The White Lotus 2Miniserie
2022 

Mike White (Creador), Mike White
7,5
14.402
Serie de TV. Comedia. Drama
Serie de TV (2022). Segunda temporada. 7 episodios. Sátira social que sigue las andanzas de diferentes empleados y huéspedes de un exclusivo resort (situado esta vez en Sicilia) a lo largo de una semana de lo más transformativa.
6 de diciembre de 2022
6 de diciembre de 2022
94 de 132 usuarios han encontrado esta crítica útil
Era difícil igualar la notable y sorprendente primera temporada, que iniciaba su andadura como una simple comedia veraniega y la terminaba como una de las producciones más valientes, lúcidas e irreverentes del panorama actual. De ahí que empezase esta segunda parte con una mezcla de entusiasmo y temor, pero no sólo la iguala, sino que la ha superado.
En Sicilia, su guionista y director Mike White, aglutina lo mejor de la anterior y va tres pasos más allá: dónde antes había una pareja joven, ahora hay dos; si en la primera veíamos una familia tipo, en esta tenemos a un abuelo, un padre y un nieto, todos sin pareja; si antes teníamos a una señora deprimida por el fallecimiento de su madre, aquí tenemos a la misma señora con sus mismos traumas pero empezando a vivir; si en Hawái veíamos a dos jóvenes hermanos que renegaban de un sistema que no les ofrecía nada, ahora tenemos a los esnobs que no ven las noticias porque son tan ricos que les es absolutamente indiferente lo que suceda en el mundo*(1), aunque pobres así también he conocido. La dichosa frase de “no veo el telediario porque sólo cuentan desgracias”...
Los personajes y sus actores son otro lujo que Mike White nos ha regalado. A excepción de la asistente de Coolidge, que es un pan sin sal, el resto son para enmarcar. Me quedo con el controvertido modo de vida de la prostituta italiana, con la eterna malhumorada gerente del hotel, con las fricciones generacionales de los tres italoamericanos, especialmente con ese chaval que no quiere repetir los errores de su progenitor, el mismo que, a su vez, siempre quiso hacer lo propio con el suyo, y con las dos parejas jóvenes, los unos, tan empeñados en ser honestos que se pasan el tiempo frustrados, mientras que los otros son más felices al asumir su imperfección*(2).
Interpretativamente hablando, es Aubrey Plaza la que merece todos los premios sólo por sus caras, y por todo lo demás, ella es El personaje, aunque Theo James le sigue el ritmo junto a todos los demás, incluso algunos que, de entrada, no parecen demasiado interesantes, como sus respectivas parejas. Hay que decir que son los personajes los que elevan a sus intérpretes y no al revés.
Su mayor baluarte es, como sucedía en la primera, la mezcla de comedia y misterio siempre in crescendo. El cómo logra ponerte de los nervios mientras intercala escenas absolutamente hilarantes y otras de una sensualidad tremenda, todo ello envuelto en una música deliciosa y un marco incomparable, este es el único país por el que un barcelonés puede sentir envidia: Italia. Ya puedes viajar por todo el globo que, salvo la sabana africana, la Polinesia francesa o Islandia, no nada hay más espectacular que la Europa mediterránea, tanto en belleza natural como cultural y arquitectónica.
A modo de confesión impúdica diré que lo único que quería hacer cada lunes, al terminar el episodio de turno, era echar un polvo y perderme por Italia. Y también ser rico, porque aunque la serie los ridiculice hasta el extremo con un gusto y una lucidez implacable, cierto es que cualquier drama, con dinero, es menos drama.
En Sicilia, su guionista y director Mike White, aglutina lo mejor de la anterior y va tres pasos más allá: dónde antes había una pareja joven, ahora hay dos; si en la primera veíamos una familia tipo, en esta tenemos a un abuelo, un padre y un nieto, todos sin pareja; si antes teníamos a una señora deprimida por el fallecimiento de su madre, aquí tenemos a la misma señora con sus mismos traumas pero empezando a vivir; si en Hawái veíamos a dos jóvenes hermanos que renegaban de un sistema que no les ofrecía nada, ahora tenemos a los esnobs que no ven las noticias porque son tan ricos que les es absolutamente indiferente lo que suceda en el mundo*(1), aunque pobres así también he conocido. La dichosa frase de “no veo el telediario porque sólo cuentan desgracias”...
Los personajes y sus actores son otro lujo que Mike White nos ha regalado. A excepción de la asistente de Coolidge, que es un pan sin sal, el resto son para enmarcar. Me quedo con el controvertido modo de vida de la prostituta italiana, con la eterna malhumorada gerente del hotel, con las fricciones generacionales de los tres italoamericanos, especialmente con ese chaval que no quiere repetir los errores de su progenitor, el mismo que, a su vez, siempre quiso hacer lo propio con el suyo, y con las dos parejas jóvenes, los unos, tan empeñados en ser honestos que se pasan el tiempo frustrados, mientras que los otros son más felices al asumir su imperfección*(2).
