WolfwalkersAnimación
2020 

7,6
5.760
Animación. Fantástico. Aventuras
La joven Robyn viaja a Irlanda con su padre para participar en una cacería de lobos. Todo se complica cuando conoce a Mebh, una niña misteriosa que vive en el bosque y de la que dicen que por las noches, junto a su tribu nómada, se transforma en lobo.
12 de diciembre de 2020
12 de diciembre de 2020
45 de 50 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nueva película de Tomm Moore y nueva delicia de animación.
Reincide en el mismo tipo de animación que vimos en El secreto del libro de Kells y La canción del mar, una animación con regusto tradicional, fuera de las tendencias actuales, hoy en día que se hace todo digital y que se note, quede bien o no, Tomm Moore sigue a la suya, con una animación orgullosa de sud dos dimensiones, que en vez de ver límites, ve posibilidades, y se divierte jugando con ellas. Y es que Wolfwalkers es una delicia visual con aroma artesanal que en vez de esconder el trazo del dibujo a mano, se recrea en ella, logrando imágenes imperfectas pero con una fuerza y expresividad enormes.
A priori se parece mucho más a El secreto del libro de Kells que a La canción del mar, por su ambientación medieval y por el choque entre la sociedad cristiana y los restos de la pagana/celta. Pero Wolfwalkers es más oscura, no os dejéis engañar por el preciosismo de sus imágenes, es una película muy oscura, que pueden ver y disfrutar los/as niños/as, pero en la que hay momentos que pasarán miedo y que les dejarán preguntas que necesitarán la ayuda de un adulto, adultos que disfrutará tanto o más la película que los más pequeños, mientras los niños/as disfrutarán con las travesuras de las protagonistas, con el color y el fluido movimiento, los adultos con la poesía visual que destila cada fotograma, con la maravillosa banda sonora y con su gran intensidad emocional. Es una verdadera película para toda la familia, en su sentido más literal. Habrá a quien le moleste que los personajes fuertes y positivos sean mujeres, y los débiles o malvados sean hombres, pero después de más de 100 años siendo al revés en el cine, a buenas horas se queja esta gente.
Wolfwalkers está a medio camino entre El secreto del libro de Kells y La princesa Mononoke. Quizás Wolfwalkers sea más sencilla, con buenos que son claramente buenos (aunque imperfectos) y malos muy malos, ciudades malas, naturaleza buena, es una película que se posiciona claramente. A diferencia de Miyazaki, que siempre intenta empatizar con todos los personajes y entender sus porqués, aunque sintamos más simpatía por sus protagonistas. Pero por lo demás están muy conectadas, no es una copia, ni de lejos, pero si que hay cierta influencia, cierta conexión, aunque Wolfwalkers es también muy deudora de una tradición celta que siempre está presente en la obra de Tomm Moore.
Me encanta su banda sonora, en la que vuelve a contar con la colaboración de Kila, una gran banda de música celta (si tenéis la oportunidad de verlos en directo, no dudéis, yo he tenido esa suerte). También es una grata sorpresa la canción de Aurora, que adapta una de sus mejores canciones para adecuarla a la trama de la película. Pero sobre todo destaca su grafismo, muy influenciada por las pinturas medievales, visualmente es una delicia para los ojos. Su paleta de colores es, generalmente, más oscura que en El secreto del libro de Kells, pero creo que visualmente es más rica, se nota que ha ganado en experiencia y confianza, y se atreve a jugar más con los colores y las luces, algo que ya pudimos disfrutar en la maravillosa La canción del mar. Y eso se nota especialmente en el contraste de la ciudad y el bosque, y aun más en los momentos que sentimos la magia celta fluir por la película, esos momentos son imaginativos, delicados y visualmente deslumbrantes. Al ver la película se siente el cariño y la dedicación de quienes la han creado, se nota que se toman su trabajo muy en serio, pero por encima de todo que les encanta, les encanta contar historias, y les encanta el como contarlas, su arte, la animación, dibujar, narrar visualmente.
