Colette
6,2
2.930
Drama
Cuenta la historia de Sidonie-Gabrielle Colette (Keira Knightley), autora de las polémicas novelas que causaron gran revuelo en el París de los años 20 "Claudine" y "Gigi", desde su infancia en el campo hasta su consagración en la sociedad parisina junto a su marido, el también autor Henry Gautheir-Villas “Willy” (Dominic West), que en un principio actúa como mentor de Colette. (FILMAFFINITY)
7 de diciembre de 2018
7 de diciembre de 2018
30 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
No cabe la menor duda de que la vida de Gabrielle Colette fue fascinante. Autora "fantasma" de su marido Henry Gauthier-Villars "Willy" durante años, mente pensante tras las exitosísimas novelas de Claudine, actriz, vedette, mimo y periodista, fue sin duda una adelantada a su tiempo, una mujer valiente y libre, que tenía relaciones con mujeres, que vestía a veces ropa "masculina" que vivía según le parecía y que se rebeló contra las convenciones de la época. En una palabra, como decimos, fascinante. Sin embargo, Colette, la película, no termina de resultar fascinante como lo merece la vida real de su heroína.
Wash Westmoreland, en su primera película en solitario tras el triste fallecimiento de Richard Glatzer (que a pesar de todo es co-guionista aquí y a quien se dedica el filme), ha filmado un elegante biopic,una película sin duda agradable y con suficientes elementos interesantes para recomendar su visionado, pero no es memorable, no es una obra maestra, y ni siquiera logra ser una cinta que deje con ganas de más de un visionado. Es excesivamente larga, aunque no llega a las dos horas, y hay escenas y momentos que podrían no haber estado y ralentizan innecesariamente el ritmo. Los personajes secundarios, como el de Fiona Shaw, no terminan de funcionar porque apenas tienen tiempo en pantalla, y ni siquiera a Missy, que sí goza de gran importancia en la trama por su relación con Colette, se le presta la suficiente atención. Es por ello que la relación entre ambas mujeres no termina de cuajar emocionalmente en el espectador, ya que apenas se nos ofrecen datos sobre su cortejo o los sentimientos que las llevan a iniciar una vida juntas (gran trabajo de Denise Gough como Missy, por cierto).
Aun así, Colette es una buena película, de eso no hay duda, con una dirección artística y fotografía maravillosas que nos hablan de los personajes a veces incluso más que el propio guión (atención a los desordenados papeles en la habitación mientras Willy lee por primera vez "Claudine en el colegio"). Se ve muy bien, entretiene y tiene escenas poderosas que sí se quedan en la memoria del público (la amarga despedida entre Willy y Colette). Y sobre todo, se beneficia de la presencia mastodóntica de su pareja protagonista.
Parece mentira que Dominic West se haya convertido en el actorazo que es hoy, teniendo en día que pasó bastantes años siendo uno de los actores más irritantes que se podían ver en una pantalla (300, La sonrisa de Mona Lisa, Chicago). The Wire y The Affair han hecho maravillas en la carrera del británico, cuya presencia aquí es magnética. Está carismático, encantador cuando toca, encantador de serpientes al máximo y por supuesto también irritante y manipulador a más no poder, hasta el punto de que cuesta entender cómo Colette no se cansa y le deja a los 5 minutos de película. Keira Knightley, por su parte, tuvo unos años más dubitativos entre 2008 y 2012, pero su vuelta a lo grande con Begin again demostró que lo que habíamos visto en películas como Expiación, Orgullo y prejuicio, la primera Piratas del Caribe, El rey Arturo o, después, Laggies o The imitation game no era flor de un día. Sin duda este va a ser un personaje por el que Knightley va a ser recordada. Escenas como aquella en la que finalmente se enfrenta a Willy, o su primer encuentro con Georgie, o su mirada y su gesto con Missy en el tren mientras viajan con toda su troupe ya bastarían para colarla en las quinielas de todos los premios importantes de la temporada (está duro este año, no obstante...).