Interpretativamente hablando, es Aubrey Plaza la que merece todos los premios sólo por sus caras, y por todo lo demás, ella es El personaje, aunque Theo James le sigue el ritmo junto a todos los demás, incluso algunos que, de entrada, no parecen demasiado interesantes, como sus respectivas parejas. Hay que decir que son los personajes los que elevan a sus intérpretes y no al revés.
Su mayor baluarte es, como sucedía en la primera, la mezcla de comedia y misterio siempre in crescendo. El cómo logra ponerte de los nervios mientras intercala escenas absolutamente hilarantes y otras de una sensualidad tremenda, todo ello envuelto en una música deliciosa y un marco incomparable, este es el único país por el que un barcelonés puede sentir envidia: Italia. Ya puedes viajar por todo el globo que, salvo la sabana africana, la Polinesia francesa o Islandia, no nada hay más espectacular que la Europa mediterránea, tanto en belleza natural como cultural y arquitectónica.
A modo de confesión impúdica diré que lo único que quería hacer cada lunes, al terminar el episodio de turno, era echar un polvo y perderme por Italia. Y también ser rico, porque aunque la serie los ridiculice hasta el extremo con un gusto y una lucidez implacable, cierto es que cualquier drama, con dinero, es menos drama.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
*(1) "Todos bien entreteniditos mientras el mundo arde".
*(2) Él le pone los cuernos, ella lo sabe e, inteligentemente, lo deja pasar.
*(2) Él le pone los cuernos, ella lo sabe e, inteligentemente, lo deja pasar.
31 de octubre de 2022
31 de octubre de 2022
60 de 79 usuarios han encontrado esta crítica útil
En 1997, David Foster Wallace publicaba el ensayo "Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer", en el que, enviado por su periódico, narraba su experiencia a bordo de un crucero de lujo por el Caribe. Retrató de la forma más ácida, cínica y mordaz el funcionamiento de ese turismo y el comportamiento de los turistas norteamericanos que compartieron con él aquellos días.
Es imposible pues, para quien conozca el ensayo, no recordarlo al ver The White Lotus, una brillante comedia que además utiliza a este grupo de ricos para hacer una crítica extensa a la sociedad norteamericana del momento. Y es ahí donde reside el principal valor de la serie, en que no se salva nadie.
Esta nueva temporada nos lleva a la costa siciliana, y repitiendo el esquema de la primera nos presenta a un elenco de personajes detestables e infelices, cuya locura se vuelve insoportable a ojos de otros personajes que no pertenecen a su misma clase social.
La fuerza de The White Lotus reside tanto en sus personajes como en la amplitud de temas que trata y en sus implicaciones y contradicciones. En esta segunda temporada ya se han puesto algunas cartas sobre la mesa: prostitución, vejez, masculinidad, clasismo, famillia, amistad, felicidad, fidelidad...
En definitiva, estamos ante una comedia divertida, pero también incómoda y con mucha miga detrás de lo que, en apariencia, son solo un puñado de ricos haciendo el ridículo.
Es imposible pues, para quien conozca el ensayo, no recordarlo al ver The White Lotus, una brillante comedia que además utiliza a este grupo de ricos para hacer una crítica extensa a la sociedad norteamericana del momento. Y es ahí donde reside el principal valor de la serie, en que no se salva nadie.
Esta nueva temporada nos lleva a la costa siciliana, y repitiendo el esquema de la primera nos presenta a un elenco de personajes detestables e infelices, cuya locura se vuelve insoportable a ojos de otros personajes que no pertenecen a su misma clase social.
La fuerza de The White Lotus reside tanto en sus personajes como en la amplitud de temas que trata y en sus implicaciones y contradicciones. En esta segunda temporada ya se han puesto algunas cartas sobre la mesa: prostitución, vejez, masculinidad, clasismo, famillia, amistad, felicidad, fidelidad...
En definitiva, estamos ante una comedia divertida, pero también incómoda y con mucha miga detrás de lo que, en apariencia, son solo un puñado de ricos haciendo el ridículo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
***
Cap. II - Inseguridades:
Nivel muy alto en la segunda entrega, focalizada en mostrar las enormes inseguridades de sus personajes:
El cuarteto de treintañeros es quizá lo mejor del capítulo. La pareja aparentemente madura, culta, inteligente y con conciencia social muestra una gran superioridad moral respecto a la pareja de niños ricos, sin intereses culturales ni sociales. La superioridad se convierte en inseguridad al compararse con ellos en cuanto a su comunicación, su sexualidad y una posible paternidad. La secuencia en la que cuentan el parto de Daphne es el resumen perfecto de todo ello.
