Érase una vez el OesteMiniserie
2025 

Mark L. Smith (Creador), Peter Berg
7,4
5.588
Serie de TV. Western
Miniserie de TV (2025). 6 episodios. Año 1857. En el salvaje territorio de Utah, el ejército de Estados Unidos, la milicia de los mormones, los indios nativos americanos y los pioneros libran una dura batalla por la supervivencia. En ese contexto, una madre y su hijo huyen de su pasado mientras se enfrentan a un duro panorama de crueldad y violencia en el viejo Oeste.
11 de enero de 2025
11 de enero de 2025
85 de 98 usuarios han encontrado esta crítica útil
Erase una vez el oeste, es una miniserie de 6 capítulos que gira en torno a un hecho histórico, el incidente de la masacre de Monte Meadows, la cual se utiliza como eje para crear al menos tres arcos argumentales que se desarrollan en el estado americano de Utah, en 1857, antes de la Guerra Civil americana, en una trama fuertemente relacionado con los mormones, en uno de los episodios más negros de la historia de los mormones en América, en el que fallecieron 120 colonos, aunque el episodio difiere bastante de lo que sucedió en realidad (ver spoiler). Asistimos a un episodio de las guerras mormones, una lucha de poder entre mormones, nativos americanos (una de las tribus de los shoshones), el ejército de los Estados Unidos y algunos pioneros americanos en su asentamiento o tránsito por el denominado estado mormón.
La serie es un western bien concebido, con un comienzo fulgurante, que tiene momentos muy brillantes, pero que va decayendo lentamente, apagándose, perdiendo fuerza, hasta caer en un montón de tópicos en los últimos dos episodios, que malogran en cierta medida el magnífico planteamiento inicial, pero sin perder por ello el interés.
Así, la matanza de monte Meadows, se concibe inicialmente como un motor de la serie, pero acaba sin embargo encorsetando un poco el relato (en la zona spoiler explico el motivo).
Mark L. Smith, guionista de la película El renacido, y Peter Berg, un director experimentado, componen esta buena serie, que guarda muchas similitudes con películas como El renacido o Cold mountain, o incluso con la magnífica serie 1883. Tomando como referencia la violencia física y emocional de esa época, con gran realismo (los combates son muy realistas y espectaculares) y una recreación fantástica de la época, disfrutamos de una gran realización, con una fotografía muy espectacular.
El planteamiento original del enfrentamiento con los mormones, que está presente en la narración de toda la serie, se va diluyendo poco a poco, según discurren los episodios, centrándose cada vez más en una de las tramas, la protagonizada por Taylor Kitsch y Betty Gilpin, una historia de supervivencia muy bien narrada, pero que acaba convirtiéndose en una historia de lo más corriente y típica, y a la que se acaba primando por encima del resto, y sentimos que conforme nos alejamos de la trama principal con los mormones, se va difuminando y perdiendo originalidad.
Así, lo que empieza siendo un western cruel, sórdido, sombrío, violento y deprimente, con un brutal y veraz retrato de la época y la situación histórica en la que acontece el relato, va evolucionando poco a poco, a medida que se desarrollan las tramas, hacia un final abrupto, un tanto forzado y lleno de clichés. Así, aunque sea una historia apasionante la que se nos presenta, vemos con tristeza como todas las tramas van perdiendo algo de interés paulatinamente, a medida que avanza, y vemos como la serie, hacia el final, se va debilitando un poco y se vuelve predecible. Finalmente, lo que parecían personajes interesantes y excepcionales, van perdiendo algo de fuerza y parte de su esencia salvaje.
Los actores están muy bien en sus respectivos roles, pero se siente que sus papeles se ven lastrados por un planteamiento que a ratos es profundo y fuerte, pero otras veces es irreal y poco creíble, y que sufre por tratar de empoderar a la protagonista principal (Betty Gilpin) por encima de toda lógica o coherencia. Más creible resulta el papel de Taylor Kitsch, sobre todo al principio, aunque se va apagando poco a poco (presumiblemente por falta de ideas en el guion), convirtiéndolo a lo largo de la serie en una especie de salvador, con unas habilidades que a ratos parecen sobrenaturales (lo explico también en el spoiler).
El resto del elenco, está muy brillante, con un Shea Whigman espectacular como Jim Bridger, un turbio Kim Coates como el controvertido líder mormón Brigham Young, Jai Courtney como Virgil Cutter y, especialmente una deslumbrante y espectacular Saura Lightfoot-Leon, en el papel de Abish Pratt, una interpretación muy sentida y realista, y dotada de un magnetismo que hace que cada vez que aparece está actriz en pantalla, eclipse a todos los que la rodean.
El incidente de monte Meadows es uno de los episodios más oscuros de la historia de los mormones, y de uno de sus líderes más cuestionados, Brigham Young, y a buen seguro, esta serie levantará ampollas en la comunidad mormona.
En resumen, una buena serie, con una historia atractiva, dura, cruel y descarnada, sobre un episodio muy turbio y oscuro de la historia de los mormones, con un gran reparto, una gran ambientación y una hermosa fotografía. Una serie que, no obstante, se va apagando un poco hacia el final, volviéndose previsible, y llena de tópicos y clichés, lo que desluce un poco el resultado final de esta buena serie.
