Gernika
4,5
2.481
Bélico. Drama. Romance
Una historia alrededor de la población vasca bombardeada por la aviación nazi en abril de 1937, durante la Guerra Civil Española. En ese contexto, la joven Teresa (María Valverde), una editora de la oficina de prensa republicana chocará con Henry (James D’Arcy), un periodista americano en horas bajas que está cubriendo el conflicto. Teresa, cortejada por su jefe, Vasyl (Jack Davenport), asesor soviético del gobierno republicano, se ... [+]
11 de septiembre de 2016
11 de septiembre de 2016
106 de 158 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es tal despropósito que me ha obligado a escribir mi primera crítica en filmaffinity.
En un gran ejemplo de esperpento lo que se nos ofrece como una historia sobre el bombardeo de Gernika se nos presenta a los republicanos como los malos (malísimos, psicópatas incluídos) y a alemanes lamentándose de la destrucción que Franco somete al pueblo español. Y esta es sólo la presentación del nivel de enajenación mental con que se escribió este guión. La historia principal, un protagonista quemado de su trabajo que necesita una motivación para continuar con su día a día que la encontrará a través del amor, ya ven, la originalidad goza del bloque de cemento al que han atado sus pies desde algún recóndito océano dónde la han arrojado. Esta argumento se desarrolla sobre la censura de la prensa y que el gobierno republicano alentado por consejeros soviéticos comete. Y, cogidito de la manos porque una cosa lleva a la otra, esto termina en las chekas que fueron comunes en otras zonas del país pero apenas presentes en el país vasco. Además, todos los españoles implicados realizan casi con júbilo todas estas tareas y sólo duda un ruso que resulta ser el villano de la historia. Todo concluye en una fiesta de petardos y cosas que salen volando muy estilo hollywood sobre el que se intentan dibujar planos representando escenas de la obra de Picasso casi como si un concurso de agudeza visual se tratase (¡A ver quien encuentra todos!). Además el film nos ofrece una conclusión maravillosa, gracias a la abnegación nazi cumpliendo con su deber sobrevenido de bañar el pueblo en fuego y acero los prisioneros políticos son liberados y salvados de torturas y muertes ignominiosas seguras a manos de los comunistas. Un festival de síndrome de estocolmo y justificación fascista que hace inverosímil los textos que como epílogo se nos presentan al final contándonos que resulta que hemos visto un desastre que impresionó tanto a Picasso que pintó el conocido mural.
Por el medio incongruencias de guión como que Franco pida un bombardeo de destrucción absoluta sobre las fábricas y veamos a la aviación lanzarse sobre lo que se nos ha presentado una pequeña población rural. Personajes con bilocación o capacidad de teletransportarse, otros que viran de actitud de una escena a la siguiente sin explicación ninguna. Y otros detalles absurdos que jalonan la obra para atestiguar que el director puso todo su empeño por poder entrar en una lista de peores directores de la historia con gente como Tommy Wiseau, una pena que ni para eso sirva el truño que nos han ofrecido
Koldo, devuélveme la pasta
En un gran ejemplo de esperpento lo que se nos ofrece como una historia sobre el bombardeo de Gernika se nos presenta a los republicanos como los malos (malísimos, psicópatas incluídos) y a alemanes lamentándose de la destrucción que Franco somete al pueblo español. Y esta es sólo la presentación del nivel de enajenación mental con que se escribió este guión. La historia principal, un protagonista quemado de su trabajo que necesita una motivación para continuar con su día a día que la encontrará a través del amor, ya ven, la originalidad goza del bloque de cemento al que han atado sus pies desde algún recóndito océano dónde la han arrojado. Esta argumento se desarrolla sobre la censura de la prensa y que el gobierno republicano alentado por consejeros soviéticos comete. Y, cogidito de la manos porque una cosa lleva a la otra, esto termina en las chekas que fueron comunes en otras zonas del país pero apenas presentes en el país vasco. Además, todos los españoles implicados realizan casi con júbilo todas estas tareas y sólo duda un ruso que resulta ser el villano de la historia. Todo concluye en una fiesta de petardos y cosas que salen volando muy estilo hollywood sobre el que se intentan dibujar planos representando escenas de la obra de Picasso casi como si un concurso de agudeza visual se tratase (¡A ver quien encuentra todos!). Además el film nos ofrece una conclusión maravillosa, gracias a la abnegación nazi cumpliendo con su deber sobrevenido de bañar el pueblo en fuego y acero los prisioneros políticos son liberados y salvados de torturas y muertes ignominiosas seguras a manos de los comunistas. Un festival de síndrome de estocolmo y justificación fascista que hace inverosímil los textos que como epílogo se nos presentan al final contándonos que resulta que hemos visto un desastre que impresionó tanto a Picasso que pintó el conocido mural.
