La vida de Pi
7,1
69.907
Aventuras. Drama
Tras un naufragio en medio del océano Pacífico, el joven hindú Pi, hijo de un guarda de zoo que viajaba de la India a Canadá, se encuentra en un bote salvavidas con un único superviviente, un tigre de bengala con quien labrará una emocionante, increíble e inesperada relación. (FILMAFFINITY)
1 de diciembre de 2012
1 de diciembre de 2012
344 de 391 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque no suelo ir a los estrenos "aclamados" antes de verse en pantalla, con esta película tenía una corazonada. Ya el tratamiento que hizo el director del tema homosexual en "Brockenback Mountain" no dejó indiferente a nadie... y a pesar de haberse "estrellado" con Hulk, la estética fílmica de este americano con origen japonés, prometía desde el comienzo. Así fue. La película es magistral en efectos, en técnica cinematográfica, con algunos planos imborrables, pero sobre todo en fotografía (por cierto, a cargo de un hispano, como ya hiciera en el western citado). La estética digo es fabulosa, y te atrae desde la presentación del zoo del protagonista, los colores, la nitidez, la luz ambiente es un protagonista más del film. Narrativamente también es un prodigio en mi opinión... con el primer plano narrativo del protagonista adulto, se recrea una primera parte que aborda la infancia de Pi (abreviatura de "piscines") que a mí me recuerda al estilo narrativo de Amélie Poulain. Toques de humor, primeros planos, y giros casi increíbles hacen cómplice al espectador del niño. La segunda parte cuenta el naufragio y el viaje de supervivencia de Pi, para terminar con la vuelta al narrador actual, un Pi adulto que da una vuelta de tuerca a su propia historia, dejando anonadado al espectador.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Quizá esa última parte en la que todas las piezas encajan es la que más me ha gustado, pues da sentido a toda la película. Realmente, Pi, un chico vegetariano, cultivado, al que vemos en la película leyendo a Camus, o a Dostoievski, interrogado por la realidad tozuda, cuenta a los agentes de seguros japoneses la historia REAL de lo que pasó, y de cómo pudo sobrevivir... pero una historia tan sórdida que su mente ha preferido camuflar con una versión de animales. Efectivamente los plátanos no flotan y en la historia casi onírica de convivencia entre el tigre y el muchacho, se ve la lucha interior del protagonista consigo mismo, espoleado por su propia supervivencia, enfrentándose a él mismo como digo para superar la adversidad (al final el escritor sin ideas, identifica a los personajes: la cebra es el marinero, la hembra de orangután la madre, la hiena el cocinero, y de él sale "el tigre" que todos llevamos dentro.) Ese viaje interior es el viaje que nos propone el director... rodeado de una estética y una banda sonora que nos hace sonreir, reir y llorar... como la vida misma.
Fenomenal la alegoría de la isla (con silueta de mujer ¿quizá la conciencia?) que alimenta por el día pero devora por la noche a los seres que la habitan. Pi debe alejarse de ella y continuar su viaje aunque le cueste la vida.
Fenomenal la alegoría de la isla (con silueta de mujer ¿quizá la conciencia?) que alimenta por el día pero devora por la noche a los seres que la habitan. Pi debe alejarse de ella y continuar su viaje aunque le cueste la vida.
6 de diciembre de 2012
6 de diciembre de 2012
261 de 310 usuarios han encontrado esta crítica útil
A veces vas al cine sabiendo o al menos antes has leído algunas críticas que te aseguran que lo que vas a ver es algo por lo que merece la pena pagar (que con los tiempos que corren). Al menos tenía garantizado un espectáculo visual digno de ver. Llego, me siento y comienza la sucesión de imágenes, hasta aquí nada nuevo, una aventura con un chico y un tigre intentando sobrevivir de un naufragio. Espectáculo visual, pirotecnia y efectos visuales... pero vacío. Sí, la historia es muy original pero no tiene nada especial que la diferencie de las demás.
