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Alien: Romulus

Ciencia ficción. Acción. Terror En 2142, una sonda espacial de la corporación Weyland-Yutani investiga los restos del USCSS Nostromo y recoge un objeto orgánico que contiene un Xenomorfo. Tiempo después, en la colonia minera Jackson's Star, la joven Rain Carradine, una huérfana que trabaja con su hermano adoptivo Andy, un humano sintético reprogramado, acepta unirse a su ex-novio Tyler para viajar a una nave espacial abandonada a intentar recuperar unas cámaras de ... [+]
Críticas 276
Críticas ordenadas por utilidad
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8
30 de julio de 2024
568 de 745 usuarios han encontrado esta crítica útil
En 2019, Disney adquirió Fox, la compañía que poseía los derechos de la franquicia Alien, por 71,300 millones de dólares. En ese momento, la saga Alien ya estaba en un estado de letargo prolongado tras el fiasco crítico de "Prometheus" y el fracaso tanto crítico como comercial de "Alien: Covenant".

Esta situación dejó en suspenso los planes de Ridley Scott, quien estaba empeñado en finalizar su trilogía, conectando los eventos de "Prometheus" y "Covenant" con el "Alien" de 1979. Scott nunca perdonó a James Cameron por crear una secuela que algunos consideran superior al original y abortó de forma abrupta el prometedor proyecto de "Alien 5" de Neill Blomkamp.

Dado el trato que Disney ha dado a la saga Star Wars, es crucial entender qué es "Alien: Romulus" y por qué, a pesar de Disney, Alien Romulus está muy por encima del trato dado por Disney a Star Wars: Fede Álvarez, si bien es cierto que no podemos comparar Alien Romulus con las cintas del 79’ y 86’. Existen una serie de referencias bastante explicitas a esas dos películas, que a buen seguro generarán polémica. Álvarez se esfuerza por entregar una película adulta, buscando espacio para su propia obra sin deber en exceso a Scott y Cameron, con momentos gore y desagradables, algunos dirán que se adhiere en demasía a la fórmula original e incluso al plagio; sin entrar en detalles, existen paralelismos entre escenas míticas, pero resueltas de una forma bastante original y potente.

Como hemos mencionado, "Alien: Romulus" se posiciona como un slasher a medio camino entre "Alien: El Octavo Pasajero", "Alien: Isolation" (la obra maestra de Creative Assembly de 2014) y una película de acción como "Aliens: El Regreso". Álvarez, un declarado fan de la saga y del videojuego, asegura que "Romulus" respeta todo el canon de la saga, con continuos guiños a los momentos más icónicos de las cuatro películas originales. Haciendo hincapié en esa doble dicotomía: terror psicológico y acción desatada.

La historia nos narra los intentos de unos colonos que buscan escapar desesperadamente de una desoladora existencia en la colonia Jackson, (una de las múltiples colonias que la Weyland Yutani tiene esparcidas por el universo para terraformarlas) así, deciden investigar una estación espacial abandonada en busca de recursos valiosos. Aquí, la comparación con "No Respires" (2016, también de Álvarez) es inevitable, aunque en lugar de una Detroit en decadencia, encontramos una colonia postindustrial y distópica a lo Blade Runner. En lugar de un veterano de guerra ciego e implacable, tenemos una horda de facehuggers liberados accidentalmente, liderados por dos amenazas aun más implacables que en las anteriores películas.

A pesar de la juventud del reparto, las actuaciones y la química entre ellos son sólidas y vibrantes, destacando especialmente el dúo formado por la protagonista Cailee (Rain Carradine) y Andy (David Johnson). Esto contrasta con "Alien: Covenant" y "Prometheus", donde el reparto secundario carecía de impacto, relevancia e interés alguno para el espectador: no nos importaban si morían o sobrevivían, eran meros secundarios sin identidad.

