Previsible pero agradable comedia teen, cuyo punto fuerte es la magnífica Angourie Rice, magnética y carismática durante todo el filme. El chico de Stranger Things, Gaten Matarazzo, no pasa de ser una estrella invitada, aunque su papel es más maduro y adulto que el que tiene en la mencionada serie, lo que se agradece. Una historia con moraleja, donde la protagonista, que parece alguien fria y calculadora, descubrirá que no lo es tanto. Algo esperable.

En el capítulo "agenda" pues tendremos personajes afroamericanos, asiáticos y homosexuales, aunque incorporados a la historia, por lo que no chirría. No obstante sigo esperando la presencia de esquimales, obesos blancos, bosquimanos y aborígenes australianos, que también tienen derecho a sus minutos de pantalla. Tampoco aparece ningún enano, lo que les granjeará el odio de los inquisidores de lo políticamente correcto. Si ustedes no son de este tipo de enfermos y simplemente les gusta una comedia con algo más, vean este filme y disfruten. La Rice lo merece.

Tremenda sorpresa resulta ser Honor Society. La película que nos brinda Paramount +, es una aguda y hasta acida comedia romántica que nos lleva hasta la sombría más extrema sobre la codicia y el egoísmo,

Liderada por una cautivadora y prometedora nueva estrella Angourie Rice y por la estrella de Stranger Things Gaten Matarazzo. La joven pareja de actores brilla y cautiva con dos interpretaciones bastante cuidadas y detalladas de cómo hacer valer el carisma en pantalla para enamorar al espectador en un guion en el cual la inteligencia es su parte fundamental. Es en la interpretación de Rice que terminamos de convencernos de que la película vale la pena en todo momento, la actriz sabe conducirte por todas las variantes de una gran forma que terminas siendo parte del círculo personal de Honor.

Es en su guion que encontramos el gran acierto de esta comedia romántica, más allá de los tópicos que si tiene la película, es su astucia para brindar ese hilo delgado de humor ácido y temas realmente sombríos. Hace que estemos frente a una refrescante película de instituto que te lleva por momentos a una especie de Cruel Intentions, más sofisticada.

El debut de la directora israelí Oran Zegman, es un aliciente para tener en cuenta en futuros trabajos. Zegman, sabe muy bien manejar tanto la cámara como el ritmo de una película que nunca pierde las intenciones de mantenerte siempre conectado con ella. La directora sabe cómo llevarte del humor más negro a el drama más sensacional que te ofrece la historia. Ese viaje de emociones es manejado con todo el talento de una directora que deja una buena sensación de boca en su primer trabajo.

Una notable sorpresa y una película que logra tocarte la fibra de la entretención con una simpleza que llega a ser bastante ajena al común de lo que nos tienen acostumbrados en el último tiempo, totalmente recomendando para los que buscan algo distinto a lo habitual, sin dejar de tener esas cosas que nos gustan a todos.