Pasada ya la hora y media de película, esta llegar a ser cansina, incluso a aburrir. Pero de repente, en unos 4-5 minutos magistrales, todo lo cansino anterior se olvida de súbito, y se comienza a vislumbrar la obra de arte que estás viendo delante de tus ojos.
Lo curioso es que después de toda la parafernalia de efectos especiales y visuales, el momento del climax, esos 4-5 minutos magistrales, solo muestran la cara del chico mientras narra la historia... esto señoras y señores es la magia del cine. Ojo, lo que aclara todo es el informe del naufragio.
Una historia que te hará creer en Dios.
Desde aquí sigo en spoiler, ya que no quiero desvelar nada, pero es imprescindible para mi seguir.
Lo mejor: El tramo final de la historia
Lo peor: Las personas que van al cine para comer palomitas.
Pasada ya la hora y media de película, esta llegar a ser cansina, incluso a aburrir. Pero de repente, en unos 4-5 minutos magistrales, todo lo cansino anterior se olvida de súbito, y se comienza a vislumbrar la obra de arte que estás viendo delante de tus ojos.
Lo curioso es que después de toda la parafernalia de efectos especiales y visuales, el momento del climax, esos 4-5 minutos magistrales, solo muestran la cara del chico mientras narra la historia... esto señoras y señores es la magia del cine. Ojo, lo que aclara todo es el informe del naufragio.
Una historia que te hará creer en Dios.
Desde aquí sigo en spoiler, ya que no quiero desvelar nada, pero es imprescindible para mi seguir.
Lo mejor: El tramo final de la historia
Lo peor: Las personas que van al cine para comer palomitas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Después de un día dándole vueltas a ese final y ver cuál de las dos historias es verdadera, por fin descubrí el misterio. Un viaje con un tigre de bengala o la tiranía y la maldad de los seres humanos.
Todo se desvela en la narración de la historia que ocurrió (no quiere decir que sea la verdadera). Cuando los investigadores japoneses reclaman la verdadera historia porque creen que la historia del tigre no es ni mucho menos creíble para ponerla en el informe del naufragio del barco, oyen la historia que ocurrió, la que refleja la tiranía y la maldad de los seres humanos, y entonces se van sin decir nada, y nunca más preguntaron.
Después en la última imagen de la película se ve como el escritor sin ideas lee el informe elaborado por los investigadores y... contiene la verdadera historia (que no quiere decir que sea la que ocurrió) la del tigre y el chico, la de la isla carnívora y la de grandes tormentas.
Prefirieron esta historia increíble antes que la cruda y triste realidad.
Otra imagen un tanto enigmática es cuando el tigre (Richard Parker) se marcha a la selva sin mirar hacia detrás y sin despedirse. Esta imagen responde a que lo que ocurrió es que el chico se convirtió en un tigre cuando tuvo que matar a la hiena (el cocinero), y esa conversión en tigre fue lo que lo mantuvo con vida mientras navegaba a la deriva y una vez llegado a tierra firme se separó por fin del tigre en que se había convertido, para no volver a serlo nunca más.
Así que yo tengo claro cual historia es verdadera y cual fue la que ocurrió.
Todo se desvela en la narración de la historia que ocurrió (no quiere decir que sea la verdadera). Cuando los investigadores japoneses reclaman la verdadera historia porque creen que la historia del tigre no es ni mucho menos creíble para ponerla en el informe del naufragio del barco, oyen la historia que ocurrió, la que refleja la tiranía y la maldad de los seres humanos, y entonces se van sin decir nada, y nunca más preguntaron.
Después en la última imagen de la película se ve como el escritor sin ideas lee el informe elaborado por los investigadores y... contiene la verdadera historia (que no quiere decir que sea la que ocurrió) la del tigre y el chico, la de la isla carnívora y la de grandes tormentas.
Prefirieron esta historia increíble antes que la cruda y triste realidad.