Más inseguridades muestra aún la pareja Albie-Portia, él con una torpeza enorme hacia las mujeres, probablemente causada por la relación de sus padres, y ella sufriendo la angustia de no saber exactamente que está haciendo allí, con el único anhelo de divertirse, de vivir.
Jennifer Coolidge en el papel de Tanya muestra una comicidad brutal y es el contrapunto al resto de personajes, tratando en todo momento de reemplazar su angustia vital con el hedonismo.
***
Cap. III - Crudeza:
Capítulo muy descarnado, los personajes empiezan a torcerse, se empieza a oler el desastre final. Nadie es lo que parece ser y nadie está con quien quiere estar, y el verdadero yo de cada uno empieza a salir a flote. La serie tiene la habilidad para ser cruda en el fondo siendo alegre, elegante y colorida en la forma.
El momento de Daphne comparando a los hombres con elefantes vagando solos por la selva quizá sea lo mejor de la temporada.
***
Cap. IV/V/VI - Culebrón y ¿decepción?:
Tras tres capítulos muy en la línea de la primera temporada, los tres siguientes se desmarcan de la complejidad y diversidad de temas que caracteriza a la serie y, aunque siga siendo brillante en la forma e interesante en el fondo, se limita a narrar una sucesión de líos entre los protagonistas.
Se engancha en los celos del personaje Aubrey Plaza, en el suplicio del personaje de Michael Imperioli con las prostitutas y en la debilidad de Portia, amenizada a ratos por las intervenciones de Coolidge.
Quizá el problema es mío por esperar otra cosa, pero la sensación es que cuando la serie se mueve en registros más complejos brilla mucho más que cuando le vale con ser el mejor culebrón de la actualidad.
***
Cap. VII - El capítulo del año:
Sin duda alguna el mejor capítulo en las dos temporadas de The White Lotus.
La serie cambia de nuevo el tono y se viste de misterio para regalarnos un capítulo de nivel superlativo. La trama de Tanya y Portia mantiene un punto altísimo de tensión que hace que los más de 70 minutos se pasen volando. El cinismo y la crudeza vuelven a aparecer en el desenlace y en las conclusiones que de él se pueden sacar. La frase de Tanya "¿Greg me pone los cuernos?" es otro momento sublime que define al personaje y sus anhelos.
Mucho de filosofía en este último capítulo que ya forma parte de la historia de las series y que se codea sin ningún problema con las brillantes Succession y Big Little Lies. Gracias Mike White.
Cap. II - Inseguridades:
Nivel muy alto en la segunda entrega, focalizada en mostrar las enormes inseguridades de sus personajes:
El cuarteto de treintañeros es quizá lo mejor del capítulo. La pareja aparentemente madura, culta, inteligente y con conciencia social muestra una gran superioridad moral respecto a la pareja de niños ricos, sin intereses culturales ni sociales. La superioridad se convierte en inseguridad al compararse con ellos en cuanto a su comunicación, su sexualidad y una posible paternidad. La secuencia en la que cuentan el parto de Daphne es el resumen perfecto de todo ello.
Más inseguridades muestra aún la pareja Albie-Portia, él con una torpeza enorme hacia las mujeres, probablemente causada por la relación de sus padres, y ella sufriendo la angustia de no saber exactamente que está haciendo allí, con el único anhelo de divertirse, de vivir.
Jennifer Coolidge en el papel de Tanya muestra una comicidad brutal y es el contrapunto al resto de personajes, tratando en todo momento de reemplazar su angustia vital con el hedonismo.
***
Cap. III - Crudeza:
Capítulo muy descarnado, los personajes empiezan a torcerse, se empieza a oler el desastre final. Nadie es lo que parece ser y nadie está con quien quiere estar, y el verdadero yo de cada uno empieza a salir a flote. La serie tiene la habilidad para ser cruda en el fondo siendo alegre, elegante y colorida en la forma.
El momento de Daphne comparando a los hombres con elefantes vagando solos por la selva quizá sea lo mejor de la temporada.
***
Cap. IV/V/VI - Culebrón y ¿decepción?:
Tras tres capítulos muy en la línea de la primera temporada, los tres siguientes se desmarcan de la complejidad y diversidad de temas que caracteriza a la serie y, aunque siga siendo brillante en la forma e interesante en el fondo, se limita a narrar una sucesión de líos entre los protagonistas.
Se engancha en los celos del personaje Aubrey Plaza, en el suplicio del personaje de Michael Imperioli con las prostitutas y en la debilidad de Portia, amenizada a ratos por las intervenciones de Coolidge.
