As the Gods Will
2014 

5,9
1.352
Fantástico. Terror
Shun Takahata es un estudiante normal de secundaria que lleva una vida aburrida, junto a su mejor amiga, Ichika Akimoto. Un día, la cabeza de su maestro explota en clase y Shun y sus compañeros se ven obligados a jugar un juego mortal sin saber el quién, el cómo o el por qué. (FILMAFFINITY)
10 de junio de 2015
10 de junio de 2015
30 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película ya merece la pena con sólo ver ese inicio tan sorprendente y "volátil", el juego del "Un, dos, tres...Chocolate inglés" aunque con una pequeña variante, mortal. Esos 15 primeros minutos son tan activos y atractivos que te mete de lleno en el film. Pocos son los que pueden hacer eso hoy en día, un comienzo de sobresaliente.
Miike, una vez más, hace gala de su estilo y vuelve a dirigir un trabajo que él desea realizar, y vuelve adaptar, por millonésima vez, un manga a la gran pantalla, y para ello utiliza todo su saber y experiencia, junto a un amplio presupuesto, para dejar de manifiesto qué lo que hay dibujado se le puede dar vida, y "As the Gods Will", cumple perfectamente con lo esperado, ni es más ni es menos, un cúmulo de efectos especiales y escenarios, con un desarrollo entretenido, cargado de suspense hasta el mismo final, aunque por desgracia va bajando la calidad conforme menos minutos le queda. Mejor o peor adaptado, eso es otro cantar y varia según la persona.
Las actuaciones no son nada del otro mundo, mucha hormona suelta. Con jóvenes actores que supuestamente destacarán en un futuro y que ya llevan algunos que otros trabajos a sus espaldas, sobre todo en doramas (series japonesas), pero aún así cumplen con su cometido, aunque hay veces que la sobreactuación está muy presente, pero si no lo hicieran, no sería ni japonés ni adaptación de un manga.
En fin, soy amante de Miike, igual que lo critico negativamente, lo alabo, y algunos de sus trabajos han sido una auténtica cagada, otros en cambio obras para recordar, pero este film no es ni lo uno ni lo otro, pero está por encima de su media, así que es recomendable para los amantes del propio director, como para aquellos que les gusten las adaptaciones, el resto me imagino que no deseareis estar dos horas leyendo subtítulos, mejor a cuando aparezca en castellano, si aparece.
Miike, una vez más, hace gala de su estilo y vuelve a dirigir un trabajo que él desea realizar, y vuelve adaptar, por millonésima vez, un manga a la gran pantalla, y para ello utiliza todo su saber y experiencia, junto a un amplio presupuesto, para dejar de manifiesto qué lo que hay dibujado se le puede dar vida, y "As the Gods Will", cumple perfectamente con lo esperado, ni es más ni es menos, un cúmulo de efectos especiales y escenarios, con un desarrollo entretenido, cargado de suspense hasta el mismo final, aunque por desgracia va bajando la calidad conforme menos minutos le queda. Mejor o peor adaptado, eso es otro cantar y varia según la persona.
Las actuaciones no son nada del otro mundo, mucha hormona suelta. Con jóvenes actores que supuestamente destacarán en un futuro y que ya llevan algunos que otros trabajos a sus espaldas, sobre todo en doramas (series japonesas), pero aún así cumplen con su cometido, aunque hay veces que la sobreactuación está muy presente, pero si no lo hicieran, no sería ni japonés ni adaptación de un manga.
En fin, soy amante de Miike, igual que lo critico negativamente, lo alabo, y algunos de sus trabajos han sido una auténtica cagada, otros en cambio obras para recordar, pero este film no es ni lo uno ni lo otro, pero está por encima de su media, así que es recomendable para los amantes del propio director, como para aquellos que les gusten las adaptaciones, el resto me imagino que no deseareis estar dos horas leyendo subtítulos, mejor a cuando aparezca en castellano, si aparece.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Nadie puede negar el impacto del comienzo, cuando las cabezas revientan y lo que supuestamente es sangre son bolas rojas, la sangre cambiada por esas bolas, consiguen "limpiar" las escenas, sin llegar a ensuciar tanto el film, alejandolo de lo gore extremo.