La serie es un western bien concebido, con un comienzo fulgurante, que tiene momentos muy brillantes, pero que va decayendo lentamente, apagándose, perdiendo fuerza, hasta caer en un montón de tópicos en los últimos dos episodios, que malogran en cierta medida el magnífico planteamiento inicial, pero sin perder por ello el interés.
Así, la matanza de monte Meadows, se concibe inicialmente como un motor de la serie, pero acaba sin embargo encorsetando un poco el relato (en la zona spoiler explico el motivo).
Mark L. Smith, guionista de la película El renacido, y Peter Berg, un director experimentado, componen esta buena serie, que guarda muchas similitudes con películas como El renacido o Cold mountain, o incluso con la magnífica serie 1883. Tomando como referencia la violencia física y emocional de esa época, con gran realismo (los combates son muy realistas y espectaculares) y una recreación fantástica de la época, disfrutamos de una gran realización, con una fotografía muy espectacular.
El planteamiento original del enfrentamiento con los mormones, que está presente en la narración de toda la serie, se va diluyendo poco a poco, según discurren los episodios, centrándose cada vez más en una de las tramas, la protagonizada por Taylor Kitsch y Betty Gilpin, una historia de supervivencia muy bien narrada, pero que acaba convirtiéndose en una historia de lo más corriente y típica, y a la que se acaba primando por encima del resto, y sentimos que conforme nos alejamos de la trama principal con los mormones, se va difuminando y perdiendo originalidad.
Así, lo que empieza siendo un western cruel, sórdido, sombrío, violento y deprimente, con un brutal y veraz retrato de la época y la situación histórica en la que acontece el relato, va evolucionando poco a poco, a medida que se desarrollan las tramas, hacia un final abrupto, un tanto forzado y lleno de clichés. Así, aunque sea una historia apasionante la que se nos presenta, vemos con tristeza como todas las tramas van perdiendo algo de interés paulatinamente, a medida que avanza, y vemos como la serie, hacia el final, se va debilitando un poco y se vuelve predecible. Finalmente, lo que parecían personajes interesantes y excepcionales, van perdiendo algo de fuerza y parte de su esencia salvaje.
Los actores están muy bien en sus respectivos roles, pero se siente que sus papeles se ven lastrados por un planteamiento que a ratos es profundo y fuerte, pero otras veces es irreal y poco creíble, y que sufre por tratar de empoderar a la protagonista principal (Betty Gilpin) por encima de toda lógica o coherencia. Más creible resulta el papel de Taylor Kitsch, sobre todo al principio, aunque se va apagando poco a poco (presumiblemente por falta de ideas en el guion), convirtiéndolo a lo largo de la serie en una especie de salvador, con unas habilidades que a ratos parecen sobrenaturales (lo explico también en el spoiler).
El resto del elenco, está muy brillante, con un Shea Whigman espectacular como Jim Bridger, un turbio Kim Coates como el controvertido líder mormón Brigham Young, Jai Courtney como Virgil Cutter y, especialmente una deslumbrante y espectacular Saura Lightfoot-Leon, en el papel de Abish Pratt, una interpretación muy sentida y realista, y dotada de un magnetismo que hace que cada vez que aparece está actriz en pantalla, eclipse a todos los que la rodean.
El incidente de monte Meadows es uno de los episodios más oscuros de la historia de los mormones, y de uno de sus líderes más cuestionados, Brigham Young, y a buen seguro, esta serie levantará ampollas en la comunidad mormona.
En resumen, una buena serie, con una historia atractiva, dura, cruel y descarnada, sobre un episodio muy turbio y oscuro de la historia de los mormones, con un gran reparto, una gran ambientación y una hermosa fotografía. Una serie que, no obstante, se va apagando un poco hacia el final, volviéndose previsible, y llena de tópicos y clichés, lo que desluce un poco el resultado final de esta buena serie.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El incidente de monte Meadows, no transcurrió como en la serie. Un grupo de mormones e indios paiute, atacaron efectivamente a la caravana Baker-Fancher, pero el asedio duró varios días, 5 en concreto. Finalmente, los líderes de la milicia mormona temieron que los migrantes hubieran descubierto la identidad real de los atacantes. Como resultado, el comandante de la milicia, William H. Dame, ordenó a sus fuerzas que mataran a los emigrantes. Para entonces, los emigrantes se estaban quedando sin agua y provisiones, y permitieron que algunos miembros de la milicia, que se acercaron con una bandera blanca, entraran en su campamento. Los miembros de la milicia aseguraron a los emigrantes que estarían protegidos, pero después de entregarles sus armas, los emigrantes fueron escoltados fuera de su posición defensiva, y tras caminar una cierta distancia, fueron atacados y asesinados por un grupo demormones e indios paiute que estaban escondidos cerca. Al final, mataron a todos los adultos y niños mayores del grupo, perdonandoles solo la vida a diecisiete niños menores de siete años, que fueron los únicos supervivientes.