En definitiva, una cinta correcta e interesante sobre una mujer fascinante, con dos actorazos como la copa de un pino dando muestras de su arte. Bravo.
Lo mejor: Knightley y West, enormes.
Lo peor: Daba para más.
Wash Westmoreland, en su primera película en solitario tras el triste fallecimiento de Richard Glatzer (que a pesar de todo es co-guionista aquí y a quien se dedica el filme), ha filmado un elegante biopic,una película sin duda agradable y con suficientes elementos interesantes para recomendar su visionado, pero no es memorable, no es una obra maestra, y ni siquiera logra ser una cinta que deje con ganas de más de un visionado. Es excesivamente larga, aunque no llega a las dos horas, y hay escenas y momentos que podrían no haber estado y ralentizan innecesariamente el ritmo. Los personajes secundarios, como el de Fiona Shaw, no terminan de funcionar porque apenas tienen tiempo en pantalla, y ni siquiera a Missy, que sí goza de gran importancia en la trama por su relación con Colette, se le presta la suficiente atención. Es por ello que la relación entre ambas mujeres no termina de cuajar emocionalmente en el espectador, ya que apenas se nos ofrecen datos sobre su cortejo o los sentimientos que las llevan a iniciar una vida juntas (gran trabajo de Denise Gough como Missy, por cierto).
Aun así, Colette es una buena película, de eso no hay duda, con una dirección artística y fotografía maravillosas que nos hablan de los personajes a veces incluso más que el propio guión (atención a los desordenados papeles en la habitación mientras Willy lee por primera vez "Claudine en el colegio"). Se ve muy bien, entretiene y tiene escenas poderosas que sí se quedan en la memoria del público (la amarga despedida entre Willy y Colette). Y sobre todo, se beneficia de la presencia mastodóntica de su pareja protagonista.
Parece mentira que Dominic West se haya convertido en el actorazo que es hoy, teniendo en día que pasó bastantes años siendo uno de los actores más irritantes que se podían ver en una pantalla (300, La sonrisa de Mona Lisa, Chicago). The Wire y The Affair han hecho maravillas en la carrera del británico, cuya presencia aquí es magnética. Está carismático, encantador cuando toca, encantador de serpientes al máximo y por supuesto también irritante y manipulador a más no poder, hasta el punto de que cuesta entender cómo Colette no se cansa y le deja a los 5 minutos de película. Keira Knightley, por su parte, tuvo unos años más dubitativos entre 2008 y 2012, pero su vuelta a lo grande con Begin again demostró que lo que habíamos visto en películas como Expiación, Orgullo y prejuicio, la primera Piratas del Caribe, El rey Arturo o, después, Laggies o The imitation game no era flor de un día. Sin duda este va a ser un personaje por el que Knightley va a ser recordada. Escenas como aquella en la que finalmente se enfrenta a Willy, o su primer encuentro con Georgie, o su mirada y su gesto con Missy en el tren mientras viajan con toda su troupe ya bastarían para colarla en las quinielas de todos los premios importantes de la temporada (está duro este año, no obstante...).
En definitiva, una cinta correcta e interesante sobre una mujer fascinante, con dos actorazos como la copa de un pino dando muestras de su arte. Bravo.
Lo mejor: Knightley y West, enormes.
Lo peor: Daba para más.
10 de abril de 2019
10 de abril de 2019
18 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Recuerdo haber leído "Claudine en la Escuela" cuando era un adolescente, y lo que más me impresionó, fue su salvaje esencia de libertad, carente de prejuicios.
Colette, la película, consigue tan solo arañar la vida de la escritora, mostrando una pequeña parte de su desinhibida personalidad.
Sidonie-Gabrielle Colette, mayoritariamente recordada por sus obras literarias, pasó una parte de su vida, sobre los escenarios como artista de cabaret y revista. Lo cual viene a demostrar su capacidad para asumir más de un roll, rompiendo moldes de la encorsetada y opresiva sociedad francesa de finales del XIX, y principios del XX.