Pero por encima de todo Wolfwalkers es como viajar en el tiempo, siglos atrás, y un grupo de personas se reunieran de noche en medio del bosque, rodeando una cálida fogata, y contando historias que mezclaban la naturaleza que les rodeaba, su propia condición humana y un universo secreto lleno de fantasía y misterio que se escondía en el oscuro bosque que los rodeaba. Eso es Wolfwalker, un cuento contado en el bosque que nos recuerda que hay algo mejor que ser ciudadanos: SER MANADA.
-
Crónicas Kinoki
Reincide en el mismo tipo de animación que vimos en El secreto del libro de Kells y La canción del mar, una animación con regusto tradicional, fuera de las tendencias actuales, hoy en día que se hace todo digital y que se note, quede bien o no, Tomm Moore sigue a la suya, con una animación orgullosa de sud dos dimensiones, que en vez de ver límites, ve posibilidades, y se divierte jugando con ellas. Y es que Wolfwalkers es una delicia visual con aroma artesanal que en vez de esconder el trazo del dibujo a mano, se recrea en ella, logrando imágenes imperfectas pero con una fuerza y expresividad enormes.
A priori se parece mucho más a El secreto del libro de Kells que a La canción del mar, por su ambientación medieval y por el choque entre la sociedad cristiana y los restos de la pagana/celta. Pero Wolfwalkers es más oscura, no os dejéis engañar por el preciosismo de sus imágenes, es una película muy oscura, que pueden ver y disfrutar los/as niños/as, pero en la que hay momentos que pasarán miedo y que les dejarán preguntas que necesitarán la ayuda de un adulto, adultos que disfrutará tanto o más la película que los más pequeños, mientras los niños/as disfrutarán con las travesuras de las protagonistas, con el color y el fluido movimiento, los adultos con la poesía visual que destila cada fotograma, con la maravillosa banda sonora y con su gran intensidad emocional. Es una verdadera película para toda la familia, en su sentido más literal. Habrá a quien le moleste que los personajes fuertes y positivos sean mujeres, y los débiles o malvados sean hombres, pero después de más de 100 años siendo al revés en el cine, a buenas horas se queja esta gente.
Wolfwalkers está a medio camino entre El secreto del libro de Kells y La princesa Mononoke. Quizás Wolfwalkers sea más sencilla, con buenos que son claramente buenos (aunque imperfectos) y malos muy malos, ciudades malas, naturaleza buena, es una película que se posiciona claramente. A diferencia de Miyazaki, que siempre intenta empatizar con todos los personajes y entender sus porqués, aunque sintamos más simpatía por sus protagonistas. Pero por lo demás están muy conectadas, no es una copia, ni de lejos, pero si que hay cierta influencia, cierta conexión, aunque Wolfwalkers es también muy deudora de una tradición celta que siempre está presente en la obra de Tomm Moore.
Me encanta su banda sonora, en la que vuelve a contar con la colaboración de Kila, una gran banda de música celta (si tenéis la oportunidad de verlos en directo, no dudéis, yo he tenido esa suerte). También es una grata sorpresa la canción de Aurora, que adapta una de sus mejores canciones para adecuarla a la trama de la película. Pero sobre todo destaca su grafismo, muy influenciada por las pinturas medievales, visualmente es una delicia para los ojos. Su paleta de colores es, generalmente, más oscura que en El secreto del libro de Kells, pero creo que visualmente es más rica, se nota que ha ganado en experiencia y confianza, y se atreve a jugar más con los colores y las luces, algo que ya pudimos disfrutar en la maravillosa La canción del mar. Y eso se nota especialmente en el contraste de la ciudad y el bosque, y aun más en los momentos que sentimos la magia celta fluir por la película, esos momentos son imaginativos, delicados y visualmente deslumbrantes. Al ver la película se siente el cariño y la dedicación de quienes la han creado, se nota que se toman su trabajo muy en serio, pero por encima de todo que les encanta, les encanta contar historias, y les encanta el como contarlas, su arte, la animación, dibujar, narrar visualmente.
