El 47
7,1
19.473
Drama
"El 47" cuenta la historia de un acto de disidencia pacífica y el movimiento vecinal de base que en 1978 transformó Barcelona y cambió la imagen de sus suburbios para siempre. Manolo Vital era un conductor de autobús que se adueñó del bus de la línea 47 para desmontar una mentira que el Ayuntamiento se empeñaba en repetir: los autobuses no podían subir las cuestas del distrito de Torre Baró. Un acto de rebeldía que demostró ser un ... [+]
8 de enero de 2025
8 de enero de 2025
406 de 572 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos ante una reimaginación edulcorada al gusto de los catalanes de los hechos acontecidos en el barrio de Torre Baró en Barcelona. Comienzo con esta frase tan dura puesto que desde un inicio y como andaluz, ya me extrañó que una producción catalana fuera a abordar esta parte de su historia de forma fidedigna. Confirmado nada más verla que como esperaba: este trabajo redibuja una realidad acorde a los valores actuales del nacionalismo catalán, ese que disfruta oliéndose sus propios pedos y ninguneando incluso a día de hoy a andaluces y extremeños como si de paletos e inferiores se trataran. Y es una pena, porque esta historia tenía mucho potencial.
No verás un solo atisbo de racismo, xenofobia o rechazo de catalanes hacia los migrantes andaluces y extremeños que vivían en guetos chabolistas: no por Dios, el catalán no hace esas cosas, eso no ocurrió, corramos un tupido velo, solo vamos a mostrar a personas maravillosas llenas de amor y simpatía que siempre tienen una sonrisa y se solidarizan con el pueblo foráneo en sus demandas (final de la película vaya).
Es tal la hipocresía, que el único antagonista es precisamente andaluz. “No vaya la gente a pensar que en Cataluña hubo xenofobia contra los andaluces y extremeños… pongamos mejor de malo a uno de los suyos. Sí, sí, eso quedará genial: el único rechazo que sufran los andaluces sea de otro andaluz. Nosotros los catalanes somos diferentes, no rechazamos a nadie, mira mira, huele este pedo que acabo de tirarme, es un olor delicioso”.
El actor que interpreta al extremeño Manolo Vital, es obviamente catalán, ya que para poder olerse a gusto los pedos propios hay que poner a todos los habitantes del barrio Torre Baró, compuesto por andaluces y extremeños, a hablar en perfecto catalán, porque eso es lo que hace la gente de bien, y los migrantes de está películas son personas de bien. Es una vez más una realidad acorde al nacionalismo catalán más idílico en el que las bellas personas que llegan a su tierra se integran perfectamente, y eso se hace adoptado su lengua incluso dentro den seno familiar.
Es tal el tema, que me sorprende que para los créditos hayan puesto un esbozo de una canción popular del barrio, y en lugar de poner a Serrat suenen tonos flamencos cantados con acento gitano, ya que visto lo visto, no me hubiera sorprendido haber oído una canción en catalán con música de sardana haciéndola pasar como folklore propio de andaluces y extremeños del barrio.
Por otro lado, se ve que en los años 50 las monjas ya hablaban catalán como primera lengua ¿Dónde quedó la represión del régimen franquista contra las lenguas regionales? Nada, nada, en Cataluña se ha hablado siempre catalán sobre el castellano incluso en plena dictadura (y en la ciudad condal, que no estamos en un pueblo del interior de Girona donde este hecho si era natural).
Otros aspectos:
La representación de las diferencias sociales mostradas a través del coro de la hija me ha parecido una estupidez muy grande (en extremo sutil, para diluir cualquier autocritica), y ojo, que yo siendo muy de izquierdas y conociendo perfectamente la canción del gallo rojo y el gallo negro, he sentido vergüenza ajena con la actuación final, la cual busca generar un efecto lacrimógeno en el espectador que sobra en todos los sentidos. Que se miren el final -salvando las diferencias- de “El maestro que prometió el mar” a ver si aprenden algo de como impactar al espectador de forma dramática sin forzar con trucos baratos.
De hecho, en mi opinión este film debería ser un homenaje en modo de celebración a la lucha por los derechos sociales, y no una pastelada que fuerza el drama ante situaciones que realmente no fueron dramáticas en sí (refiriéndome al final). Explico este pequeño detalle en el spoiler.
Finalmente debo aclarar la película no es mala en si misma. Su producción deja un buen sabor de boca: la ambientación, guion (dentro de su fantasía), vestuario, interpretaciones: todo está a un nivel altísimo: Por todo ello no la suspendo.
