En esta película trasluce la amistad intergeneracional e incondicional del hijo del diplomático, frío y ocupado tan sólo en su carrera y éxitos "laborales", y el jardinero español, encarnado por el siempre solvente y sólido Dick Bogarde. Es una cinta de difícil encaje; no es tanto drama familiar como histeria psíquica, que es la que lleva al absurdo al padre del chiquillo, encabezonado de apartar a su hijo de esa amistad pura y sincera del jardinero, celos por no entender ni querer implicarse en la educación del niño, quien vuelca sus afectos hacia quien se los devuelve.
Conmovedora y certera crítica al éxito por el éxito; a ese "éxito" que pasa por encima de todo y todos, incluído los que más queremos, que suelen ser los que más cerca tenemos...y más lejos ponemos de un mal entendido triunfo en la vida.

Excelente film inglés, muy bien interpretado y dirigido, con exquisito sabor británico.
Una adaptación de la novela, sabia y sencilla, sin duda tras un esforzado trabajo de guión, deja al descubierto una profunda historia de amor paterno-filial, y de amistad con un tercero con el que no logra congeniar el padre del muchacho.
Gusta mucho y se sigue con notable y creciente interés.

Al inicio, si no se conoce el argumento, la mente del espectador va en otra dirección que lo que presenta el film. Al final ganarán la inocencia y los buenos sentimientos. Si se mezclan dos partes de algo parecido a Verano Azul con una parte de estética mediterránea a lo Dolce & Gabbana y una inocencia de otros tiempos nos sale esta historia.