La dirección de producción es notable, con un estilo visual acorde con el de Scott y Giger en la sección del laboratorio Romulus, y con Cameron en la sección de la colonia y el tramo final de la película. El uso de efectos prácticos con animatronics y marionetas, aunque el CGI sigue presente, añade una mayor plasticidad y realismo.

La trama principal sigue el esquema clásico de la saga: intrusos en un lugar prohibido enfrentándose a una amenaza desconocida. Sin embargo, Álvarez se atreve a explorar con más profundidad el ciclo reproductivo de los aliens, la ingeniería inversa, el ácido más presente que nunca, la I.A., y por supuesto: facehuggers, los verdaderos protagonistas de toda la cinta, una verdadera marabunta aún más desagradable que en otras entregas.

En definitiva, "Alien: Romulus" es una secuela digna que rinde tributo a las dos películas originales y trata de revitalizar una saga que estaba prácticamente en muerte cerebral tras los desastres de "Prometheus" y "Covenant". La dirección artística y el uso de efectos prácticos destacan, aunque la película está limitada por tajos incomprensibles en el guion, (se viene una precuela en formato cómic a manos de Zac Thompson) y la influencia del productor Ridley Scott, quien parece estar empeñado en mantener un esquema narrativo ya sobreexplotado.

De hecho, cuando Romulus se vuelve verdaderamente interesante es cuando huye de las cintas originales y marca su propio camino narrativo ahondando en esos elementos que los fanáticos llevan décadas pidiendo y, sin embargo, cuando se vuelve reiterativa o hace copy/paste de escenas calcadas a las películas de Cameron y Scott, es cuando Romulus se ve, de alguna manera, menor, como una versión más compacta de las obras originales.

Para aquellos que salieron escarmentados tras las fallidas Promethues y Covenant, decir que, a diferencias de éstas, Álvarez es bastante más explicito en muchas de las incógnitas que Scott se vio incapaz de responder y, a la vez, abre otros interrogantes pero sin dejar al espectador en ascuas como en Prometheus.

"Romulus" es una secuela digna, hecha artesanalmente por un fan declarado de la saga, honesta, polémica e inteligente en ciertos aspectos y muy interesante en su exploración de elementos previamente vistos en la franquicia. En el ranking de la saga, "Alien: Romulus" se ubicaría en una más que digna tercera posición:

1. Alien: El Octavo Pasajero
2. Aliens: El Regreso
3. Alien: Romulus

Y eso, teniendo en cuenta los más de 30 años que le ha costado a la saga remontar, no es baladí.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
1. La escena de los facehuggers reptándo por la trampilla del techo está sacada directamente de Aliens el Regreso cuando los aliens atacan el puente de mando por las trampillas del techo.

2. Fede hace suya la influencia de Alien Isolation, por momentos, los aliens parecen mucho más dóciles buscando a sus víctimas; mientras que los facehuggers cobran una dimensión mucho más despiadada y brutal. La estética bebe más de la estación espacial "Sevastopol", (Alien Isolation) que de las dos primeras películas. Existen hasta las cabinas de teléfono donde se guardaba/salvaba la partida.

3. Si bien es cierto que el tráiler ya nos adelantaba varias muertes, de forma innecesaria, la cinta fluye bastante bien y no se vuelve predecible.
5
16 de agosto de 2024
577 de 770 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo que esta es la primera crítica que escribo en FilmAffinity en unos 20 años, pero, joder, es que ayer sentí auténtica indignación en la butaca del cine.

No sabía si dirigir la mirada de la culpabilidad hacia Fede Álvarez, hacia quien ha puesto la pasta para hacer esto (Disney), hacia Ridley Scott o hacia todos a la vez.

Aunque veo cantidades ingentes de cine y series de todos los tipos y géneros, soy muy fan del terror y de la ciencia-ficción, y «Alien» (1979) es mi película favorita.

No vamos a profundizar ahora en por qué es una obra maestra, pero creo que pocas veces en la historia del cine se unieron tantos talentos efervescentes como en dicha película.