No verás un solo atisbo de racismo, xenofobia o rechazo de catalanes hacia los migrantes andaluces y extremeños que vivían en guetos chabolistas: no por Dios, el catalán no hace esas cosas, eso no ocurrió, corramos un tupido velo, solo vamos a mostrar a personas maravillosas llenas de amor y simpatía que siempre tienen una sonrisa y se solidarizan con el pueblo foráneo en sus demandas (final de la película vaya).
Es tal la hipocresía, que el único antagonista es precisamente andaluz. “No vaya la gente a pensar que en Cataluña hubo xenofobia contra los andaluces y extremeños… pongamos mejor de malo a uno de los suyos. Sí, sí, eso quedará genial: el único rechazo que sufran los andaluces sea de otro andaluz. Nosotros los catalanes somos diferentes, no rechazamos a nadie, mira mira, huele este pedo que acabo de tirarme, es un olor delicioso”.
El actor que interpreta al extremeño Manolo Vital, es obviamente catalán, ya que para poder olerse a gusto los pedos propios hay que poner a todos los habitantes del barrio Torre Baró, compuesto por andaluces y extremeños, a hablar en perfecto catalán, porque eso es lo que hace la gente de bien, y los migrantes de está películas son personas de bien. Es una vez más una realidad acorde al nacionalismo catalán más idílico en el que las bellas personas que llegan a su tierra se integran perfectamente, y eso se hace adoptado su lengua incluso dentro den seno familiar.
Es tal el tema, que me sorprende que para los créditos hayan puesto un esbozo de una canción popular del barrio, y en lugar de poner a Serrat suenen tonos flamencos cantados con acento gitano, ya que visto lo visto, no me hubiera sorprendido haber oído una canción en catalán con música de sardana haciéndola pasar como folklore propio de andaluces y extremeños del barrio.
Por otro lado, se ve que en los años 50 las monjas ya hablaban catalán como primera lengua ¿Dónde quedó la represión del régimen franquista contra las lenguas regionales? Nada, nada, en Cataluña se ha hablado siempre catalán sobre el castellano incluso en plena dictadura (y en la ciudad condal, que no estamos en un pueblo del interior de Girona donde este hecho si era natural).
Otros aspectos:
La representación de las diferencias sociales mostradas a través del coro de la hija me ha parecido una estupidez muy grande (en extremo sutil, para diluir cualquier autocritica), y ojo, que yo siendo muy de izquierdas y conociendo perfectamente la canción del gallo rojo y el gallo negro, he sentido vergüenza ajena con la actuación final, la cual busca generar un efecto lacrimógeno en el espectador que sobra en todos los sentidos. Que se miren el final -salvando las diferencias- de “El maestro que prometió el mar” a ver si aprenden algo de como impactar al espectador de forma dramática sin forzar con trucos baratos.
De hecho, en mi opinión este film debería ser un homenaje en modo de celebración a la lucha por los derechos sociales, y no una pastelada que fuerza el drama ante situaciones que realmente no fueron dramáticas en sí (refiriéndome al final). Explico este pequeño detalle en el spoiler.
Finalmente debo aclarar la película no es mala en si misma. Su producción deja un buen sabor de boca: la ambientación, guion (dentro de su fantasía), vestuario, interpretaciones: todo está a un nivel altísimo: Por todo ello no la suspendo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La escena final cuando detienen a Manolo debería haber sido un momento de gloria, de victoria y de celebración por la lucha social del barrio, con vitores de la gente, puño en alto, gritando por los derechos sociales… Pero no, nos plantan música dramática, cámara lenta, pasillo de personas mirando a lo “la lengua de las mariposas” que casi parece que lo llevan al pelotón de fusilamiento.
¡Hermano! ¡Qué solo iba detenido ya en democracia por salirse de la ruta con el autobús! ¡No era la postguerra ni había cometido un crimen de sangre! ¡Qué ganaron! ¡Que fue una victoria del pueblo! ¡Qué salió libre y hasta le devolvieron el trabajo! ¡No hace falta que te montes este drama en esta parte de la película!
El drama debió haber estado antes, pero se omitió porque dejaba en mal lugar a la sociedad catalana de la época.
Mucho que aprender en este aspecto de la película andaluza “Te estoy amando locamente” donde se muestra la realidad de la sociedad homófoba de la época, sin tapujos, sin buscar el quedar bien, denunciando lo que había que denunciar, y más importante, mostrando de forma heroica y celebración de la lucha de aquellos que estuvieron en el lado correcto de la historia.
Si hubieran hecho esta película en Cataluña miedo me da, para mi que no hubiera aparecido un solo homófobo en toda la trama, o bueno sí, uno andaluz, que esos sí pueden ser malos.
