Morlaix
Drama. Romance
Gwen, una joven estudiante de secundaria marcada por la reciente muerte de su madre, pasa su tiempo con su grupo de amigos, incluido su novio Thomas, un aprendiz de panadero. Cuando Jean-Luc, un estudiante parisino con vocación artística, se instala en la zona, Gwen no le oculta su problema, como si tuviera ante sí una decisión decisiva en su vida. Un día, descubre en el cine una película que parece inexplicablemente inspirada en su propia vida. [+]
14 de marzo de 2025
14 de marzo de 2025
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jaime Rosales regresa tras "Girasoles silvestres" con una historia adolescente sobre los primeros amores y los lugares que nos ven crecer. En base a esto, el director conforma un relato marcado por la nostalgia y el desconcierto como centro de la juventud, pero sin caer en el pesimismo ni en la pesadumbre.
Para ello, se entrega a un ejercicio estilístico que tantea con los cambios de encuadre, la transición de color a blanco y negro, y la inclusión de fotografías en el montaje como intentos de eternizar el presente fugaz. Asimismo, el cineasta opta por un importante dispositivo de metaficción que evoca al poder del cine para reflejar nuestras propias vidas.
Así pues, en Morlaix los diálogos se revisten de un toque existencialista para enfatizar la reflexión, en varias escenas, de grandes temas como el amor, la muerte, la vida o el sentido de esta. Este enfoque busca hacer partícipe al espectador, pero al mismo tiempo le hace pecar de cierta superficialidad, caer en lo estereotípico y rehuir un argumento más profundo.
Aunque hay momentos que generan cierto desconcierto, cuanto menos, al final el film es una propuesta algo más experimental que anteriores obras de Rosales, pero mantiene el humanismo y el tacto por sus protagonistas. Estos se ven reforzados por las vívidas interpretaciones del joven grupo de amigos y, en especial, de Aminthe Audiard y Samuel Kircher. Pero, por encima de todo, sobresale el énfasis en el cine como espacio para cavilar sobre los grandes temas de la vida y su poder para guiarnos en la búsqueda de nuestro camino.
www.contraste.info
Para ello, se entrega a un ejercicio estilístico que tantea con los cambios de encuadre, la transición de color a blanco y negro, y la inclusión de fotografías en el montaje como intentos de eternizar el presente fugaz. Asimismo, el cineasta opta por un importante dispositivo de metaficción que evoca al poder del cine para reflejar nuestras propias vidas.
Así pues, en Morlaix los diálogos se revisten de un toque existencialista para enfatizar la reflexión, en varias escenas, de grandes temas como el amor, la muerte, la vida o el sentido de esta. Este enfoque busca hacer partícipe al espectador, pero al mismo tiempo le hace pecar de cierta superficialidad, caer en lo estereotípico y rehuir un argumento más profundo.
Aunque hay momentos que generan cierto desconcierto, cuanto menos, al final el film es una propuesta algo más experimental que anteriores obras de Rosales, pero mantiene el humanismo y el tacto por sus protagonistas. Estos se ven reforzados por las vívidas interpretaciones del joven grupo de amigos y, en especial, de Aminthe Audiard y Samuel Kircher. Pero, por encima de todo, sobresale el énfasis en el cine como espacio para cavilar sobre los grandes temas de la vida y su poder para guiarnos en la búsqueda de nuestro camino.
www.contraste.info
16 de marzo de 2025
16 de marzo de 2025
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jaime Rosales se nos ha puesto poético a la vez que trascendental y dicho sea con todos los respetos... Porque lo que me sugiere "Morlaix" es todo un señor homenaje a los amores de adolescencia que nos remueven y marcan... Y si el joven amante tiene el aspecto de Samuel Kircher (digno hijo de Jacob) pues apaga y vámonos... (tiene un tirón físico también, aparte de su 'ángel', al Tadzio de Visconti).
Elucubraciones aparte tiene también la historia un romanticismo a ultranza que se alía con la muerte como destino fatal pero ensalzando el amor y no como desatino... Hay que sumergirse en ello e implicarse opinando que es lo que hacen todos ellos, sus jóvenes protagonistas, en un momento dado de la película que están llevando a cabo (cine dentro del cine). Pero la vida discurre y nos pone en la encrucijada de confrontar posiciones. ¿Qué haremos, harán ellos dentro de quince años cuando las elecciones o la distancia hayan aportado lo suyo? ¿Que quedará de los sueños o las decisiones que tomamos...? ¿Se evaporarán o durarán en el tiempo? ¿Y las versiones de lo que ocurrió real o metafóricamente...?