21 de agosto de 2015
21 de agosto de 2015
13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
La vida no tiene sentido. “Es absurdo que hayamos nacido, es absurdo que muramos” escribió Sartre en su primera obra filosófica “El ser y la nada” de 1943. Es… en este concepto de existencialismo en el que gran parte de la juventud se encuentra inmersa, varados entre la ociosidad y la extenuación que representa el construirse libremente a si mismos a cada instante. Hastío, náuseas. Shun, nuestro protagonista exclama: “Dios, mi vida es un aburrimiento. Dime, ¿para qué vivimos?”
Abruptamente As the Gods Will nos arroja a un típico Juego de la Muerte más propio de Saw, Juego Macabro que de un Battle Royale o The Hunger Games, considerando el objetivo de nuestros jóvenes protagonistas no es eliminarse mutuamente sino sobrevivir a una entidad desconocida que ha impuesto las reglas del juego. A diferencia de otras películas y con riesgo a generar la impresión de que esto no tiene pies ni cabeza, Miike entra de lleno, apenas del preámbulo de Shun a la acción. Sin un planteamiento ni explicaciones ni la fase introductoria a los personajes el juego es abordado, un juego del que somos testigos con la misma incertidumbre que sus participantes: no sabemos qué pasa. Sí es la fase preliminar de una invasión alienígena, un ataque terrorista o Dios ha decidido jugar.
1… 2… 3… ¡chocolate inglés!, lo que viene siendo Darumasan ga koronda será el primer juego. En el salón de clases el Daruma dará la espalda a los estudiantes y cantará, al terminar volteará la vista y a diferencia de la versión infantil donde quien es pillado en movimiento retrocede a la línea de inicio, aquí simplemente la cabeza le estallará; sólo puede haber un ganador, quien demuestre la agilidad para tocar al Daruma mientras canta. Así es como la vida de Shun, quien rodeado de cadáveres se alza con el triunfo, ha dejado de ser aburrida y avanza al siguiente nivel: Maneki neko, donde junto a los supervivientes de las otras clases deberá ponerle el cascabel a un gigantesco gato de cerámica antes de que éste los devoré o bien, aplaste... y así una sucesión de juegos.
Un filme de belleza estética que contrasta el origen infantil de sus juegos con la violencia de su sangriento designio. Narrativamente común a la estructura de un videojuego tenemos una sucesión de niveles que apuntan a develar el misterio. Divertidos y con ganas de más (tras el montaje estupendo del primer nivel, el Daruma) asistimos el desarrollo del Live action del manga homónimo escrito por Muneyuki Kaneshiro e ilustrado por Akeji Fujimura. Aunque el metraje es extenso logra entretenernos y... a pesar de que la actuación en lo absoluto es brillante, de hecho luce exagerada, los personajes son estereotipados y hay intentos forzados por unirlos emocionalmente, es muy tolerable. Y por cierto, si viste Ichi the killer (2001), ¿a qué reconociste a Nao Omori? aquel hikikomori no es otro que el propio Ichi, desde aquella película no trabajaba con Miike.
Es curioso ahora que lo pienso, la mayoría de las casi 100 películas que ha dirigido Miike se basan en novelas, mangas o cuentos y leyendas, finalmente adaptaciones, y dentro de esas 100 películas sólo ha coescrito el guion de 3. Miike no se destaca como escritor inventivo, pero es bueno en seleccionar historias y adaptarlas, el material ideal para dejar fluir su genio creativo, el cual se mueve tan bien en el cine de terror como en el de acción, bélico, ciencia ficción, romance, drama, infantil, thriller, western, comedia y cuanto nos imaginemos. Sumamente versátil y prolífico. Hoy en día es uno de los pocos cineastas japoneses (con vida) que disfruta de un reconocimiento internacional, fruto de su irreverencia; "tristemente" es bastante clara la evolución que ha sufrido, ganando una notable mejora técnica audiovisual pero también mostrando una versión de sí mismo más deslucida y menos provocativa, ¿dónde está el Miike bizarro, violentamente explícito y de un humor negro que rayaba lo grotesco y delirante?, atrás, con sus años mozos, porque el de ahora es un Miike más convencional...
