La casa
6,7
6.426
Drama
Tras la muerte de su padre Antonio (Luis Callejo), tres hermanos y sus familias se reúnen en la casa de campo familiar en la que pasaban los fines de semana y las vacaciones de su infancia. Toca decidir qué hacer con la vivienda, lo que resultará más difícil de lo esperado. Basada en la novela gráfica homónima de Paco Roca, ganadora de un premio Eisner en 2020. (FILMAFFINITY)
6 de marzo de 2024
6 de marzo de 2024
92 de 101 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cómo gestionar las emociones.
Si la novela gráfica (o cómic) de Paco Roca, “La casa” era un viaje emocional a través del dibujo, del detalle, de los recuerdos plasmados en viñetas hábil y primorosamente diseñadas, del guión preciso… esta película, que lleva a personajes reales la misma historia, levanta el ánimo, la emoción y siembra cordialidad sin noñerías.
Estos poco más de 80 minutos es un viaje emocional por nuestra niñez, nuestros recuerdos, nuestras relaciones familiares con los padres, sobre todo, y con nuestros hermanos, que de niños eran a veces cómplices y de mayores son a veces rivales, una vez que maduramos.
La localización del rodaje se ha hecho en Serra, Mislata y Olocán y, lo más importante, en la casa real donde pasó su niñez Paco Roca. Es precisamente por ese entorno real, por ese guión bien perfilado y esas interpretaciones fantásticas, que esa casa se convierte en la casa que habita los recuerdos de nuestra niñez.
Esos muebles sencillos y prácticos, esa paloma de cerámica, objetos viejunos pero entrañables, esa persiana que no sube porque el viento la ha desencajado, que el padre manitas hubiera arreglado al instante. El taller del padre amante del bricolaje, en un rincón del garaje, con botes de cacao reutilizados para guardar tornillos, clavos, tuercas... marcados con etiqueta hecha en cinta de carrocero, en primorosa caligrafía de cuadernos Rubio.
Paco Roca cuenta historias muy profundas. Le conocemos por sus novelas gráficas, como “Arrugas”, un viaje a la vejez y la pérdida de recuerdos, por “Historias de un hombre en pijama”, sus anécdotas diarias como creador de novela gráfica y su vida habitual, ahora nos trae, de la mano de Álex Montoya, la historia de “La casa”, tan bien contada que, aunque conozcas la novela gráfica, te metes tanto dentro de la película que los planos originales de ésta pasan a habitar el recuerdo de la novela gráfica. Está tan bien integrada que las novedades aportadas en la película se funden en el cómic y te confundes sobre si lo habías visto en el dibujo.
Perfecta integración.
En cuanto a los actores, todos están magníficos, desde David Verdaguer, que se mimetiza con el personaje (después de haberse mimetizado con Eugenio en Saben Aquell) y al que le da un perfecto contrapunto su novia Olivia Molina, hasta la niña pequeña, hija real del Director, pasando por los hermanos, que se transforman en nuestro hermano mayor y mediana, Óscar de la Fuente, Lorena López, con los que quieres fundirte en un abrazo. Los cuñados, que lejos de ser cuñados machacones, aportan interés en que la familia se integre, con personalidad marcada como muestra en su papel Marta Belenguer. Igualmente María Romanillos que, en su papel de adolescente, da opinión cabal y apoyo a su padre y lo hace con aplomo en su interpretación, sorprende gratamente, tanto como esos sus recuerdos entrañables a pesar de su corta edad.
Los personajes más veteranos, de Miguel Rellán y de Luis Callejo están tan bien interpretados que pasas a visualizar en ellos a tus mayores en el recuerdo.
Unas interpretaciones geniales con un reparto coral muy bien conseguido.
Los propios actores explican que el rodaje fue algo mágico, lo de rodar en el mismo sitio, en la casa real, fue como convertirse en una prolongación de la familia de Paco Roca, desde la intimidad.
Sin embargo, esta localización tan determinada hace que la película sea trasladable a cualquier lugar, porque lo íntimo es universal.
Igualmente, en la relación entre los tres hermanos, esa universalidad: hay que buscar cómo decirse “te quiero”.
Son personas que, rondando la cuarentena, se sienten embargados por la nostalgia. Esas envidias entre hermanos, donde en mayor le dejaba libros al pequeño, y éste ahora es escritor y ha tenido éxito literario. El pequeño que, por contra, tiene envidia de esa familia con hija que ha logrado el mayor, porque él no va a tener hijos. La hermana, integradora y potenciadora de la unión, perseverante en dar consistencia a la familia cuando se da cuenta de aquello que es lo que merece la pena.