Por lo tanto, no sobrevivio ningún adulto, y de ahí que la película termine atando cabos, eliminando a estos falsos supervivientes, lo que encorseta la historia y conlleva la necesidad de la muerte de Abish Prat y su marido, decisión muy cobarde y que despoja al personaje de Abish de parte de su esencia rebelde.
Por otro lado, los personajes interpretados por Betty Gilpin y Taylor Kitsch, van saliendo de forma antinatural, de varias situaciones, cada vez más imposibles, de forma poco realista. Especialmente cuando Sara Rowell, el personaje interpretado por Betty Gilpin, se carga a su violador y su banda, revolver en mano, como si fuese Wild Bill Hickok, cuando tiene pinta de no haber empuñado un revolver en su vida (salvo quizás cuando mató a su marido). Por otra parte, el final de Isaac, el personaje interpretado por Taylor Kitsch, es casi un plagio del terrible final de Cold Mountain (aunque su muerte no tiene ni un ápice del lirismo de Cold Mountain), tras haberlo transfigurado en poco menos que un Terminator, al que no le influyen casi ni las heridas, ni los golpes, y que está dotado de un sexto sentido que, por ejemplo, le hace encontrar la muñeca enterrada en medio de la nieve, en mitad de la montaña, para que Isaac pueda acudir a salvar por última vez a Sara.
Por lo tanto, no sobrevivio ningún adulto, y de ahí que la película termine atando cabos, eliminando a estos falsos supervivientes, lo que encorseta la historia y conlleva la necesidad de la muerte de Abish Prat y su marido, decisión muy cobarde y que despoja al personaje de Abish de parte de su esencia rebelde.
Por otro lado, los personajes interpretados por Betty Gilpin y Taylor Kitsch, van saliendo de forma antinatural, de varias situaciones, cada vez más imposibles, de forma poco realista. Especialmente cuando Sara Rowell, el personaje interpretado por Betty Gilpin, se carga a su violador y su banda, revolver en mano, como si fuese Wild Bill Hickok, cuando tiene pinta de no haber empuñado un revolver en su vida (salvo quizás cuando mató a su marido). Por otra parte, el final de Isaac, el personaje interpretado por Taylor Kitsch, es casi un plagio del terrible final de Cold Mountain (aunque su muerte no tiene ni un ápice del lirismo de Cold Mountain), tras haberlo transfigurado en poco menos que un Terminator, al que no le influyen casi ni las heridas, ni los golpes, y que está dotado de un sexto sentido que, por ejemplo, le hace encontrar la muñeca enterrada en medio de la nieve, en mitad de la montaña, para que Isaac pueda acudir a salvar por última vez a Sara.
11 de enero de 2025
11 de enero de 2025
42 de 54 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Érase una vez el Oeste” es una miniserie de seis episodios dirigida por Peter Berg, que nos transporta a un lejano y crudo Oeste americano, donde la lucha por la supervivencia, el honor y la redención se entrelazan en un relato intrigante y emocionante. La serie está protagonizada por Taylor Kitsch, quien interpreta a un hombre marcado por su pasado, y Betty Gilpin, que encarna a una mujer fuerte y decidida a cambiar su destino en un mundo violento.
La trama de la miniserie se centra en las vidas de personajes complejos, cuyos destinos están entrelazados en una serie de eventos que exploran el conflicto interno de cada uno. La ambientación de la serie es uno de sus puntos más fuertes, con una recreación del Oeste que, aunque familiar en su estética, ofrece suficientes giros y matices para mantener el interés. La dirección de Peter Berg es sólida, con un ritmo que sabe alternar entre la acción, la tensión y los momentos más introspectivos.
El desempeño de los actores es destacable, especialmente el de Betty Gilpin, quien ofrece una actuación intensa y multifacética, capaz de transmitir la vulnerabilidad y fuerza de su personaje. Kitsch, por su parte, aporta una profundidad emocional a su rol, logrando conectar con el espectador a pesar de las cicatrices de su personaje.
El guion es ágil, bien escrito y no rehúye los temas de la venganza, el sacrificio y la lealtad, aunque en ciertos momentos se podría haber profundizado más en los conflictos internos de los personajes. Sin embargo, el desarrollo de la trama mantiene una tensión constante que mantiene al espectador enganchado hasta el final.
En conclusión, “Érase una vez el Oeste” es una miniserie bien realizada, que logra equilibrar la acción y la reflexión con actuaciones sólidas y una dirección competente. Con una narrativa entretenida, aunque algo predecible en algunos momentos, es una serie recomendable para los amantes del género western y aquellos que disfrutan de historias de redención.
Nota: 8/10.
La trama de la miniserie se centra en las vidas de personajes complejos, cuyos destinos están entrelazados en una serie de eventos que exploran el conflicto interno de cada uno. La ambientación de la serie es uno de sus puntos más fuertes, con una recreación del Oeste que, aunque familiar en su estética, ofrece suficientes giros y matices para mantener el interés. La dirección de Peter Berg es sólida, con un ritmo que sabe alternar entre la acción, la tensión y los momentos más introspectivos.
El desempeño de los actores es destacable, especialmente el de Betty Gilpin, quien ofrece una actuación intensa y multifacética, capaz de transmitir la vulnerabilidad y fuerza de su personaje. Kitsch, por su parte, aporta una profundidad emocional a su rol, logrando conectar con el espectador a pesar de las cicatrices de su personaje.
