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Black Mirror: CocodriloEpisodio

Thriller. Ciencia ficción En un futuro cercano en el que los recuerdos personales ya no son del todo privados, Mia (Andrea Riseborough) se empeña en guardar a toda costa un secreto inconfesable. Episodio de la cuarta temporada de Black Mirror. (FILMAFFINITY)
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8
31 de diciembre de 2017
213 de 254 usuarios han encontrado esta crítica útil
Termino de ver el capítulo, el que más me ha impactado de esta irregular cuarta temporada, y me dirijo a filmaffinitty para ampliar mis reflexiones y complementarlas con las de otros cinéfilos más experimentados. Contemplo con sorpresa que buena parte de las críticas hacia "Crocodile"son negativas, tildando a este capítulo de macabro e incluso de inapropiado, indicando que su inclusión en esta serie de culto es poco menos que un traspiés imperdonable.

Pues bien, primero sin entrar en spoilers, aportaré una pequeña reflexión general sobre la serie. Para mí, Black Mirror no es una mera crítica a la tecnología. Sus capítulos no son sólamente distopías o mundos paralelos en los que nuevos aparatos cambian nuestra forma de vivir y comportarnos. Es mucho más que eso. Los protagonistas de Black Mirror son las personas y las relaciones humanas contemporáneas. Las innovaciones tecnológicas no son las que transforman a sus protagonistas en seres deshumanizados,. Son, en realidad, el reflejo de la sociedad inhumana de la que ya forman (o formamos) parte. Es una crítica brutal a la sociedad y un aviso a navegantes. Si nos creemos el centro del universo y nos olvidamos de los valores, estamos perdidos.
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spoiler:
Por eso este capítulo es 100% Black Mirror. En esta ocasión podría parecer que la trama principal gira sobre el dilema moral del uso de una máquina que visualiza los recuerdos por parte de una compañía aseguradora, sobre las consecuencias que pudiera tener la pérdida total de la privacidad de las personas, llevada al límite de introducirse en sus recuerdos, para que una multinacional, dueña de todo, gane unos cuantos miles de millones de dólares (¿Te suena de algo? Ojalá fuera una distopía. Os diría que desactivéis las cookies, pero no os va a servir de mucho.) El lector de recuerdos da mucho juego ¿Estarán  Amazon o Facebook desarrollando uno?

Sin embargo, para mí la idea principal es otra. Aquí el protagonista es el ser "humano"  o más bien inhumano en forma de Mia, y lo que puede llegar a perpetrar para escalar, o en este caso mantenerse en la cúspide de la pirámide económico-social. Por tener su familia ideal a la que no presta la más mínima atención, su vehículo todo terreno de alta gama y su vivienda unifamiliar con vistas a un idílico paisaje. ¿Te sigue sonando? No me digas que no hay nadie así en la oficina...

Mia será capaz desde encubrir un "accidente" hasta matar a todo el que se ponga por delante.  Lo que nos hace preguntarnos la cantidad de psicópatas de la que estamos rodeados en la empresa, en la cola del super o en la clase de Pilates. Psicópatas que son personas aparentemente "normales" en todos los ámbitos de su vida, personas "exitosas", reconocidas socialmente, con una excelente reputación y carentes de la más mínima empatía. Generalmente no se dedican a matar bebés, ya que no necesitan utilizar la violencia física , que además resulta contraproducente para conseguir todos sus propósitos. Esta última escena, para algunos una innecesaria sobrada de mal gusto, sirve para explicar hasta qué punto ciertas personas son capaces de todo si ven que su fachada corre el peligro de desmoronarse.

En definitiva, Mia es la metáfora hiperbólica del ser humano medio actual, individualista, materialista y carente de empatía. Lo tiene todo y no tiene nada. Y está dispuesta a todo por vivir su mentira. Me suena de algo...100% Black Mirror.
5
21 de enero de 2018
42 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
19/19(19/01/18) Pretencioso y a la vez aparatoso thriller, tercer capítulo de la cuarta temporada de la serie de culto creada por Charlie Brooker ahora para Netflix (las dos primeras en el británico Channel Four). Dirigido por John Hillcoat (“La carretera”) y guionizado por el propio Brooker, en un relato refrito de tantas situaciones vistas en la serie y copiadas de clásicos, sin ir más lejos de la española “Muerte de un ciclista” (1955)de Juan Antonio Bardem, con un desarrollo desproporcionado, con una evolución de la protagonista más chirriante que el tren sobre el rio Kwai descarrilando, con unas situaciones que rebosan incoherencia, donde el recurso nuclear de la serie del uso pernicioso de las nuevas tecnologías, es algo tangencial, en lo que es una vez más (y van ya demasiadas en la serie) un chip en la cabeza se utiliza para extraer recuerdos, pero si ya es algo muy manido, se acentúa por un uso inverosímil de las compañías de seguros para resolver pequeños siniestros. Arranca de modo que huele a muy ajado, y pensamos que en su desarrollo nos sorprenderá, pero la sorpresa es la ausencia de la misma, todo es tan previsible como que todos los años hay film nuevo de Woody Allen, y salteado por comportamientos de un artificioso y forzado que llegan a dar vergüenza ajena, puede sea el peor de todos los episodios vistos de todas las temporadas. Por resaltar algo positivo, mencionar su ambientación de paisajes helados, fríos, nevados, áridos, aprovechando los inquietantes paisajes de Islandia a modo de (pretender) reflejar la personalidad adusta de la protagonista, y también agradecible el escuchar (desgraciadamente solo el comienzo) del delicioso tema de Irma Thomas “Anyone who knows what love is (Will Understand)” que en su traducción al castellano es claramente una alegoría sobre el comportamiento de Mia, "Cualquiera que sepa lo que es el amor (lo entenderá)".