Quizá el problema es mío por esperar otra cosa, pero la sensación es que cuando la serie se mueve en registros más complejos brilla mucho más que cuando le vale con ser el mejor culebrón de la actualidad.
***
Cap. VII - El capítulo del año:
Sin duda alguna el mejor capítulo en las dos temporadas de The White Lotus.
La serie cambia de nuevo el tono y se viste de misterio para regalarnos un capítulo de nivel superlativo. La trama de Tanya y Portia mantiene un punto altísimo de tensión que hace que los más de 70 minutos se pasen volando. El cinismo y la crudeza vuelven a aparecer en el desenlace y en las conclusiones que de él se pueden sacar. La frase de Tanya "¿Greg me pone los cuernos?" es otro momento sublime que define al personaje y sus anhelos.
Mucho de filosofía en este último capítulo que ya forma parte de la historia de las series y que se codea sin ningún problema con las brillantes Succession y Big Little Lies. Gracias Mike White.
12 de enero de 2023
12 de enero de 2023
24 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
La segunda temporada de The White Lotus ha atenuado la perspectiva psicológica: los caracteres de los personajes son irrelevantes; ha conservado el materialismo: todas las relaciones están fuertemente determinadas, sino de manera exclusiva, por el Poder de sus participantes; y le ha agregado una contundente dosis de misantropía: nadie confía, nadie cree, nadie da algo a cambio de nada. Así, mientras la primera temporada tenía aires de comedia de misterio a lo Woody Allen, en esta el eje se ha deslizado hacía la tragedia griega y la bacanal romana, de tal forma que incluso los perfiles más amables presentan fuertes claroscuros, y lo aparentemente feliz siempre va cargado de un regusto sórdido y absurdo. Y es que este hotel, todo hay que decirlo, es verdaderamente fastuoso, y esta temporada, además, tiene la gama de colores completa: no hay ni medias tientas ni filtros que tamicen la luz, es más directa que la anterior para no dejar (casi) nada a la imaginación. En resumen: desde la primera escena, todo es Poder (económico, intelectual, físico…), sexo y manipulación.
Gran parte de esta temporada es un canto a la manipulación: si en la primera había escenas para reírse de los personajes, a veces humillándolos un tanto, en esta casi cada escena es una pequeña o gran manipulación; y es que, en líneas generales, está compuesta por una galería de personaje cuyas ocupaciones fundamentales son manipular, conspirar y usar. Esto es: una colección de sociópatas perfectamente adaptados cuyas vacaciones/trabajos no son más que una atroz sucesión de bajezas. Tan cotidianas que ya han sido mercantilizadas... Y todo ello organizado de forma magníficamente piramidal, de tal manera que con un poco de fortuna siempre se puede abusar de otro más débil. Es la ley del más fuerte, del que menos siente y más oculta, pues, evidentemente, una de las claves del Poder es silenciar la verdad mientras se predica la mentira. En este sentido, no sabría decir si la serie es tan cínica como sus personajes o simplemente disfruta del catálogo; en todo caso: es lo que hay. Bunga-bunga.
¿Excesiva? Seguramente. Un ejemplo: es verdad que a la Plaza, sin ser guapa (no al nivel Meghann), todo lo que lleva puesto le queda estupendo, pero ¿era necesario rodearla de 20 machos italianos?, ¿no hubiera sido suficiente con algunos menos y unas cuantas miradas? Seguramente, no. No hay lugar a la insinuación cuando lo profundo ya está en la superficie; si cada elemento ha sido concebido específicamente para mostrar justo eso, el Poder, entonces el conjunto ha de ser tan grotescamente obvio como cualquier yate o deportivo: la utopía es vivir dentro de un anuncio de perfumes.
Y aquí conviene no olvidar que siempre hay límites que superar, nuevos mundos que conquistar y todo lo que el dinero pueda comprar. Ni tampoco que incluso lo más ligero (el aire) puede corromperse. Y corromper. No hay más que comparar la relación tan inocente que tenía la mulata con el nativo de Maui durante la primera temporada, con la relación que tiene el joven de esta con la nativa de Catania, en donde la inocencia siempre es proporcional a la rentabilidad. En general, la historia de las dos jóvenes italianas es una síntesis de la temporada tan buena como cualquier otra: así como alegremente, entre sonrisas, trajes de colorines, canciones de amor y miradas de arrobo, se adentra en unos niveles de violencia económica tipo Ken Loach, sin el subrayado, a los que además añade un siniestro toque de diversión. Aunque si hablamos de corrupción, cualquier relación vale: mientras que la muerte de la primera se debe a un malentendido y es tragicómica, aquí ya es el resultado de un complot; y si bien la manera en que está rodada la escena tiene su gracia, lo cierto es que viene antecedida de una larga cadena de mentiras y manipulaciones, por todas las partes y en todo momento.