«Aliens: el regreso» (1986) fue una espectacular sucesora de la saga, en otro tono, aportando una evolución sobresaliente, incluso sin la colaboración directa del diseñador H.R. Giger, convirtiéndose en una espectacular película de acción espacial como sólo James Cameron podía hacer.

A partir de ahí, las cosas se fueron torciendo, incluso desbarrando. Mucho o muchísimo, según el titulo que mencionemos.

Lo que no esperé fue la patochada salvaje del propio Ridley Scott con «Prometheus» (2012) y, sobre todo, «Covenant» (2014).

La primera de ellas tenía valores de producción muy buenos, pero el guion era terrorífico, y no en el buen sentido. No puedo comprender cómo Scott dio el visto bueno a rodar ese texto.

Y «Covenant» fue el cierre en falso, mal ejecutado, de lo que se suponía que iba a ser una trilogía de precuelas que ya nunca será. Aburrida, indigna, profundamente absurda y desesperanzadora para cualquier fan que se precie de serlo.

Pese a todo, en ambas precuelas creo que había cosas salvables, disfrutables, pero fueron migajas en comparación con lo que se esperaba del director de la obra original.

Y entonces llegó «Alien: Romulus».

Llevaba esperando mucho tiempo este estreno, especialmente desde que supe que Fede Álvarez iba a dirigirla. Me dejó muy sorprendido con su reboot de «Evil Dead» y sabía que podía hacerlo muy bien.

Sin embargo, lo que vi ayer, en el estreno en la sala de cine, fue muy doloroso.

Un grupo de chavales totalmente genéricos y olvidables, con el carisma de una piedra pómez, se meten en una nave random y acaban como todos sabemos que van a acabar, como en el slasher más barato y olvidable que puedas imaginar.

Como espectador, los personajes te importan una mierda (con excepción parcial para el personaje del androide negro), y lo que les pase te resulta irrelevante. Casi prefieres que los masacren, y con saña, por favor. Los diálogos los podría haber escrito un chaval de secundaria, y la mayor parte de la acción resulta atropellada y muy poco emocionante.

La sutileza, el profundo miedo a fuego lento, la tensión extrema, la indefensión ante un horror como nunca antes se había visto, el choque de caracteres personales, el desbordante despliegue visual creativo, oscuro y retorcido de la original... brillan aquí por su ausencia.

Lo peor de todo es que, a nivel visual, todo es un remix nada disimulado de imágenes, planos y escenas casi calcados al milímetro de «Alien« y «Aliens». Y no haré spoilers, pero hay elementos en este aspecto que me parece que sobrepasaron el límite del ridículo. CGI del malo, aliens tontos y torpes, escenas incomprensibles, evoluciones atropelladas e inconexas...

Y la parte final, joder... qué putísima mierda. Si creías que el final de «Alien Resurrection» era malo, espera y verás lo que te espera. Qué falta de emoción, de tensión, de imaginación y de ganas de darle un nuevo rumbo a una saga que merecía muchísimo más.

Vamos, que vas a terminar pensando que «Prometheus» no estaba tan mal después de todo.

Han querido traer la franquicia a los chavales de hoy en día, y esta basura es lo mejor que se les ha ocurrido hacer. Un batiburrillo con lo que -pensaron- resume mejor las dos primeras entregas de la saga (quedando, por otro lado, muy lejos de lograrlo). Un poco como fue el Episodio VII de Star Wars, pero bastante peor. Una peli tonta y vacía, que sólo te puede emocionar, quizás, si jamás has visto nada sobre Alien. Vamos, si tienes 16 años y tu hogar es Instagram.

Sí, a nivel de dirección el trabajo es digno, el sonido también luce con calidad, y alguna parte que otra tiene cierto interés (a ver, es alien; es imposible que no haya algo que mole), pero, de nuevo, retales que no compensan el desastre del resto.