El descenso asesino que sufre la protagonista Mia (siempre llorosa Andrea Riseborough) es del todo punto una aberración, un canto a lo orgánicamente incongruente, el que nos quieran hacer ver que por salvaguardar el status cómodo alguien tan ordinario como esta mujer es capaz de entrar en barrena criminal cual psicópata de slasher resulta estridente. Brooker denota dejadez en este episodio, va con el piloto automático, los dilemas morales quedan absorbidos por una espiral sanguinaria esperpéntica que solapa y repele por lo impostado. Todo esto (malo) solidificado por recursos arteros que nadie se cree, que una perita (mindundi) de seguros, Shazia (buena Kiran Sonia Sawar), disponga de modo ordinario de un aparato con tantas posibilidades me resulta cuanto menos improbable, pero es que encima la gente a la que interroga esta chica ninguno se niega, pero estamos locos! (Más indignación en spoiler).
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spoiler:
No entiendo por qué no se niega Mia a ser escrutada en sus recuerdos sabiendo lo que tiene en ellos, resulta metido con calzador y falsario; Lo que se expone en el escrutinio de recuerdos son actos de la memoria, y no tienen por qué ser visiones reales, puesto que pueden ser formaciones mentales subliminales, por tanto lo que la perita puede pensar al ver los de Mia son fantasías sexuales formadas por Mia mientras veía cine porno en su habitación de hotel, e incluso flashes del propio film, puede ser la realidad deformada, y por tanto no es realidad; Lo de la complexión frágil de Mia y su poderío muscular (para arrastrar cadáveres) puede ser otro tema, pero hay estudios que dicen que una persona en condiciones extremas puede tener cuasi-fuerza sobrehumana (cuesta creerlo); Además de hacernos ver que Mia ha sido poseída por un espíritu homicida este tiene que ser el de Jack Torrance? No le basta con matar, tiene que hacerlo salvajemente con un palo o con un martillo. Tiene que ser tan atávica? El remate sacado de la manga, orgánicamente cojo (siendo muy, pero muy benévolo), nos dicen que el aparata saca-recuerdos no lo utiliza la policía, pero vemos que la policía lo tiene y se dispone a extraerle los recuerdos aun hámster! Acotación: Porque aparecen tan rápido los policías?; Pero por que el bicho debe recordar más a Mia que la última vez que dio vueltas en su noria?; Acotación; Porque

Como ya he dicho es el episodio que más dejadez denota en Charlie Brooker, un corta y pega de recursos ya sobados hasta lo rancio, sobre teniendo en cuenta que es preso de su propia genialidad vertida en muchos de sus capítulos, y cuando el listón baja tanto sus seguidores nos sentimos estafados. Fuerza y honor!!!
2
4 de enero de 2018
102 de 169 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si no pone BM delante, bien puede ser uno de esos telefilmes hechos en Alemania o Polonia que pasan los fines de semana a la hora de la siesta.
En este capítulo sabemos que es un futuro cercano por ver una furgoneta autónoma que reparte pizzas y un aparato que usan para ver los recuerdos (Hola, soy del pasado y vengo a recordarte el capítulo "Tu historia completa" de BM).

Todo en la historia es increíble (mejor lo explicaré en zona spoiler) para mal además de ser previsible desde el logotipo de Netflix.

Sosa, aburrida o lineal son algo que los fans de BM no podemos aceptar.
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spoiler:
Vaya tela con la arquitecta asesina.
Tenemos a una pánfila de 50 kg. que en un par de días se carga a su rollete de juventud (que comerá esta mujer para semejante fuerza y esbelta figura), se liquida a la agente de seguros (la cual tiene un problema con los caramelos como si debiese significar algo) y al marido e hijo de esta.

Lo del niño me parece desagradable por lo tramposo y cobarde que resulta. Como todo el capítulo es un cadáver imposible de reanimar te ponen que la locatis mata al niño (es así de mala...) que por si fuera poco es ciego (como se puede ser tan mala...) y no le hubiera hecho falta ya que no vio nada (a la hoguera con esa bruja).