Yo tengo mi particular visión sobre todos estos temas y el desenlace de la historia, con una sala de cine oficiando de por medio, pero, al igual que el cómplice espectador que me ha dicho al salir de la sala: "Tenemos toda la semana para meditarlo" voy a hacerlo en silencio y desde dentro, muy dentro, con el poso necesario que 'Jean Luc' y 'Gwen' requieren...
Elucubraciones aparte tiene también la historia un romanticismo a ultranza que se alía con la muerte como destino fatal pero ensalzando el amor y no como desatino... Hay que sumergirse en ello e implicarse opinando que es lo que hacen todos ellos, sus jóvenes protagonistas, en un momento dado de la película que están llevando a cabo (cine dentro del cine). Pero la vida discurre y nos pone en la encrucijada de confrontar posiciones. ¿Qué haremos, harán ellos dentro de quince años cuando las elecciones o la distancia hayan aportado lo suyo? ¿Que quedará de los sueños o las decisiones que tomamos...? ¿Se evaporarán o durarán en el tiempo? ¿Y las versiones de lo que ocurrió real o metafóricamente...?
Yo tengo mi particular visión sobre todos estos temas y el desenlace de la historia, con una sala de cine oficiando de por medio, pero, al igual que el cómplice espectador que me ha dicho al salir de la sala: "Tenemos toda la semana para meditarlo" voy a hacerlo en silencio y desde dentro, muy dentro, con el poso necesario que 'Jean Luc' y 'Gwen' requieren...
2 de marzo de 2025
2 de marzo de 2025
7 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque parezca que ya está todo dicho en tema de amor, siempre hay alguna voz que consigue sorprendernos, y este es el caso de Jaime Rosales.
El trabajo de fotografía, que pasa del blanco y negro al color de forma arbitraria, así como la utilización de foto fija y un montaje que nos remite al cine de La Nouvelle Vague, consiguen darle fluidez a la historia que Rosales nos cuenta.
Morlaix es un rompecabezas donde la belleza estética, la inteligencia del guion y un lenguaje cinematográfico sorprendente, nos hacen sentir que estamos ante una obra maestra.
De visión obligatoria. Enhorabuena.
El trabajo de fotografía, que pasa del blanco y negro al color de forma arbitraria, así como la utilización de foto fija y un montaje que nos remite al cine de La Nouvelle Vague, consiguen darle fluidez a la historia que Rosales nos cuenta.
Morlaix es un rompecabezas donde la belleza estética, la inteligencia del guion y un lenguaje cinematográfico sorprendente, nos hacen sentir que estamos ante una obra maestra.
De visión obligatoria. Enhorabuena.
19 de marzo de 2025
19 de marzo de 2025
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Rohmer (mucho, tanto, siempre). Rebeldes sin causa. El marido de la peluquera. Stockholm. Matria. El idiota. Cuenta conmigo. La reconquista. El pianista. Frantz. Sobre héroes y tumbas.
La memoria como representación o el cine como recuerdo y de la realidad (indagador) desdoblamiento, espejos cóncavos, reflejos, susurros, muñecas rusas, el cuento de nunca acabar, las mil y una noches y los quinientos días, es una preciosidad, pero también fría e insulsa, dulcemente amanerada, agriamente repetitiva, tímidamente autocomplaciente, Herida, y los cambios de tono, de formato, de color, de plano de la realidad parecen gestos o poses un tanto arbitrarios y/o caprichosos, vale, de acuerdo, el suicidio por amor qué os parece y la misma muerte, ¿es malo matarse feliz o peor todavía triste, es bueno morir de amor o mejor dejarlo estar tal cual?, ¿te puedes reencarnar, es religión, ciencia, hay algo más o nada más?, debatamos platónicamente en la academia de las artes naturales, Jules et Jim, Dos hombres y un destino, por el amor de esa mujer, Bustamante y Álex, no sé, es cine como de laboratorio, tubo de ensayo, bonito, entretenido aburrido a ratos alternos, levemente todo, sin pasarse de la raya, exquisito, delicado, necesario (aunque sea solo como con/traste ante/contra tanta memez y burricie y esclavos haciendo cine), como una copia del cine de la nouvelle vague y de sus hijos y hasta nietos, un buen alumno haciendo su tesis doctoral o trabajo de fin de carrera o doctorado o master class, pero le falta alma, música, poso, está cogida/o por los pelos, es o suena fútil, un regalo con un envoltorio estupendo y tan poco dentro (o mucho pero desinflado, de lado, reviradamente autoconsciente imantado), reminiscencias de otras obras, copias de copias, intentos, suavidades, rugosidades, ella es pequeña pero guapérrima o atractiva y él también (parece Guillaume Depardieu).