En lo técnico, esta temporada es superior en cualquier aspecto. El hecho de que resulte más fluida a pesar de ser más larga ya habla de lo bien medidos que están sus tiempos, lo bien ensambladas que están sus diferentes partes y lo pulido que está el guion; aún más esquemático que en la primera, y, por eso mismo, aún más efectivo. Los planos (las localizaciones juegan muy a su favor) y las escenas resultan más elaboradas y satisfactorias; por ejemplo: uno de los momentos cumbre de la temporada -cuando Ethan finalmente se da cuenta de lo que ha estado pasado desde el primer minuto entre su esposa y su amigo, pero, claro, ya es demasiado tarde-, se basa exclusivamente en el uso de la perspectiva, la elipsis y el fuera de campo, y todo ello sin alharacas, de una manera, sencilla y orgánica que encaja como un guante con la narración. Respecto a las interpretaciones, se podría decir que este es el tipo de personajes que todo actor quiere hacer, porque, como en las películas de Allen, ningún personaje es extraordinariamente difícil pero todos tienen su interés, sea como sea, lo cierto es que aquí lo bordan hasta los extras. Ahora, lo de la Coolidge esta temporada es otro nivel y casi otra escala: hace una interpretación absoluta. Es un ser humano, es un monstruo, es entrañable, repugnante, adorable, insoportable, hilarante y absolutamente deprimente. Todo ello a la vez. Es la diva total. Capaz de transformar cada una de sus escenas en algo simplemente memorable.
Gran parte de esta temporada es un canto a la manipulación: si en la primera había escenas para reírse de los personajes, a veces humillándolos un tanto, en esta casi cada escena es una pequeña o gran manipulación; y es que, en líneas generales, está compuesta por una galería de personaje cuyas ocupaciones fundamentales son manipular, conspirar y usar. Esto es: una colección de sociópatas perfectamente adaptados cuyas vacaciones/trabajos no son más que una atroz sucesión de bajezas. Tan cotidianas que ya han sido mercantilizadas... Y todo ello organizado de forma magníficamente piramidal, de tal manera que con un poco de fortuna siempre se puede abusar de otro más débil. Es la ley del más fuerte, del que menos siente y más oculta, pues, evidentemente, una de las claves del Poder es silenciar la verdad mientras se predica la mentira. En este sentido, no sabría decir si la serie es tan cínica como sus personajes o simplemente disfruta del catálogo; en todo caso: es lo que hay. Bunga-bunga.
¿Excesiva? Seguramente. Un ejemplo: es verdad que a la Plaza, sin ser guapa (no al nivel Meghann), todo lo que lleva puesto le queda estupendo, pero ¿era necesario rodearla de 20 machos italianos?, ¿no hubiera sido suficiente con algunos menos y unas cuantas miradas? Seguramente, no. No hay lugar a la insinuación cuando lo profundo ya está en la superficie; si cada elemento ha sido concebido específicamente para mostrar justo eso, el Poder, entonces el conjunto ha de ser tan grotescamente obvio como cualquier yate o deportivo: la utopía es vivir dentro de un anuncio de perfumes.
Y aquí conviene no olvidar que siempre hay límites que superar, nuevos mundos que conquistar y todo lo que el dinero pueda comprar. Ni tampoco que incluso lo más ligero (el aire) puede corromperse. Y corromper. No hay más que comparar la relación tan inocente que tenía la mulata con el nativo de Maui durante la primera temporada, con la relación que tiene el joven de esta con la nativa de Catania, en donde la inocencia siempre es proporcional a la rentabilidad. En general, la historia de las dos jóvenes italianas es una síntesis de la temporada tan buena como cualquier otra: así como alegremente, entre sonrisas, trajes de colorines, canciones de amor y miradas de arrobo, se adentra en unos niveles de violencia económica tipo Ken Loach, sin el subrayado, a los que además añade un siniestro toque de diversión. Aunque si hablamos de corrupción, cualquier relación vale: mientras que la muerte de la primera se debe a un malentendido y es tragicómica, aquí ya es el resultado de un complot; y si bien la manera en que está rodada la escena tiene su gracia, lo cierto es que viene antecedida de una larga cadena de mentiras y manipulaciones, por todas las partes y en todo momento.