Otra imagen un tanto enigmática es cuando el tigre (Richard Parker) se marcha a la selva sin mirar hacia detrás y sin despedirse. Esta imagen responde a que lo que ocurrió es que el chico se convirtió en un tigre cuando tuvo que matar a la hiena (el cocinero), y esa conversión en tigre fue lo que lo mantuvo con vida mientras navegaba a la deriva y una vez llegado a tierra firme se separó por fin del tigre en que se había convertido, para no volver a serlo nunca más.
Así que yo tengo claro cual historia es verdadera y cual fue la que ocurrió.
2 de diciembre de 2012
2 de diciembre de 2012
183 de 221 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quienes se sienten delante de La vida de Pi están de suerte: el director les ofrece dos películas al precio de una.
La primera película se divide, a su vez, en dos partes. Los 45 minutos iniciales (así a ojo) son una especie de Big Fish en versión hindú, con personajes simpáticos y una fotografía alegre, de vivos colores.
Después de esta larga presentación todo cambia y llegamos por fin a lo que estábamos esperando con ansia: el relato de la supervivencia del chico y el tigre, una majestuosa e inverosímil sucesión de imágenes a mayor gloria del 3D. No cometan el error que cometió un servidor y vayan a verla en 3D. De lo contrario corren el riesgo de que se les haga tediosa.
Terminada esta explosión de belleza onírica, a uno se le queda una sensación de vacío y de decepción. ¿Y esta es la historia que nos iba a hacer creer en Dios? Hmmm. Demasiado zooplancton fosforescente y demasiada poca chicha.
Entonces empieza la segunda película, que dura unos escasos 5 minutos. Y entonces te quedas con cara de tonto.
Hermosa, escalofriante alegoría sobre la creencia en Dios. A mí, desde luego, me ha convencido.
La primera película se divide, a su vez, en dos partes. Los 45 minutos iniciales (así a ojo) son una especie de Big Fish en versión hindú, con personajes simpáticos y una fotografía alegre, de vivos colores.
Después de esta larga presentación todo cambia y llegamos por fin a lo que estábamos esperando con ansia: el relato de la supervivencia del chico y el tigre, una majestuosa e inverosímil sucesión de imágenes a mayor gloria del 3D. No cometan el error que cometió un servidor y vayan a verla en 3D. De lo contrario corren el riesgo de que se les haga tediosa.
Terminada esta explosión de belleza onírica, a uno se le queda una sensación de vacío y de decepción. ¿Y esta es la historia que nos iba a hacer creer en Dios? Hmmm. Demasiado zooplancton fosforescente y demasiada poca chicha.
Entonces empieza la segunda película, que dura unos escasos 5 minutos. Y entonces te quedas con cara de tonto.
Hermosa, escalofriante alegoría sobre la creencia en Dios. A mí, desde luego, me ha convencido.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El protagonista nos ofrece dos versiones del naufragio del barco. En una, el chico y el tigre se salvan la vida mutuamente y acaban por desarrollar una especie de vínculo místico entre ellos, que les permite atravesar el Pacífico mientras son testigos de las maravillas de la naturaleza. En la otra versión del naufragio, el chico es testigo de los horrores de la condición humana y se enfrenta, solo y desamparado, al insoportable vacío del océano.
“Ninguna de las dos historias explica por qué se hundió el barco”, dice Pi al final, “pero en las dos historias yo sufro. ¿Con cuál te quedarías tú?”
Yo creo que todos nos quedaríamos con la del tigre.
“Pues lo mismo pasa con Dios”
“Ninguna de las dos historias explica por qué se hundió el barco”, dice Pi al final, “pero en las dos historias yo sufro. ¿Con cuál te quedarías tú?”
Yo creo que todos nos quedaríamos con la del tigre.