Pero por encima de todo Wolfwalkers es como viajar en el tiempo, siglos atrás, y un grupo de personas se reunieran de noche en medio del bosque, rodeando una cálida fogata, y contando historias que mezclaban la naturaleza que les rodeaba, su propia condición humana y un universo secreto lleno de fantasía y misterio que se escondía en el oscuro bosque que los rodeaba. Eso es Wolfwalker, un cuento contado en el bosque que nos recuerda que hay algo mejor que ser ciudadanos: SER MANADA.
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Crónicas Kinoki
19 de diciembre de 2020
19 de diciembre de 2020
21 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
En este año tan atípico con tan pocos estrenos, Tomm More ha logrado sorprenderme trayendo la mejor película del 2020, y para mí la mejor de su carrera.
Es cierto que su argumento tiene elementos comunes de sus obras anteriores, como la mitología irlandesa, que exista un personaje que se pueda transformar en un animal, que los protagonistas sean niños… Si ves “El secreto del libro de Kells”, “La canción del mar” y “Wolfwalkers”, se nota que el director ha sabido que elementos fallaban y cuales eran ideales, perfeccionando la fórmula y llegando a la perfección con esta última (tengo que aclarar que todas son muy disfrutables y recomendables).
Para mí lo que hace único a este director es su arte, con ver un fotograma sabes que es su obra y lo que lo hace tan único. Elementos como ignorar las perspectivas, utilizar formas curvas para representar la naturaleza y rectas para representar la civilización, el dorado para los elementos mágicos y su diseño de personajes. Ha creado un estilo propio que permite un toque fresco y original que hace destacar frente al resto.
Otro gran punto es su presentación y puesta en pantalla, sobre todo en las transiciones entre escenas que permitía que fueran dinámicas y pintorescas.
La banda sonora me ha parecido preciosa, permitiendo que no fuera un simple aderezo, haciendo que se produjera una sinergia entre lo que veíamos en pantalla potenciara la música y viceversa. Escenas sin diálogo como el descubrimiento de los poderes del Wolfwaker o las escenas finales son perfectas para representar esta relación.
Para terminar, me parece una pena que no sea más conocido las obras de este gran animador. Esperemos que la adquisición por Apple le permita conseguir la fama suficiente para así poder continuar produciendo obras tan excelentes como la que me ha permitido disfrutar durante estos últimos años y que si no las conoces deberías darles una oportunidad.
Es cierto que su argumento tiene elementos comunes de sus obras anteriores, como la mitología irlandesa, que exista un personaje que se pueda transformar en un animal, que los protagonistas sean niños… Si ves “El secreto del libro de Kells”, “La canción del mar” y “Wolfwalkers”, se nota que el director ha sabido que elementos fallaban y cuales eran ideales, perfeccionando la fórmula y llegando a la perfección con esta última (tengo que aclarar que todas son muy disfrutables y recomendables).
Para mí lo que hace único a este director es su arte, con ver un fotograma sabes que es su obra y lo que lo hace tan único. Elementos como ignorar las perspectivas, utilizar formas curvas para representar la naturaleza y rectas para representar la civilización, el dorado para los elementos mágicos y su diseño de personajes. Ha creado un estilo propio que permite un toque fresco y original que hace destacar frente al resto.
Otro gran punto es su presentación y puesta en pantalla, sobre todo en las transiciones entre escenas que permitía que fueran dinámicas y pintorescas.
La banda sonora me ha parecido preciosa, permitiendo que no fuera un simple aderezo, haciendo que se produjera una sinergia entre lo que veíamos en pantalla potenciara la música y viceversa. Escenas sin diálogo como el descubrimiento de los poderes del Wolfwaker o las escenas finales son perfectas para representar esta relación.
