Su majestadSerie
2025 

Borja Cobeaga (Creador), Diego San José (Creador) ...
6,0
3.040
Serie de TV. Comedia. Drama
Serie de TV (2025-). 1 temporada. 7 episodios. España, año 2024. Pilar es una joven princesa -y futura Reina de España- que de forma repentina y precipitada se ve obligada a quedarse al frente de la institución tras un escándalo que salpica a su padre. el rey Alfonso XIV. el cual lo aleja de la primera línea pública durante unos meses. Pilar debe demostrarle al país que no es la irresponsable, insolente, vaga e inútil que todos creen. ... [+]
4 de marzo de 2025
4 de marzo de 2025
29 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
La serie arranca con una intención clara de transgredir en el relato con un tema tan sensible en nuestro país como es la monarquía, a mi juicio un concepto claramente medieval, superfluo y antidemocrático al que todos debemos pleitesía, pues somos unos súbditos. Así que, deambulando entre la típica comedia gruesa española de siempre y la acidez narrativa, donde la realidad parece que ya ha superado a la ficción, por un momento me ha dado la sensación de que, con Amazon Studios, por fin se puede hacer broma de la ignominia más recalcitrante que afecta a la Corona desde hace ya décadas, sin acabar vetado, censurado o, simplemente, en la cárcel (todavía hay un rapero encerrado por escribir canciones en las que se atrevía a “diagnosticar” que el emérito Juan Carlos I “supuestamente” robaba a manos llenas…). Los gags tales como el “yo hago y deshago a mi puta bola” o el hilarante episodio de los jueces del Supremo yéndose de marcha ebrios de poder y alcohol, al más puro estilo Torrente, no es en verdad ningún paradigma ficticio o novelado, sobre todo si, simplemente, recordamos el contenido de algunos Whatsapps de un grupo de magistrados, filtrados hace ya un tiempo, o básicamente recuperamos algunos tuits de los altos mandos del poder judicial posteando barbaridades contra los “enemigos de España”. Siempre amparados por seudónimos, por supuesto. La exposición jocosa del episodio, que incluso transmite cierta simpatía y un toque de humor británico, es solo un espejismo de lo que nos espera más adelante, donde finalmente se adopta un carácter más intimista e introspectivo entre los personajes y, por lo tanto, un intento de blanquear definitivamente a la propia institución, transmitiendo lo sensible y buena persona que es en realidad la futura reina, y lo “poco ejemplar” que era su padre, con una red de “picaderos” por toda la ciudad, o decenas de millones en paraísos fiscales. Es entonces cuando comprendo porqué esta serie no ha sido eliminada de la parrilla de Amazon o, incluso, porqué le sirve a Zarzuela como icono publicitario para vender la supuesta “nueva cara” de una “reformada” realeza, bajo el inevitable foco de una sociedad cada vez más desconcertada y desconectada de un organismo obsoleto que se resiste a desaparecer.
7 de marzo de 2025
7 de marzo de 2025
23 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pues a mí esto me parece una especie de novelón con toques o ínfulas de comedia yankee... no sé. Los primeros capítulos tienen un pase... más o menos un ritmo ágil, algunas expectativas... Héctor Alterio... en fin ganas de algo distinto, que animan al visionado.
Pero "ná", en breve todo se va derrumbando y comprobamos que nada encaja. Para empezar su protagonista… como "choni" pero en princesa. Entiendo lo de darle un toque un poco gamberro al personaje pero hay cosas… y protocolos… que ninguna "majestad" se saltaría. Uñas mal pegadas, ropa hortera y peluquería de andar por casa… como que no cuadran. De hecho creo que si el modelo a seguir es Victoria Federica…….. va a ser que no. Una cosa es ser una "fashion victim" y otra una pija de franquicia. En fin, el vestuario importa, en este caso más y en esta serie carece de toda lógica.
Hector Alterio solo destaca cuando es Hector Alterio… o sea va solo, hay escenas con ella verdaderamente malas… y diálogos que creen tener interés pero no lo tienen… ni Ramón Barea lo salva... aburren a las piedras. Al final, solo interesa la conexión de la sátira (excasa) con la realidad... y poco más.
