Fray Escoba
5,2
625
Drama
Martín, hijo de un caballero español y de una mulata panameña, nace en Lima en 1579. Con su padre, ya gobernador de Guayaquil, y un futuro prometedor a su alcance, decide entrar en el convento de Santo Domingo. Allí se convierte en 'Fray Escoba', apodo que recibe por su obsesión de barrer y barrer sin descanso, mientras ríe feliz. Pasan los años y, con asombro, Martín descubre como Dios se vale de él para hacer milagros mientras su fama ... [+]
22 de septiembre de 2007
22 de septiembre de 2007
47 de 53 usuarios han encontrado esta crítica útil
FRAY ESCOBA es una de la excelentes películas que sobre el género religioso se han hecho en España y más allá, tan impactante como la danesa "Ordet" (Carl Theodor Dreyer, 1954) o la norteamericana "The Reluctant Saint" (Edward Dmytryk 1962), pero simplemente porque las producciones españolas apenas tenían resonancia en el extranjero en dichas décadas, este filme de Ramón Torrado no es considerado de la misma manera que las ya citadas o incluso otras de peor calidad ensalzadas en otros países; además por el hecho de ser un producto de origen español y porque muchos españoles que se la dan de "progresistas" en el sentido en que "tachan el factor religioso como un anacronismo ya superado", la desprecian o no mientan como si fuese una obra insignificante. Pero, por suerte o por desgracia "Fray Escoba", de Ramón Torrado, es una meritoria película con todas las letras de la palabra excelente, con la E, X, C, E, L, E, N, T y E.
"Fray Escoba" trata sobre la vida del santo peruano san Martín de Porres (siglo XVI-XVII), de rasgos negro-mulato, que perteneció a la Orden Religiosa de los Dominicos (O P). La película es conmovedora, hace llorar de verdad, con ese tipo de lágrimas que ennoblecen el interior y mueven a tomar consciencia del Bien y de los valores más profunda y bellamente humanos. Como decía este bondadoso y humilde varón religioso cuando introducía y alojaba en su propia celda del convento a los pobres míseros que hallaba por las calles, en contra de las leyes internas de su Orden y Comunidad: "Contra la caridad no hay preceptos".
Mención especial para los actores de esta película:
+ el cubano René Muñoz (Fray Escoba), hombre de gran sensibilidad, la cual sabía transmitir como pocos en sus actuaciones, que hizo aquí el papel cinematográfico más importante de su carrera además de que le marcó espiritualmente hablando, años más tarde triunfó también en México como escritor y dedicándose a realizar numerosas telenovelas;
+ e igualmente al español José Calvo (Fray Barragán), gran interprete y especialista en hacer de fraile, papel en el que ya había triunfado (Fray Papilla) en la famosísima cinta, "Marcelino, pan y vino" (Ladislao Vajda, 1954), amén de notorias películas como "El clavo" (Rafael Gil, 1944), "Historias de la radio" (José Luis Sáenz de Heredia, 1955), "Calabuch" (Luis García Berlanga, 1956) o "Los jueves, milagro" (Luis García Berlanga, 1957).
Fej Delvahe
"Fray Escoba" trata sobre la vida del santo peruano san Martín de Porres (siglo XVI-XVII), de rasgos negro-mulato, que perteneció a la Orden Religiosa de los Dominicos (O P). La película es conmovedora, hace llorar de verdad, con ese tipo de lágrimas que ennoblecen el interior y mueven a tomar consciencia del Bien y de los valores más profunda y bellamente humanos. Como decía este bondadoso y humilde varón religioso cuando introducía y alojaba en su propia celda del convento a los pobres míseros que hallaba por las calles, en contra de las leyes internas de su Orden y Comunidad: "Contra la caridad no hay preceptos".
Mención especial para los actores de esta película:
+ el cubano René Muñoz (Fray Escoba), hombre de gran sensibilidad, la cual sabía transmitir como pocos en sus actuaciones, que hizo aquí el papel cinematográfico más importante de su carrera además de que le marcó espiritualmente hablando, años más tarde triunfó también en México como escritor y dedicándose a realizar numerosas telenovelas;
+ e igualmente al español José Calvo (Fray Barragán), gran interprete y especialista en hacer de fraile, papel en el que ya había triunfado (Fray Papilla) en la famosísima cinta, "Marcelino, pan y vino" (Ladislao Vajda, 1954), amén de notorias películas como "El clavo" (Rafael Gil, 1944), "Historias de la radio" (José Luis Sáenz de Heredia, 1955), "Calabuch" (Luis García Berlanga, 1956) o "Los jueves, milagro" (Luis García Berlanga, 1957).