El guion es ágil, bien escrito y no rehúye los temas de la venganza, el sacrificio y la lealtad, aunque en ciertos momentos se podría haber profundizado más en los conflictos internos de los personajes. Sin embargo, el desarrollo de la trama mantiene una tensión constante que mantiene al espectador enganchado hasta el final.
En conclusión, “Érase una vez el Oeste” es una miniserie bien realizada, que logra equilibrar la acción y la reflexión con actuaciones sólidas y una dirección competente. Con una narrativa entretenida, aunque algo predecible en algunos momentos, es una serie recomendable para los amantes del género western y aquellos que disfrutan de historias de redención.
Nota: 8/10.
14 de enero de 2025
14 de enero de 2025
23 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los amantes del western estamos de suerte y comenzamos el año 2025 con una contundente, sórdida, sangrienta y telúrica serie que aunque no aporte ninguna novedad destacable a un género que muy posiblemente ya ofreció sendos cantos del cisne con 'Sin perdón' (1992) para el cine y 'Deadwood' (2004-2006) para televisión, medio éste el que obras más interesantes ha seguido ofreciendo como 'El pájaro carpintero' (2020) o 'Godless' (2017)... 'Érase una vez el oeste' tiene un buen puñado de buenísimas cualidades, de las cuales, y si se me permite la comparación, la edulcorada, perezosa, deslavazada y en definitiva fallida 'Horizon: An American Saga' (Kevin Costner, 2024) carece totalmente.
Esta brutal serie de Netflix (¡quién lo iba a decir!) del guionista de 'The Revenant' (2015), Mark L. Smith, transcurre en 1857, previo a la Guerra de Secesión Americana en Utah (también conocido como el Estado mormón), el relato toma como base un hecho histórico considerado como uno de los episodios más oscuros de la comunidad mormona en suelo estadounidense, la masacre de Monte Meadows, y de esta manera nos sumerge en la lucha por el control de las nuevas tierras entre colonos, cultos religiosos, ejercito americano, tribus indígenas, etc... y ofrece sin tapujos -dejando lo políticamente correcto a un lado- toda una experiencia visceral y envolvente que cala desde el primer capítulo, apoyada por una realización que recurre como seña de identidad a la utilización de encuadres de ángulo bajo y planos de seguimiento evitando la horizontalidad, lo que se da en llamar plano holandés (o aberrante), acentuando y remarcando todo ello por una cuidadísima y excepcional dirección fotográfica a cargo de Jacques Jouffret, lo que ofrece un tono y una visión cuando menos inusitada para un western.
A destacar un muy competente reparto, con auténticos aciertos de casting como son los casos de Shea Whigham o Kim Coates. El cineasta Peter Berg y el guionista Mark L. Smith, han decidido apostar por ceñirse a la documentación histórica sobre la vida en aquella salvaje época y momento histórico, ofreciendo un film sombrío, violento y deprimente con un desagradable y brutal retrato de la naturaleza humana. 'American Primeval' (America Primitiva en su traducción literal) en esta primera temporada de seis capítulos de aproximadamente 50 minutos cada uno deja el listón muy alto, y aunque quizá se eche en falta una mayor profundidad y desarrollo para ciertos personajes, y plantee unas decisiones de guión en algunos casos ciertamente un tanto predecibles y/o endebles, no impide que sea una de las mejores series que retratan los orígenes oscuros y crueles de la América moderna. Aunque Netflix ha catalogado la producción como una miniserie, el interés por explorar más sobre el destino de los personajes que sobreviven al último capítulo o los eventos posteriores a la Guerra de Utah podrían abrir la puerta a una nueva temporada, que visto la buenísima recepción que está teniendo por parte de los espectadores y sus puntuaciones en IMDB, Filmaffinity o Letterboxd, resulta algo más que probable.
Esta brutal serie de Netflix (¡quién lo iba a decir!) del guionista de 'The Revenant' (2015), Mark L. Smith, transcurre en 1857, previo a la Guerra de Secesión Americana en Utah (también conocido como el Estado mormón), el relato toma como base un hecho histórico considerado como uno de los episodios más oscuros de la comunidad mormona en suelo estadounidense, la masacre de Monte Meadows, y de esta manera nos sumerge en la lucha por el control de las nuevas tierras entre colonos, cultos religiosos, ejercito americano, tribus indígenas, etc... y ofrece sin tapujos -dejando lo políticamente correcto a un lado- toda una experiencia visceral y envolvente que cala desde el primer capítulo, apoyada por una realización que recurre como seña de identidad a la utilización de encuadres de ángulo bajo y planos de seguimiento evitando la horizontalidad, lo que se da en llamar plano holandés (o aberrante), acentuando y remarcando todo ello por una cuidadísima y excepcional dirección fotográfica a cargo de Jacques Jouffret, lo que ofrece un tono y una visión cuando menos inusitada para un western.
