Aquí tenemos a un Cantinflas maduro (la película es de 1982). Quizás no tiene la “frescura” de otros films (El padrecito, un Quijote sin manchas…), pero no defraudará a nadie. El argumento, como siempre, defendiendo a la persona más pobre o más débil. Con una buena moraleja: todos los oficios son buenos y dignos, pero cuanto más poder, más corrupto. Hace que la profesión de barrendero –antes un poco mal vista- resulte realmente digna. La escena de “Don Napo” cantando a la chica en la barca está genial y para desternillarse.

Es curioso, a pesar de que esta película tiene un Cantinflas en piloto automático y la dirección desganada de Miguel M. Delgado, no es el aburrido bodrio que es "Pepe".

Es lógico, dicen las malas letras de internet que Cantinflas intentó hacer billete como cantante y fracasó. Al escuchar el tema de la película interpretado por la voz apagada de Mario Moreno, se puede confiar en tal rumor.

Es rutinario para Cantinflas, el estar siempre bien acompañado por personas del sexo opuesto pero en esta película el romance del protagonista con la sirvienta no sería usado ni en la más estúpida novela mexicana.

Es irónico, en la vida real don Mario era un curtido líder sindical, en la película y por el discursito que se gasta parece uno de esos millonarios ignorantes y demagógicos que no entienden o no les conviene entender el sindicalismo.

Es irreal, pero a mí me hubiera gustado ver a Cantinflas (joven o viejo, no, mejor joven) llevando al cine los oficios de hacker, youtubero, blogger, probador de desodorantes, predicador cristiano, técnico de tv cable, guardia de seguridad privado, etc.

Es contradictorio, aún con la calificación que le doy al filme recomiendo su visionado, a los fanáticos a ultranza del cómico mexicano, por supuesto.

No me gusta la última etapa de Cantinflas y está no puede ser más de su último etapa ya que directamente es su última película. Entiendo que a los fan del humorista está película les parezca decente pero yo me quedo con el Cantinflas instriónico, caótico y con incontinencia verbal de sus primeras películas. Lo más increíble de la película es lo increíblemente bien que se conserva Mario Moreno a sus 70 años.

Como usuario que no es fan incondicional de Cantinflas esta película me ha parecido aburrida y poco graciosa. No es precisamente el tipo de película que te viene a la mente cuando se habla de Cantinflas.

De acuerdo con Tano, esta es una triste despedida. Soy de los que he reído a carcajadas con Cantinflas en casi todas sus películas, algunas enteramente buenas y otras, no buenas, pero con momentos inolvidables, como el baile de "El bolero de Raquel" o la serenata en "El 7 machos", por citar solo dos.
Aquí, un Mario Moreno de casi 70 años hace lo que puede. Algo queda de la frescura de películas cumbre como "Si yo fuera diputado", pero muy rebajado, como sin fuerzas.
Con todo, le doy un seis porque siempre es interesante ver el ocaso de un genio.