Para terminar, me parece una pena que no sea más conocido las obras de este gran animador. Esperemos que la adquisición por Apple le permita conseguir la fama suficiente para así poder continuar produciendo obras tan excelentes como la que me ha permitido disfrutar durante estos últimos años y que si no las conoces deberías darles una oportunidad.
25 de diciembre de 2020
25 de diciembre de 2020
14 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Poco que decir sobre una de las compañías actuales que más cuidan a sus hijos. Cartoon Saloon con Tomm Moore al frente han demostrado que el dibujo a mano alzada no precisa de efectos especiales para llenar ninguna pantalla. Te acunan como a un recién nacido, historias que contar antes de dormir, con la luz materna como canción de cuna. Vuelven los cuentos orales a fascinarte, solo que ahora quien habla es el dibujo, que lee con voz cálida como los lobos, más que lobos, eran dioses mortales de infinita belleza. Desterrados, huidos, cazados. La virtud de la manada frente al individuo, la libertad que ofende al tirano.
Y entre dibujo y dibujo, se nota la mano que teje el mimbre con cuidado: desde el fondo con belleza milimétrica, hasta el trazo que vibra con la emoción de los protagonistas, donde la línea muta de clara a carboncillo deshilachado y se convierte en verbo. Artesanos capaces de sacarle punta a todo detalle, lienzo mediante, para conseguir que cada plano sea un cuadro efímero.
Y así se entrelaza la historia con la forma de ser contada. La animación, el arte y la narración, el hecho.
Termina así Tomm Moore su magistral trilogía del folclore céltico y, pese a que nos duela, se ha ganado un merecido descanso. Le esperamos con cualquier cosa que nos traiga, Sr. Moore, que por menor que sea le estaremos agradecidos.
Y entre dibujo y dibujo, se nota la mano que teje el mimbre con cuidado: desde el fondo con belleza milimétrica, hasta el trazo que vibra con la emoción de los protagonistas, donde la línea muta de clara a carboncillo deshilachado y se convierte en verbo. Artesanos capaces de sacarle punta a todo detalle, lienzo mediante, para conseguir que cada plano sea un cuadro efímero.
Y así se entrelaza la historia con la forma de ser contada. La animación, el arte y la narración, el hecho.
Termina así Tomm Moore su magistral trilogía del folclore céltico y, pese a que nos duela, se ha ganado un merecido descanso. Le esperamos con cualquier cosa que nos traiga, Sr. Moore, que por menor que sea le estaremos agradecidos.
15 de diciembre de 2020
15 de diciembre de 2020
9 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
En un mundo dominado por lo digital, lo estruendoso y bombástico de la animación en tercera dimensión es necesario volver a los orígenes, a aquella esencia que hizo grande al arte de la animación. Cartoon Saloon es un estudio que en el lejano 2009 debuto en el cine con una notable película acerca de los mitos irlandeses, pero lo más importante es que ellos construyeron un estilo visual y un universo de imágenes que son parte de su sello, no necesitando artificios baratos que apantallen al espectador y hagan confundir a este como algo innovador como ciertas películas de años recientes. Tomm Moore ha sabido en su trilogía Indirecta reconstruir Irlanda, sus mitos, sus leyendas, pero ante todo un universo de personaje tan fascinantes como complejos, siempre en búsqueda del algo, como el amor parental o aquello que han perdido por la crueldad del tiempo.