Todos esos acontecimientos, son trasladados sin mucho énfasis ni pasión por su director Wash Westmoreland, el cual desarrolla una historia más académica que artística.
Keira Knightley construye su personaje desde un cierto distanciamiento, quizá alejado del propio carácter de Colette; dotándolo, eso sí, de una clase y elegancia de la cual, la autora, tal vez careciese.
La frase que da título a mi crítica, supuéstamente pronunciado por Colette, la he rescatado de la propia película
Colette, la película, consigue tan solo arañar la vida de la escritora, mostrando una pequeña parte de su desinhibida personalidad.
Sidonie-Gabrielle Colette, mayoritariamente recordada por sus obras literarias, pasó una parte de su vida, sobre los escenarios como artista de cabaret y revista. Lo cual viene a demostrar su capacidad para asumir más de un roll, rompiendo moldes de la encorsetada y opresiva sociedad francesa de finales del XIX, y principios del XX.
Todos esos acontecimientos, son trasladados sin mucho énfasis ni pasión por su director Wash Westmoreland, el cual desarrolla una historia más académica que artística.
Keira Knightley construye su personaje desde un cierto distanciamiento, quizá alejado del propio carácter de Colette; dotándolo, eso sí, de una clase y elegancia de la cual, la autora, tal vez careciese.
La frase que da título a mi crítica, supuéstamente pronunciado por Colette, la he rescatado de la propia película
19 de noviembre de 2018
19 de noviembre de 2018
20 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
La sabia censura española ha calificado esta película como "NO RECOMENDADA PARA MENORES DE DOCE AÑOS y distintivo ESPECIALMENTE RECOMENDADA PARA EL FOMENTO DE LA IGUALDAD DE GÉNERO". Así que, jóvenes y jóvenas, id a verla y tomad ejemplo.
De Colette se recuerda su personaje más que sus libros; y precisamente es el personaje el que en esta película sirve de percha para que la bella y hierática Ms Knightley exhiba unos cuantos modelitos muy coquetos y ponga unas cuantas caritas de intensa concentración.
Por lo demás, un guion disperso y carente de tensión; y unas pocas escenas lésbicas que tampoco llegan muy allá.
De Colette se recuerda su personaje más que sus libros; y precisamente es el personaje el que en esta película sirve de percha para que la bella y hierática Ms Knightley exhiba unos cuantos modelitos muy coquetos y ponga unas cuantas caritas de intensa concentración.
Por lo demás, un guion disperso y carente de tensión; y unas pocas escenas lésbicas que tampoco llegan muy allá.
22 de julio de 2019
22 de julio de 2019
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desgraciadamente Richard Glatzer, guionista y co-director junto con su pareja Westmoreland de sus últimos cuatro trabajos, falleció antes del estreno de este biopic centrado en los inicios de la novelista, actriz, periodista y libretista francesa Sidonie-Gabrielle Colette (1873-1954). Parece que su título original iba a ser "Colette y Willy" y probablemente a tenor del resultado hubiera sido más apropiado ya que es la relación que la novelista mantuvo con su primer esposo Henri Gauthier-Villars alias "Willy" la que a la postre moldeó la postura vital de una mujer que rompió tabúes en su época con su libertad sexual y llegó a alcanzar el prestigio y la fama en su profesión como escritora.
Supongo que el trabajo de documentación habrá sido eficaz, pero no deja de chocar la frialdad, distanciamiento y "sosería" con la que Knightley encarna a la apasionada y sensual Colette. Los guionistas y director parece que sin embargo tuvieron claro desde el principio que era la actriz ideal para el personaje. Todo lo contrario ocurre con Dominic West con un Willy que roba la mitad del protagonismo a Colette con una composición vehemente con muchas más aristas y que retrata a la perfección el espíritu machista y patriarcal de la época. Por lo demás el biopic transcurre con efectividad según los cánones del género aportando sucesos y personajes que marcaron el devenir de Colette hasta su separación definitiva de Willy, donde podría iniciarse otra película con la intensa vida que le quedaba por vivir a la que llegó a ocupar la presidencia de la Academia de la Lengua Francesa, fue distinguida con la Legión de Honor y tuvo un funeral de estado. Casi na.