Fej Delvahe
11 de octubre de 2014
11 de octubre de 2014
23 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un clásico del cine religioso de nuestro país y, en mi opinión, uno de los mejores referentes a nivel internacional. Profundamente bella y elevada, «Fray Escoba» es una de esas películas con las que te sientes reconfortado al mismo tiempo que te sermonea desde una propuesta católica a reivindicar.
Esto del sermón, que puede sonar muy malo, es algo buenísimo: es la aspiración de que seamos siempre mejores de lo que somos, idea al parecer sencilla pero tan sublime y grandiosa que según una teoría personal mía es causa directa del desprecio que los seres humanos demostramos hacia la fe. Tener un Dios que te señala tus debilidades para que las enmiendes, que te empuja constantemente a llegar «hasta donde debes» y que te incita a amar sin condiciones ni limitaciones a todo el mundo, es para sentirse presionado. Por lo tanto, es mucho más fácil taparse los oídos y hacer lo que nos de la gana, además creyendo que lo sabemos todo y que somos lo bastante buenos y justos. Con «Fray Escoba» veremos que no es así.
Claro, a que a mi me cuesta comprender que a alguien, independientemente de creencias religiosas, no esté de acuerdo con el ideario moral y humanista que la obra refleja a través de la figura de Martín de Porras, cuyas dotes místicas y milagrosas sin duda han sido exacerbadas. No importa, es lo de menos. Aquí prima la nobleza del alma, la gloriosa humildad del Hombre, el sacrificio a los otros, el amor infinito, la bondad sin bobería y la inquebrantable esperanza en el mañana, en ese sol que ha de salir para disipar las tinieblas. Atención a los diálogos y observaciones de los personajes, porque absolutamente de todos ellos sacaremos una maravillosa enseñanza, para mi de lo más logrado del guión.
Reconozco que esta película me emociona demasiado y me hace llorar como una Magdalena. Sentida e inolvidable, acércate a ella sin prejuicios. De la escoba a la eternidad.
Esto del sermón, que puede sonar muy malo, es algo buenísimo: es la aspiración de que seamos siempre mejores de lo que somos, idea al parecer sencilla pero tan sublime y grandiosa que según una teoría personal mía es causa directa del desprecio que los seres humanos demostramos hacia la fe. Tener un Dios que te señala tus debilidades para que las enmiendes, que te empuja constantemente a llegar «hasta donde debes» y que te incita a amar sin condiciones ni limitaciones a todo el mundo, es para sentirse presionado. Por lo tanto, es mucho más fácil taparse los oídos y hacer lo que nos de la gana, además creyendo que lo sabemos todo y que somos lo bastante buenos y justos. Con «Fray Escoba» veremos que no es así.
Claro, a que a mi me cuesta comprender que a alguien, independientemente de creencias religiosas, no esté de acuerdo con el ideario moral y humanista que la obra refleja a través de la figura de Martín de Porras, cuyas dotes místicas y milagrosas sin duda han sido exacerbadas. No importa, es lo de menos. Aquí prima la nobleza del alma, la gloriosa humildad del Hombre, el sacrificio a los otros, el amor infinito, la bondad sin bobería y la inquebrantable esperanza en el mañana, en ese sol que ha de salir para disipar las tinieblas. Atención a los diálogos y observaciones de los personajes, porque absolutamente de todos ellos sacaremos una maravillosa enseñanza, para mi de lo más logrado del guión.
Reconozco que esta película me emociona demasiado y me hace llorar como una Magdalena. Sentida e inolvidable, acércate a ella sin prejuicios. De la escoba a la eternidad.
22 de septiembre de 2020
22 de septiembre de 2020
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pienso que va siendo hora de juzgar las películas en sí mismas, con independencia del ambiente, el país, y no digamos del régimen en que fueron hechas. Con ese criterio todo lo que se hizo bajo tiranías habría que tirarlo y es lo que se hizo hasta el siglo XIX y en muchos sitios se sigue haciendo.
Otro tema: se hacen películas de los géneros más diversos. Algunos géneros, como el gore, son repelentes y hay muchos que lo aplauden.
Esto es del género religioso. Tan válido como cualquiera. Lo único que hay que hacer es valorar la realización, la interpretación. Y esta es una película muy digna, rodada con cuidado y una buena producción. Un guión muy medido y nada retórico.
La vida de Fray Escoba es una maravilla, en todos los sentidos. René Muñoz interpreta con gran calidad.
No es ninguna tontería ver película de buenos sentimientos. De malos ya hay bastantes.
