Secretos de un escándalo
2023 

6,1
6.085
Drama
Veinte años después de que el mediático romance entre Gracie Atherton-Yu y su joven marido Joe escandalizara al país, con sus hijos a punto de graduarse en el instituto, se va a rodar una película sobre su historia. La actriz Elizabeth Berry pasará un tiempo con la familia para intentar entender mejor a Gracie, a la que va a interpretar, provocando que la dinámica familiar se tambalee.
3 de diciembre de 2023
3 de diciembre de 2023
133 de 158 usuarios han encontrado esta crítica útil
May December (me niego a referirme a ella como "Secretos de un escándalo") es el noveno largometraje de ficción del reputado Todd Haynes, un cineasta que dio sus primeros pasos formando parte del llamado New Queer Cinema de los 90 y que, aunque no haya tenido una carrera particularmente regular, nos ha regalado trabajos espectaculares a lo largo de los años. Para mí, un estreno de Haynes siempre es algo que esperar con ganas. Y aunque no sea una película perfecta, tengo que salir que yo he salido muy satisfecho con la propuesta de Haynes.
Cuesta comentar todo lo que hace a May December grande sin entrar en spoilers, pero de entrada, no sorprende encontrarse a Todd Haynes interesado por un tema como este. May December (basada en una muy truculenta historia real) nos invita a explorar la relación de un matrimonio nacido del abuso, a través de la mirada ajena de una actriz. Haynes siempre ha sentido fascinación por adentrarse en la psicología de personajes (a menudo mujeres) repudiados por la sociedad y traumatizados por las circunstancias, y, en su universo, el deseo sexual se ha revelado en más de una ocasión como una fuerza desencadenante, imparable y, a menudo, destructiva. Es comprensible, pues, que Haynes, tratando de ser lo más imparcial posible (la figura de Elizabeth como espectadora externa no es baladí), se muestre tan interesado en diseccionar y entender la dinámica establecida entre Gracie y Joe. Tiene su gracia que, finalmente, la conclusión a la que llega se alinee perfectamente con la impresión más inmediata: es una relación podrida y abusiva desde su concepción. Y, a pesar de eso, no me da la sensación de estar viendo una película "de mensaje". No es un sermón. Las ideas que se plantean, y cómo se plantean, invitan a la reflexión.
La presentación de May December es lo que, desde la primera escena, choca y desequilibra. Tanto la crítica como el público se han empeñado en calificarla de "camp" desde que se estrenó en Cannes. Tal vez por esa fotografía ligeramente brumosa, que le da a la historia una cualidad irreal y superficial, muy apropiada para el baile de máscaras y subterfugios que nos presenta Haynes. O tal vez por ese notorio y robótico empleo del zoom, inhumano e imprescindible para alejar la mirada de la cámara. O por esa efectista banda sonora de pianos ominosos, una partitura que reconfigura la música de El mensajero y que, a ratos, podría colarse sin desentonar en una peli de John Carpenter, y colocar este piano en un melodrama, como si el exterior y el interior no terminaran de casar, es, desde luego, una decisión deliberada. O por ese jugueteo ocasional con lo irónico y lo grotesco cuando el núcleo temático de la historia es tan trágico y tan perturbador. A mí me cuesta considerarla camp (sobre todo cuando la gente ni siquiera se pone de acuerdo en qué significa la palabra camp), pero está claro que May December no es sutil es sus decisiones estilísticas, ni mucho menos. Los juegos de espejos y reflejos, los planos enteros frontales que acercan más a la obra a la asepsia enrarecida de Safe que a la calidez de Carol. El cuidado máximo en la puesta en escena y en la localización, de una pulcritud exquisita, a pesar de que los personajes parezcan, a ratos, completamente despegados de su entorno. Los planos largos, la inteligente colocación de los actores en el encuadre (esa escena en la tienda de ropa es absolutamente brillante). Haynes demuestra, una vez más, ser un realizador de primer nivel, y aunque alguna decisión pueda no convencer, no hay duda de que esta May December no podría haber salido de la mente de ningún otro.