Ay, si el pobre Giger levantara la cabeza, sentiría vergüenza ajena.

En definitiva, esto no creo que sea para personas adultas, no tiene sustancia ni aporta nada valioso, y menos para fans de los brillantes inicios de la saga. Quizás debamos comprender que nunca más volveremos a ver algo de semejante nivel con el xenomorfo.

Siempre nos quedará la esperanza de volver a recuperar la ilusión, pero en esta ocasión tampoco fue.

Quizás nunca será y somos nosotros los que nos hemos hecho mayores, lo cual no tiene remedio.

Como diría Ash: no tenéis ninguna posibilidad, pero tenéis mi simpatía.
3
15 de agosto de 2024
253 de 339 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya me sabe mal ser yo el que venga a disertar sobre esto en mi primera crítica, pero después de los cuatro o cinco bostezos (o más) que me he pegado viendo esta película, de las risas con mi colega durante las escenas de "tensión" y de casi adivinar por completo y al minuto el conjunto de "homenajes" que esta cinta hace a sus predecesoras...pues eso...que una mierda.

Antes de entrar en materia (y en spoilers) voy a centrar mi crítica en una reflexión que me viene rondando por la cabeza en mi paseo nocturno desde el cine a mi casa y con la que he decidido titular esta reseña. El autor de cine (tanto el inteligente como el idiota), como cualquier otro artista, se ha servido siempre de referencias externas, ha aprehendido obras de otros autores y ha sabido seleccionar aquello que le servía para poder desarrollar la suya propia. Como si alguien se diera cuenta de que cogiendo el pincel de una determinada manera pudiera trazar con un grosor determinado, y que girando ese mismo pincel pudiera conseguir el trazo con un grosor muy diferente al dibujado en primera instancia. En el cine pasa lo mismo, pero de una manera un tanto más compleja. No solo se maneja un pincel y un lienzo.

Al ser el arte donde confluyen el resto de artes, los factores a tener en cuenta para valorar o "tasar" una obra cinematográfica son varios y diversos. Un film puede gozar de una excelente iluminación pero de un muy mal desarrollo de personajes. Podrías encontrar una gran banda sonora en un film muy mal dirigido. O un buen actor intentando salvar un mal papel. Un guion apabullante con una muy mala post-producción. El cine, como todo arte, es abierto. Abierto al error, abierto al acierto, abierto a la crítica y abierto a la alabanza. Pero, como en todo arte, detrás del cine debería existir una INTENCIÓN (y si, con mayúscula). Sin esa INTENCIÓN, solo nos queda el girar el pincel para cambiar el grosor del trazo. El arte se queda solo en eso. En una muñeca, sosteniendo un pincel, trazando una línea.

El cine no puede ser solo una referencia. Ya que si no hay una intención tras esa referencia, se convierte solo en eso y no en cine. Todo director de cine ha copiado planos, ha calcado situaciones, ha homenajeado películas que le resonaban en su subconsciente, pero para que el cine sea cine debe de haber una intención detrás. Si no la hay, apaga y vámonos, y de manera literal. No es que tenga yo nada personal en contra del director, Fede Álvarez; de hecho me parece que los hay mucho peores y con mucho más caché. Puede sentirse en el film la pasión que le despierta la saga alien, especialmente sus dos primeras entregas. Pero eso no es suficiente para que Romulus se sostenga. Por hacer una analogía banal, es como si José de Albacete, super fan del rap de los 90 y de la música de 2Pac, decidiera sacar un disco casi traduciendo cada verso al castellano y modificando las instrumentales para disimular. Si quieres rapear José, ponte a rapear, pero si no vas a aportar nada más que una gran lamida de ojete a tu ídolo, entonces José, quizá deberías disfrutar del rap como fan y no como artífice.