Otro tema: se hacen películas de los géneros más diversos. Algunos géneros, como el gore, son repelentes y hay muchos que lo aplauden.
Esto es del género religioso. Tan válido como cualquiera. Lo único que hay que hacer es valorar la realización, la interpretación. Y esta es una película muy digna, rodada con cuidado y una buena producción. Un guión muy medido y nada retórico.
La vida de Fray Escoba es una maravilla, en todos los sentidos. René Muñoz interpreta con gran calidad.
No es ninguna tontería ver película de buenos sentimientos. De malos ya hay bastantes.
10 de febrero de 2022
10 de febrero de 2022
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Biografía (ignoro hasta qué punto fiel) del santo peruano San Martín de Porres, un hombre criado en un medio de pobreza extrema hasta que su padre obtiene un cargo de importancia en la entonces colonia española, manda llamar a sus hijos (niño y niña) y decide encumbrarlos.
El niño, sin embargo, nunca se adapta a su nueva posición social, o mejor dicho, no quiere adaptarse y prefiere los cargos más humildes del convento en el que decide entrar, en vez de valerse de la riqueza de su padre (las clases sociales existían dentro de los conventos tanto como en cualquier otro lugar).
Sorprende bastante este título que uno imagina aburrido y discursivo, sin embargo contiene algunos momentos realmente destacables, como aquel en que Martín se da cuenta de que en su bolsa no hay fondo cuando se trata de repartir pan entre los pobres.
Lo realmente llamativo no es la descripción del hecho, sino el gesto del protagonista (correcto René Muñoz) que parece más asustado y superado por la aparición de un milagro, que otra cosa.
Y es que, en cierta manera, se puede ver esta película como la historia de un hombre al que sus aspiraciones de humildad son contrariadas por todos los que le rodean, incluso por mandato divino.
El niño, sin embargo, nunca se adapta a su nueva posición social, o mejor dicho, no quiere adaptarse y prefiere los cargos más humildes del convento en el que decide entrar, en vez de valerse de la riqueza de su padre (las clases sociales existían dentro de los conventos tanto como en cualquier otro lugar).
Sorprende bastante este título que uno imagina aburrido y discursivo, sin embargo contiene algunos momentos realmente destacables, como aquel en que Martín se da cuenta de que en su bolsa no hay fondo cuando se trata de repartir pan entre los pobres.
Lo realmente llamativo no es la descripción del hecho, sino el gesto del protagonista (correcto René Muñoz) que parece más asustado y superado por la aparición de un milagro, que otra cosa.
Y es que, en cierta manera, se puede ver esta película como la historia de un hombre al que sus aspiraciones de humildad son contrariadas por todos los que le rodean, incluso por mandato divino.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Otro momento de inusitada elegancia se produce poco antes de la muerte del santo, rodeado de ricos y poderosos con los que no quería trato, cuando su auténtico amigo (Juan Calvo, si no me equivoco), el simple fraile al que no invitan a estar en la cabecera del moribundo, decide ir a verle a pesar de todo.
Sube por las escaleras y se dirige decidido hasta su aposento, pero de camino se para en seco, comprendiendo que su amigo ya ha muerto.
Sube por las escaleras y se dirige decidido hasta su aposento, pero de camino se para en seco, comprendiendo que su amigo ya ha muerto.
7 de marzo de 2022
7 de marzo de 2022
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Fray Escoba" es una película biográfica de San Martín de Porres dirigida por Ramón Torrado, quien posteriormente repetiría en el ámbito del cine religioso con El padre Manolo en 1966. Como director estaba más habituado a películas con folclóricas, mezcla de romance y comedia, por lo que esta era su primera incursión en este tipo de cine.
El actor que da vida al santo limeño es René Muñoz, quien realizaba uno de sus primeros trabajos y posteriormente hizo algo de cine, si bien su carrera culminó en el mundo de las teleseries. Destaca también la aparición de José Calvo (Fray Barragán) quien ya había actuado como fraile en la aclamada "Marcelino, pan y vino" de 1955.
Visto por encima lo más destacado de la ficha técnica podemos pasar al argumento:
Como toda hagiografía la película narra la vida de un santo, en este caso la del primer santo mulato de América, San Martín de Porres Velázquez (1579-1639), el hijo de un gobernador español y una negra liberta panameña. En su temprana juventud decide ingresar en un convento dominico de Lima, donde debido a su condición de hijo ilegítimo solo podía aspirar a la categoría de "donado" y se le encomiendan la limpieza del convento (de ahí su apodo "fray escoba"). Desde esta posición, al principio humillado (algunos lo tratan como "perro") poco a poco se va ganando el favor de todos, de personas de todas las clases sociales, y va realizando otras labores como médico, barbero o herborista (todo según los conocimientos de la época...) al tiempo que se le atribuyen milagros como bilocación, videncia, levitación, curación o dominio sobre los animales. Unido a ello, el celo apostólico y evangelizador que lo caracteriza lo van haciendo conocido en toda la ciudad y gran parte del país hasta el día de su muerte y su multitudinario entierro.