El guion, firmado por el debutante Samy Burch, es un contrapunto. Si el ojo de Haynes es ostentoso y sensacionalista, la pluma de Burch es sutil y paciente. Y lo es, por suerte, con todos los personajes que conforman el tridente de la historia. Elizabeth es, a priori, quien representa al espectador. La actriz que llega con la intención de estudiar y aprender. Y sin embargo, poco a poco, vamos viendo que hay mucho más detrás de la fachada. El proceso de vampirización, plano conjunto ante el espejo incluido, remite a Bergman y a su obra maestra Persona. Su poder disruptivo desencadena una tormenta. En el lado opuesto del triángulo, tenemos a Joe, un joven tan alto, tan atractivo, tan corpóreo y, sin embargo, tan invisible. El más grande, y el que menos espacio ocupa. No es, por las circunstancias, un individuo formado. Ese "es lo que hacemos los adultos", de Elizabeth hacia él, es un aguijón envenenado. Y en el centro del huracán, una Gracie que, tal vez, sea la más fácil de juzgar y la más difícil de comprender. Los tres actores hacen una labor más que sólida en sus respectivos roles, algo que no sorprende en actrices de primerísima división como Moore y Portman, pero también hay que quitarse el sombrero ante el trabajo de Charles Melton, ya que, al fin y al cabo, él es la víctima y el ancla emocional de May December. Con este personaje, en saber hacerse pequeño está la clave.
En resumen diré que May December me ha parecido un trabajo de enormes virtudes, a pesar de jugar con tonos y de hacer cabriolas que no son fáciles de clavar y que no siempre se fusionan sin costuras. No va a ser del gusto de todos, y probablemente muchos espectadores que busquen un mensaje más claro y más contundente no salgan convencidos con el enfoque distante y con la falta de respuestas, pero a mí me gusta mucho el resultado final. May December es triste y es inquietante, y tiene una forma muy particular de analizar las relaciones de poder, las consecuencias del abuso, la romantización amarillista y la consumición morbosa de lo trágico. No es perfecta, pero es sin duda valiente y ambiciosa, tiene un aparato visual muy potente, profundidad temática e interpretaciones a la altura. Y algo que yo agradezco mucho: es un trabajo que no se olvida al día siguiente.
Calificación: Notable
Cuesta comentar todo lo que hace a May December grande sin entrar en spoilers, pero de entrada, no sorprende encontrarse a Todd Haynes interesado por un tema como este. May December (basada en una muy truculenta historia real) nos invita a explorar la relación de un matrimonio nacido del abuso, a través de la mirada ajena de una actriz. Haynes siempre ha sentido fascinación por adentrarse en la psicología de personajes (a menudo mujeres) repudiados por la sociedad y traumatizados por las circunstancias, y, en su universo, el deseo sexual se ha revelado en más de una ocasión como una fuerza desencadenante, imparable y, a menudo, destructiva. Es comprensible, pues, que Haynes, tratando de ser lo más imparcial posible (la figura de Elizabeth como espectadora externa no es baladí), se muestre tan interesado en diseccionar y entender la dinámica establecida entre Gracie y Joe. Tiene su gracia que, finalmente, la conclusión a la que llega se alinee perfectamente con la impresión más inmediata: es una relación podrida y abusiva desde su concepción. Y, a pesar de eso, no me da la sensación de estar viendo una película "de mensaje". No es un sermón. Las ideas que se plantean, y cómo se plantean, invitan a la reflexión.
La presentación de May December es lo que, desde la primera escena, choca y desequilibra. Tanto la crítica como el público se han empeñado en calificarla de "camp" desde que se estrenó en Cannes. Tal vez por esa fotografía ligeramente brumosa, que le da a la historia una cualidad irreal y superficial, muy apropiada para el baile de máscaras y subterfugios que nos presenta Haynes. O tal vez por ese notorio y robótico empleo del zoom, inhumano e imprescindible para alejar la mirada de la cámara. O por esa efectista banda sonora de pianos ominosos, una partitura que reconfigura la música de El mensajero y que, a ratos, podría colarse sin desentonar en una peli de John Carpenter, y colocar este piano en un melodrama, como si el exterior y el interior no terminaran de casar, es, desde luego, una decisión deliberada. O por ese jugueteo ocasional con lo irónico y lo grotesco cuando el núcleo temático de la historia es tan trágico y tan perturbador. A mí me cuesta considerarla camp (sobre todo cuando la gente ni siquiera se pone de acuerdo en qué significa la palabra camp), pero está claro que May December no es sutil es sus decisiones estilísticas, ni mucho menos. Los juegos de espejos y reflejos, los planos enteros frontales que acercan más a la obra a la asepsia enrarecida de Safe que a la calidez de Carol. El cuidado máximo en la puesta en escena y en la localización, de una pulcritud exquisita, a pesar de que los personajes parezcan, a ratos, completamente despegados de su entorno. Los planos largos, la inteligente colocación de los actores en el encuadre (esa escena en la tienda de ropa es absolutamente brillante). Haynes demuestra, una vez más, ser un realizador de primer nivel, y aunque alguna decisión pueda no convencer, no hay duda de que esta May December no podría haber salido de la mente de ningún otro.