¡Hermano! ¡Qué solo iba detenido ya en democracia por salirse de la ruta con el autobús! ¡No era la postguerra ni había cometido un crimen de sangre! ¡Qué ganaron! ¡Que fue una victoria del pueblo! ¡Qué salió libre y hasta le devolvieron el trabajo! ¡No hace falta que te montes este drama en esta parte de la película!
El drama debió haber estado antes, pero se omitió porque dejaba en mal lugar a la sociedad catalana de la época.
Mucho que aprender en este aspecto de la película andaluza “Te estoy amando locamente” donde se muestra la realidad de la sociedad homófoba de la época, sin tapujos, sin buscar el quedar bien, denunciando lo que había que denunciar, y más importante, mostrando de forma heroica y celebración de la lucha de aquellos que estuvieron en el lado correcto de la historia.
Si hubieran hecho esta película en Cataluña miedo me da, para mi que no hubiera aparecido un solo homófobo en toda la trama, o bueno sí, uno andaluz, que esos sí pueden ser malos.
30 de agosto de 2024
30 de agosto de 2024
254 de 419 usuarios han encontrado esta crítica útil
"EL 47" es el equivalente cinematográfico a los influencers pijos que se hacen fotos con niños etíopes muertos de hambre para presumir de humanidad en redes sociales.
Para el privilegiado pijo humanitario no hay nada más enriquecedor que ver pobres... un rato. Esta es una película pija, hecha por pijos, sobre lo maravillosos que son los pobres. Los pobres son fantásticos. No hay pobre malo. No tienen agua caliente pero son felices con lo que tienen, porque están rodeados de otros míseros pobres igual de felices. Eduard Fernández es un pobre bueno que no tiene ni un defecto. Jamás llega borracho a casa o dice un taco. Buen padre, buen amigo, buen compañero de trabajo. No existe en su personaje ni un solo matiz que no sea ser bueno 24/7.
Su mujer es pobre buena, y jamás le lleva la contraria en nada de lo buena que es, pues es pobre. Un día se le ocurre el disparate de preguntar por el alquiler de una vivienda digna, y su pobre buen marido le quita la idea, y a ella le parece bien, porque todos sabemos que las parejas son sólidas en la escasez y miseria. La pobre hija tiene un tremendo gesto de rebeldía: dice por lo bajini que se avergüenza de ser pobre, pero su padre pobre bueno le quita la rebeldía con una frase atinada. Porque en la aldea pitufa de la pobreza no hay conflictos, ni enfados, no hay envidias, no hay maldad. Todos van a una, todos son amigos, todos trabajan gratis y se regodean en la maravillosa gloria que es la miseria. Todos sabemos que la escasez y la pobreza sacan lo más puro de nuestras almas, sobre todo cuando está vista por los ojos pijos de los cineastas pijos que jamás han tenido hambre ni les ha faltado el wifi.
No hay en la película ni un solo pobre que tenga algún defecto. Sí que son malvados los no-pobres, es decir, las fuerzas del orden y los políticos. Esos no tienen una sola virtud, son el agujero negro de la maldad absoluta. No hay un solo personaje auténtico en toda la película, pues todos son buenos de extrema bondad o malos de extrema maldad. Todo dibujado a brocha gorda, no vaya a ser que exista algún matiz y al público le dé por pensar.
Una película recomendada para todo espectador que quiera sacar pecho de lo pobre que es.
Para el privilegiado pijo humanitario no hay nada más enriquecedor que ver pobres... un rato. Esta es una película pija, hecha por pijos, sobre lo maravillosos que son los pobres. Los pobres son fantásticos. No hay pobre malo. No tienen agua caliente pero son felices con lo que tienen, porque están rodeados de otros míseros pobres igual de felices. Eduard Fernández es un pobre bueno que no tiene ni un defecto. Jamás llega borracho a casa o dice un taco. Buen padre, buen amigo, buen compañero de trabajo. No existe en su personaje ni un solo matiz que no sea ser bueno 24/7.
Su mujer es pobre buena, y jamás le lleva la contraria en nada de lo buena que es, pues es pobre. Un día se le ocurre el disparate de preguntar por el alquiler de una vivienda digna, y su pobre buen marido le quita la idea, y a ella le parece bien, porque todos sabemos que las parejas son sólidas en la escasez y miseria. La pobre hija tiene un tremendo gesto de rebeldía: dice por lo bajini que se avergüenza de ser pobre, pero su padre pobre bueno le quita la rebeldía con una frase atinada. Porque en la aldea pitufa de la pobreza no hay conflictos, ni enfados, no hay envidias, no hay maldad. Todos van a una, todos son amigos, todos trabajan gratis y se regodean en la maravillosa gloria que es la miseria. Todos sabemos que la escasez y la pobreza sacan lo más puro de nuestras almas, sobre todo cuando está vista por los ojos pijos de los cineastas pijos que jamás han tenido hambre ni les ha faltado el wifi.