... Suspiro, a pesar de eso sigo siendo su incondicional, ya no me emocionó con él pero recuerdo con una sonrisa mis años de preadolescente donde saboreaba con efusión cada película suya que cayera en mis manos.
Un filme muy propio del manga japonés, que agota sus recursos pero en general es agradable. Y bueno, si la ves y llegas al final, espero no la odies.
http://teatro-vandrian.blogspot.mx
Abruptamente As the Gods Will nos arroja a un típico Juego de la Muerte más propio de Saw, Juego Macabro que de un Battle Royale o The Hunger Games, considerando el objetivo de nuestros jóvenes protagonistas no es eliminarse mutuamente sino sobrevivir a una entidad desconocida que ha impuesto las reglas del juego. A diferencia de otras películas y con riesgo a generar la impresión de que esto no tiene pies ni cabeza, Miike entra de lleno, apenas del preámbulo de Shun a la acción. Sin un planteamiento ni explicaciones ni la fase introductoria a los personajes el juego es abordado, un juego del que somos testigos con la misma incertidumbre que sus participantes: no sabemos qué pasa. Sí es la fase preliminar de una invasión alienígena, un ataque terrorista o Dios ha decidido jugar.
1… 2… 3… ¡chocolate inglés!, lo que viene siendo Darumasan ga koronda será el primer juego. En el salón de clases el Daruma dará la espalda a los estudiantes y cantará, al terminar volteará la vista y a diferencia de la versión infantil donde quien es pillado en movimiento retrocede a la línea de inicio, aquí simplemente la cabeza le estallará; sólo puede haber un ganador, quien demuestre la agilidad para tocar al Daruma mientras canta. Así es como la vida de Shun, quien rodeado de cadáveres se alza con el triunfo, ha dejado de ser aburrida y avanza al siguiente nivel: Maneki neko, donde junto a los supervivientes de las otras clases deberá ponerle el cascabel a un gigantesco gato de cerámica antes de que éste los devoré o bien, aplaste... y así una sucesión de juegos.
Un filme de belleza estética que contrasta el origen infantil de sus juegos con la violencia de su sangriento designio. Narrativamente común a la estructura de un videojuego tenemos una sucesión de niveles que apuntan a develar el misterio. Divertidos y con ganas de más (tras el montaje estupendo del primer nivel, el Daruma) asistimos el desarrollo del Live action del manga homónimo escrito por Muneyuki Kaneshiro e ilustrado por Akeji Fujimura. Aunque el metraje es extenso logra entretenernos y... a pesar de que la actuación en lo absoluto es brillante, de hecho luce exagerada, los personajes son estereotipados y hay intentos forzados por unirlos emocionalmente, es muy tolerable. Y por cierto, si viste Ichi the killer (2001), ¿a qué reconociste a Nao Omori? aquel hikikomori no es otro que el propio Ichi, desde aquella película no trabajaba con Miike.
Es curioso ahora que lo pienso, la mayoría de las casi 100 películas que ha dirigido Miike se basan en novelas, mangas o cuentos y leyendas, finalmente adaptaciones, y dentro de esas 100 películas sólo ha coescrito el guion de 3. Miike no se destaca como escritor inventivo, pero es bueno en seleccionar historias y adaptarlas, el material ideal para dejar fluir su genio creativo, el cual se mueve tan bien en el cine de terror como en el de acción, bélico, ciencia ficción, romance, drama, infantil, thriller, western, comedia y cuanto nos imaginemos. Sumamente versátil y prolífico. Hoy en día es uno de los pocos cineastas japoneses (con vida) que disfruta de un reconocimiento internacional, fruto de su irreverencia; "tristemente" es bastante clara la evolución que ha sufrido, ganando una notable mejora técnica audiovisual pero también mostrando una versión de sí mismo más deslucida y menos provocativa, ¿dónde está el Miike bizarro, violentamente explícito y de un humor negro que rayaba lo grotesco y delirante?, atrás, con sus años mozos, porque el de ahora es un Miike más convencional...