El guion, firmado por el debutante Samy Burch, es un contrapunto. Si el ojo de Haynes es ostentoso y sensacionalista, la pluma de Burch es sutil y paciente. Y lo es, por suerte, con todos los personajes que conforman el tridente de la historia. Elizabeth es, a priori, quien representa al espectador. La actriz que llega con la intención de estudiar y aprender. Y sin embargo, poco a poco, vamos viendo que hay mucho más detrás de la fachada. El proceso de vampirización, plano conjunto ante el espejo incluido, remite a Bergman y a su obra maestra Persona. Su poder disruptivo desencadena una tormenta. En el lado opuesto del triángulo, tenemos a Joe, un joven tan alto, tan atractivo, tan corpóreo y, sin embargo, tan invisible. El más grande, y el que menos espacio ocupa. No es, por las circunstancias, un individuo formado. Ese "es lo que hacemos los adultos", de Elizabeth hacia él, es un aguijón envenenado. Y en el centro del huracán, una Gracie que, tal vez, sea la más fácil de juzgar y la más difícil de comprender. Los tres actores hacen una labor más que sólida en sus respectivos roles, algo que no sorprende en actrices de primerísima división como Moore y Portman, pero también hay que quitarse el sombrero ante el trabajo de Charles Melton, ya que, al fin y al cabo, él es la víctima y el ancla emocional de May December. Con este personaje, en saber hacerse pequeño está la clave.
En resumen diré que May December me ha parecido un trabajo de enormes virtudes, a pesar de jugar con tonos y de hacer cabriolas que no son fáciles de clavar y que no siempre se fusionan sin costuras. No va a ser del gusto de todos, y probablemente muchos espectadores que busquen un mensaje más claro y más contundente no salgan convencidos con el enfoque distante y con la falta de respuestas, pero a mí me gusta mucho el resultado final. May December es triste y es inquietante, y tiene una forma muy particular de analizar las relaciones de poder, las consecuencias del abuso, la romantización amarillista y la consumición morbosa de lo trágico. No es perfecta, pero es sin duda valiente y ambiciosa, tiene un aparato visual muy potente, profundidad temática e interpretaciones a la altura. Y algo que yo agradezco mucho: es un trabajo que no se olvida al día siguiente.
Calificación: Notable
22 de diciembre de 2023
22 de diciembre de 2023
74 de 92 usuarios han encontrado esta crítica útil
No estoy spoileando nada demasiado relevante al mencionar de que va esta película pues la historia es conocida: una mujer madura de 36 años que sostuvo una relación abusiva con un menor de edad (12 ), con la particularidad de que estos terminaron contrayendo matrimonio e incluso teniendo familia. El spoiler no es importante además porque May december cuenta de entrada con un mérito: en lugar de tirar de lo obvio, que habría sido centrarse en la historia de la polémica pareja desarrollando un recorrido cronológico por sus hitos, deteniéndose en esos momentos que generan especial morbo, la película instala su relato desde la mirada de Elizabeth Berry (Natalie Portman), una actriz que se ha propuesto llevar al cine todo este cuento con el mayor realismo posible.
Por supuesto que en el camino la dirección de Todd Haynes irá tirándonos pistas respecto al tipo de relación que Gracie y Joe sostienen (Julianne Moore + Charles Melton), y sus personalidades. Observaremos la dominación emocional que ella ejerce sobre él, al punto de mantenerlo como "un niño en cuerpo de hombre" todo el tiempo (hay un par de escenas potentes al respecto), siendo este también otro punto a favor que se anota.
Sin embargo, como mencionaba antes, gran parte del desarrollo está centrado en la figura de Elizabeth y su viaje, el como va involucrándose en la dinámica de la pareja, lo cual representa una jugada interesante y valiente pero con un problema: la narrativa nunca da luces claras respecto a cuanto de lo que ella vive es una "transformación" del personaje y cuanto venía consigo misma. ¿Elizabeth se va empapando en el camino de lo retorcido que está observando o más bien tiene todo fríamente calculado? Esta ambigüedad me parece es una carga que la película no logra resolver con su cierre, dejando varios elementos poco aprovechados en el camino (en el spoiler me explico).
De todas maneras, May december es una historia que siempre luce retorcida, contando ahí su principal mérito. Es valiente en desde donde decide enfrentar el relato pero hay asuntos que no cuajan del todo y eso resta. Da la sensación de que había demasiados elementos a desarrollar para 2 horas de duración (la psicología de los tres protagonistas básicamente, pero también el como confluían entre si) y la dirección no la logrado explotarlos del todo.