En lo técnico, esta temporada es superior en cualquier aspecto. El hecho de que resulte más fluida a pesar de ser más larga ya habla de lo bien medidos que están sus tiempos, lo bien ensambladas que están sus diferentes partes y lo pulido que está el guion; aún más esquemático que en la primera, y, por eso mismo, aún más efectivo. Los planos (las localizaciones juegan muy a su favor) y las escenas resultan más elaboradas y satisfactorias; por ejemplo: uno de los momentos cumbre de la temporada -cuando Ethan finalmente se da cuenta de lo que ha estado pasado desde el primer minuto entre su esposa y su amigo, pero, claro, ya es demasiado tarde-, se basa exclusivamente en el uso de la perspectiva, la elipsis y el fuera de campo, y todo ello sin alharacas, de una manera, sencilla y orgánica que encaja como un guante con la narración. Respecto a las interpretaciones, se podría decir que este es el tipo de personajes que todo actor quiere hacer, porque, como en las películas de Allen, ningún personaje es extraordinariamente difícil pero todos tienen su interés, sea como sea, lo cierto es que aquí lo bordan hasta los extras. Ahora, lo de la Coolidge esta temporada es otro nivel y casi otra escala: hace una interpretación absoluta. Es un ser humano, es un monstruo, es entrañable, repugnante, adorable, insoportable, hilarante y absolutamente deprimente. Todo ello a la vez. Es la diva total. Capaz de transformar cada una de sus escenas en algo simplemente memorable.
15 de abril de 2023
15 de abril de 2023
20 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
A pesar de que pierde fuelle en cuanto a mordacidad respeto a su predecesora, The White Lotus 2, le gana en profundidad dramática y se erige como un análisis vigoroso acerca de las las relaciones de poder entre los individuos.
Esta vez el escenario lo encontramos en la fantástica Italia, tierra de promesas, de relación estrecha con los mitos del cine occidental y con un paisaje que forma casi parte del reparto de la obra.
Un viaje envuelto por un misterio que tiene la desfachatez de jugar al límite con la psicología de sus personajes sobre el tablero de lo políticamente incorrecto, para satirizar una vez más la miseria moral de la riqueza.
Esta vez el escenario lo encontramos en la fantástica Italia, tierra de promesas, de relación estrecha con los mitos del cine occidental y con un paisaje que forma casi parte del reparto de la obra.
Un viaje envuelto por un misterio que tiene la desfachatez de jugar al límite con la psicología de sus personajes sobre el tablero de lo políticamente incorrecto, para satirizar una vez más la miseria moral de la riqueza.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Esta segunda temporada es especialmente cruel a la hora de analizar la hipocresía de las relaciones humanas en entredicho de poder.
Tanya muere después de ser víctima de una gran estafa por culpa de su ingenuidad. El sueño italiano que ella creía que Gregg le tenía preparado no era más que un complot para asesinarla y poderse quedar con su fortuna. La incapacidad para reconocer que la engañaba con otra y la voluntad de aferrarse a una mentida la condenan hasta su fatal desenlace. Por su parte, Gregg parece salirse con la suya, a pesar de que no queda claro si los múltiples asesinatos en el yate pudieran abrir de cara al futuro una investigación judicial que le deje sin nada. Un grupo de homosexuales relamidos se convierten en asesinos colaboradores de la mafia, para poder mantener su estatus social y su villa privada de ensueño.
Portia quería aventuras y las tuvo. Ten cuidado con lo que deseas, porque se puede cumplir. Para escapar de la insustancialidad de su vida, decide que el pusilánime de Albie no es suficientemente atrayente para una aventura loca y se va de marcha con el sobrino del mafioso. Llevándose una poderosa lección acerca de que lo conveniente y lo deseado no siempre viajan de la mano. Al final el intercambio de teléfonos en el aeropuerto sirve como redención personal para nuestros personajes. La escapada romántica de parejas de Ethan, Harper, Cameron y Daphne para pasar unos días idílicos en Italia como coartada para poder cerrar un negocio empresarial acaba poniendo al límite las relaciones efectivas entre ellos. Cameron es el personaje asqueroso e insubstancial que farda de su dinero y que presume de novia, no tiene ninguna empatía acerca de sus amigos y ve a las personas como mercancía, es el centro de la relación entre ambas parejas y a la vez el ganador de su particular partida. Porque aunque Daphne haya tenido sexo por venganza con su mejor amigo, él casi no se siente incómodo en ningún momento de la serie y prefiere vivir los placeres mundanos de aparentar tener un matrimonio perfecto que a obedecer a los cánones sociales de ser buena persona. Daphne, su esposa, es una superviviente," nunca sabemos realmente lo que sucede en la mente de las personas, lo que hacen", ella hace lo correcto, pero se toma sus particulares venganzas con Cameron cuándo este se excede sus funciones. A pesar de su integridad moral cuestionable, es un personaje tan bien construido que asusta, su gran escena enseñando el resultado de la infidelidad de Cameron, que es un hijo con su entrenador personal, es simplemente espeluznante.
