en un hilo conductor que mantiene al espectador comprometido, aunque algunos momentos narrativos pueden sentirse algo predecibles.
La dirección logra equilibrar el glamour de la industria musical con la crudeza de las crisis personales de Robbie. Los números musicales, que recrean algunas de las actuaciones más icónicas del cantante, son dinámicos y vibrantes, mientras que las escenas más introspectivas se apoyan en un estilo visual sobrio que refuerza la conexión emocional del espectador con el protagonista.
Robbie Williams, en versión mono creado por CGI, logra una actuación convincente que captura tanto su carisma en el escenario como su vulnerabilidad fuera de él. Su capacidad para transmitir la energía de las actuaciones en vivo y la lucha interna del cantante aporta autenticidad al relato.
La música es, como era de esperar, uno de los pilares, las canciones de Robbie Williams no solo sirven como telón de fondo, sino que también funcionan como una herramienta narrativa que refleja los estados emocionales del personaje. La recreación de las actuaciones es espectacular, con una coreografía y dirección de arte que capturan el espíritu de la época y el estilo de Williams.
La cinematografía utiliza colores vibrantes y contrastes marcados para resaltar el glamour de la vida en el escenario, mientras que las escenas más íntimas adoptan tonos más apagados que reflejan la lucha interna del protagonista. El diseño de sonido, que equilibra las actuaciones musicales con los momentos de diálogo introspectivo, es impecable.
Es un drama musical biográfico que ofrece un retrato íntimo y estilizado de Robbie Williams, una de las mayores estrellas del pop de su generación. Con un enfoque que mezcla la música y los momentos más vulnerables de su vida, la película captura tanto los altibajos de su carrera como los desafíos personales que definieron su camino hacia la redención.
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