Todo emoción, pero sin acercarse para nada a la ñoñería.
En este caso el cine sirve para saldar esas cosas pendientes que tenemos, ya sea con la familia, con nuestro yo interior, con nuestros hermanos, nuestros padres…. Anda, levántate, acércate a ellos y dales un abrazo.
Una maravilla de película.
Atención: seguir viendo los títulos de crédito porque hay una escena final !!!!! y es genial !!!!
Si la novela gráfica (o cómic) de Paco Roca, “La casa” era un viaje emocional a través del dibujo, del detalle, de los recuerdos plasmados en viñetas hábil y primorosamente diseñadas, del guión preciso… esta película, que lleva a personajes reales la misma historia, levanta el ánimo, la emoción y siembra cordialidad sin noñerías.
Estos poco más de 80 minutos es un viaje emocional por nuestra niñez, nuestros recuerdos, nuestras relaciones familiares con los padres, sobre todo, y con nuestros hermanos, que de niños eran a veces cómplices y de mayores son a veces rivales, una vez que maduramos.
La localización del rodaje se ha hecho en Serra, Mislata y Olocán y, lo más importante, en la casa real donde pasó su niñez Paco Roca. Es precisamente por ese entorno real, por ese guión bien perfilado y esas interpretaciones fantásticas, que esa casa se convierte en la casa que habita los recuerdos de nuestra niñez.
Esos muebles sencillos y prácticos, esa paloma de cerámica, objetos viejunos pero entrañables, esa persiana que no sube porque el viento la ha desencajado, que el padre manitas hubiera arreglado al instante. El taller del padre amante del bricolaje, en un rincón del garaje, con botes de cacao reutilizados para guardar tornillos, clavos, tuercas... marcados con etiqueta hecha en cinta de carrocero, en primorosa caligrafía de cuadernos Rubio.
Paco Roca cuenta historias muy profundas. Le conocemos por sus novelas gráficas, como “Arrugas”, un viaje a la vejez y la pérdida de recuerdos, por “Historias de un hombre en pijama”, sus anécdotas diarias como creador de novela gráfica y su vida habitual, ahora nos trae, de la mano de Álex Montoya, la historia de “La casa”, tan bien contada que, aunque conozcas la novela gráfica, te metes tanto dentro de la película que los planos originales de ésta pasan a habitar el recuerdo de la novela gráfica. Está tan bien integrada que las novedades aportadas en la película se funden en el cómic y te confundes sobre si lo habías visto en el dibujo.
Perfecta integración.
En cuanto a los actores, todos están magníficos, desde David Verdaguer, que se mimetiza con el personaje (después de haberse mimetizado con Eugenio en Saben Aquell) y al que le da un perfecto contrapunto su novia Olivia Molina, hasta la niña pequeña, hija real del Director, pasando por los hermanos, que se transforman en nuestro hermano mayor y mediana, Óscar de la Fuente, Lorena López, con los que quieres fundirte en un abrazo. Los cuñados, que lejos de ser cuñados machacones, aportan interés en que la familia se integre, con personalidad marcada como muestra en su papel Marta Belenguer. Igualmente María Romanillos que, en su papel de adolescente, da opinión cabal y apoyo a su padre y lo hace con aplomo en su interpretación, sorprende gratamente, tanto como esos sus recuerdos entrañables a pesar de su corta edad.
Los personajes más veteranos, de Miguel Rellán y de Luis Callejo están tan bien interpretados que pasas a visualizar en ellos a tus mayores en el recuerdo.
Unas interpretaciones geniales con un reparto coral muy bien conseguido.
Los propios actores explican que el rodaje fue algo mágico, lo de rodar en el mismo sitio, en la casa real, fue como convertirse en una prolongación de la familia de Paco Roca, desde la intimidad.
Sin embargo, esta localización tan determinada hace que la película sea trasladable a cualquier lugar, porque lo íntimo es universal.
Igualmente, en la relación entre los tres hermanos, esa universalidad: hay que buscar cómo decirse “te quiero”.