No hay en la película ni un solo pobre que tenga algún defecto. Sí que son malvados los no-pobres, es decir, las fuerzas del orden y los políticos. Esos no tienen una sola virtud, son el agujero negro de la maldad absoluta. No hay un solo personaje auténtico en toda la película, pues todos son buenos de extrema bondad o malos de extrema maldad. Todo dibujado a brocha gorda, no vaya a ser que exista algún matiz y al público le dé por pensar.
Una película recomendada para todo espectador que quiera sacar pecho de lo pobre que es.
19 de octubre de 2024
19 de octubre de 2024
168 de 256 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cosas que me han sorprendido:
¿Cómo es que en el año 1978 nadie fuma, sobre todo los hombres?
Casi todos-as tienen dentaduras perfectas y blanquísimas.
En ese ambiente charnego chabolista, ¿tanto se hablaba en catalán?
El malo malísimo de la peli no es un catalán, no es un burgués explotador catalán o algún racista con muchas is latinas en sus apellidos, NO!... el malvado ¡es un poli andaluz!
Los catalanes y catalanas, salvo un poco el político del Ayuntamiento (detalle de una gran bandera española en el salón donde se reúne con Manolo")... son almas caritativas y bondadosas.
Ese año la palabra "ningunear" no era utilizada.
Los guionistas y director, o no saben cómo era esa realidad o se han marcado un marqués
de Santillana, ya sabéis, ricos disfrazados de pobres jugando a pobres.
En fin, pues eso... un cuento edulcorado que blanquea la dura realidad socioeconómica de andaluces, andaluzas, extremeños y extremeñas, al gusto del nacionalismo catalán.
Pd: la peli es entretenida y con trucos sentimentaloides que funcionan (música triste de fondo que se utiliza mucho en telebasura, para conseguir lágrimas).
¿Cómo es que en el año 1978 nadie fuma, sobre todo los hombres?
Casi todos-as tienen dentaduras perfectas y blanquísimas.
En ese ambiente charnego chabolista, ¿tanto se hablaba en catalán?
El malo malísimo de la peli no es un catalán, no es un burgués explotador catalán o algún racista con muchas is latinas en sus apellidos, NO!... el malvado ¡es un poli andaluz!
Los catalanes y catalanas, salvo un poco el político del Ayuntamiento (detalle de una gran bandera española en el salón donde se reúne con Manolo")... son almas caritativas y bondadosas.
Ese año la palabra "ningunear" no era utilizada.
Los guionistas y director, o no saben cómo era esa realidad o se han marcado un marqués
de Santillana, ya sabéis, ricos disfrazados de pobres jugando a pobres.
En fin, pues eso... un cuento edulcorado que blanquea la dura realidad socioeconómica de andaluces, andaluzas, extremeños y extremeñas, al gusto del nacionalismo catalán.
Pd: la peli es entretenida y con trucos sentimentaloides que funcionan (música triste de fondo que se utiliza mucho en telebasura, para conseguir lágrimas).
12 de enero de 2025
12 de enero de 2025
79 de 92 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si se utiliza un hecho real para una película, lo menos que puede hacerse es ceñirse lo más posible a dicha realidad, y no inventarse otros hechos, manipulando la historia y obviando la verdadera personalidad del personaje principal: un activista del PSUC y sindicalsta de CCOO. Supongo que queda más comercial y más cercano a la patata del personal en general decidir que en lugar de un hijo, como era en realidad, tenga una tierna hija porque sí, y ya está. El protagonista aparece como un tipo rebelde pero individualista, que se monta por su cuenta la proeza, cuestión muy alejada de la forma en la que se gestaron los hechos, que fueron liderados por Manuel, pero planificados por dichas organizaciones. La calificaría con un 2, pero no puedo pasar por alto las grandes interpretaciones de todo el elenco, con las que, a pesar de todo lo dicho, he disfrutado a placer.
18 de enero de 2025
18 de enero de 2025
91 de 132 usuarios han encontrado esta crítica útil
La condescendencia con la que se trata el tema es hasta ofensiva. Proletariados que se ayudan entre ellos y que lanzan una manzana al protagonista mientras sale de casa para ir a trabajar "que vaya bien el dia Manolo!", mientras que la policía es mala a más no poder, y cruel, y fea, y son tan malos que hasta hablan en castellano (claro, porque es si eras policía mientras había dictadura, tenias que ser así).