A destacar un muy competente reparto, con auténticos aciertos de casting como son los casos de Shea Whigham o Kim Coates. El cineasta Peter Berg y el guionista Mark L. Smith, han decidido apostar por ceñirse a la documentación histórica sobre la vida en aquella salvaje época y momento histórico, ofreciendo un film sombrío, violento y deprimente con un desagradable y brutal retrato de la naturaleza humana. 'American Primeval' (America Primitiva en su traducción literal) en esta primera temporada de seis capítulos de aproximadamente 50 minutos cada uno deja el listón muy alto, y aunque quizá se eche en falta una mayor profundidad y desarrollo para ciertos personajes, y plantee unas decisiones de guión en algunos casos ciertamente un tanto predecibles y/o endebles, no impide que sea una de las mejores series que retratan los orígenes oscuros y crueles de la América moderna. Aunque Netflix ha catalogado la producción como una miniserie, el interés por explorar más sobre el destino de los personajes que sobreviven al último capítulo o los eventos posteriores a la Guerra de Utah podrían abrir la puerta a una nueva temporada, que visto la buenísima recepción que está teniendo por parte de los espectadores y sus puntuaciones en IMDB, Filmaffinity o Letterboxd, resulta algo más que probable.
12 de enero de 2025
12 de enero de 2025
20 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
El 2025 empieza muy bien respecto a series con "Erase una vez en el Oeste". Estamos ante una historia a varias bandas, el primero una madre y su hijo que quieren llegar a su destino, los mormones, los indios y un destacamento del ejército de los Estados Unidos.
Esta historia se da en 1857, previo a la Guerra de Secesión Americana en Utah (también conocido como el Estado mormón), la historia nos relata un hecho que tuvo lugar por aquel entonces y que es considerado uno de los episodios más oscuros de la comunidad mormona en suelo estadounidense.
Los diferentes bandos en una tierra muy dura en la que acabarán en un conflicto de todos contra todos, dando lugar a uno de los western que más me ha enganchado y que además es violento, crudo y duro como era el salvaje Oeste. Merece mucho la pena verla y simpatizas con todos los personajes principales y te preocupas por lo que les pueda pasar y eso es muy importante. Tiene escenas que me recuerdan un poco a películas como "El renacido".
Es ágil y se ve rápido y si sois fans del género western no os la podéis perder.
Esta historia se da en 1857, previo a la Guerra de Secesión Americana en Utah (también conocido como el Estado mormón), la historia nos relata un hecho que tuvo lugar por aquel entonces y que es considerado uno de los episodios más oscuros de la comunidad mormona en suelo estadounidense.
Los diferentes bandos en una tierra muy dura en la que acabarán en un conflicto de todos contra todos, dando lugar a uno de los western que más me ha enganchado y que además es violento, crudo y duro como era el salvaje Oeste. Merece mucho la pena verla y simpatizas con todos los personajes principales y te preocupas por lo que les pueda pasar y eso es muy importante. Tiene escenas que me recuerdan un poco a películas como "El renacido".
Es ágil y se ve rápido y si sois fans del género western no os la podéis perder.
15 de enero de 2025
15 de enero de 2025
18 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras finalizar la nueva miniserie de Netflix cuyo argumento se centra en la vida en el viejo oeste durante el Siglo XIX, puedo decir que tengo sentimientos encontrados.
Por un lado, la considero una de las mejores producciones que ha sacado Netflix en los últimos años (y eso es decir mucho, teniendo en cuenta la infinidad de bodrios que ven la luz cada día en su catálogo) y una de las series más destacadas de este nuevo año 2025 (ojo, aunque el año acaba de empezar tengo cierta confianza en la miniserie). Los tres primeros capítulos son jodidamente impresionantes y cumplen a la perfección su función de trasladarnos hasta el año 1857 a través de una escenografía espectacular donde se nota que se ha cuidado hasta el más mínimo detalle. La factura técnica es impecable. El vestuario, el decorado, la ambientación, el maquillaje y la fotografía de Jacques Jouffret donde abundan los planos de ángulo bajo son notables y tienen una calidad soberbia, digna de todos los elogios posibles.
Como decía, si me baso solo en los 3 primeros episodios que nos ofrece la miniserie a modo de aperitivo, la nota cambiaria y tendría un 8 o un 9. Sin embargo, no sería justo y debemos de valorar a las series en su conjunto no por la calidad que desprendan un par de episodios. El problema con ‘’Érase una vez el Oeste’’ es que esos tres primeros episodios dejan el listón muy alto tanto en la parte técnica como en la argumental al presentarnos a personajes muy interesantes, con muchos matices y con arcos muy bien definidos. De este modo, esperamos que los 3 episodios posteriores mantengan esa calidad intacta. Algo que se les va de las manos a su director Peter Berg y a su guionista Mark L. Smith y que no se llega a cumplir.