En fin, hoy he visto que la cabecera en 3d de la serie más que ser un homenaje es un plagio… y es que este es un producto, a todas luces, pretencioso. Buenos palacios y alguna gracieta irónica… poco más.
Pero "ná", en breve todo se va derrumbando y comprobamos que nada encaja. Para empezar su protagonista… como "choni" pero en princesa. Entiendo lo de darle un toque un poco gamberro al personaje pero hay cosas… y protocolos… que ninguna "majestad" se saltaría. Uñas mal pegadas, ropa hortera y peluquería de andar por casa… como que no cuadran. De hecho creo que si el modelo a seguir es Victoria Federica…….. va a ser que no. Una cosa es ser una "fashion victim" y otra una pija de franquicia. En fin, el vestuario importa, en este caso más y en esta serie carece de toda lógica.
Hector Alterio solo destaca cuando es Hector Alterio… o sea va solo, hay escenas con ella verdaderamente malas… y diálogos que creen tener interés pero no lo tienen… ni Ramón Barea lo salva... aburren a las piedras. Al final, solo interesa la conexión de la sátira (excasa) con la realidad... y poco más.
En fin, hoy he visto que la cabecera en 3d de la serie más que ser un homenaje es un plagio… y es que este es un producto, a todas luces, pretencioso. Buenos palacios y alguna gracieta irónica… poco más.
1 de marzo de 2025
1 de marzo de 2025
15 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me crucé con esta serie por casualidad, la devoré en dos días y aún me dio tiempo a escribir esta crítica, retocarla y, sí, subirle la nota después. Porque, sorpresa, me ha dado más de lo que esperaba: humor, sátira en vena y un soplo de aire fresco.
Puede gustar más o menos su sentido del humor o el foco que elige, pero es innegable que "Su majestad" no se limita a mezclar humor y política y va más allá... La serie nos propone una sátira social muy directa, fresca y desternillante a ratos.
"Su majestad" juega a la monarquía como quien juega al mus: con faroles, gestos y un ojo puesto en… ¿la república? O quizá todo lo contrario. ¿Quién sabe? Lo único seguro es que el humor humaniza —personas, instituciones y, sí, monarquías también—, y esta serie lo tiene bien aprendido.
No hay reflexiones profundas, pero sí humor, ironía y momentos donde lo políticamente correcto se tambalea más que la Corona… o que algunas repúblicas cuando les aprieta el cinturón. La serie no reescribe la historia, pero le saca brillo a sus grietas, dejando caer pullas con desparpajo y puntería.
A través de capítulos cortos, diálogos chispeantes y un desfile de situaciones absurdas y desquiciadas (o no tanto, a veces la realidad supera la ficción) la tradición y el postureo moderno se dan de tortas. La serie no pretende revolucionar nada, pero sí sabe moverse con agilidad y poner el dedo en la llaga justo donde más escuece.
La actuación de Anna Castillo como Pilar es una delicia, una princesa que hereda más líos que legado, manejando cada metedura de pata con un descaro que engancha. A su lado, un Ernesto Alterio impecable, que encaja como un guante, obligado a apagar incendios… con gasolina.
El arranque titubea algo, sí, pero la serie coge ritmo enseguida, te atrapa y va de menos a más, encontrando su sitio: un divertimento satírico ligero y bien armado que ni promete más de lo que da… ni da menos de lo que promete. Y eso, a estas alturas, ya es mucho. Al final, lo importante es reírse de uno mismo.
Mi nota: B+. Divertida, descarada y con un trono que amenaza con venirse abajo… pero, por ahora, sigue en pie.
Puede gustar más o menos su sentido del humor o el foco que elige, pero es innegable que "Su majestad" no se limita a mezclar humor y política y va más allá... La serie nos propone una sátira social muy directa, fresca y desternillante a ratos.
"Su majestad" juega a la monarquía como quien juega al mus: con faroles, gestos y un ojo puesto en… ¿la república? O quizá todo lo contrario. ¿Quién sabe? Lo único seguro es que el humor humaniza —personas, instituciones y, sí, monarquías también—, y esta serie lo tiene bien aprendido.
No hay reflexiones profundas, pero sí humor, ironía y momentos donde lo políticamente correcto se tambalea más que la Corona… o que algunas repúblicas cuando les aprieta el cinturón. La serie no reescribe la historia, pero le saca brillo a sus grietas, dejando caer pullas con desparpajo y puntería.