... Suspiro, a pesar de eso sigo siendo su incondicional, ya no me emocionó con él pero recuerdo con una sonrisa mis años de preadolescente donde saboreaba con efusión cada película suya que cayera en mis manos.
Un filme muy propio del manga japonés, que agota sus recursos pero en general es agradable. Y bueno, si la ves y llegas al final, espero no la odies.
http://teatro-vandrian.blogspot.mx
2 de marzo de 2017
2 de marzo de 2017
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un día tu hastiada existencia cambia radicalmente, tu bien estructurado mundo se convierte en el escenario de un diabólico juego donde el objetivo es vivir o morir.
Pero sobrevivir a costa del temor, el sacrificio y la sangre de los demás; sólo los fuertes acaban el juego, los débiles han de pagar...es la voluntad de Dios.
Tras su drama de terror "Kuime", con la que revisaba la legendaria obra "Yotsuya Kaidan" de un modo muy particular y rindiendo un gran homenaje a los clásicos del género, Takashi Miike se dispuso a derribar una vez más los convencionalismos del cine de aventuras/fantasía contemporáneo llevando a la gran pantalla, por enésima vez, un manga, cuyo guión firma Hiroyuki Yatsu. Y esta vez le tocó al extraño, muy ácido y sorprendente "Kami-sama no Iu Tori", trabajo de Muneyuki Kaneshiro iniciado en 2.011 el cual cuenta con dos series con diferentes personajes y situaciones.
La primera de ellas nos presenta a Shun, cuya vida transcurre entre el aburrimiento y el odio a sí mismo (clásico estudiante del manga y el anime) hasta que un buen día decide ir a clase y se convierte en presa de un juego despiadado, orquestado por fuerzas que escapan a su comprensión y con un propósito muy preciso: quien quede en pie gana. Un comienzo espectacular siempre garantiza atrapar al público, y eso mismo logra la película, que seguida de una melancólica reflexión a modo de prólogo se inicia de la forma más bruta e inesperada, con cabezas volando por los aires, estableciendo el tono que se seguirá hasta el final.
Varias pruebas mortales se suceden, dictadas por extraños seres que manipularán y asesinarán a los alumnos sin piedad, quienes deben guiarse por su astucia e instinto; Miike se olvida de molestas introducciones y nos mete de cabeza en el corazón del peligro sin darnos tiempo a reaccionar, haciéndonos sentir como los personajes, acorralados y a merced de los estrafalarios sucesos, resultando en un producto inclasificable donde a ritmo desenfrenado se combinan fantasía, drama, acción y un humor negro marca de la casa...el cual, sin embargo, no pretende la aventura por aventura.
Como es costumbre, el cineasta maneja un argumento donde se hace hincapié en la amarga situación de la generación actual, sin ilusiones ni esperanzas, desprovista de ética y refugiada en un microcosmos de culpabilidad autoimpuesta, decadencia y mediocres entretenimientos (los "hikikomori", para quienes el mundo exterior no existe); esos "dioses" dictadores de las normas, transmutados en algunos de los símbolos más representativos de la cultura e historia asiáticas, como el daruma o el maneki-neko, lo que implica una lucha sin cuartel entre tradicionalismo y nueva sociedad, se aprovecharán de esta debilidad, caos y moral caduca.
Atonías que provocan la discordia y repulsión entre los compañeros, de ahí que se plantee la cuestión de si éstos son más villanos que los "organizadores" del juego. Nuevamente, el peor enemigo de los jóvenes son ellos mismos (concepto idéntico al de "Battle Royale"); amargas conclusiones las de Kaneshiro sacadas de esta delirante locura que, efectivamente, desbarata todo convencionalismo del cine de aventuras: al contrario que el propuesto por el americano, no tendremos la oportunidad de ver un bonito romance (salvo un disimulado amor homosexual no correspondido entre Takeru y Shun) ni atisbos de compasión por parte de los "villanos", ni siquiera el desarrollo será del gusto de muchos...