Es obvio que la saga Alien siempre va a prometer un taquillazo, aunque sea durante los primeros días o semanas, hasta que se corra la voz de lo lamentables que siguen siendo los intentos de mantener a flote una franquicia que ya está más que muerta, y que no permitirán que muera mientras sigan pudiendo arrancar un par de huevos de oro más a la gallina. Pero no hay nada que desea más el que suscribe esta crítica que POR FAVOR dejen de maltratar franquicias que ya deberían estar consolidadas y se dediquen a inventarse nuevas. Lo que han hecho con Star Wars, por ejemplo (fuera de cualquier tipo de politiqueo o polémica barata) o lo que siguen haciendo con Alien me parece una falta de respeto a la obra en si misma. Pero qué se yo, quizá su intención nunca fue hacer cine.

Y ahora os emplato la mierda en la zona spoiler.
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Honestamente no se ni por donde empezar, así que voy soltando cosas según me surgen:

- No he sentido ni UN segundo de tensión durante la película. Absolutamente todas las situaciones predecibles. El androide que se vuelve malo, la preñada que va a parir un alien (mi colega casi acierta al decir que iba a parir una rata gigante), el girito final cuando te piensas que todo está solucionado y resulta que NO!! vaya, como en absolutamente todas las anteriores, las frases míticas (a mi que me perdonen pero si no las dice Sigourney Weaver es como si las digo yo), el final con el traje de astronauta (esta me la apunto, lo tenía clarísimo)...etc etc etc

- El inicio de la trama es acelerado y no se si es que no estaba prestando yo mucha atención pero me ha parecido hasta tonto. Mira que se te pueden ocurrir tramas GENIALES en el universo alien y esta desde luego no es una de ellas.

- Que si tienen impresoras 3D para ir imprimiendo aliens, yo que se tío, pasapalabra

- Los personajes son todos idiotas. Es que no se salva ni uno, honestamente. La chica rapada no hace nada en toda la película, solo servir como pecho que va a explotar. Pero sucede sin ningún tipo de tensión. El espectador tiene claro que va a suceder, en claro contraste con el octavo pasajero. Es que no es tan complicado buscar hacer las cosas un poco diferentes. Al androide que es tonto pero bueno, pero luego es listo pero malo, para luego volver a ser tonto pero bueno, ya lo dejamos aquí. El que se quiere pelar al androide es tan cliché que se muere por quedarse mirando como un imbécil al alien hasta que lo mata, no vaya a ser que tome una decisión coherente o que su muerte tenga algún sentido. La preñada es que me da igual, o sea no he empatizado en ningún momento con ella y en principio debería ser la que más despertara en mi la empatía, pero como no la conozco y la película pretende que me de pena sin conocerla, pues me da igual. Es que la película no da ni miedo ni pena, es todo una mierda plana. El hermano de la preñada es igual de plano pero tiene su momento héroe, porque "pa" eso está,"pa" morir como un héroe. Ale, muchas gracias. La protagonista es una ripley de pegatina, no tiene ni el carisma ni la personalidad ni desde luego transmite la tensión que transmitía ripley, simplemente está ahí, ama a un androide como si fuera su hermano, y esa parece ser su única aportación a la trama además de querer tomar el sol, qué se yo. Luego se lía a tiros como en Aliens, expulsa al "boss final" al espacio vestida con un traje espacial como en El Octavo pasajero y deja un mensaje a quien lo reciba. Lo dicho, una ripley pero sin ser ripley.

- tengo que decir que el "boss final" de esta película parece más un homenaje al actor original que se calzaba el traje de alien en el Octavo pasajero que un monstruo como tal. Es que es tan ridículo que no se ni que decir de él. Cuando la preñada se ha tocado la teta me he temido lo peor, y efectivamente. Tensión ninguna, pero marranadas absurdas las que quiera usted oiga.