Por otro lado, he de decir que el guion de Mark L. Smith (al que conocimos como guionista de ‘’El renacido’’, película bastante similar a la miniserie en muchos aspectos) lo da todo en los 3 primeros episodios y cuando ha conseguido algo tan difícil como atraer la atención del espectador y atraparlo mediante una historia apasionante, se relaja y se olvida de los puntos sobresalientes que nos ofrecen estos 3 primeros episodios. Con mucha tristeza, tengo que admitir que, tras estos primeros episodios, el guion se vuelve bastante flojo y predecible abusando de clichés vistos mil veces en otras producciones y desarrollados de mejor manera en cualquiera de ellas. Y no solo eso, se descuida a los personajes y el relato se centra solo en la historia de supervivencia de la ‘’familia’’ protagonista (me refiero a los 4 extraños a los que la historia convierte en una especie de familia al forzarlos a convivir juntos y superar las adversidades que encuentran en su camino a lo largo de su viaje ayudándose unos a otros). Personajes como Jacob o Abish que para mí eran los mejores de la serie y tenían un grandísimo potencial son afectados por esta decisión, ya que se descuidan sus tramas y se opta por el camino fácil desperdiciando de forma absurda e injusta el potencial que tenían sus historias y el juego que podrían dar. Esto lo explicare mejor en el spoiler, pero me ha fastidiado mucho. Una miniserie tan prometedora como esta se merecía un final apoteósico.
Hasta ahora no había hablado del episodio histórico alrededor del cual gira la trama. Se elige como punto de partida para desarrollar la historia el episodio de la masacre en el monte Meadows (previo a la Guerra Civil americana) que en la vida real consistió en una serie de ataques y un posterior asedio en un territorio que se consideraba propiedad de los mormones y que forma parte de la historia más negra de estos, ya que fueron los perpetradores del ataque. Esto tuvo como resultado el asesinato de al menos ciento veinte pioneros que formaban parte de una caravana de emigrantes. Este episodio ha sido adaptado muy libremente en el guion y se han tomado muchas licencias, sobre todo en lo que respecta a los supervivientes del ataque. En ‘’Érase una vez el Oeste’’ es en este territorio codiciado por diferentes grupos entre los que se encuentran los estadounidenses, los mormones, los nativos americanos, los pioneros y los saqueadores donde se dan cita los protagonistas principales de esta historia. Estos son una madre y su hijo pequeño, quienes se han embarcado en este viaje con el objetivo de buscar un futuro mejor y huir de una vida de maltrato y vejaciones. Ambos se verán atrapados junto a otros personajes principales en una espiral de violencia, brutalidad y locura desproporcionadas.
El guion de Mark L. Smith retrata de forma cruda e impactante el oeste de aquellos tiempos como un territorio inhóspito, áspero, hostil y cruel donde lo único que parece germinar y crecer sin dificultad es la brutalidad y la violencia de sus gentes que movidas por su avaricia e intereses egoístas han olvidado algo tan básico como mostrar piedad hacia sus semejantes. Nuestros protagonistas también tendrán que aprenderlo a duras penas, tatuando el sufrimiento en sus cuerpos. Deberán esforzarse por recordar que la brutalidad es la única ley que domina estas tierras y que sentimientos como la amabilidad, la cortesía y la compasión tienen un precio muy alto que prácticamente nadie se puede permitir. Es a través de este retrato del oeste como un escenario visceral y violento donde perder la vida es relativamente fácil, como la miniserie alcanza altas dosis de grandeza y genialidad. Ni siquiera nos atrevemos a cogerle mucho cariño a ningún personaje, porque estamos prácticamente seguros de que pueden perder la vida al minuto siguiente.
En cuanto al elenco de actores y actrices, Betty Gilpin (a la que muchos conocimos en la película ‘’The hunt’’ por 2020 donde nos fascino por completo) vuelve a lucirse aquí con un personaje que es un verdadero regalo. Una mujer en apariencia frágil y vulnerable que demostrara episodio tras episodio lo dura de pelar que es. Y es que su personaje no acepta la compasión de sus semejantes y se niega a ser tildada de víctima. Sigo en spoilers.
Por un lado, la considero una de las mejores producciones que ha sacado Netflix en los últimos años (y eso es decir mucho, teniendo en cuenta la infinidad de bodrios que ven la luz cada día en su catálogo) y una de las series más destacadas de este nuevo año 2025 (ojo, aunque el año acaba de empezar tengo cierta confianza en la miniserie). Los tres primeros capítulos son jodidamente impresionantes y cumplen a la perfección su función de trasladarnos hasta el año 1857 a través de una escenografía espectacular donde se nota que se ha cuidado hasta el más mínimo detalle. La factura técnica es impecable. El vestuario, el decorado, la ambientación, el maquillaje y la fotografía de Jacques Jouffret donde abundan los planos de ángulo bajo son notables y tienen una calidad soberbia, digna de todos los elogios posibles.
Como decía, si me baso solo en los 3 primeros episodios que nos ofrece la miniserie a modo de aperitivo, la nota cambiaria y tendría un 8 o un 9. Sin embargo, no sería justo y debemos de valorar a las series en su conjunto no por la calidad que desprendan un par de episodios. El problema con ‘’Érase una vez el Oeste’’ es que esos tres primeros episodios dejan el listón muy alto tanto en la parte técnica como en la argumental al presentarnos a personajes muy interesantes, con muchos matices y con arcos muy bien definidos. De este modo, esperamos que los 3 episodios posteriores mantengan esa calidad intacta. Algo que se les va de las manos a su director Peter Berg y a su guionista Mark L. Smith y que no se llega a cumplir.