“Pues lo mismo pasa con Dios”
29 de diciembre de 2012
29 de diciembre de 2012
170 de 238 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esto me pasa por fiarme de la crítica. Esperaba una fábula poética donde los significados se escondieran sutilmente bajo la superficie y me encuentro con un pastiche pretencioso y visualmente sobrecargado con moraleja al final. Menuda encerrona de dos horas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Aquí va el desglose de mi experiencia con esta obra maestra de la Espiritualidad Kitsch:
- Un comienzo a lo Amelie en el que se intenta divertirnos con las características extrañas y las pequeñas idiosincrasias de los personajes, como el nadador amorfo, el nombre exótico del protagonista, el tigre con nombre de persona ... esas cosas. Esto ya forma parte de los clichés cinematográficos. El tono amable me hace temer lo peor: un sermón sobre la "doctrina del buenrollismo".
- Se confirman mis temores. Llega la promesa de que vamos a recibir un regalo maravilloso: una historia que nos va hacer creer en Dios ... ¡Uff! Esto no me lo esperaba. Hacía mucho tiempo desde las clases de catequesis. Me revuelvo incómodo en la silla y empiezo a examinar la distancia y los obstáculos que me separan de la salida. Intento conservar la calma.
- Arranca la historia del viaje. Hasta el naufragio todo va bien. Espectacular la escena de la tormenta y el bote salvavidas, aunque muy cruda para la sensibilidad de un niño, en mi opinión. Aquí empecé a recobrar la esperanza. En vano.
- Llega el empacho. Un relato tedioso (juro que si el protagonista llega a gritar una vez más el nombre del tigre me salgo) e interminable sobre las vicisitudes fantásticas de Pi en el mar y su lucha por sobrevivir, sus dilemas espirituales y todo eso. Un refrito New Age a lo Paulo Coelho sobre un trasfondo de salva-pantallas de colores saturados que el autor pretende que nos llegue y nos emocione. Pero, ¿cómo creer en personajes tan planos? ¿Cómo emocionarnos con imágenes tan sintéticas?
- Y por fin, el desenlace y la guinda del pastel: una revelación que dará sentido a este cuento surrealista de dos horas y que promete abrirnos los ojos (agarrense): "Es más bonito y llevadero para nosotros creer en Dios que no creer en él." Mirada beatífica del protagonista, mirada atónita de un servidor. ¡Menudo oda al autoengaño! Lo que se hubiera ahorrado la filosofía escolástica si hubiera partido de esta premisa. Pobre Tomás de Aquino, tanto esfuerzo intelectual innecesario.
Salí del cine con alivio y alegría. Al fin y al cabo había sobrevivido a una encerrona de dos horas con moralina. Esto me pasa por fiarme de la crítica.
- Un comienzo a lo Amelie en el que se intenta divertirnos con las características extrañas y las pequeñas idiosincrasias de los personajes, como el nadador amorfo, el nombre exótico del protagonista, el tigre con nombre de persona ... esas cosas. Esto ya forma parte de los clichés cinematográficos. El tono amable me hace temer lo peor: un sermón sobre la "doctrina del buenrollismo".
- Se confirman mis temores. Llega la promesa de que vamos a recibir un regalo maravilloso: una historia que nos va hacer creer en Dios ... ¡Uff! Esto no me lo esperaba. Hacía mucho tiempo desde las clases de catequesis. Me revuelvo incómodo en la silla y empiezo a examinar la distancia y los obstáculos que me separan de la salida. Intento conservar la calma.
- Arranca la historia del viaje. Hasta el naufragio todo va bien. Espectacular la escena de la tormenta y el bote salvavidas, aunque muy cruda para la sensibilidad de un niño, en mi opinión. Aquí empecé a recobrar la esperanza. En vano.
- Llega el empacho. Un relato tedioso (juro que si el protagonista llega a gritar una vez más el nombre del tigre me salgo) e interminable sobre las vicisitudes fantásticas de Pi en el mar y su lucha por sobrevivir, sus dilemas espirituales y todo eso. Un refrito New Age a lo Paulo Coelho sobre un trasfondo de salva-pantallas de colores saturados que el autor pretende que nos llegue y nos emocione. Pero, ¿cómo creer en personajes tan planos? ¿Cómo emocionarnos con imágenes tan sintéticas?