Son personas que, rondando la cuarentena, se sienten embargados por la nostalgia. Esas envidias entre hermanos, donde en mayor le dejaba libros al pequeño, y éste ahora es escritor y ha tenido éxito literario. El pequeño que, por contra, tiene envidia de esa familia con hija que ha logrado el mayor, porque él no va a tener hijos. La hermana, integradora y potenciadora de la unión, perseverante en dar consistencia a la familia cuando se da cuenta de aquello que es lo que merece la pena.
Todo emoción, pero sin acercarse para nada a la ñoñería.
En este caso el cine sirve para saldar esas cosas pendientes que tenemos, ya sea con la familia, con nuestro yo interior, con nuestros hermanos, nuestros padres…. Anda, levántate, acércate a ellos y dales un abrazo.
Una maravilla de película.
Atención: seguir viendo los títulos de crédito porque hay una escena final !!!!! y es genial !!!!
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Ese final..... el cartel de "Se vende" ya no sale en la escena final postcréditos.....
¿se ha vendido o se la ha quedado el hermano pequeño?
¿se ha vendido o se la ha quedado el hermano pequeño?
6 de mayo de 2024
6 de mayo de 2024
41 de 61 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ante todo, no es una mala película. Si que es cierto que carece de ritmo, que no empatizas con ningún personaje porque a priori son todos los típicos familiares de nochevieja y que para durar 89' hay ratos que se hace larga. Pero donde yo veo el quid de la película es en qué situación familiar estás ahora mismo. Leyendo las críticas de otros usuarios apostaría a que de los ochos para arriba la mayoría han visto o ven muy de cerca el final de algún progenitor. En caso contrario, se hace muy difícil conectar con alguno de ellos.
18 de marzo de 2024
18 de marzo de 2024
19 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
De entrada, “La casa” comienza con un contexto familiar que en más de un hogar se ha debido plantear : ¿qué hacer con la casa de nuestros padres? En este caso, lo que parece una decisión aparentemente sencilla entre los tres hermanos de esta historia, a medida que avanza el encuentro familiar, se comprueba que no hay herencia fácil, que no hay herencia que no conlleve una discusión, independientemente de lo sana o perjudicada que pueda estar la familia en cuestión.
La película, con una dirección sencilla (Álex Montoya) y eficiente, nos expone con tranquilidad, de un modo pausado y contemplativo, ese espacio rural familiar. Nos presenta la casa que levantó el progenitor de los tres hermanos (interpretado por un omnipresente Luis Callejo) con el sudor de su frente y la convicción de construir un hogar al que pudieran acudir siempre que lo desearan.
La dirección y la fotografía se detiene en la trivialidad del hogar : en esa manguera goteante, ese huerto descuidado (que antaño fue diseñado con pasión y dedicación por un padre ansioso y motivado por legar un hogar), esa sierra como paisaje que se siente casi exclusivo, como un paisaje sencillo contrapuesto al cuadro que todo apartamento urbano aporta a su pared para crear una falsa ilusión de naturaleza, un lugar menos artificioso. En definitiva, considero que se hace un ejercicio de transportación a la calidez de un hogar que, irónicamente, ya se encuentra vacío y en descomposición, pues son los tres hermanos y sus (ahora) ineludibles responsabilidades las que deben trabajar, y no su antecesor.
Asimismo, se aprecia un gran esfuerzo por plasmar los detalles retrospectivos : Por un lado, la historia principal se desarrolla en esa llegada al hogar. Inicialmente, llegan a la casa el hermano mediano (David Verdaguer) y su pareja (Olivia Molina), quien le acompaña honestamente. Y, posteriormente, comenzará a llegar el resto de miembros de la familia. Todos y cada uno de los miembros, a su llegada y durante su estancia en esos pocos días (donde apremia tomar una decisión : si vender la casa o quedársela) experimentan esos flashbacks permanentes, con quien fue el protagonista de esa casa : el padre. Un padre que brindó de recuerdos y enseñanzas a todos ellos. La película nos brinda todos esos pasajes retrospectivos a modo de conexión con el pasado, facilitando una mirada nostálgica compleja ; la cual no está reñida con la amargura por el dolor vivenciado, ni con la satisfacción por una trayectoria vital plenamente imperfecta; lo que es vivida, al fin y al cabo. Estos sentimientos conviven transitando con complejidad en el interior de los personajes y son transmitidos al espectador con suficiente adherencia, por lo que alguna lágrima puede fluir sin vergüenza alguna. Me atrevo a decir, que en primera persona, las lágrimas que en mí provocaron, iban conectadas a un pasado que añoro y que, por desgracia, mi mejorable memoria olvida, ya que me fue arrebatado más pronto de lo debido.