Continuó en la zona de Spoilers
Continuó en la zona de Spoilers
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Esta película no es una excepción, es una búsqueda por lo nuclear por recuperar aquello que el paso de las edades les quito a nuestros protagonistas. Desde el prólogo Moore ya establece el tono visual y narrativo de su obra con aquel bosque perturbado por la acción de las hachas, aparecen los lobos como ases de la noche, su diseño es lo que intimida, su presencia resulta perturbadora contra esos leñadores, pero aparece tras el fiero combate, una presencia, es una Wolfwalker, está lo deja vivir y con un gesto decidido encuadrado en un perfecto plano general lo deja ir. Conocemos a Robyn Goodfellowe, ella al igual de su padre no solo están atados al voto de obediencia a Lord Protector sino están atados a esa ciudad de bordes rígidos, de un cuadrado supuestamente infranqueable protegidos por los monigotes de Cromwell, que una vez más sus actitudes no están definidas por lo que dicen sino por el componente cinematográfico, como en su tiempo Walt Disney diseñaba a la baraja de cartas en Alice in Wonderland.
Esta también es una fábula sobre la madurez, ya que el padre de Robyn no entiende sus deseos de libertad, será por miedo al destino trágico o la pena del sebo, sus ojos tienen esa respuesta. Le impone la seguridad de trabajar como parte del servicio doméstico del jefe del castillo, eso la hace infeliz y eso lo muestra la cámara con una simpleza apabullante, basta un solo encuadre para mostrar esa infelicidad con la gama cromática y la posición de la pequeña Robyn en el plano acompañada de las otras sirvientas en una posición armónica, sumándole expresividad a esos momentos de la película. Cuando Robyn está en el bosque se da el encuentro de dos mundos, torpemente enfrentados debido al miedo y la ignorancia. Ella intenta capturar al lobo, pero por error la muerde, posteriormente convertida en lobo siente el llamado de lo salvaje, de la libertad, ese llamado es posible gracias a Bruno Coulais que con sus notas es como esa voz seductora a lo desconocido, a lo arcano. En una secuencia definitiva Moore cambia el estilo de dibujo y al son de Aurora somos participe de esa liberación de Robyn de esa libertad que brinda la paz de lo natural. Luego la música también nos develara el otro objetivo de la trama, el paradero de la madre de Mebh.
Entre ambas chicas se forma un lazo amical invisible pero eterno, sentado por la comprensión de la situación de la otra, vinculo que será clave en el clímax. El poder del villano de turno es manifestado con el poder del encuadre, de las sombras, de las composiciones como cuando va a liquidar a la madre de Mebh en la plaza, pero también su poder está presente en esa ciudad de bordes anchos y gestos adustos de su población, de llamas al rojo vivo contrapuestos al azul de la tranquilidad de la noche en el bosque.
Pero ante todo esta es una película sobre núcleos como manifesté en un inicio, ambas protagonistas se necesitan, para tener esa paz de antes y eso es manifestado con música de Coulais que en su virtud más poética alcanza lo inesperado, reconciliar ambos mundos cuando se da ese abrazo entre los cuatro y Bill acepta a los lobos, permitiéndole tener de nuevo una familia o en este caso una manada. En el clímax dramático resucitan a la madre de Mebh tras la lluvia, tras aquella agua que limpia los rezagos del mal, la población mira con fe aquel bosque que canta con aullidos, es una representación macroscópica del conflicto que ha perseguido a la obra terminando el ciclo y el desarrollo de todas las piezas del relato.
Wolfwalkers es ante todo una fábula, una que merece contarse, una en la cual el tiempo no le quitara encanto ni potencia expresiva, como sucede en todas las obras maestras. Moore nos recuerda al igual que en Song of the Sea la importancia de narrar historias, la importancia de la fantasía para comprender nuestro mundo con sus diferentes tipos humanos, pero ante todo la importancia de encontrar el lugar donde pertenecemos.