cineziete.wordpress.com
Supongo que el trabajo de documentación habrá sido eficaz, pero no deja de chocar la frialdad, distanciamiento y "sosería" con la que Knightley encarna a la apasionada y sensual Colette. Los guionistas y director parece que sin embargo tuvieron claro desde el principio que era la actriz ideal para el personaje. Todo lo contrario ocurre con Dominic West con un Willy que roba la mitad del protagonismo a Colette con una composición vehemente con muchas más aristas y que retrata a la perfección el espíritu machista y patriarcal de la época. Por lo demás el biopic transcurre con efectividad según los cánones del género aportando sucesos y personajes que marcaron el devenir de Colette hasta su separación definitiva de Willy, donde podría iniciarse otra película con la intensa vida que le quedaba por vivir a la que llegó a ocupar la presidencia de la Academia de la Lengua Francesa, fue distinguida con la Legión de Honor y tuvo un funeral de estado. Casi na.
cineziete.wordpress.com
18 de noviembre de 2018
18 de noviembre de 2018
12 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película es una biografía de la Colette joven (Keira Knightley), autora de obras polémicas que causaron escándalo en el París de los años 20 como "Claudine" y "Gigi". La narración cuenta desde su infancia en el campo, pasando por su consagración en la sociedad parisina junto a su marido, el también autor Henry Gautheir-Villas “Willy” (Dominic West), hasta su independencia plena que vino con la separación matrimonial; punto en el cual Colette toma las riendas de su vida empoderándose de la misma y también de su propia obra literaria, hasta entonces en manos de su esposo.
El director Wash Westmoreland consigue meritoriamente, sortear esa especie de ‘evidencia biopic’, reconstruyendo con tacto visual el entorno de la conocida novelista en un universo festivo, un contexto ‘ad initium’ desprejuiciado y entretenido de aquel París de la ‘belle epoque’. Plasma el espíritu rebelde de la autora, una leyenda compleja y rica, tanto en el terreno artístico como personal. Una película que sin ser mayúscula, merece reconocimiento; incluso su academicismo, actuaciones, banda sonora y otros aspectos técnicos son merecedores de elogio. Eso sí, sin entrar en mucho análisis.
Deriva esta cinta de un guion de Westmoreland coescrito junto al malogrado Richard Glatzer y Rebecca Lenkiewicz, que deviene historia de independencia creativa, centrada en los primeros pinitos literarios de Colette. Junto a este comienzo literario, las tensiones dentro de su terrible matrimonio con Henry Gauthier-Villars, un hipócrita y vividor de pronóstico que la utiliza en todo sentido.
Excelente la música del compositor de ópera británico Thomas Adès, que resulta un activo principal del film, uno de los valores principales de la película; la partitura fue escrita expresamente para la pantalla por Adès, con su ágil piano y el trabajo de cuerdas que lo acompaña. Muy buena la fotografía Giles Nuttgens. Unido a ello una exquisita puesta en escena, vestuario incluido.
En el reparto, el vértice principal de esta cinta recae sobre Keira Knightley, con una encarnación muy natural que ella hace de la novelista como personaje tierno, que a la vez entraña una Colette paradigma de emancipación femenina; la Knightley personifica el físico de “fragilidad, determinación y malicia que el personaje exige” (Oti Rodríguez); además, el director sabe sacar lo mejor de su belleza cérea marcada por el impulso amoroso. Dominic West, con verismo y oficio actoral del bueno, encarna a un Willy funesto y egoísta que resulta tan creíble, que se hace odioso al espectador.