- Y por fin, el desenlace y la guinda del pastel: una revelación que dará sentido a este cuento surrealista de dos horas y que promete abrirnos los ojos (agarrense): "Es más bonito y llevadero para nosotros creer en Dios que no creer en él." Mirada beatífica del protagonista, mirada atónita de un servidor. ¡Menudo oda al autoengaño! Lo que se hubiera ahorrado la filosofía escolástica si hubiera partido de esta premisa. Pobre Tomás de Aquino, tanto esfuerzo intelectual innecesario.
Salí del cine con alivio y alegría. Al fin y al cabo había sobrevivido a una encerrona de dos horas con moralina. Esto me pasa por fiarme de la crítica.
14 de diciembre de 2012
14 de diciembre de 2012
130 de 175 usuarios han encontrado esta crítica útil
“¿Qué historia prefieres: la del Tigre o la del Capitán? Pues lo mismo pasa con Dios”. Tras ver ayer en el cine “La Vida de Pi”, quizás ésta sea la frase que mejor resume el mensaje de la película. Un mensaje, en mi opinión, más que discutible, pero interesante, y que pasaré a profundizar directamente en el “spoiler”. No obstante, en estas primeras líneas quisiera dar mi opinión general sobre la película:
La historia es inverosímil, pero fascinante; fantasiosa, pero con fondo de verdad; extraña y exótica, pero a la vez cercana. Visualmente, la película está impecable, consiguiendo momentos realmente impactantes y prodigiosos (aunque pongo en duda la necesidad del 3D). Los diálogos no son ni maravillosos ni ocurrentes (en general), pero consiguen explicar conceptos e ideas difíciles de comprender con un lenguaje sencillo. El ritmo es lento, pero se mantiene la intriga y el interés. Las actuaciones han estado a la altura. Hay simbolismo, mensajes y lecturas paralelos. Se nos invita a un segundo visionado, pues, al final de la película, se nos plantea una nueva perspectiva para interpretar esos símbolos y poder dar así un nuevo significado a la historia y a lo que representan en realidad esos personajes animales.
Merece una mención especial el diseño del Tigre, que “casi” parece un animal de verdad. Y no parece un animal de verdad porque se le ha querido dotar de “alma”. En los momentos en que el Tigre se comporta como el animal salvaje que es, da miedo y tiene un aspecto hiperrealista. Sin embargo, en los momentos en que parece comportarse como un humano con emociones (por ejemplo, en su primera aparición en la jaula), el brillo de los ojos y los gestos de su cara parecían tan humanos que casi me da grima (se parecía un poco al gato de Shrek). Bromas aparte, lo cierto es que incluso este último detalle tiene su sentido…
Son muchas las virtudes de este atípico relato; y si tuviera que mencionar algún defecto concreto, sería incapaz de hacerlo. Pero quisiera ser sincero y, por tanto, debo decir la verdad. Y la verdad es (y ésta es la mala noticia) que la película no ha llegado a entusiasmarme. Reconozco que me ha gustado y que la considero una buena película; pero no me ha convencido del todo. No sabría explicarlo, pero creo que le falta algo. Me ha parecido una película más interesante o entretenida que verdaderamente divertida o útil. De todos modos necesitaría verla de nuevo para formarme una opinión más completa. No sería la primera vez que una película me gusta más la segunda vez que la veo. Por este motivo le doy un 7 de 10 “provisional”. Eso sí, recomiendo a cualquier lector que vaya al cine a ver “La Vida de Pi”, porque vale la pena.
La historia es inverosímil, pero fascinante; fantasiosa, pero con fondo de verdad; extraña y exótica, pero a la vez cercana. Visualmente, la película está impecable, consiguiendo momentos realmente impactantes y prodigiosos (aunque pongo en duda la necesidad del 3D). Los diálogos no son ni maravillosos ni ocurrentes (en general), pero consiguen explicar conceptos e ideas difíciles de comprender con un lenguaje sencillo. El ritmo es lento, pero se mantiene la intriga y el interés. Las actuaciones han estado a la altura. Hay simbolismo, mensajes y lecturas paralelos. Se nos invita a un segundo visionado, pues, al final de la película, se nos plantea una nueva perspectiva para interpretar esos símbolos y poder dar así un nuevo significado a la historia y a lo que representan en realidad esos personajes animales.