Como mensaje espiritual la película hace hincapié en que nos legó la humildad como la puerta de todas las virtudes. Su lema era realizar cualquier labor para mayor gloria de Dios. Es famosa su frase "No busques ser grande e importante a los ojos de los hombres, sino a los ojos de Dios".
El análisis del film es simple. La película es hija de su época y hay que entenderla como tal, proselitista pero al tiempo bien interpretada y dirigida. Entrañable, con un mensaje positivo, moralista y evangelizador. Es una película española sobre un santo peruano, cosa que hoy parece impensable. No imagino hoy una película española sobre un santo español, mucho menos sobre uno extranjero. Cada cine nacional se dedica a ensalzar las virtudes de sus compatriotas, no las de personas de otros países. Además, al espectador más joven le puede chocar que el acercamiento cinematográfico contemporáneo a las vidas de los santos es tratado de otra manera, más desde su humanidad e imperfecciones, mientras que este tipo de films presentaban una visión más idealizada de la santidad. No obstante, lo bueno que tiene este tipo de cine es que son atemporales, el tiempo no erosiona demasiado lo que se narra, pues su candidez e inocencia se acompasan perfectamente con el ritmo lento y cadencioso del argumento.
Recomendable, sí. Mejorable y actualizable, también.
Jaime Salado de la Riva
Crítica para Reflexiones cristianas: https://creoendios.blogspot.com/
El actor que da vida al santo limeño es René Muñoz, quien realizaba uno de sus primeros trabajos y posteriormente hizo algo de cine, si bien su carrera culminó en el mundo de las teleseries. Destaca también la aparición de José Calvo (Fray Barragán) quien ya había actuado como fraile en la aclamada "Marcelino, pan y vino" de 1955.
Visto por encima lo más destacado de la ficha técnica podemos pasar al argumento:
Como toda hagiografía la película narra la vida de un santo, en este caso la del primer santo mulato de América, San Martín de Porres Velázquez (1579-1639), el hijo de un gobernador español y una negra liberta panameña. En su temprana juventud decide ingresar en un convento dominico de Lima, donde debido a su condición de hijo ilegítimo solo podía aspirar a la categoría de "donado" y se le encomiendan la limpieza del convento (de ahí su apodo "fray escoba"). Desde esta posición, al principio humillado (algunos lo tratan como "perro") poco a poco se va ganando el favor de todos, de personas de todas las clases sociales, y va realizando otras labores como médico, barbero o herborista (todo según los conocimientos de la época...) al tiempo que se le atribuyen milagros como bilocación, videncia, levitación, curación o dominio sobre los animales. Unido a ello, el celo apostólico y evangelizador que lo caracteriza lo van haciendo conocido en toda la ciudad y gran parte del país hasta el día de su muerte y su multitudinario entierro.
Como mensaje espiritual la película hace hincapié en que nos legó la humildad como la puerta de todas las virtudes. Su lema era realizar cualquier labor para mayor gloria de Dios. Es famosa su frase "No busques ser grande e importante a los ojos de los hombres, sino a los ojos de Dios".
El análisis del film es simple. La película es hija de su época y hay que entenderla como tal, proselitista pero al tiempo bien interpretada y dirigida. Entrañable, con un mensaje positivo, moralista y evangelizador. Es una película española sobre un santo peruano, cosa que hoy parece impensable. No imagino hoy una película española sobre un santo español, mucho menos sobre uno extranjero. Cada cine nacional se dedica a ensalzar las virtudes de sus compatriotas, no las de personas de otros países. Además, al espectador más joven le puede chocar que el acercamiento cinematográfico contemporáneo a las vidas de los santos es tratado de otra manera, más desde su humanidad e imperfecciones, mientras que este tipo de films presentaban una visión más idealizada de la santidad. No obstante, lo bueno que tiene este tipo de cine es que son atemporales, el tiempo no erosiona demasiado lo que se narra, pues su candidez e inocencia se acompasan perfectamente con el ritmo lento y cadencioso del argumento.
Recomendable, sí. Mejorable y actualizable, también.
Jaime Salado de la Riva
Crítica para Reflexiones cristianas: https://creoendios.blogspot.com/
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