Por otro lado, he de decir que el guion de Mark L. Smith (al que conocimos como guionista de ‘’El renacido’’, película bastante similar a la miniserie en muchos aspectos) lo da todo en los 3 primeros episodios y cuando ha conseguido algo tan difícil como atraer la atención del espectador y atraparlo mediante una historia apasionante, se relaja y se olvida de los puntos sobresalientes que nos ofrecen estos 3 primeros episodios. Con mucha tristeza, tengo que admitir que, tras estos primeros episodios, el guion se vuelve bastante flojo y predecible abusando de clichés vistos mil veces en otras producciones y desarrollados de mejor manera en cualquiera de ellas. Y no solo eso, se descuida a los personajes y el relato se centra solo en la historia de supervivencia de la ‘’familia’’ protagonista (me refiero a los 4 extraños a los que la historia convierte en una especie de familia al forzarlos a convivir juntos y superar las adversidades que encuentran en su camino a lo largo de su viaje ayudándose unos a otros). Personajes como Jacob o Abish que para mí eran los mejores de la serie y tenían un grandísimo potencial son afectados por esta decisión, ya que se descuidan sus tramas y se opta por el camino fácil desperdiciando de forma absurda e injusta el potencial que tenían sus historias y el juego que podrían dar. Esto lo explicare mejor en el spoiler, pero me ha fastidiado mucho. Una miniserie tan prometedora como esta se merecía un final apoteósico.
Hasta ahora no había hablado del episodio histórico alrededor del cual gira la trama. Se elige como punto de partida para desarrollar la historia el episodio de la masacre en el monte Meadows (previo a la Guerra Civil americana) que en la vida real consistió en una serie de ataques y un posterior asedio en un territorio que se consideraba propiedad de los mormones y que forma parte de la historia más negra de estos, ya que fueron los perpetradores del ataque. Esto tuvo como resultado el asesinato de al menos ciento veinte pioneros que formaban parte de una caravana de emigrantes. Este episodio ha sido adaptado muy libremente en el guion y se han tomado muchas licencias, sobre todo en lo que respecta a los supervivientes del ataque. En ‘’Érase una vez el Oeste’’ es en este territorio codiciado por diferentes grupos entre los que se encuentran los estadounidenses, los mormones, los nativos americanos, los pioneros y los saqueadores donde se dan cita los protagonistas principales de esta historia. Estos son una madre y su hijo pequeño, quienes se han embarcado en este viaje con el objetivo de buscar un futuro mejor y huir de una vida de maltrato y vejaciones. Ambos se verán atrapados junto a otros personajes principales en una espiral de violencia, brutalidad y locura desproporcionadas.
El guion de Mark L. Smith retrata de forma cruda e impactante el oeste de aquellos tiempos como un territorio inhóspito, áspero, hostil y cruel donde lo único que parece germinar y crecer sin dificultad es la brutalidad y la violencia de sus gentes que movidas por su avaricia e intereses egoístas han olvidado algo tan básico como mostrar piedad hacia sus semejantes. Nuestros protagonistas también tendrán que aprenderlo a duras penas, tatuando el sufrimiento en sus cuerpos. Deberán esforzarse por recordar que la brutalidad es la única ley que domina estas tierras y que sentimientos como la amabilidad, la cortesía y la compasión tienen un precio muy alto que prácticamente nadie se puede permitir. Es a través de este retrato del oeste como un escenario visceral y violento donde perder la vida es relativamente fácil, como la miniserie alcanza altas dosis de grandeza y genialidad. Ni siquiera nos atrevemos a cogerle mucho cariño a ningún personaje, porque estamos prácticamente seguros de que pueden perder la vida al minuto siguiente.
En cuanto al elenco de actores y actrices, Betty Gilpin (a la que muchos conocimos en la película ‘’The hunt’’ por 2020 donde nos fascino por completo) vuelve a lucirse aquí con un personaje que es un verdadero regalo. Una mujer en apariencia frágil y vulnerable que demostrara episodio tras episodio lo dura de pelar que es. Y es que su personaje no acepta la compasión de sus semejantes y se niega a ser tildada de víctima. Sigo en spoilers.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El actor y modelo Taylor Kitsch también destaca con un personaje cargado de heroicidad oculto bajo una máscara de sarcasmo y cinismo que esconde a un hombre profundamente atormentado por las heridas del pasado que no está dispuesto a perder a ningún otro ser querido por la maldad y la avaricia humanas. Aunque el personaje interpretado por Shawnee Pourier no dice ni una sola palabra a lo largo de la serie por su mutismo, logra interesarnos lo suficiente como para prestarle atención durante los 6 episodios. El joven Preston Mota conforma este cuarteto protagonista con una actuación correcta y convincente a pesar de su juventud. Saura Lightfoot-Leon interpreta a uno de los mejores personajes de la serie dando vida a la joven mormona Abish Pratt, quien vera su mundo y su fe reducidos a cenizas tras el ataque. Es muy interesante como el guion va desarrollando a este personaje que cada vez que aparece en pantalla nos hace guardar silencio y contener la respiración asombrados por la belleza que rodea a cada una de sus escenas. Y es que durante los instantes donde Saura está en pantalla se respira cine del bueno, del más alto nivel. Lo mismo pasa con su marido ficticio Dane De-Haan. Una verdadera pena que el guion juegue tan sucio con sus personajes. Shea Whigham, Joe Tippett, Kim Cotes y Jai Courtney también nos dejan interpretaciones destacadas. Derek Hinkey me ha gustado mucho como ese nativo americano dispuesto a defender a los suyos de la invasión del hombre blanco hasta su último aliento. Sin embargo, considero que el guion tampoco deja lucirse mucho a su personaje ni le da en ningún momento el tiempo y el espacio necesarios para desarrollarse con mayor profundidad.