¿Lo bueno? Salir de la historia de la pareja y centrar el trámite en la experiencia de Elizabeth es todo un acierto.
¿Lo malo? No se evidencia de manera realmente potente el viaje "psicológico" de la actriz.
http://politocine.blogspot.com
Por supuesto que en el camino la dirección de Todd Haynes irá tirándonos pistas respecto al tipo de relación que Gracie y Joe sostienen (Julianne Moore + Charles Melton), y sus personalidades. Observaremos la dominación emocional que ella ejerce sobre él, al punto de mantenerlo como "un niño en cuerpo de hombre" todo el tiempo (hay un par de escenas potentes al respecto), siendo este también otro punto a favor que se anota.
Sin embargo, como mencionaba antes, gran parte del desarrollo está centrado en la figura de Elizabeth y su viaje, el como va involucrándose en la dinámica de la pareja, lo cual representa una jugada interesante y valiente pero con un problema: la narrativa nunca da luces claras respecto a cuanto de lo que ella vive es una "transformación" del personaje y cuanto venía consigo misma. ¿Elizabeth se va empapando en el camino de lo retorcido que está observando o más bien tiene todo fríamente calculado? Esta ambigüedad me parece es una carga que la película no logra resolver con su cierre, dejando varios elementos poco aprovechados en el camino (en el spoiler me explico).
De todas maneras, May december es una historia que siempre luce retorcida, contando ahí su principal mérito. Es valiente en desde donde decide enfrentar el relato pero hay asuntos que no cuajan del todo y eso resta. Da la sensación de que había demasiados elementos a desarrollar para 2 horas de duración (la psicología de los tres protagonistas básicamente, pero también el como confluían entre si) y la dirección no la logrado explotarlos del todo.
¿Lo bueno? Salir de la historia de la pareja y centrar el trámite en la experiencia de Elizabeth es todo un acierto.
¿Lo malo? No se evidencia de manera realmente potente el viaje "psicológico" de la actriz.
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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Está muy bien el que veamos a Joe conteniendo constantemente a Gracie, y esta preocupándose de él como lo haría una madre. Joe sigue siendo un niño y eso está notablemente bien expresado en pantalla. También vemos el que Gracie sostiene dificultades importantes con todos sus vínculos. Ojalá la película hubiese indagado un tanto más en esto, en la psicología de Gracie pues parece solo insinúa y se queda corta.
Respecto a Elizabeth, ella se muestra como un personaje que juega al límite de la moral y lo ético. La vemos yendo a la tienda donde la pareja comenzó a desarrollar su relación y excitándose en el intento de conectar con la situación, o dando una charla como actriz en un colegio y hablándole a un grupo de adolescentes respecto al como es tener sexo en pantalla (incomodando a medio mundo). De igual forma, en el camino ella comienza a generar cierta tensión sexual con Joe. Lo seduce, pero nos preguntamos por qué. ¿Es que desea "sentirse Gracie"? ¿Es qué está morboseando con la situación y ha perdido el control ? ¿Quiere ayudar a Joe (liberarlo) porque ha comenzado a empatizar con él? El abanico de opciones está en la mesa pero la película no se decide. La escena final nos sugiere que su afán es el encontrar máximo realismo en su actuación, perfecto, ¿entonces qué pinta toda esa personalidad que roza lo enfermizo durante el desarrollo? Si su actuar es práctico, insisto, ¿por qué le hablas de sexo a adolescentes? Ahí hay algo que queda en el aire en torno a su personalidad y no cuaja del todo.
Por otro lado, el cierre de la película es débil y confuso. El elemento de la mariposa (en un capullo durante todo el filme para finalmente volar) está totalmente desaprovechado si es que no finalizas con Joe siendo efectivamente liberado. ¿Y de qué va esa imagen con Gracie persiguiendo a un animal escopeta en mano? ¿O ella diciéndole a Elizabeth que nunca fue abusada, con un posterior zoom a la actriz que luce impactada? ¿Para qué?
Son varios los elementos en la recta final que se instalan ahí pero no tienen la potencia necesaria como para impactar de la manera en que la historia pedía.