Una ciudad (que lo tiene todo, historia por los cuatro costados, por todos los poros, rezuma, asalta), tierra, mar y aire, todos los elementos, fuego, vacío, de la Bretaña francesa, y un tiempo (adensado, infinito, eterno retorno), y varios jóvenes (que son todos) al retortero, creciendo, o no, una película (detenida y expandida, paradójica y juguetona, sabionda, redicha, lírica) que se repite y un trío sin remedio, la muerte con mando en plaza y el amor que se escurre, diluye o despavorido huye y la existencia es una nada alargada a la espera de desvanecerse, erre que erre.
La memoria como representación o el cine como recuerdo y de la realidad (indagador) desdoblamiento, espejos cóncavos, reflejos, susurros, muñecas rusas, el cuento de nunca acabar, las mil y una noches y los quinientos días, es una preciosidad, pero también fría e insulsa, dulcemente amanerada, agriamente repetitiva, tímidamente autocomplaciente, Herida, y los cambios de tono, de formato, de color, de plano de la realidad parecen gestos o poses un tanto arbitrarios y/o caprichosos, vale, de acuerdo, el suicidio por amor qué os parece y la misma muerte, ¿es malo matarse feliz o peor todavía triste, es bueno morir de amor o mejor dejarlo estar tal cual?, ¿te puedes reencarnar, es religión, ciencia, hay algo más o nada más?, debatamos platónicamente en la academia de las artes naturales, Jules et Jim, Dos hombres y un destino, por el amor de esa mujer, Bustamante y Álex, no sé, es cine como de laboratorio, tubo de ensayo, bonito, entretenido aburrido a ratos alternos, levemente todo, sin pasarse de la raya, exquisito, delicado, necesario (aunque sea solo como con/traste ante/contra tanta memez y burricie y esclavos haciendo cine), como una copia del cine de la nouvelle vague y de sus hijos y hasta nietos, un buen alumno haciendo su tesis doctoral o trabajo de fin de carrera o doctorado o master class, pero le falta alma, música, poso, está cogida/o por los pelos, es o suena fútil, un regalo con un envoltorio estupendo y tan poco dentro (o mucho pero desinflado, de lado, reviradamente autoconsciente imantado), reminiscencias de otras obras, copias de copias, intentos, suavidades, rugosidades, ella es pequeña pero guapérrima o atractiva y él también (parece Guillaume Depardieu).
Una ciudad (que lo tiene todo, historia por los cuatro costados, por todos los poros, rezuma, asalta), tierra, mar y aire, todos los elementos, fuego, vacío, de la Bretaña francesa, y un tiempo (adensado, infinito, eterno retorno), y varios jóvenes (que son todos) al retortero, creciendo, o no, una película (detenida y expandida, paradójica y juguetona, sabionda, redicha, lírica) que se repite y un trío sin remedio, la muerte con mando en plaza y el amor que se escurre, diluye o despavorido huye y la existencia es una nada alargada a la espera de desvanecerse, erre que erre.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Ella cambia la historia (como Tarantino en varias de sus obras) a través del cine, del recuerdo, de la representación (ritual), muy Hamletiana, de la conjetura, especulación o voluntad, del deseo/miedo, temblor/temor, del espejo (ese en el que no se quería mirar para no encontrar un sentido que la aprisionara o detuviera estancara, ella quería volar, cambiar, libertad, esperanza, mutación, ascensión, escapar, huir de la cárcel de, amor, la infancia y el terruño, en cambio el amado al contrario, quería huir del mundanal ruido y seguir la senda por donde han ido los pocos sabios que en el mundo han sido, ida y vuelta, cruce de caminos, se encuentran en la encrucijada, justo en ese punto de no retorno, al cruzar el rubicón, ella va y él está de vuelta o viene, ella ha vivido poco y él demasiado -racionalismo versus romanticismo, los dos marcados por la precoz parca, madre y hermano, pasado y futuro, Descartes y Werther, todo o nada, Vivir sin aliento, ella ama la mediocridad, lo pequeño, él solo se siente cómodo ante enormidades, lucha de gigantes, ella no ha empezado a vivir, el murió