En fin, me reitero en lo dicho. Esta miniserie me hizo disfrutar mucho y pasármelo en grande durante sus tres primeros episodios. De ahí nota que le doy. Es una pena que la calidad no se mantenga intacta a lo largo de los tres siguientes y que el nivel baje tanto. Podría haber sido una serie de 10, pero solo por ello se queda con un 6. Y aunque me ha recordado mucho en algunos momentos a la emoción que sentí con la película de 2017 ‘’Hostiles’’ ni su guion ni la complejidad emocional de sus personajes están a la altura del gran espectáculo que nos ofrecieron Scott Cooper y Donald E. Stewart.
Me da muchísima rabia lo que se hace con los personajes de Jacob y Abish. El recorrido que Jacob había tenido el hasta el cuarto episodio era muy interesante. Sobrevive milagrosamente al ataque, descubre la traición de los mormones y justo cuando asesina brutalmente a uno de ellos deciden tirar su trama a la basura y volverlo loco por arte de magia, desperdiciando todo el potencial que tenía su personaje y arruinando todos los momentos brillantes que nos podía haber ofrecido. Lo mismo ocurre con Abish, que pasa de ser una fanática religiosa convencida a perder su fe y abrazar la rebeldía que siempre formo parte de su espíritu uniéndose a los nativos americanos al ver como estos le dan refugio, alimento y la tratan con respeto e igualdad. El reencuentro de ambos personajes debió ser concebido por el director y el guionista como uno de esos momentos de mayor impacto emocional en la serie pero se convierte en un momento vergonzoso y patético que da reparo ver. Es incomprensible como se tuerce tanto la trama de estos dos personajes hasta hacerlos llegar a un punto de patetismo y absurdo tan alto donde ya no tiene sentido nada, ni su reencuentro ni el camino que han elegido para llegar hasta él. Tampoco entendemos al personaje de Pluma roja. ¿Por qué le salva la vida a Abish y asesina a sus compañeras?. ¿Por qué el guion no se atreve a mas al insinuar el inicio de una relación amorosa y de una atracción mutua que nunca se convierte en algo más grande?. ¿Qué siente este hombre por Abish y porque elige mantenerla a su lado?. Desgraciadamente nunca tendremos respuesta a estas preguntas. Un error tremendo.
En fin, me reitero en lo dicho. Esta miniserie me hizo disfrutar mucho y pasármelo en grande durante sus tres primeros episodios. De ahí nota que le doy. Es una pena que la calidad no se mantenga intacta a lo largo de los tres siguientes y que el nivel baje tanto. Podría haber sido una serie de 10, pero solo por ello se queda con un 6. Y aunque me ha recordado mucho en algunos momentos a la emoción que sentí con la película de 2017 ‘’Hostiles’’ ni su guion ni la complejidad emocional de sus personajes están a la altura del gran espectáculo que nos ofrecieron Scott Cooper y Donald E. Stewart.
Me da muchísima rabia lo que se hace con los personajes de Jacob y Abish. El recorrido que Jacob había tenido el hasta el cuarto episodio era muy interesante. Sobrevive milagrosamente al ataque, descubre la traición de los mormones y justo cuando asesina brutalmente a uno de ellos deciden tirar su trama a la basura y volverlo loco por arte de magia, desperdiciando todo el potencial que tenía su personaje y arruinando todos los momentos brillantes que nos podía haber ofrecido. Lo mismo ocurre con Abish, que pasa de ser una fanática religiosa convencida a perder su fe y abrazar la rebeldía que siempre formo parte de su espíritu uniéndose a los nativos americanos al ver como estos le dan refugio, alimento y la tratan con respeto e igualdad. El reencuentro de ambos personajes debió ser concebido por el director y el guionista como uno de esos momentos de mayor impacto emocional en la serie pero se convierte en un momento vergonzoso y patético que da reparo ver. Es incomprensible como se tuerce tanto la trama de estos dos personajes hasta hacerlos llegar a un punto de patetismo y absurdo tan alto donde ya no tiene sentido nada, ni su reencuentro ni el camino que han elegido para llegar hasta él. Tampoco entendemos al personaje de Pluma roja. ¿Por qué le salva la vida a Abish y asesina a sus compañeras?. ¿Por qué el guion no se atreve a mas al insinuar el inicio de una relación amorosa y de una atracción mutua que nunca se convierte en algo más grande?. ¿Qué siente este hombre por Abish y porque elige mantenerla a su lado?. Desgraciadamente nunca tendremos respuesta a estas preguntas. Un error tremendo.
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