A través de capítulos cortos, diálogos chispeantes y un desfile de situaciones absurdas y desquiciadas (o no tanto, a veces la realidad supera la ficción) la tradición y el postureo moderno se dan de tortas. La serie no pretende revolucionar nada, pero sí sabe moverse con agilidad y poner el dedo en la llaga justo donde más escuece.
La actuación de Anna Castillo como Pilar es una delicia, una princesa que hereda más líos que legado, manejando cada metedura de pata con un descaro que engancha. A su lado, un Ernesto Alterio impecable, que encaja como un guante, obligado a apagar incendios… con gasolina.
El arranque titubea algo, sí, pero la serie coge ritmo enseguida, te atrapa y va de menos a más, encontrando su sitio: un divertimento satírico ligero y bien armado que ni promete más de lo que da… ni da menos de lo que promete. Y eso, a estas alturas, ya es mucho. Al final, lo importante es reírse de uno mismo.
Mi nota: B+. Divertida, descarada y con un trono que amenaza con venirse abajo… pero, por ahora, sigue en pie.
28 de febrero de 2025
28 de febrero de 2025
16 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una pena, porque los sitios reales para rodar una cosa así son magníficos. Pero el defecto que parece casi congénito hoy en los guionistas de esta pobre España es la chabacanería, la ordinariez, la falta de inteligencia. Y de sentido del matiz. Así todo está exagerado, con chistes fáciles y previsibles, con una vomitona de tópicos. Sobre todo en los dos primeros episodios. Luego, cuando deja la sátira fácil y se vuelve más intimista, mejora.
Algunos actores veteranos cumplen, a pesar del guión, destacando la sobriedad de Ernesto Alterio, pero a Anna Castillo le hacen hacer al principio el papel más casposo que se pueda imaginar. Luego también mejora con la vuelta a la normalidad.
En resumen, una buena idea realizada de forma un tanto mediocre.
Algunos actores veteranos cumplen, a pesar del guión, destacando la sobriedad de Ernesto Alterio, pero a Anna Castillo le hacen hacer al principio el papel más casposo que se pueda imaginar. Luego también mejora con la vuelta a la normalidad.
En resumen, una buena idea realizada de forma un tanto mediocre.
7 de marzo de 2025
7 de marzo de 2025
10 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
La serie es entretenida y tiene momentos buenos, pero sin más, no busca reinventar la rueda y se mojan lo justo y necesario. Me explico, la familia real no son los Borbones sino los Salazar con su propio escudo, algo que aparece en la propia bandera y en el escudo real, a esto se le añade que los reyes del pasado se les menciona no han existido, por lo que cuestiona aspectos de la monarquía si, pero no se apoya en aspectos de nuestro pasado para instruir a su alteza real la princesa Pilar.
Una cosa que me ha gustado mucho es como Pilar evoluciona como personaje y como se enfrenta a los diferentes obstáculos que van surgiendo como parte de su preparación para ser la futura reina. Hay guiños a muchas cosas que han pasado en los últimos años en España y el caso es que funciona.
Tampoco hace una gran ostentación de la república (no hay banderas de la primera o de la segunda República en ningún momento) pero si hay un cuestionamiento de la monarquía como institución, pero también se plantea la idea de que el país sería un caos sin una cabeza visible de la institución de la monarquía.
La idea es hacer una comedia sobre esta idea es interesante, es una comedia ligera, para pasar el rato, la idea funciona y veremos que tal funciona en una hipotética segunda temporada.
Una cosa que me ha gustado mucho es como Pilar evoluciona como personaje y como se enfrenta a los diferentes obstáculos que van surgiendo como parte de su preparación para ser la futura reina. Hay guiños a muchas cosas que han pasado en los últimos años en España y el caso es que funciona.
Tampoco hace una gran ostentación de la república (no hay banderas de la primera o de la segunda República en ningún momento) pero si hay un cuestionamiento de la monarquía como institución, pero también se plantea la idea de que el país sería un caos sin una cabeza visible de la institución de la monarquía.
La idea es hacer una comedia sobre esta idea es interesante, es una comedia ligera, para pasar el rato, la idea funciona y veremos que tal funciona en una hipotética segunda temporada.
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