Pues no ganan los que deben ganar, mueren los que no queremos ver morir y las dosis de humor negro y extrema violencia coronan un retorcido espectáculo que vapulea sin miramientos al espectador...que por desgracia se estanca en varios momentos por la molesta obsesión de Yatsu del uso del "flashback" (técnica a la que recurriría más tarde en "Laplace's Witch"), ya sea para explicar el por qué de un acontecimiento en pleno desarrollo (en lugar de dejarlo a la imaginación) o para desgranar el pasado de los personajes, en lo cual se profundiza muy ligeramente, derivando todo en un poco resolutivo final (detallado en Zona Spoiler), quizás con la esperanza de completarse en una secuela....
Pese a esto, Miike posee la suficiente destreza para plasmar el imaginario del mangaka, atravesado por momentos que dejan a uno boquiabierto (la aparición del gato gigante o el oso blanco son de los mejores) donde brilla un sensacional trabajo de tensión narrativa y efectos visuales y un gran despliegue de medios que nada tiene que envidiar a las producciones estadounidenses. Por otra parte, el elenco de actores no sorprende demasiado en sus interpretaciones; destacar sobre todo a Sota Fukushi, Ryunosuke Kamiki, al que vimos de niño en "The Great Yokai War" (y que se hace realmente odioso en esta ocasión), y Nao Omori en un pequeño y extraño papel.
Fascinante, enfermiza y siniestra versión de ese comercial y poco original cine de aventuras para jóvenes (abanderado por insulsos títulos como "El Corredor del Laberinto" o esa infame copia americana de "Battle Royale" llamada "Los Juegos del Hambre") que no hace sino poner de manifiesto la capacidad de Miike para abarcar cualquier tipo de proyecto, por difícil que sea, y elegir aquellos en los que más cómodo y libre se sienta, con la oportunidad de imprimir su característico sello en todo momento.
Pero sobrevivir a costa del temor, el sacrificio y la sangre de los demás; sólo los fuertes acaban el juego, los débiles han de pagar...es la voluntad de Dios.
Tras su drama de terror "Kuime", con la que revisaba la legendaria obra "Yotsuya Kaidan" de un modo muy particular y rindiendo un gran homenaje a los clásicos del género, Takashi Miike se dispuso a derribar una vez más los convencionalismos del cine de aventuras/fantasía contemporáneo llevando a la gran pantalla, por enésima vez, un manga, cuyo guión firma Hiroyuki Yatsu. Y esta vez le tocó al extraño, muy ácido y sorprendente "Kami-sama no Iu Tori", trabajo de Muneyuki Kaneshiro iniciado en 2.011 el cual cuenta con dos series con diferentes personajes y situaciones.
La primera de ellas nos presenta a Shun, cuya vida transcurre entre el aburrimiento y el odio a sí mismo (clásico estudiante del manga y el anime) hasta que un buen día decide ir a clase y se convierte en presa de un juego despiadado, orquestado por fuerzas que escapan a su comprensión y con un propósito muy preciso: quien quede en pie gana. Un comienzo espectacular siempre garantiza atrapar al público, y eso mismo logra la película, que seguida de una melancólica reflexión a modo de prólogo se inicia de la forma más bruta e inesperada, con cabezas volando por los aires, estableciendo el tono que se seguirá hasta el final.
Varias pruebas mortales se suceden, dictadas por extraños seres que manipularán y asesinarán a los alumnos sin piedad, quienes deben guiarse por su astucia e instinto; Miike se olvida de molestas introducciones y nos mete de cabeza en el corazón del peligro sin darnos tiempo a reaccionar, haciéndonos sentir como los personajes, acorralados y a merced de los estrafalarios sucesos, resultando en un producto inclasificable donde a ritmo desenfrenado se combinan fantasía, drama, acción y un humor negro marca de la casa...el cual, sin embargo, no pretende la aventura por aventura.