Respecto a Elizabeth, ella se muestra como un personaje que juega al límite de la moral y lo ético. La vemos yendo a la tienda donde la pareja comenzó a desarrollar su relación y excitándose en el intento de conectar con la situación, o dando una charla como actriz en un colegio y hablándole a un grupo de adolescentes respecto al como es tener sexo en pantalla (incomodando a medio mundo). De igual forma, en el camino ella comienza a generar cierta tensión sexual con Joe. Lo seduce, pero nos preguntamos por qué. ¿Es que desea "sentirse Gracie"? ¿Es qué está morboseando con la situación y ha perdido el control ? ¿Quiere ayudar a Joe (liberarlo) porque ha comenzado a empatizar con él? El abanico de opciones está en la mesa pero la película no se decide. La escena final nos sugiere que su afán es el encontrar máximo realismo en su actuación, perfecto, ¿entonces qué pinta toda esa personalidad que roza lo enfermizo durante el desarrollo? Si su actuar es práctico, insisto, ¿por qué le hablas de sexo a adolescentes? Ahí hay algo que queda en el aire en torno a su personalidad y no cuaja del todo.
Por otro lado, el cierre de la película es débil y confuso. El elemento de la mariposa (en un capullo durante todo el filme para finalmente volar) está totalmente desaprovechado si es que no finalizas con Joe siendo efectivamente liberado. ¿Y de qué va esa imagen con Gracie persiguiendo a un animal escopeta en mano? ¿O ella diciéndole a Elizabeth que nunca fue abusada, con un posterior zoom a la actriz que luce impactada? ¿Para qué?
Son varios los elementos en la recta final que se instalan ahí pero no tienen la potencia necesaria como para impactar de la manera en que la historia pedía.
2 de marzo de 2024
2 de marzo de 2024
31 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
Natalie Portman y Julianne Moore lo bordan. Si hubieran sido actrices mediocres, la película sería un desastre. Natalie es además productora de la película, pobrísimo guion y nulo interés.
Abundan las películas bien interpretadas, bien producidas pero sin guion interesante..., mucha escena pero muy poquito que contar. Creo que los espectadores debemos ser críticos y castigar las películas que no cuentan absolutamente nada. Si no hay nada que contar, no produzcan, busquen buenos guiones o constrúyanlos..., se publican miles de libros cada año con posibles adaptaciones y no es preciso forzar guiones sin miga.
Abundan las películas bien interpretadas, bien producidas pero sin guion interesante..., mucha escena pero muy poquito que contar. Creo que los espectadores debemos ser críticos y castigar las películas que no cuentan absolutamente nada. Si no hay nada que contar, no produzcan, busquen buenos guiones o constrúyanlos..., se publican miles de libros cada año con posibles adaptaciones y no es preciso forzar guiones sin miga.
3 de marzo de 2024
3 de marzo de 2024
17 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
De todos los caminos que podía escoger Todd Haynes con “May December” (me niego a referirme a ella con esa traducción), ha elegido el más abrupto. Ni thriller psicológico, ni drama intimista, ni siquiera culebrón camp… Esto es un estudio psicológico de personajes, uno tan sumamente minucioso, pretencioso y pausado que termina por aburrir a las ovejas. Y mira que me gustan las películas contemplativas, pero esta es directamente una fotografía.
En las dos horas de duración no sucede realmente nada. No hay desarrollo, no se mueve, no hay cambios salvo en los últimos cinco minutos, en los que tomamos conciencia de que todo es lo que parece… Y los pocos chispazos durante la narración están separados por minutos y minutos de escenas que no son nada. Sé exactamente cuál es el planteamiento y que aquí lo importante no es qué sucedió, sino quiénes son ahora, y es un planteamiento respetable, pero creo que es un error porque juega todas su cartas a eso. Si eres actor o te gusta la profesión, encontrarás cosas interesantes, así como si te vale con que, de una película, todo lo importante sea lo que hay debajo, pero ni siquiera cumpliendo esas condiciones estás exento de aburrirte.
Curiosamente, era una de las películas en órbita al Oscar que me parecían más accesibles para un público joven y, tras verla, no me atrevería a recomendarla ni a mis amigos más eruditos. La decepción ha sido severa, más teniendo en cuenta que, de Todd Haynes, me gusta casi todo. Y, ya digo, entiendo de qué va la película y reconozco que no es mala como tal, pues lo que hay debajo es interesante y tiene la pinta de película inmersiva que podría deleitar al personal, pero no sólo logra tal efecto ni por asomo.
En el apartado de lo mejor, la ambientación de una Savannah realmente espectacular, casoplón aparte, así como de cuatro actores de primer nivel. De Natalie Portman observas cómo se va obsesionando hasta el trastorno, de Charles Melton percibes el gran trabajo para invisibilizarse y te crees perfectamente que aún es un niño, de Cory Michael Smith ves los estragos causados, aunque es Julianne Moore la que quita el aliento. Una vez más, va un paso más allá. Lo de esta actriz es impresionante, siempre es Julianne pero siempre es una Julianne distinta. Aquí captas su tara con un grado de detalle sobrecogedor.