¿Y lo del hámster? Que golpe de genialidad aunque no tiene sentido.
Primero porque nos dicen desde el principio que ese aparato de recuerdos HACE UN AÑO QUE NO LO USAN EN LA POLICÍA.
Segundo porque hemos visto todo el capítulo que se basa en recuerdos no en la vista. Es decir, la persona ha de concentrarse en un momento determinado para crear el recuerdo. Así que ese roedor dio en segundos con lo que buscaban en vez de acordarse de cuando cagó en el periódico o se comió una pipa.
6
3 de enero de 2018
25 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Empezar cualquier comentario sin aplaudir la soberbia actuación de la protagonista me parecería una gran falta de respeto. La parte más apabullante del capítulo es esa interpretación que se introduce en la psicopatía, forzada por el miedo a perder su reputación, esa desolación y amargura, unida al silencio y al tiempo pausado de la dirección, es lo mejor de un episodio cuyo final es trágico y sorprendente. Lo peor es que carece de ese espíritu crítico que solía ser el móvil de la acción de otros personajes en Black Mirror: aquí el alma es negra mucho antes de que el espejo de los avances muestren su oscuridad.
6
6 de diciembre de 2017
25 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta es la historia de una mujer que no quiso ser un cocodrilo.
Cazó su primera presa por accidente, y apenas se dió cuenta de lo fácil que había sido hacerla desaparecer. Años más tarde, su instinto depredador, aparejado a su deseo de supervivencia, seguía allí.
Y nadie que se acercara a su charca podía imaginar que ella iba a estar esperándole.

En 'Cocodrilo' parece haber menos de lo que parece a simple vista, pero también hay más, mucho más, algo tan inabarcable como la culpa de una persona media, incapaz de ocultarse en la era del ojo digital.
¿Cuántas veces no hemos cometido algún error que nos habría marcado a ojos de cualquiera? ¿Y cuántas veces nos hemos escapado del juicio sólo porque no había nadie que nos viera?
Con la proliferación de las cámaras en cualquier dispositivo, vale la pena preguntarse si, para la persona falible y arrepentida, queda algún espacio seguro.

Mia ignora esto cuando sale de fiesta, hace muchos años, para hacer las mismas locuras que hicimos todos a su edad.
Pero sucede la desgracia, y conviene no pasar por alto su inmediata respuesta: el móvil que saca para llamar a la policía es tirado de un manotazo por su acompañante, que le dice que no diga ni una sola palabra.
Y entonces el saco que arrastran no desaparece bajo las aguas, sino que se queda ahí, pesando en una conciencia que no quiere dejarlo ir.

Poco de esto queda cuando la encontramos años adelante, conduciendo su exitosa trayectoria profesional.
Pero, gracias a la tecnología, nada escapa a los ojos del Gran Hermano mundial: grabadores del seguro acceden a las memorias de quien consideren necesario, tranquilizando conque sólo revelarán lo estrictamente esencial, pero pudiendo hundirte en la ruina si te niegas a colaborar.
Una de ellas hace su trabajo como cualquier otro grabador, y las pistas de un accidente fortuito le hacen seguir un rastro de migas de pan hacia el cocodrilo, hacia esa animal que no quiere que nadie se detenga demasiado en su charca.

Más allá de lo que implica para la moralidad, este capítulo tiene su mejor baza en la evolución de Mia: gracias a los ojos de una gigantesca Andrea Riseborough, somos capaces de apreciar los matices de culpa y determinación luchando constantemente dentro de ella, hasta el punto de que no pueden evitar chocarse constantemente, y eso le lleva a un camino que no quiere recorrer, pero ante el que no puede echarse atrás (de nuevo, todo está en sus ojos).
Un Gran Hermano le vigila, y ella es el rival más débil de todos los que están concursando, por lo que romper las cámaras parece la única salida... ¿pero qué sucede cuando las mismas están por todas partes, incrustadas en los ojos de cualquier paseante casual?
Pienso que a mí me gustaría que el seguro investigara mi posible accidente con esa insistencia, pero también que debe existir la posibilidad de ocultar nuestros secretos a alguien, de dejar que se marchiten en el pozo de nuestra conciencia y de no confíar en la palabra de un extraño que dice que sólo le interesa algo en concreto.

Cualquier ser humano está lleno de cosas que pudo o debió hacer, y ni siquiera le corresponden a los ojos de un bebé, por ejemplo, ser la mano ejecutora de una asesina, por muy brutal que haya sido.
Mia sólo hizo lo que podía para proteger su secreto, lo mismo que llegado a un punto estable de nuestra vida podríamos hacer todos, lo único que sucede cuando los extremos que se juzgan son tan extremos como los juzgadores.

Porque antes un cocodrilo podía morir de viejo en su charca, sin que nadie se preocupara por los cadáveres que había comido.
Pero ahora esa charca se vigila, 24 horas al día, para evitar que nadie se lleve más de lo que podía.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Ironía finísima y maravillosa, la de reflejar con el final el cuento del león y el ratón.
Una bestia poderosa que se quitó una espinita gracias a un animalito pequeñito.

Y sin embargo, aquí es un hámster el que va a hundir profundamente un pequeño detalle en todo un depredador cocodrilo.
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