Como es costumbre, el cineasta maneja un argumento donde se hace hincapié en la amarga situación de la generación actual, sin ilusiones ni esperanzas, desprovista de ética y refugiada en un microcosmos de culpabilidad autoimpuesta, decadencia y mediocres entretenimientos (los "hikikomori", para quienes el mundo exterior no existe); esos "dioses" dictadores de las normas, transmutados en algunos de los símbolos más representativos de la cultura e historia asiáticas, como el daruma o el maneki-neko, lo que implica una lucha sin cuartel entre tradicionalismo y nueva sociedad, se aprovecharán de esta debilidad, caos y moral caduca.
Atonías que provocan la discordia y repulsión entre los compañeros, de ahí que se plantee la cuestión de si éstos son más villanos que los "organizadores" del juego. Nuevamente, el peor enemigo de los jóvenes son ellos mismos (concepto idéntico al de "Battle Royale"); amargas conclusiones las de Kaneshiro sacadas de esta delirante locura que, efectivamente, desbarata todo convencionalismo del cine de aventuras: al contrario que el propuesto por el americano, no tendremos la oportunidad de ver un bonito romance (salvo un disimulado amor homosexual no correspondido entre Takeru y Shun) ni atisbos de compasión por parte de los "villanos", ni siquiera el desarrollo será del gusto de muchos...
Pues no ganan los que deben ganar, mueren los que no queremos ver morir y las dosis de humor negro y extrema violencia coronan un retorcido espectáculo que vapulea sin miramientos al espectador...que por desgracia se estanca en varios momentos por la molesta obsesión de Yatsu del uso del "flashback" (técnica a la que recurriría más tarde en "Laplace's Witch"), ya sea para explicar el por qué de un acontecimiento en pleno desarrollo (en lugar de dejarlo a la imaginación) o para desgranar el pasado de los personajes, en lo cual se profundiza muy ligeramente, derivando todo en un poco resolutivo final (detallado en Zona Spoiler), quizás con la esperanza de completarse en una secuela....
Pese a esto, Miike posee la suficiente destreza para plasmar el imaginario del mangaka, atravesado por momentos que dejan a uno boquiabierto (la aparición del gato gigante o el oso blanco son de los mejores) donde brilla un sensacional trabajo de tensión narrativa y efectos visuales y un gran despliegue de medios que nada tiene que envidiar a las producciones estadounidenses. Por otra parte, el elenco de actores no sorprende demasiado en sus interpretaciones; destacar sobre todo a Sota Fukushi, Ryunosuke Kamiki, al que vimos de niño en "The Great Yokai War" (y que se hace realmente odioso en esta ocasión), y Nao Omori en un pequeño y extraño papel.
Fascinante, enfermiza y siniestra versión de ese comercial y poco original cine de aventuras para jóvenes (abanderado por insulsos títulos como "El Corredor del Laberinto" o esa infame copia americana de "Battle Royale" llamada "Los Juegos del Hambre") que no hace sino poner de manifiesto la capacidad de Miike para abarcar cualquier tipo de proyecto, por difícil que sea, y elegir aquellos en los que más cómodo y libre se sienta, con la oportunidad de imprimir su característico sello en todo momento.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Seguramente más de uno habrá deseado ver en esta historia la consumación de ese tímido romance entre Shun e Ichika, que parece tomar impulso hacia el final...
Pero como uno de los objetivos de "Kami-sama no Iu Tori" es retorcer los estereotipos del cine de aventuras juvenil, nada de esto sucederá y la chica morirá víctima de los retorcidos deseos de los dioses, sobreviviendo como ganadores del juego mortal Shun y Takeru, quien ha ido demostrando una especie de amor homosexual por el anterior a lo largo de toda la trama. Pero la conclusión que se nos ofrece no sólo resulta precipitada y mal acabada (el uso del "cliffhanger" no es en absoluto el adecuado), sino en cierto modo previsible.