A mi modo de ver, "May December" es una gran materia prima terriblemente desperdiciada.
En las dos horas de duración no sucede realmente nada. No hay desarrollo, no se mueve, no hay cambios salvo en los últimos cinco minutos, en los que tomamos conciencia de que todo es lo que parece… Y los pocos chispazos durante la narración están separados por minutos y minutos de escenas que no son nada. Sé exactamente cuál es el planteamiento y que aquí lo importante no es qué sucedió, sino quiénes son ahora, y es un planteamiento respetable, pero creo que es un error porque juega todas su cartas a eso. Si eres actor o te gusta la profesión, encontrarás cosas interesantes, así como si te vale con que, de una película, todo lo importante sea lo que hay debajo, pero ni siquiera cumpliendo esas condiciones estás exento de aburrirte.
Curiosamente, era una de las películas en órbita al Oscar que me parecían más accesibles para un público joven y, tras verla, no me atrevería a recomendarla ni a mis amigos más eruditos. La decepción ha sido severa, más teniendo en cuenta que, de Todd Haynes, me gusta casi todo. Y, ya digo, entiendo de qué va la película y reconozco que no es mala como tal, pues lo que hay debajo es interesante y tiene la pinta de película inmersiva que podría deleitar al personal, pero no sólo logra tal efecto ni por asomo.
En el apartado de lo mejor, la ambientación de una Savannah realmente espectacular, casoplón aparte, así como de cuatro actores de primer nivel. De Natalie Portman observas cómo se va obsesionando hasta el trastorno, de Charles Melton percibes el gran trabajo para invisibilizarse y te crees perfectamente que aún es un niño, de Cory Michael Smith ves los estragos causados, aunque es Julianne Moore la que quita el aliento. Una vez más, va un paso más allá. Lo de esta actriz es impresionante, siempre es Julianne pero siempre es una Julianne distinta. Aquí captas su tara con un grado de detalle sobrecogedor.
A mi modo de ver, "May December" es una gran materia prima terriblemente desperdiciada.
14 de mayo de 2024
14 de mayo de 2024
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Veinte años atrás, hubo un mediático romance en los EE. UU. entre Gracie Atherton-Yu (Moore) y un joven, Joe (Melton) de 13 años, que provocó un gran escándalo. Cuando ha pasado el tiempo, ya con sus hijos camino a la Universidad, Hollywood rueda una película sobre esta historia.
La actriz Elizabeth Berry (Portman), que hará el papel de Gracie, decide pasar un tiempo con la familia para intentar entender mejor a esta mujer a la que va a encarnar.
Comedia oscura y drama psicológico dirigido por Todd Haynes y escrito por Samy Burch (debutante) a partir de una historia del propio Burch y Alex Mechanik, basada en el escándalo real de Mary Kay Letourneau, quien sostuvo relaciones sexuales con su alumno Vili Fualaau en la década de los 90, por lo cual fue condenada a prisión.
Haynes realiza un trabajo intrigante de psicodrama que va más allá de la fábula. La historia una actriz que llega a Savannah, Georgia, para indagar sobre la culpable del mencionado y escandaloso caso. Conoce y habita con Gracie para perfeccionar su trabajo en una película en que hará sobre ella. Un drama que se desarrolla de forma delicada y gradual.
El filme ofrece un juego presidido por la astucia, con una excelente pareja de intérpretes en plena forma: Natalie Portman y Julianne Moore, involucradas en un interesante juego de espejos. Cuenta el reparto también con actores y actrices como Charles Melton, DW Moffet, Cory Michael Smith, entre otros.
La cosa es que la relación duró y la pareja, ahora casada, tiene hijos en edad universitaria. La vida familiar de Gracie con Joe Yoo de 36 años, trabajador en un hospital, parece feliz y estable, una familia armónica. Sin embargo, hay algo no resuelto, hay una paz controlada por la esposa, atrapados los dos por una relación carnal infantil dos décadas atrás.
A ella se le oye decir: “Las personas inseguras son peligrosas… yo soy segura”. Claro, ella sedujo y abdujo al niño que fue su actual esposo que quedó enredado en la tupida red de afectos perversos que ella creó sobre él.