Merece una mención especial el diseño del Tigre, que “casi” parece un animal de verdad. Y no parece un animal de verdad porque se le ha querido dotar de “alma”. En los momentos en que el Tigre se comporta como el animal salvaje que es, da miedo y tiene un aspecto hiperrealista. Sin embargo, en los momentos en que parece comportarse como un humano con emociones (por ejemplo, en su primera aparición en la jaula), el brillo de los ojos y los gestos de su cara parecían tan humanos que casi me da grima (se parecía un poco al gato de Shrek). Bromas aparte, lo cierto es que incluso este último detalle tiene su sentido…
Son muchas las virtudes de este atípico relato; y si tuviera que mencionar algún defecto concreto, sería incapaz de hacerlo. Pero quisiera ser sincero y, por tanto, debo decir la verdad. Y la verdad es (y ésta es la mala noticia) que la película no ha llegado a entusiasmarme. Reconozco que me ha gustado y que la considero una buena película; pero no me ha convencido del todo. No sabría explicarlo, pero creo que le falta algo. Me ha parecido una película más interesante o entretenida que verdaderamente divertida o útil. De todos modos necesitaría verla de nuevo para formarme una opinión más completa. No sería la primera vez que una película me gusta más la segunda vez que la veo. Por este motivo le doy un 7 de 10 “provisional”. Eso sí, recomiendo a cualquier lector que vaya al cine a ver “La Vida de Pi”, porque vale la pena.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Tal vez, uno de los puntos fuertes de “La vida de Pi” es que te invita a pensar en ella, porque, aparentemente, el mensaje o el significado están difusos y es natural que en algún momento te preguntes el porqué de las cosas. Obviamente, la película pretende transmitirnos algún mensaje, y no únicamente contarnos una historia rarísima sobre la convivencia de un muchacho con unos animales en una barca. Sin embargo, aún no sé con exactitud qué significa este cuento extraordinario. Haciendo memoria, me acuerdo de que al principio el Protagonista le dice al Escritor que le va a contar una historia que le va a demostrar la existencia de Dios. Yo no sé si al final el Escritor acaba por convencerse de la existencia de Dios, pero a mí no me ha demostrado nada. Tal vez ésta sea la razón por la que me siento un poco decepcionado por la película. Sin embargo, si pienso un poco me doy cuenta de que es ingenuo pensar que una película va a demostrarme algo que nadie en el mundo es capaz de demostrar.
Por tanto el protagonista opta por contarnos una historia que no hay quién se la trague, pero que mezcla realidad con fantasía para intentar explicarnos el porqué de su manera de actuar, de su instinto de supervivencia, del afloramiento de sus sentimientos, de su suerte; y de qué manera tienen su origen en Dios. Curiosamente esto es lo mismo que hacen las religiones para explicar el porqué de las cosas mundanas y su origen divino: principalmente lo hacen por medio de cuentos, fábulas, historias extraordinarias, parábolas, etc.
Al final de la película Pi le pregunta al Escritor que qué historia prefiere, que si la del Capitán o la del Tigre. El Escritor le contesta que la del Tigre, porque (me imagino) cuenta lo mismo pero es más “guay”. No me gusta. Es como si te preguntaran que qué historia te gusta más, que si la Teoría de la Evolución o la de la Creación; y tú contestaras que te gusta más la Teoría de la Creación por el simple hecho de ser más “bonita” y amena. Pero, pensándolo bien, Pi no le pregunta al Escritor qué historia es la que acepta como verdad, sino que cuál prefiere…
Pi es un hombre religioso. Pero es un religioso muy especial. Su religión es un refrito de todas las religiones que se ha ido encontrando en su vida. Las acepta a todas como verdaderas, a pesar de que estas religiones se aceptan a sí mismas como las únicas verdaderas. Si aceptas una religión como verdadera, no puedes aceptar otra religión también como verdadera. O te crees una historia o te crees la otra. O una de ellas es la verdadera, o ninguna lo es; pero en ningún caso las dos lo son a la vez. Esto es una de las bases de nuestra mentalidad científico-matemático-racional. Pero esa cuestión a Pi le da igual. Él demuestra que puede ser practicante de todas las religiones y, quizás, sacar lo bueno de cada una de ellas. Y, además, es capaz de mantener los pies en el suelo y distinguir entre lo que es Fe y lo que es Razón. Personalmente no sé si la actitud de Pi es enfermiza o genial. Tal vez sean las dos cosas a la vez.
