Sarah Jessica Parker, vuelve a su casa, la HBO, para una nueva comedia dramática, alejada de la superficialidad y el glamour de “ Sexo en Nueva York” Ahora interpreta a Frances, una mujer de clase media/baja que tiene un desliz amoroso fuera del matrimonio, del que su pareja, Robert, acaba enterándose. Después de darse una segunda oportunidad, deciden que no va a más y empiezan los trámites del divorcio.
Por lo demás sigue los pasos que se supone que son los habituales cuando un matrimonio con hijos se rompe. Las dudas sobre dar el paso, los remordimientos, el sentimiento de culpabilidad, como decírselo a los hijos y al resto de familia, como dificulta la situación económica, y sobretodo, las indirectas, los rencores, los trapos sucios que poco a poco van saliendo a flote entre la pareja.

Lo mejor, además de la pareja protagonista, que resultan creíble como matrimonio (dos personas que ves juntas y no te sorprendes de que sean marido y mujer) está en la naturalidad y credibilidad del relato que ha trazado su creador, Sharon Horgan, el mismo guionista que creo esa maravilla que es la comedia inglesa “Catastrophe” consiguiendo que "divorce" vaya de menos a más.

Lo peor pueda estar en que le falta mala leche, todo lo que cuenta lo has visto muchas veces en el cine o la televisión, por eso se agradece la sinceridad de la serie a la hora de mostrarnos como se rompe un matrimonio y como el divorcio acaba cambiando a ambos.

Parecía que iba a contar algo, pero la trama no avanza, los personajes no se sostienen y, lo peor, lo supuestamente cómico solo llega a patético. No pierdan el tiempo con ella.