Joe cría mariposas y observa su gestación, como si nunca hubiera entendido cómo funciona el mecanismo de la reproducción e incluso del sexo. Porque Joe creció de golpe, pero como vemos, no creció realmente, quedó infantil. Fue seducido y directamente convertido en padre por una mujer que simbólicamente era su madre. Esta es la idea que quiere apuntar el título original: “Mayo Diciembre”, expresión usada en inglés para referirse a las relaciones en las que uno de los integrantes de la pareja es mucho mayor que el otro (mayo como la primavera y diciembre como el invierno de la vida).
Elizabeth se toma su tiempo para estar con Gracie, Joe y su familia, llevando una investigación que se desliza por lo intrusivo, por inmiscuirse en asuntos delicados que no son su objetivo. Su interés en la historia mezcla lo personal con una curiosidad malsana sobre el pasado de la familia.
De hecho, la actriz se reúne con varias personas de la comunidad, incluido el ex marido de Gracie, Tom (DW Moffet), y su hijo mayor, el abrasivo y amargado roquero aficionado Georgie (Cory Michael Smith).
Lo que habría podido ser una investigación sobre la ética del cine, de hacer películas “sacadas de las noticias", se convierte en un drama que desvela asuntos psicológicos profundos y graves. Joe va mostrando su incapacidad y su infantilismo conforme avanza el metraje, a lo cual colabora la estupenda actuación de Melton, el joven padre de familia.
Joe es un hombre cuya psique ha sido rota por su prematura experiencia como púber lanzado al sexo y a la paternidad. Pues es sabido que, en la infancia, el sexo es una especie de rompecabezas, pero no se sabe bien cómo encajar las piezas ni cómo funciona. El ser humano necesita un proceso de aprendizaje y tiempo para conseguirlo. Pero cuando el niño Joe conoce a Gracie, esta lo lleva a la cama y le da ya armado el puzle, lo cual tiene sus consecuencias negativas.
De hecho, Gracie todavía trata a Joe como si fuera un pequeño. Es el mismo Joe padre quien le confiesa a su hijo adolescente Charlie (Gabriel Chung) que nunca ha fumado un porro, o sea, que no sabe de la vida. Como que Joe dio un precipitado salto desde la infancia a la edad adulta, perdiéndose fases intermedias como la adolescencia, que es una etapa crucial, resultando ser, así, un ser incompleto e inmaduro. Su esposa sigue contribuyendo a ello.
Moore hace su rol de Gracie con nervio de acero en una actuación mezcla de fragilidad neurótica y fragilidad dominante. Portman de su parte convierte a Elizabeth en una figura misteriosa que oculta su yo real, como hacen a veces los actores, mientras absorbe las características de Grace; a veces es una ingenua detective y otras es una mujer muy manipuladora.
Drama naturalista que nos recuerda su dimensión metaficcional: esos efectos de espejo, con Moore y Portman a menudo enmarcadas en una simetría exagerada, e imágenes televisivas que nos hacen preguntarnos hasta qué punto la película de Elizabeth tratará realmente sobre la búsqueda de la verdad, o pretende algo más… algo más básico.
Hay un truco sorprendente, pues el responsable de la música, Marcelo Zavros, acorde con Hayne, utilizan para la obra la partitura de Michel Legrand en otra película muy anterior: “El mensajero” (1971), de Joseph Losey, cuyos acordes reelabora el compositor Zavros. Como queriendo subrayar temas de esa película como la explotación o la inocencia.
Haynes y el director de fotografía Christopher Blauvelt también se inspiran en ese filme de Losey, especialmente en primeros planos de la vida de los insectos y el exuberante follaje sureño, entre otras imágenes, de un mundo suburbano supuestamente perfecto pero que no lo es.
La actriz Elizabeth Berry (Portman), que hará el papel de Gracie, decide pasar un tiempo con la familia para intentar entender mejor a esta mujer a la que va a encarnar.
Comedia oscura y drama psicológico dirigido por Todd Haynes y escrito por Samy Burch (debutante) a partir de una historia del propio Burch y Alex Mechanik, basada en el escándalo real de Mary Kay Letourneau, quien sostuvo relaciones sexuales con su alumno Vili Fualaau en la década de los 90, por lo cual fue condenada a prisión.
Haynes realiza un trabajo intrigante de psicodrama que va más allá de la fábula. La historia una actriz que llega a Savannah, Georgia, para indagar sobre la culpable del mencionado y escandaloso caso. Conoce y habita con Gracie para perfeccionar su trabajo en una película en que hará sobre ella. Un drama que se desarrolla de forma delicada y gradual.