Aunque la película no profundiza en la literatura de Colette, sí lo hace en la época que le tocó vivir y sus circunstancias muchas veces adversas. Pero sobre todo se centra en la figura de una mujer que representó un mensaje nuevo de manumisión y liberación. O sea, un biopic más centrado en el perfil personal e ideológico de la protagonista que en su vertiente artística. Hay que tener en cuenta que Colette escandalizó a la sociedad de su momento por su explícita bisexualidad y las inusuales relaciones que mantuvo, tanto con su esposo, como con una aristócrata lesbiana u otros hombres y mujeres, a lo largo de su vida.
En suma, película melodramática bien intencionada de una Colette controvertida cuyo modo y actitudes rompedores son abordados de manera retrospectiva, envueltos en un ropaje cinematográfico clasicista y digno. Además, con la perspectiva que ofrece, no escapa al buen espectador que con el ingenio de la protagonista y su modernidad de amplio espectro, colocó la obra literaria, las costumbres sexuales y el papel de la mujer en forma avanzada y rompedora para aquel principios del pasado siglo.
El director Wash Westmoreland consigue meritoriamente, sortear esa especie de ‘evidencia biopic’, reconstruyendo con tacto visual el entorno de la conocida novelista en un universo festivo, un contexto ‘ad initium’ desprejuiciado y entretenido de aquel París de la ‘belle epoque’. Plasma el espíritu rebelde de la autora, una leyenda compleja y rica, tanto en el terreno artístico como personal. Una película que sin ser mayúscula, merece reconocimiento; incluso su academicismo, actuaciones, banda sonora y otros aspectos técnicos son merecedores de elogio. Eso sí, sin entrar en mucho análisis.
Deriva esta cinta de un guion de Westmoreland coescrito junto al malogrado Richard Glatzer y Rebecca Lenkiewicz, que deviene historia de independencia creativa, centrada en los primeros pinitos literarios de Colette. Junto a este comienzo literario, las tensiones dentro de su terrible matrimonio con Henry Gauthier-Villars, un hipócrita y vividor de pronóstico que la utiliza en todo sentido.
Excelente la música del compositor de ópera británico Thomas Adès, que resulta un activo principal del film, uno de los valores principales de la película; la partitura fue escrita expresamente para la pantalla por Adès, con su ágil piano y el trabajo de cuerdas que lo acompaña. Muy buena la fotografía Giles Nuttgens. Unido a ello una exquisita puesta en escena, vestuario incluido.
En el reparto, el vértice principal de esta cinta recae sobre Keira Knightley, con una encarnación muy natural que ella hace de la novelista como personaje tierno, que a la vez entraña una Colette paradigma de emancipación femenina; la Knightley personifica el físico de “fragilidad, determinación y malicia que el personaje exige” (Oti Rodríguez); además, el director sabe sacar lo mejor de su belleza cérea marcada por el impulso amoroso. Dominic West, con verismo y oficio actoral del bueno, encarna a un Willy funesto y egoísta que resulta tan creíble, que se hace odioso al espectador.
Aunque la película no profundiza en la literatura de Colette, sí lo hace en la época que le tocó vivir y sus circunstancias muchas veces adversas. Pero sobre todo se centra en la figura de una mujer que representó un mensaje nuevo de manumisión y liberación. O sea, un biopic más centrado en el perfil personal e ideológico de la protagonista que en su vertiente artística. Hay que tener en cuenta que Colette escandalizó a la sociedad de su momento por su explícita bisexualidad y las inusuales relaciones que mantuvo, tanto con su esposo, como con una aristócrata lesbiana u otros hombres y mujeres, a lo largo de su vida.
En suma, película melodramática bien intencionada de una Colette controvertida cuyo modo y actitudes rompedores son abordados de manera retrospectiva, envueltos en un ropaje cinematográfico clasicista y digno. Además, con la perspectiva que ofrece, no escapa al buen espectador que con el ingenio de la protagonista y su modernidad de amplio espectro, colocó la obra literaria, las costumbres sexuales y el papel de la mujer en forma avanzada y rompedora para aquel principios del pasado siglo.
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here