hace tiempo, Fuego fatuo, La doncella y la muerte, El maestro y Margarita, Dostoievski o la vida a tumba abierta, Pascal y la apuesta radical, Kierkegaard, qué va, qué va, qué va, y la fe y su absurdidad, Rimbaud, Las amistades peligrosas, el amor y el dolor domeñados por el orden y la calridad- y el tercero en discordia de convidado de piedra, poco aporta, es el del medio de los chichos, van dos y se cae justo él, el transmisor, el mensajero, la bisagra, el chico de los recados/recuerdos, el buenazo, puro músculo despersonalizado, está doblado, el cómodo, pasea, anda -la chica siempre se acaba yendo con el peligroso o loco para acabar terminando con otro más templado, del coro al caño, al coro, de la juventud a la madurez solo hay un paso), es ella esta vez la que muere o se mata para salvarlo a él, viaje en el tiempo, Eurídice desciende a los infiernos del cine (Arrebato) para traer o rescatar a su amado (Orfeo, el músico, de ahí la guitarra y el piano) de las tinieblas, así ella se/le redime de haber escapado y en la estacada dejarlo abandonado (una sueca y un español, triple embarazo, ella representa la vida que se niega a dar su brazo a torcer en el tablero de ajedrez, que sigue jugando y ganando postergando, perpetuando, él la asume y acepta, la fatalidad, no tiene tanto interés, ni en vivir, ni en morir, Thomas Bernhard, pero no como un acto simbólico lanzado al vacío, sino como una derrota pequeña triste cotidiana cancerosa -la diferencia entre la prosaica vida de los mortales la mayoría y la sublimación poética de los artistas cuenta cuentos con su lira-, sin épica ninguna/alguna, con esperanza trampa, la que obliga a esperar el toque de campana o queda, por quién doblan, tristemente, como todos, porque la vida siempre está en otra parte, no hace falta irse corriendo a ningún lado ni tirarse por un puente, da lo mismo Samarra que Morlaix para estirar la pata), esa película que dan en ese cine tan rara/o (el de Mulholland Drive mismamente, el de 1997: Rescate en Nueva York, el teatro de variedades zoológico de Stroszek) es la que todos tenemos al alcance de la mano, solo es necesario crear un poco (memorizar, Amarcord) o algo para hacerlo o lograrlo, es lo que más o menos hacemos cuando recordamos (o soñamos; El perro andaluz, La edad de oro), ya que la sustancia verdadera (tan mentirosa) de las cosas, de las artes, de los hechos (paupérrimos), de toda actividad humana es agua, se no escurre entre las manos o dedos (huéspedes, céspedes), es inabordable, moldeable, indeterminada, paja, vaga, imprecisa, y a la vez implacable y granítica, al mismo tiempo espacio que no es nunca exactamente el/lo mismo, y eso es lo hermoso y lo terrible, lo bueno y lo malo, la condena y la salvación, la/su falta de entidad y la capacidad de re/creación.
14 de marzo de 2025
14 de marzo de 2025
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Resulta bastante difícil calificarla, o hacer una crítica porque su trascendencia es al mismo tiempo una necesidad por no profundizar en aspectos que hubiera estado bien hacerlo. El vacío existencial funciona como paradigma, sin otorgarle esa relevancia resolutiva implícita.
Tal vez pasar del blanco y negro al color no sea la apuesta mas adecuada si no existe una diferenciación clara en los tiempos. Debo decir que me ha entretenido, por sus elocuencias en las miradas, los silencios, los espacios comunes que dan rigor y solvencia a la historia.
Me había gustado GIRASOLES SILVESTRES, y cuando me enteré que se estrenaba la nueva producción de Jaime Rosales, no lo dudé.
Tal vez pasar del blanco y negro al color no sea la apuesta mas adecuada si no existe una diferenciación clara en los tiempos. Debo decir que me ha entretenido, por sus elocuencias en las miradas, los silencios, los espacios comunes que dan rigor y solvencia a la historia.
Me había gustado GIRASOLES SILVESTRES, y cuando me enteré que se estrenaba la nueva producción de Jaime Rosales, no lo dudé.
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here