Me debo detener también en una interpretación que me ha atraído especialmente : David Verdaguer. Este señor, de quien recientemente me maravilló su magistral e y clavada representación de Eugenio , el mítico cómico “que no quiso ser cómico”, en Saben Aquell de Fernando Trueba; en esta nueva entrega fluye como pez en el agua con esa serenidad perfectamente acorde al paisaje, al contexto y al desenvolvimiento de la trama ¿Quién sabe lo que esa casa podría ofrecerle para la inspiración creativa del escritor al que interpreta?
Por otro lado, la aparición de Miguel Rellán eleva aún más el nivel del elenco (que ya era bueno), aportando, con su veteranía, un mayor calado de la conexión con el pasado que nos transporta a donde estamos.
A modo de conclusión e incluso de reflexión : A veces (o me atrevería a decir que a menudo), el cine no exige de elementos excesivamente complejos y rebuscados, sino que con captar con sencillez la belleza de lo cotidiano consigues emocionar al espectador; y “La Casa” de Álex Montoya lo hace sin despeinarse. El cine es eso : emoción y pasión.
La película, con una dirección sencilla (Álex Montoya) y eficiente, nos expone con tranquilidad, de un modo pausado y contemplativo, ese espacio rural familiar. Nos presenta la casa que levantó el progenitor de los tres hermanos (interpretado por un omnipresente Luis Callejo) con el sudor de su frente y la convicción de construir un hogar al que pudieran acudir siempre que lo desearan.
La dirección y la fotografía se detiene en la trivialidad del hogar : en esa manguera goteante, ese huerto descuidado (que antaño fue diseñado con pasión y dedicación por un padre ansioso y motivado por legar un hogar), esa sierra como paisaje que se siente casi exclusivo, como un paisaje sencillo contrapuesto al cuadro que todo apartamento urbano aporta a su pared para crear una falsa ilusión de naturaleza, un lugar menos artificioso. En definitiva, considero que se hace un ejercicio de transportación a la calidez de un hogar que, irónicamente, ya se encuentra vacío y en descomposición, pues son los tres hermanos y sus (ahora) ineludibles responsabilidades las que deben trabajar, y no su antecesor.
Asimismo, se aprecia un gran esfuerzo por plasmar los detalles retrospectivos : Por un lado, la historia principal se desarrolla en esa llegada al hogar. Inicialmente, llegan a la casa el hermano mediano (David Verdaguer) y su pareja (Olivia Molina), quien le acompaña honestamente. Y, posteriormente, comenzará a llegar el resto de miembros de la familia. Todos y cada uno de los miembros, a su llegada y durante su estancia en esos pocos días (donde apremia tomar una decisión : si vender la casa o quedársela) experimentan esos flashbacks permanentes, con quien fue el protagonista de esa casa : el padre. Un padre que brindó de recuerdos y enseñanzas a todos ellos. La película nos brinda todos esos pasajes retrospectivos a modo de conexión con el pasado, facilitando una mirada nostálgica compleja ; la cual no está reñida con la amargura por el dolor vivenciado, ni con la satisfacción por una trayectoria vital plenamente imperfecta; lo que es vivida, al fin y al cabo. Estos sentimientos conviven transitando con complejidad en el interior de los personajes y son transmitidos al espectador con suficiente adherencia, por lo que alguna lágrima puede fluir sin vergüenza alguna. Me atrevo a decir, que en primera persona, las lágrimas que en mí provocaron, iban conectadas a un pasado que añoro y que, por desgracia, mi mejorable memoria olvida, ya que me fue arrebatado más pronto de lo debido.
Me debo detener también en una interpretación que me ha atraído especialmente : David Verdaguer. Este señor, de quien recientemente me maravilló su magistral e y clavada representación de Eugenio , el mítico cómico “que no quiso ser cómico”, en Saben Aquell de Fernando Trueba; en esta nueva entrega fluye como pez en el agua con esa serenidad perfectamente acorde al paisaje, al contexto y al desenvolvimiento de la trama ¿Quién sabe lo que esa casa podría ofrecerle para la inspiración creativa del escritor al que interpreta?
Por otro lado, la aparición de Miguel Rellán eleva aún más el nivel del elenco (que ya era bueno), aportando, con su veteranía, un mayor calado de la conexión con el pasado que nos transporta a donde estamos.