- La cuenta atrás que empieza a sonar a mitad de película "45 minutos para colisionar" y sigue un ratito "30 minutos para colisionar" para no volver a sonar en TODA la puñetera película hasta que quedan segundos para colisionar. Mira que podrían haberlo utilizado para generar un poquito de tensión, pero oye que no, que esto va de otra cosa.

- Hablando de tensión, creo que el momento más tenso es cuando la protagonista se acerca flotando a un charco de ácido. Ahora el villano ya no es el alien. El que genera tensión es el ácido. Que si agujerea la nave, que si quema al imbécil que se muere por imbécil, que si casi mata a la protagonista...

- Qué decir del cameo chorricutre generado con IA para deleite me imagino solo del director.

- La escena del pasillo, donde el hermano de la preñada le coge el "teléfono" mientras deberían estar en silencio y sin alterar y sin sudar y sin pensar al parecer. Ridículo.

Y podría seguir y seguir...
1
15 de agosto de 2024
276 de 409 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el séptimo arte hay un tipo de película mediocre al que me gusta llamar “cine Frankenstein”, consistente en dar vida a un cadáver fílmico cosiendo partes de otras películas anteriores. Alien Romulus pertenece a ese grupo, pues es un montón de desechos que pretende aunar toda la saga de nuestro monstruo espacial favorito, rebanando extremidades de todas las obras anteriores y soldándolas de cualquier forma, dando como resultado un gran engendro sin personalidad que provoca arcadas, pena y va dando tumbos hacia un destino inevitable: el olvido.

A nivel de ambientación, planteamiento y ruta a seguir es un plagio híbrido de Isolation y Resurrection. El diseño de los monstruos junto a varias escenas y frases están plagiados de la original. Las secuencias de acción y los planos en general son un plagio de Aliens. Hay guiños absurdos a Alien3. Y lo que es peor, retoma los desvaríos inverosímiles del líquido negro de la vida de Prometheus y Covenant, una idea que fue y siempre será una putísima mierda.

Fede Álvarez intenta ser el más listo de clase, pero solo añade aún más inconsistencias a la naturaleza del xenomorfo con nuevos disparates en su ciclo de vida, su comportamiento y más ridículas mutaciones que no seré yo el que intente darles un sentido del que carecen. Lo único que consigue Fede es cruzar la línea del homenaje para caer del lado de la parodia involuntaria, cuyo clímax es un ridículo de tal calibre que solo queda reírse y, una vez llegan los créditos finales, aparcar esta lamentable experiencia al lado de las infumables precuelas de Ridley Scott, o sea, al rincón de las películas de la franquicia cuya existencia debemos ignorar para siempre.

Los personajes, por supuesto, son basura. Un grupo de niñatos llorones que te la sudan, una protagonista sin carisma disfrazada de Ripley y un androide con cara de niño triste y mente de retrasado. Ni los efectos prácticos son capaces de suscitar un poco de apego a este adefesio.

Al final el único que pasa a la historia de este universo con decoro es James Cameron, que supo otorgar cierta coherencia a la criatura, aportando verosimilitud a la especie sin hacerse pajas mentales raras, sin crear más misterios fantasiosos y con una película la altura. No me malinterpretéis, la original es muy buena, pero el propio Scott se encargó de ensuciarla a posteriori, haciendo que la gente amase a la criatura y detestase al creador. Romulus es una continuación de la ineptitud y soberbia de Scott, realizada por un nuevo director que pretende reírle las gracias y se cree tan bueno como él, cuando es igual de malo.
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Ridículos flotando en el espacio:

- El alien salvando a la protagonista.
- La protagonista en gravedad cero esquivando flujos de ácido cual contorsionista.
- La protagonista cargándose 20 aliens con el rifle de pulso sin despeinarse.
- La pataleta de malo que suelta el plagio de Ash cuando no le hacen caso.
- El xeno/bebé/humano/ingeniero desde que nace hasta que se ríe con dientes podridos y muere.
6
14 de agosto de 2024
184 de 243 usuarios han encontrado esta crítica útil
En mi crítica de 'Borderlands' comentaba que uno ya se predispone a lo peor cuando acude a un pase de prensa sabiendo que no podrá hablar de la película hasta las 21:00 del día anterior a su estreno. Ni parece ni suele ser una buena señal...