Reseña escrita para Oasis del Cine
Esta también es una fábula sobre la madurez, ya que el padre de Robyn no entiende sus deseos de libertad, será por miedo al destino trágico o la pena del sebo, sus ojos tienen esa respuesta. Le impone la seguridad de trabajar como parte del servicio doméstico del jefe del castillo, eso la hace infeliz y eso lo muestra la cámara con una simpleza apabullante, basta un solo encuadre para mostrar esa infelicidad con la gama cromática y la posición de la pequeña Robyn en el plano acompañada de las otras sirvientas en una posición armónica, sumándole expresividad a esos momentos de la película. Cuando Robyn está en el bosque se da el encuentro de dos mundos, torpemente enfrentados debido al miedo y la ignorancia. Ella intenta capturar al lobo, pero por error la muerde, posteriormente convertida en lobo siente el llamado de lo salvaje, de la libertad, ese llamado es posible gracias a Bruno Coulais que con sus notas es como esa voz seductora a lo desconocido, a lo arcano. En una secuencia definitiva Moore cambia el estilo de dibujo y al son de Aurora somos participe de esa liberación de Robyn de esa libertad que brinda la paz de lo natural. Luego la música también nos develara el otro objetivo de la trama, el paradero de la madre de Mebh.
Entre ambas chicas se forma un lazo amical invisible pero eterno, sentado por la comprensión de la situación de la otra, vinculo que será clave en el clímax. El poder del villano de turno es manifestado con el poder del encuadre, de las sombras, de las composiciones como cuando va a liquidar a la madre de Mebh en la plaza, pero también su poder está presente en esa ciudad de bordes anchos y gestos adustos de su población, de llamas al rojo vivo contrapuestos al azul de la tranquilidad de la noche en el bosque.
Pero ante todo esta es una película sobre núcleos como manifesté en un inicio, ambas protagonistas se necesitan, para tener esa paz de antes y eso es manifestado con música de Coulais que en su virtud más poética alcanza lo inesperado, reconciliar ambos mundos cuando se da ese abrazo entre los cuatro y Bill acepta a los lobos, permitiéndole tener de nuevo una familia o en este caso una manada. En el clímax dramático resucitan a la madre de Mebh tras la lluvia, tras aquella agua que limpia los rezagos del mal, la población mira con fe aquel bosque que canta con aullidos, es una representación macroscópica del conflicto que ha perseguido a la obra terminando el ciclo y el desarrollo de todas las piezas del relato.
Wolfwalkers es ante todo una fábula, una que merece contarse, una en la cual el tiempo no le quitara encanto ni potencia expresiva, como sucede en todas las obras maestras. Moore nos recuerda al igual que en Song of the Sea la importancia de narrar historias, la importancia de la fantasía para comprender nuestro mundo con sus diferentes tipos humanos, pero ante todo la importancia de encontrar el lugar donde pertenecemos.
Reseña escrita para Oasis del Cine
12 de diciembre de 2020
12 de diciembre de 2020
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
'Wolfwalkers' es otro fantástico cuento repleto de la magia particular de Moore, quien ya me conquistó con la maravillosa 'La canción del mar', y el sello del estudio Cartoon Saloon que supone un soplo de aire fresco para la animación occidental actual. Una historia en la que la naturaleza y la amistad se dan la mano con una animación preciosa y una bonita BSO. Su encanto reside en lo natural y orgánico de su desarrollo en un terreno de fantasía, me recuerda al toque especial que se puede encontrar en películas tan increíbles como 'La Princesa Mononoke' de Hayao Miyazaki o 'Los niños lobos' de Mamoru Hosoda. Todas ellas tienen el factor común de situar el elemento fantástico y el entorno natural en una lucha por su supervivencia frente a la humanidad, su ambición, su crueldad y su ignorancia.
Un hermoso oasis en este fatídico año 2020 que se convierte en una de mis favoritas, y entra dentro de las grandes películas de animación que he visto. Esperemos que Moore, sus compañeros y el estudio de animación tengan un largo y fructífero recorrido.
Un hermoso oasis en este fatídico año 2020 que se convierte en una de mis favoritas, y entra dentro de las grandes películas de animación que he visto. Esperemos que Moore, sus compañeros y el estudio de animación tengan un largo y fructífero recorrido.
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