A modo de conclusión e incluso de reflexión : A veces (o me atrevería a decir que a menudo), el cine no exige de elementos excesivamente complejos y rebuscados, sino que con captar con sencillez la belleza de lo cotidiano consigues emocionar al espectador; y “La Casa” de Álex Montoya lo hace sin despeinarse. El cine es eso : emoción y pasión.
5 de abril de 2024
5 de abril de 2024
14 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Basada en la novela gráfica homónima de Paco Roca ganadora de un Premio Eisner en 2020, se trata de una película sencillamente deliciosa, una cinta muy emotiva, que te va ganando a cada minuto, hasta hacerla inolvidable.
La narración es tranquila, pausada en un principio, pero se vuelve dinámica, con esa interrelación entre los miembros de una familia que debe llevar el dolor de una pérdida humana, irreparable.
Vamos viendo el legado, a veces sordo, invisible, que esa figura paterna dejó en sus hijos y la conexión actual entre ellos y sus descendientes, a través de otro personaje importante de la historia, la casa familiar donde, sobre todo de niños y jovencitos, pasaban veranos llenos de aventuras y felicidad.
Muy bien interpretada, destacando Óscar de la Fuente en un encomiable trabajo coral, con estupendos diálogos y una dúctil realización de Álex Montoya, que extrae de forma impecable el universo de Paco Roca. A ello contribuye la otra guionista, Joana M. Ortueta.
La cinta se degusta como el manjar que es, lleno de vida y enseñanzas, positiva a todos los efectos, que tiene su parte de dolor y tristeza pero también de diversión, emoción y gran ternura.
Técnicamente impecable, con una maravillosa banda sonora de Fernando Velázquez, preciosa fotografía de Guillem Oliver y gran montaje.
Cuando finaliza su visión te sientes mejor persona, eso que tantas veces se dice pero que en esta ocasión es cierto.
Totalmente recomendable.
https://filmsencajatonta.blogspot.com/
La narración es tranquila, pausada en un principio, pero se vuelve dinámica, con esa interrelación entre los miembros de una familia que debe llevar el dolor de una pérdida humana, irreparable.
Vamos viendo el legado, a veces sordo, invisible, que esa figura paterna dejó en sus hijos y la conexión actual entre ellos y sus descendientes, a través de otro personaje importante de la historia, la casa familiar donde, sobre todo de niños y jovencitos, pasaban veranos llenos de aventuras y felicidad.
Muy bien interpretada, destacando Óscar de la Fuente en un encomiable trabajo coral, con estupendos diálogos y una dúctil realización de Álex Montoya, que extrae de forma impecable el universo de Paco Roca. A ello contribuye la otra guionista, Joana M. Ortueta.
La cinta se degusta como el manjar que es, lleno de vida y enseñanzas, positiva a todos los efectos, que tiene su parte de dolor y tristeza pero también de diversión, emoción y gran ternura.
Técnicamente impecable, con una maravillosa banda sonora de Fernando Velázquez, preciosa fotografía de Guillem Oliver y gran montaje.
Cuando finaliza su visión te sientes mejor persona, eso que tantas veces se dice pero que en esta ocasión es cierto.
Totalmente recomendable.
https://filmsencajatonta.blogspot.com/
1 de mayo de 2024
1 de mayo de 2024
10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tienes que verla porque esta película, como el cómic, es cálida y tierna. Llena de melancolía. Porque habla de la infancia, de los recuerdos y de los veranos infinitos con olor a higuera y noches estrelladas. Porque habla de la ausencia y de cómo intentar aceptarla y vivir con ella, como buenamente se puede. Porque habla también del miedo, tan humano, de perder el recuerdo del ser querido si te desprendes de las cosas que eran suyas. Porque habla del regreso a la casa familiar, ahora silenciosa y apagada, y del miedo a enfrentarse a uno mismo e intentar encajar la idea respecto a cómo soñabas que iba a ser tu vida y en quien te has convertido.
Y sobre todo tienes que verla porque Paco Roca es de lo mejor que tenemos en este país. Y porque todos somos un poco esos tres hermanos, José, Antonio y Clara.
Y sobre todo tienes que verla porque Paco Roca es de lo mejor que tenemos en este país. Y porque todos somos un poco esos tres hermanos, José, Antonio y Clara.
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