Harper, cree hacer lo correcto, que su relación es perfecta y sospecha acertadamente que la felicidad de otras parejas es postiza. Lo hace por soberbia y porque no puede reconocer las faltas de su propio matrimonio, la falta de deseo, de aventura y de apetito sexual. La escalada de desconfianza entre ella y Ethan, después de la fiesta de este último, rompe por completo la confianza entre la pareja hasta el estallido final. Sin embargo, este no es otro curiosamente que la recuperación del deseo, tras darse cuenta de lo que podrían haber perdido y dando una fuerte motivación pasional para volver a estar juntos. Rompiendo metafóricamente la Testa di Moro, la leyenda siciliana que inspirada toda la historia.
Los Di Grasso están condenados por las mujeres, no pueden vivir sin ellas y eso les impide ser una familia tradicional. Fantástica alegoría cuando llegan a sus orígenes y son expulsados por aprovechados de un clan únicamente formado por mujeres, podemos entender sutilmente por qué no hay hombres en él.
Mia y Lucia, la lucha de clases, dos personajes geniales, su emprendimiento es la diversión por la riqueza, ofreciendo hasta su cuerpo si hace falta. Se aprovechan hasta del tópico que la prostitución es un infame y siempre indeseada para conseguir sus objetivos. Pasándole en grande en su viaje a pesar de sus tímidas dudas y sus bajones emocionales. Un bofetón en la cara de la corrección política.
Tanya muere después de ser víctima de una gran estafa por culpa de su ingenuidad. El sueño italiano que ella creía que Gregg le tenía preparado no era más que un complot para asesinarla y poderse quedar con su fortuna. La incapacidad para reconocer que la engañaba con otra y la voluntad de aferrarse a una mentida la condenan hasta su fatal desenlace. Por su parte, Gregg parece salirse con la suya, a pesar de que no queda claro si los múltiples asesinatos en el yate pudieran abrir de cara al futuro una investigación judicial que le deje sin nada. Un grupo de homosexuales relamidos se convierten en asesinos colaboradores de la mafia, para poder mantener su estatus social y su villa privada de ensueño.
Portia quería aventuras y las tuvo. Ten cuidado con lo que deseas, porque se puede cumplir. Para escapar de la insustancialidad de su vida, decide que el pusilánime de Albie no es suficientemente atrayente para una aventura loca y se va de marcha con el sobrino del mafioso. Llevándose una poderosa lección acerca de que lo conveniente y lo deseado no siempre viajan de la mano. Al final el intercambio de teléfonos en el aeropuerto sirve como redención personal para nuestros personajes. La escapada romántica de parejas de Ethan, Harper, Cameron y Daphne para pasar unos días idílicos en Italia como coartada para poder cerrar un negocio empresarial acaba poniendo al límite las relaciones efectivas entre ellos. Cameron es el personaje asqueroso e insubstancial que farda de su dinero y que presume de novia, no tiene ninguna empatía acerca de sus amigos y ve a las personas como mercancía, es el centro de la relación entre ambas parejas y a la vez el ganador de su particular partida. Porque aunque Daphne haya tenido sexo por venganza con su mejor amigo, él casi no se siente incómodo en ningún momento de la serie y prefiere vivir los placeres mundanos de aparentar tener un matrimonio perfecto que a obedecer a los cánones sociales de ser buena persona. Daphne, su esposa, es una superviviente," nunca sabemos realmente lo que sucede en la mente de las personas, lo que hacen", ella hace lo correcto, pero se toma sus particulares venganzas con Cameron cuándo este se excede sus funciones. A pesar de su integridad moral cuestionable, es un personaje tan bien construido que asusta, su gran escena enseñando el resultado de la infidelidad de Cameron, que es un hijo con su entrenador personal, es simplemente espeluznante.
Harper, cree hacer lo correcto, que su relación es perfecta y sospecha acertadamente que la felicidad de otras parejas es postiza. Lo hace por soberbia y porque no puede reconocer las faltas de su propio matrimonio, la falta de deseo, de aventura y de apetito sexual. La escalada de desconfianza entre ella y Ethan, después de la fiesta de este último, rompe por completo la confianza entre la pareja hasta el estallido final. Sin embargo, este no es otro curiosamente que la recuperación del deseo, tras darse cuenta de lo que podrían haber perdido y dando una fuerte motivación pasional para volver a estar juntos. Rompiendo metafóricamente la Testa di Moro, la leyenda siciliana que inspirada toda la historia.
Los Di Grasso están condenados por las mujeres, no pueden vivir sin ellas y eso les impide ser una familia tradicional. Fantástica alegoría cuando llegan a sus orígenes y son expulsados por aprovechados de un clan únicamente formado por mujeres, podemos entender sutilmente por qué no hay hombres en él.