El mensaje que Pi pretende transmitir al Escritor parece que está un poco más “claro”, pero ¿qué mensaje pretende transmitirnos Ang Lee a los espectadores? Ahora se me está ocurriendo que puede que el Director pensara con antelación en todas estas cosas para que yo pensara en ellas; o puede que tal vez yo haya pensado demasiado y me hubiese desviado de lo que pretendía el Ang Lee. Quizás la película sólo pretendía ser un entretenido puzle mental, en el que hay volver a verla para encajar todas las piezas. No lo sé. Pero voy a tomar el ejemplo de Pi y escogeré la primera opción.
Por tanto el protagonista opta por contarnos una historia que no hay quién se la trague, pero que mezcla realidad con fantasía para intentar explicarnos el porqué de su manera de actuar, de su instinto de supervivencia, del afloramiento de sus sentimientos, de su suerte; y de qué manera tienen su origen en Dios. Curiosamente esto es lo mismo que hacen las religiones para explicar el porqué de las cosas mundanas y su origen divino: principalmente lo hacen por medio de cuentos, fábulas, historias extraordinarias, parábolas, etc.
Al final de la película Pi le pregunta al Escritor que qué historia prefiere, que si la del Capitán o la del Tigre. El Escritor le contesta que la del Tigre, porque (me imagino) cuenta lo mismo pero es más “guay”. No me gusta. Es como si te preguntaran que qué historia te gusta más, que si la Teoría de la Evolución o la de la Creación; y tú contestaras que te gusta más la Teoría de la Creación por el simple hecho de ser más “bonita” y amena. Pero, pensándolo bien, Pi no le pregunta al Escritor qué historia es la que acepta como verdad, sino que cuál prefiere…
Pi es un hombre religioso. Pero es un religioso muy especial. Su religión es un refrito de todas las religiones que se ha ido encontrando en su vida. Las acepta a todas como verdaderas, a pesar de que estas religiones se aceptan a sí mismas como las únicas verdaderas. Si aceptas una religión como verdadera, no puedes aceptar otra religión también como verdadera. O te crees una historia o te crees la otra. O una de ellas es la verdadera, o ninguna lo es; pero en ningún caso las dos lo son a la vez. Esto es una de las bases de nuestra mentalidad científico-matemático-racional. Pero esa cuestión a Pi le da igual. Él demuestra que puede ser practicante de todas las religiones y, quizás, sacar lo bueno de cada una de ellas. Y, además, es capaz de mantener los pies en el suelo y distinguir entre lo que es Fe y lo que es Razón. Personalmente no sé si la actitud de Pi es enfermiza o genial. Tal vez sean las dos cosas a la vez.
El mensaje que Pi pretende transmitir al Escritor parece que está un poco más “claro”, pero ¿qué mensaje pretende transmitirnos Ang Lee a los espectadores? Ahora se me está ocurriendo que puede que el Director pensara con antelación en todas estas cosas para que yo pensara en ellas; o puede que tal vez yo haya pensado demasiado y me hubiese desviado de lo que pretendía el Ang Lee. Quizás la película sólo pretendía ser un entretenido puzle mental, en el que hay volver a verla para encajar todas las piezas. No lo sé. Pero voy a tomar el ejemplo de Pi y escogeré la primera opción.
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