Cliché tras cliché, no hay matices, o blanco o negro. Tampoco se entiende al personaje, que se pasa toda la película diciendo que hay que actuar con cabeza, de hecho hasta pasa de la movida sindical que hay en su trabajo, y de repente en una escena... "se acabó, voy a secuestrar el autobús" (???). Por qué no explicar que fue todo organizado con la ayuda de sindicatos y vecinos, y no un acto espontaneo y repentino? Hubiese sido más verosímil (aparte de más acorde con lo que realmente sucedió).
Además no vemos el barrio, vemos una subida (con el símbolo falangista perfectamente colocado), y vemos una especie de plaza que parece un plató, no hay sensación de comunidad ni de espacio (solo nos muestra dos!). Eso sí, la casa del protagonista con unas vistas excelentes a la torre que da nombre al barrio, la Torre Baró, que casualidad.
La escena del paseo del autobús por el barrio (corrección, del paseo por la subida, que es lo único que vemos de Torre Baró), es de vergüenza ajena. Parece ser que justo ese día nadie del barrio fue a trabajar, porque salen a la calle absolutamente todos a festejarlo, y hasta unos gegants lo acompañan! (pero de donde salen??). Aunque la gota que colma el vaso es cuando aparece EL MISMO policía (por supuesto facha) que vimos el primera escena que tiene lugar 20 años antes (???) para llevarse (por supuesto de malas maneras) a comisaría.
Último detalle que hizo que se escucharan risas en el cine: las típicas letras del final que te explican qué fue de ellos... madre mia: Manolo Vital fue readmitido en el trabajo por la presión social" Como? Desde cuando ocurre eso? Qué quiere decir "la presión social"? Y eso de que el alcalde vivió en su casa "para empaparse de la realidad del barrio", es de broma. Se supone que Pasqual MAragall fue a vivir dos días allí en plan Samanta Villar para vivir como si fuese pobre y así darse cuenta de cómo viven en un barrio de Barcelona? Es en serio?
En fin, un despropósito, una película hecha por un pijo que mira con condescendencia a la clase obrera, pero que no parece haber entendido nada. Todo está retradatado como mirando por encima del hombro "mirar esa gente, también son ciudadanos de Barcelona".
Cliché tras cliché, no hay matices, o blanco o negro. Tampoco se entiende al personaje, que se pasa toda la película diciendo que hay que actuar con cabeza, de hecho hasta pasa de la movida sindical que hay en su trabajo, y de repente en una escena... "se acabó, voy a secuestrar el autobús" (???). Por qué no explicar que fue todo organizado con la ayuda de sindicatos y vecinos, y no un acto espontaneo y repentino? Hubiese sido más verosímil (aparte de más acorde con lo que realmente sucedió).
Además no vemos el barrio, vemos una subida (con el símbolo falangista perfectamente colocado), y vemos una especie de plaza que parece un plató, no hay sensación de comunidad ni de espacio (solo nos muestra dos!). Eso sí, la casa del protagonista con unas vistas excelentes a la torre que da nombre al barrio, la Torre Baró, que casualidad.
La escena del paseo del autobús por el barrio (corrección, del paseo por la subida, que es lo único que vemos de Torre Baró), es de vergüenza ajena. Parece ser que justo ese día nadie del barrio fue a trabajar, porque salen a la calle absolutamente todos a festejarlo, y hasta unos gegants lo acompañan! (pero de donde salen??). Aunque la gota que colma el vaso es cuando aparece EL MISMO policía (por supuesto facha) que vimos el primera escena que tiene lugar 20 años antes (???) para llevarse (por supuesto de malas maneras) a comisaría.
Último detalle que hizo que se escucharan risas en el cine: las típicas letras del final que te explican qué fue de ellos... madre mia: Manolo Vital fue readmitido en el trabajo por la presión social" Como? Desde cuando ocurre eso? Qué quiere decir "la presión social"? Y eso de que el alcalde vivió en su casa "para empaparse de la realidad del barrio", es de broma. Se supone que Pasqual MAragall fue a vivir dos días allí en plan Samanta Villar para vivir como si fuese pobre y así darse cuenta de cómo viven en un barrio de Barcelona? Es en serio?
En fin, un despropósito, una película hecha por un pijo que mira con condescendencia a la clase obrera, pero que no parece haber entendido nada. Todo está retradatado como mirando por encima del hombro "mirar esa gente, también son ciudadanos de Barcelona".
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