'Alien: Romulus' me produce fuertes sentimientos encontrados, y una incómoda y lastimosa sensación de "ni contigo ni sin ti" aún mucho más acusada que 'Alien: Covenant'. O que 'Alien Resurrection', a la que remite claramente en su tercer acto... aunque a decir verdad la película de Fede Álvarez remite a todas las de la saga, enlazando múltiples y constantes referencias a las seis entregas previas de una franquicia de las que actúa como una "secuela legado", y a su vez, como una especie de nexo de unión o puente entre las producidas en el siglo XX y las estrenadas en el siglo XXI.

Es inevitable no percibirla a grandes rasgos como un "más de lo mismo" a veces demasiado pendiente de sus vínculos de sangre. Lo es en la práctica, siendo otra clásica historia espacial de una tripulación enfrentada a un bicho que no tendría por qué ser un xenomorfo. Pero lo es, algo que la condiciona y nos estimula a partes iguales. Como producción del siglo XXI carece del temple de las películas del siglo XX, estando menos refinada y sintiéndose más frívola. De hecho ni la historia ni sus personajes se sobreponen, ni tampoco se imponen al efectista pero resultón leitmotiv de la cacería humana.

Salvo de nuevo el de un sintético. Causalidad o no. La atmósfera y personalidad tan acusada de los filmes anteriores desaparecen en gran medida para ofrecer un acercamiento más neutro y menos expresivo, en cierto sentido amaestrado y bastante comedido -para lo que cabría esperar- que destaca por su buena apariencia de serie B y una fisicidad latente que no obstante realza sus vergüenzas (y efectismos) digitales. Álvarez plantea algunas ideas y alternativas interesantes que sin embargo no acaba de poner en valor, como si no se lo terminase de creer... o no se lo pudiera creer.

Es lo que marca a 'Alien: Romulus': Amaga pero no rompe, sugiere pero no explota. Y aunque abre nuevas vías de cultivo para la saga no deja de sentirse como una variación algo dependiente, contenida y atropellada a la que le falta incertidumbre, alguien que nos importe, nervio que alimenten la tensión o rematar unas escenas de impacto poco impactantes. De ahí la sensación de ser más de lo mismo, un poco a la manera lúdica de 'Predators' respecto a 'Depredador', llegando incluso a reducir la sensación de amenaza de una versión de la criatura poco temible por sí misma.

No obstante lo realmente controvertido llega cuando trata de abandonar el cauce del legado y busca encontrar un discurso propio, lo que de manera inevitable nos enfrenta al dilema de todo fan (y cineasta): Respetar o romper la tradición. Fede Álvarez abraza lo primero para intentar llegar a lo segundo, un poco a la manera que lo hizo Jean-Pierre Jeunet pero sin tanta personalidad ni actores fetiche: Haciendo que lo conocido parezca más confortable cuando llega lo desconocido. Al fin y al cabo hablamos de 'Alien', de un xenomorfo, de Ripley. Y alejarse de ello es alejarse de la franquicia...

... y al mismo tiempo darle vida.

'Alien: Romulus' se mueve sobre ese difícil equilibrio de 'Alien: Covenant' de tratar de convencer a todos sin estar claro qué se ha ganado y qué perdido. No es contundente o irrefutable como 'No respires' o el remake de 'Posesión infernal', sino una película voluntariosa pero inestable que nos deja con la misma sensación de imitación que el "Millennium" del propio Álvarez. O con las mismas dudas de la citada 'Alien: Covenant'. Disfrutable y frustrante por igual, y que aún siendo capaz de marcar su territorio dentro de la saga, nos deja tan (in)satisfechos como excitados y desconcertados.
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