El filme ofrece un juego presidido por la astucia, con una excelente pareja de intérpretes en plena forma: Natalie Portman y Julianne Moore, involucradas en un interesante juego de espejos. Cuenta el reparto también con actores y actrices como Charles Melton, DW Moffet, Cory Michael Smith, entre otros.
La cosa es que la relación duró y la pareja, ahora casada, tiene hijos en edad universitaria. La vida familiar de Gracie con Joe Yoo de 36 años, trabajador en un hospital, parece feliz y estable, una familia armónica. Sin embargo, hay algo no resuelto, hay una paz controlada por la esposa, atrapados los dos por una relación carnal infantil dos décadas atrás.
A ella se le oye decir: “Las personas inseguras son peligrosas… yo soy segura”. Claro, ella sedujo y abdujo al niño que fue su actual esposo que quedó enredado en la tupida red de afectos perversos que ella creó sobre él.
Joe cría mariposas y observa su gestación, como si nunca hubiera entendido cómo funciona el mecanismo de la reproducción e incluso del sexo. Porque Joe creció de golpe, pero como vemos, no creció realmente, quedó infantil. Fue seducido y directamente convertido en padre por una mujer que simbólicamente era su madre. Esta es la idea que quiere apuntar el título original: “Mayo Diciembre”, expresión usada en inglés para referirse a las relaciones en las que uno de los integrantes de la pareja es mucho mayor que el otro (mayo como la primavera y diciembre como el invierno de la vida).
Elizabeth se toma su tiempo para estar con Gracie, Joe y su familia, llevando una investigación que se desliza por lo intrusivo, por inmiscuirse en asuntos delicados que no son su objetivo. Su interés en la historia mezcla lo personal con una curiosidad malsana sobre el pasado de la familia.
De hecho, la actriz se reúne con varias personas de la comunidad, incluido el ex marido de Gracie, Tom (DW Moffet), y su hijo mayor, el abrasivo y amargado roquero aficionado Georgie (Cory Michael Smith).
Lo que habría podido ser una investigación sobre la ética del cine, de hacer películas “sacadas de las noticias", se convierte en un drama que desvela asuntos psicológicos profundos y graves. Joe va mostrando su incapacidad y su infantilismo conforme avanza el metraje, a lo cual colabora la estupenda actuación de Melton, el joven padre de familia.
Joe es un hombre cuya psique ha sido rota por su prematura experiencia como púber lanzado al sexo y a la paternidad. Pues es sabido que, en la infancia, el sexo es una especie de rompecabezas, pero no se sabe bien cómo encajar las piezas ni cómo funciona. El ser humano necesita un proceso de aprendizaje y tiempo para conseguirlo. Pero cuando el niño Joe conoce a Gracie, esta lo lleva a la cama y le da ya armado el puzle, lo cual tiene sus consecuencias negativas.
De hecho, Gracie todavía trata a Joe como si fuera un pequeño. Es el mismo Joe padre quien le confiesa a su hijo adolescente Charlie (Gabriel Chung) que nunca ha fumado un porro, o sea, que no sabe de la vida. Como que Joe dio un precipitado salto desde la infancia a la edad adulta, perdiéndose fases intermedias como la adolescencia, que es una etapa crucial, resultando ser, así, un ser incompleto e inmaduro. Su esposa sigue contribuyendo a ello.
Moore hace su rol de Gracie con nervio de acero en una actuación mezcla de fragilidad neurótica y fragilidad dominante. Portman de su parte convierte a Elizabeth en una figura misteriosa que oculta su yo real, como hacen a veces los actores, mientras absorbe las características de Grace; a veces es una ingenua detective y otras es una mujer muy manipuladora.
Drama naturalista que nos recuerda su dimensión metaficcional: esos efectos de espejo, con Moore y Portman a menudo enmarcadas en una simetría exagerada, e imágenes televisivas que nos hacen preguntarnos hasta qué punto la película de Elizabeth tratará realmente sobre la búsqueda de la verdad, o pretende algo más… algo más básico.
Hay un truco sorprendente, pues el responsable de la música, Marcelo Zavros, acorde con Hayne, utilizan para la obra la partitura de Michel Legrand en otra película muy anterior: “El mensajero” (1971), de Joseph Losey, cuyos acordes reelabora el compositor Zavros. Como queriendo subrayar temas de esa película como la explotación o la inocencia.
Haynes y el director de fotografía Christopher Blauvelt también se inspiran en ese filme de Losey, especialmente en primeros planos de la vida de los insectos y el exuberante follaje sureño, entre otras imágenes, de un mundo suburbano supuestamente perfecto pero que no lo es.
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