Mia y Lucia, la lucha de clases, dos personajes geniales, su emprendimiento es la diversión por la riqueza, ofreciendo hasta su cuerpo si hace falta. Se aprovechan hasta del tópico que la prostitución es un infame y siempre indeseada para conseguir sus objetivos. Pasándole en grande en su viaje a pesar de sus tímidas dudas y sus bajones emocionales. Un bofetón en la cara de la corrección política.
9 de diciembre de 2022
9 de diciembre de 2022
29 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
No hago spoiler si escribo que la serie, tanto en esta temporada como en la primera, comienza sus primeros minutos anunciando que alguien ha muerto, sin dar detalles sobre el quién, el cómo y el porqué.
A partir de este peculiar y efectivo anuncio, que no va a dejar de sobrevolar nuestra imaginación durante cada uno de sus capítulos, comienza a desarrollarse la trama que envuelve a los nuevos o ya conocidos huéspedes, de esta nueva temporada de White Lotus.
Si ya quedé enganchado por la primera temporada, por su ritmo, sus diálogos, sus estrambóticas situaciones y, sobre todo, por sus peculiares y electrizantes personajes, esta nueva secuela me está resultando más sorprendente si cabe.
Debo reconocer que empecé a verla con pereza, sobre todo por ese repetitivo comienzo que ya he comentado y que no me motivaba de nuevo a comenzar el descarte sobre quién ha matado a quién y por qué, pero una vez pasados el primer y segundo capítulo, quedé de nuevo prisionero de sus perversiones y giros, los cuales auguran hasta la propia cabecera de la serie y sus animaciones renacentistas.
Sin abandonar la sátira social entre clases y las gloriosas situaciones e ingeniosos diálogos de la primera entrega, se abre paso en esta segunda, una trama muy bien elaborada que nos llevará a sentir compasión por algunos de los protagonistas del hotel siciliano, por muy ricos que sean, y manía por otros aunque no lo sean; una trama que nos entretiene tanto que hace que estemos distraídos de algo crucial e inevitable: alguien va a morir.
Y una vez atrapado por sus vidas ya solo quieres saber, saber de lo intrascendente del resto de la humanidad si tienes mucho dinero, saber cómo los que carecen de él se ven atraídos por esos privilegiados, saber qué ocurre cuando se produce el encuentro entre unos y otros y, sobre todo, saber y comprobar que el cadáver de uno de estos personajes, el que más odioso nos resulte, quizás sea el que acabe flotando en la playa. O no; porque si algo nos dejó la primera temporada es la frustración de que no todo acaba como pensamos o nos gustaría.
Así es White Lotus, un excéntrico Cluedo al que tienes que estar dispuesto a jugar y aunque pierdas, puedes estar seguro de que te vas a divertir.
A partir de este peculiar y efectivo anuncio, que no va a dejar de sobrevolar nuestra imaginación durante cada uno de sus capítulos, comienza a desarrollarse la trama que envuelve a los nuevos o ya conocidos huéspedes, de esta nueva temporada de White Lotus.
Si ya quedé enganchado por la primera temporada, por su ritmo, sus diálogos, sus estrambóticas situaciones y, sobre todo, por sus peculiares y electrizantes personajes, esta nueva secuela me está resultando más sorprendente si cabe.
Debo reconocer que empecé a verla con pereza, sobre todo por ese repetitivo comienzo que ya he comentado y que no me motivaba de nuevo a comenzar el descarte sobre quién ha matado a quién y por qué, pero una vez pasados el primer y segundo capítulo, quedé de nuevo prisionero de sus perversiones y giros, los cuales auguran hasta la propia cabecera de la serie y sus animaciones renacentistas.
Sin abandonar la sátira social entre clases y las gloriosas situaciones e ingeniosos diálogos de la primera entrega, se abre paso en esta segunda, una trama muy bien elaborada que nos llevará a sentir compasión por algunos de los protagonistas del hotel siciliano, por muy ricos que sean, y manía por otros aunque no lo sean; una trama que nos entretiene tanto que hace que estemos distraídos de algo crucial e inevitable: alguien va a morir.
Y una vez atrapado por sus vidas ya solo quieres saber, saber de lo intrascendente del resto de la humanidad si tienes mucho dinero, saber cómo los que carecen de él se ven atraídos por esos privilegiados, saber qué ocurre cuando se produce el encuentro entre unos y otros y, sobre todo, saber y comprobar que el cadáver de uno de estos personajes, el que más odioso nos resulte, quizás sea el que acabe flotando en la playa. O no; porque si algo nos dejó la primera temporada es la frustración de que no todo acaba como pensamos o nos gustaría.
Así es White Lotus, un excéntrico Cluedo al que tienes que estar dispuesto a jugar y aunque pierdas, puedes estar seguro de que te vas a divertir.
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