Conforme terminaban los 90, la PYME preferida de los gourmets de la costra y los pechos sobredimensionados estaba en caída libre a todos los niveles, hasta que Lloyd Kaufman, su capitoste, tuvo la inmensa fortuna de dar con una de las mentes más brillantes del nuevo cine, James Gunn. Este titán, aparte de ser un pajero irredento y, pese a ello, haber estado casado con la encantadora Jenna Fischer, es un ser con un talento inmenso para la escritura (El Coleccionista de Juguetes), el homenaje (Slithers) y reflotar franquicias (Dawn of the Dead ´04), por lo que asumió de buen grado la difícil tarea de devolver a la Troma su ¨prestigio¨ perdido. Y siendo humilde, ojo, que no le dolieron prendas en figurar sólo como guionista en los créditos permitiendo a Lloyd llevarse los parabienes viéndose a la legua que todo mérito es suyo.

James se surte de batallitas contadas por Lloyd, las pasa por una especie de trama a lo Aquarius (la de Soavi, no la canción de Raphael), mete millones de homenajes, guiños y metanarrativas por secuencia y nos da un peliculón de casi dos horazas que se pasa antes que el Aroma du Troma, amén de unas reflexiones acerca de la independencia real en el cine que ya quisiera cualquier moñas de estos de la Comisión de Sundance. No sólo eso, sino que consigue convertir a Lloyd en un pelele, haciendo lanzar proclamas chupiprogres que se hacen raras en boca de este botarate liberalote, y crea un ¨año cero¨ para Troma, revirtiendo la peculiar moral intervencionista y reaccionaria de la productora en una suerte de anarquismo por y para el arte, casi dadaísta. Esto tiene mérito, creedme.

La presencia de James se nota sobre todo en el humor, donde permanece el garbancero estilo escatológico pero todo se sofistica sobremanera; ejemplo de esto es una escena donde se publicita con texto sobreimpresionado a la Troma, que cualquiera podría pensar responde al espíritu mercachifle de Lloyd, pero que realmente es un homenaje de James Gunn a El Club de la Lucha (lo que allí eran logos ubicuos de Starbucks, en las escenas anteriores de Terror Firmer son omnipresencias del logo de Troma) y a los Monty Python (el sketch de Nord´s Saga del Flying Circus), además de seguir siendo una publicidad constante autoparódica tremenda, o la metacoña publicitaria. La edición y homenajes también le deben mucho a él, puesto que Lloyd jamás hizo un montaje tan Russmeyeriano ni sabe quien es Nick Zedd, Elio Quiroga (¡Fotos!) o Samuel Fuller.

Por fin vi Terror Firmer y tengo que decir con la boca grande que es la mejor película dirigida por Kaufman hasta la fecha.

El argumento ya sabemos que no es lo importante si no la cantidad de tetas, violencia, humor escatológico, más tetas, pelo en abundancia y gore en cantidades industriales.

Auto-parodia de si misma y una critica hacia como se maltrata al cine independiente. Muy recomendada para echar unas risas con los amigos acompañado de cervezas.

El bueno de Lloyd Kaufman se ha ganado mi corazón con películas como "The Toxic Avenger", "Mutantes en la uni", la gamberra "Tromeo & Julieta", o su musical del pollo frito zombie "Poultrygeist".... Pero de todas la que más me ha marcado es "Terror Firmer " a pesar de haberme tenido que conformar verla con subtítulos y la versión doblada en italiano la he disfrutado como un enano.
La película transcurre durante el rodaje de una falsa cuarta parte de el vengador tóxico que curiosamente la rodaría Kaufman tras finalizar esta película. Durante el transcurso del rodaje un asesino misterioso se dedica a asesinar de la manera más brutal y exagerada a los miembros del reparto, del equipo técnico, extras y todo aquel que se va cruzando.
Es bastante gracioso ver a Lloyd Kaufman haciendo de sí mismo pero ciego como un topo. El personaje de Trent Haaga que hace de técnico de efectos especiales es con el que más me identifiqué, aunque también aparecen actores que son para mi muy queridos y habituales en las películas de Tromaville, como el fallecido Joe Fleishaker que sufre una exagerada muerte en unas escaleras mecánicas. Los efectos especiales sangrientos son exagerados y cañeros, la película es gamberra y ofrece un entretenimiento a la altura de las mejores Tromamovies.

Si llego a pillar esta película en su momento hubiera rayado la cinta de tanto verla. He tardado la tontería de 20 años largos en poder verla, y en inglés (que yo sepa no existe versión en español ni doblada al español siquiera) pero me lo he pasado tan bien como en aquellos tiempos mozos de tardes con los amigos zampándonos las cutrerías más extrañas del videoclub, algunas de ellas clásicos de la Troma como "El vengador tóxico" o "Mutantes en la universidad".

Pues bien, "Terror firmer" es pura serie Z al estilo Troma, pero elevada a la máxima potencia: es ofensiva, es ultraviolenta, es tosca, es escatológica, es disparatada y tiene momentos francamente desagradables, pero es también enérgica, imaginativa, descarada y salvajemente divertida. Un carrusel de dos horas largas de chistes de mal gusto, mutilaciones surtidas, desnudos gratuitos, sexo raro, pedos, punk rock, vómitos y gamberradas varias donde puede uno ver entre otras cosas un director de cine ciego (sí, años antes de que Woody Allen tuviese la misma ocurrencia), un gordo descuartizado por unas escaleras mecánicas, un tipo al que le meten cocaína por el culo con un embudo, o escenas eróticas en las que se usan pepinillos como juguetes sexuales. Por ahí aparece Lloyd Kaufman haciendo doblete como actor y director (y actuando medio bien), y también gente como Ron Jeremy, Lemmy Kilmister o las Lunachicks, aparte de apariciones estelares de personajes como El Vengador Tóxico o el Sargento Kabukimán.

Y en medio de toda la locura y la zafiedad que ofrece, hace una defensa del cine independiente y de la libertad artística tan ingenua como entrañable. Espíritu de los 90 al cien por cien. Igual por eso la he disfrutado tanto.