Joseph KilianMediometraje
1965 

6,7
44
12 de marzo de 2023
12 de marzo de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un halo enteramente kafkiano, desde atmósferas, pasillos, encuadres que deforman y agigantan la rutinaria realidad, nos son presentados cambiando el medio de la palabra por el lenguaje visual pleno del autor del "Proceso".
La sátira a la absurda burocracia, con sus inútiles resoluciones, macabros inmovilismos y torpeza intrínsica de sus funcionarios, son un reflejo del esperpénto que supone recurrir a esta lacra de colectivo social, que representa lo absurdo de la existencia y sus recovecos pesadillescos.
El alquiler de un gato, con su posterior devolución, son el leiv motiv escogido para semejante farsa, en la que todos delegan en otros sus responsabilidades y acuciante estupidez.
Me quedo con las tres escenas del arranque, de un simbolismo metafórico y hasta siniestro.
Un grupo de niños dirigidos, unos soldados a paso marcial y el cortejo fúnebre.
Cada una es la consecuencia de la otra, cada cuál saque su lectura.
Destacar la música de Wiliam Bukovy, que genera todo tipo de sensaciones, es un contrapunto ideal a las imágenes, sabe crear desasosiego, intriga, fantasmagoría, inquietudes sombrías, la incertidumbre del absurdo.
La palabra clave de la obra, "obediencia" con ese eco lúgubre que sonoriza tétricamente, conduciéndonos a la esencia del relato existencial.
P.D
Con claras influencias de "The Trial" 1962. Orson Welles. Lo cuál no la desmerece en absoluto.
La sátira a la absurda burocracia, con sus inútiles resoluciones, macabros inmovilismos y torpeza intrínsica de sus funcionarios, son un reflejo del esperpénto que supone recurrir a esta lacra de colectivo social, que representa lo absurdo de la existencia y sus recovecos pesadillescos.
El alquiler de un gato, con su posterior devolución, son el leiv motiv escogido para semejante farsa, en la que todos delegan en otros sus responsabilidades y acuciante estupidez.
Me quedo con las tres escenas del arranque, de un simbolismo metafórico y hasta siniestro.
Un grupo de niños dirigidos, unos soldados a paso marcial y el cortejo fúnebre.
Cada una es la consecuencia de la otra, cada cuál saque su lectura.
Destacar la música de Wiliam Bukovy, que genera todo tipo de sensaciones, es un contrapunto ideal a las imágenes, sabe crear desasosiego, intriga, fantasmagoría, inquietudes sombrías, la incertidumbre del absurdo.
La palabra clave de la obra, "obediencia" con ese eco lúgubre que sonoriza tétricamente, conduciéndonos a la esencia del relato existencial.
P.D
Con claras influencias de "The Trial" 1962. Orson Welles. Lo cuál no la desmerece en absoluto.
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