Atentos a esa escena en el interior del gimnasio justo después de que sea derrotado el segundo villano (el Maneki-neko): Takeru empieza a revelar muy disimuladamente, proponiendo la similitud de identidades como pretexto, su fascinación y amor en sordina a Shun mientras Ichika se desvanece poco a poco en el mismo plano. Extraño momento que "presagia" de manera implícita la supervivencia de los dos muchachos al acabar el juego, aunque tampoco es tan complicado de descubrir.
Shun, pese a ser presentado en su vida privada como un vago cínico, ladrón y cobarde, se sirve de su valor y astucia para ir sobreviviendo a las diferentes "plataformas", además de su altruismo; Takeru, convenientemente desdibujado, usa su violencia, odio, codicia y maldad (que fuese elegido "demonio" en la prueba de las matrioshkas lo viene a despejar).
Vencidas las deidades inferiores, al final Shun se convierte en la deidad del Bien (Dios) y el otro en la del Mal (el Demonio); no es de extrañar que en todos los institutos sólo hayan quedado dos alumnos supervivientes para así convertirse en los humanos superiores que gobernarán el nuevo mundo y establecerse como nuevas deidades, las de la bondad y la maldad.
Y el supremo Dios (Kami-sama o Buda) como último obstáculo allana el camino para un enfrentamiento final que tendrá su futura resolución en una secuela que es difícil que vaya a llegar ya.
Shun podría convertirse en el nuevo Kami-sama y borrar toda la maldad del Planeta, o no, quién sabe...
Pero como uno de los objetivos de "Kami-sama no Iu Tori" es retorcer los estereotipos del cine de aventuras juvenil, nada de esto sucederá y la chica morirá víctima de los retorcidos deseos de los dioses, sobreviviendo como ganadores del juego mortal Shun y Takeru, quien ha ido demostrando una especie de amor homosexual por el anterior a lo largo de toda la trama. Pero la conclusión que se nos ofrece no sólo resulta precipitada y mal acabada (el uso del "cliffhanger" no es en absoluto el adecuado), sino en cierto modo previsible.
Atentos a esa escena en el interior del gimnasio justo después de que sea derrotado el segundo villano (el Maneki-neko): Takeru empieza a revelar muy disimuladamente, proponiendo la similitud de identidades como pretexto, su fascinación y amor en sordina a Shun mientras Ichika se desvanece poco a poco en el mismo plano. Extraño momento que "presagia" de manera implícita la supervivencia de los dos muchachos al acabar el juego, aunque tampoco es tan complicado de descubrir.
Shun, pese a ser presentado en su vida privada como un vago cínico, ladrón y cobarde, se sirve de su valor y astucia para ir sobreviviendo a las diferentes "plataformas", además de su altruismo; Takeru, convenientemente desdibujado, usa su violencia, odio, codicia y maldad (que fuese elegido "demonio" en la prueba de las matrioshkas lo viene a despejar).
Vencidas las deidades inferiores, al final Shun se convierte en la deidad del Bien (Dios) y el otro en la del Mal (el Demonio); no es de extrañar que en todos los institutos sólo hayan quedado dos alumnos supervivientes para así convertirse en los humanos superiores que gobernarán el nuevo mundo y establecerse como nuevas deidades, las de la bondad y la maldad.
Y el supremo Dios (Kami-sama o Buda) como último obstáculo allana el camino para un enfrentamiento final que tendrá su futura resolución en una secuela que es difícil que vaya a llegar ya.
Shun podría convertirse en el nuevo Kami-sama y borrar toda la maldad del Planeta, o no, quién sabe...
12 de enero de 2018
12 de enero de 2018
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fiel al estilo japonés arranca a pura acción, no se detiene en detalles ni explicaciones. Simplemente un Dios que establece juegos mortales dirigidos por muñecos gigantes que ponen a prueba la destreza de los alumnos, solo pasando de nivel los mas aptos, los demás mueren sanguinariamente. Súper dinámica, sádica, atrapante, grandes efectos especiales y un final que no me dejó nada en claro. Entretenida y sobre todo muy bizarra.
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