Por el medio incongruencias de guión como que Franco pida un bombardeo de destrucción absoluta sobre las fábricas y veamos a la aviación lanzarse sobre lo que se nos ha presentado una pequeña población rural. Personajes con bilocación o capacidad de teletransportarse, otros que viran de actitud de una escena a la siguiente sin explicación ninguna. Y otros detalles absurdos que jalonan la obra para atestiguar que el director puso todo su empeño por poder entrar en una lista de peores directores de la historia con gente como Tommy Wiseau, una pena que ni para eso sirva el truño que nos han ofrecido
Koldo, devuélveme la pasta
16 de septiembre de 2016
16 de septiembre de 2016
81 de 119 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que no se ametralló a la población???
que se lo pregunten a mi abuelo que tubo secuelas de metralla toda su vida y sus amigos murieron junto a el cuando escapaban monte arriba!!
Ametrallaron. Ametrallaron a la población civil que trataba de escapar del bonbardeó campo a través, para que no pudiesen salir de la villa.
Y los lunes de Gernika no eran un simple mercado matinal. Era (y son) un día especial en toda la comarca durante todo el día.
Y pasando a lo cinematográfico
La pelicula no tiene por donde agarrar. La história de amor es un topicazo tras otro. Salta de una excena a otra sin ninguna conexión. Los actores no consiguen hacer que empatices con ellos ni con la historia en ningún momento. La protagonista lo mejor que hace en todo el film es morirse. Durante el resto de la pelicula su actuación es plana no, lo siguiente. El "periodista americano" es de risa. Lo haria mejor el Pato Lucas o la rana de los teleñecos.
Gernika y el bombardeo es simplemente un gancho comercial. Si se doblara a los actores representando que están en Bosnia colaría perfectamente.
Las imagenes del bombardeo son de risa. Fuego de artifício con zómbies paseándose en estado de shock.. Por arte de magia aparecen y desaparecen enfermeras, curas, compañeros con choche salvador,...
No existe nada parecido a la situación que se vivia en esos momentos (asedio, bombardeo de Durango, hambre,...) No aparece el gobierno vasco por ningun lado. La oficina de prensa es mas propia de un "pueblo a las afueras de Madrid" que de Bilbao. Solo aparece un militar franquista en toda la película....
Me podria extender mucho mas pero no merece la pena.
Creo que, resumiendo, la película es un fiasco en toda regla con un guión cuando menos fachilla.
que se lo pregunten a mi abuelo que tubo secuelas de metralla toda su vida y sus amigos murieron junto a el cuando escapaban monte arriba!!
Ametrallaron. Ametrallaron a la población civil que trataba de escapar del bonbardeó campo a través, para que no pudiesen salir de la villa.
Y los lunes de Gernika no eran un simple mercado matinal. Era (y son) un día especial en toda la comarca durante todo el día.
Y pasando a lo cinematográfico
La pelicula no tiene por donde agarrar. La história de amor es un topicazo tras otro. Salta de una excena a otra sin ninguna conexión. Los actores no consiguen hacer que empatices con ellos ni con la historia en ningún momento. La protagonista lo mejor que hace en todo el film es morirse. Durante el resto de la pelicula su actuación es plana no, lo siguiente. El "periodista americano" es de risa. Lo haria mejor el Pato Lucas o la rana de los teleñecos.
Gernika y el bombardeo es simplemente un gancho comercial. Si se doblara a los actores representando que están en Bosnia colaría perfectamente.
Las imagenes del bombardeo son de risa. Fuego de artifício con zómbies paseándose en estado de shock.. Por arte de magia aparecen y desaparecen enfermeras, curas, compañeros con choche salvador,...
No existe nada parecido a la situación que se vivia en esos momentos (asedio, bombardeo de Durango, hambre,...) No aparece el gobierno vasco por ningun lado. La oficina de prensa es mas propia de un "pueblo a las afueras de Madrid" que de Bilbao. Solo aparece un militar franquista en toda la película....
Me podria extender mucho mas pero no merece la pena.
Creo que, resumiendo, la película es un fiasco en toda regla con un guión cuando menos fachilla.
28 de agosto de 2016
28 de agosto de 2016
35 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
Koldo Serra dirige con brío una producción correcta en lo formal pero que falla en lo narrativo.
Por desgracia, la película tiene un guión que no pone la carne en el asador ni en lo político ni en lo amoroso, y el resultado es un guión flojo que no emociona y se queda a medias de todo lo que intenta. Al final, el resultado es más propio de telefilme de tarde que de película de sala de cine.
Lo mejor: Su ambientación
Lo peor: no emociona, apenas interesa, apenas ofrece nada
Por desgracia, la película tiene un guión que no pone la carne en el asador ni en lo político ni en lo amoroso, y el resultado es un guión flojo que no emociona y se queda a medias de todo lo que intenta. Al final, el resultado es más propio de telefilme de tarde que de película de sala de cine.
Lo mejor: Su ambientación
Lo peor: no emociona, apenas interesa, apenas ofrece nada
13 de septiembre de 2016
13 de septiembre de 2016
30 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una producción en la que deben haberse gastado mucha pasta, pero que cuenta con una pésima dirección de actores y unos personajes de cartón piedra., con un guión y argumento que no hay por donde cogerlos y que resulta altamente decepcionante con unos resultados finales más que lamentables.
La historia al margen de la verdad sobre el bombardeo no se la cree ni el propio director que sinceramente y sintiéndolo mucho, pese que apoyo y amo el cine español, tengo que decir que es de lo peorcito que he visto en los dos últimos años de nuestro cine patrio y no me extiendo más pues no vale la pena seguir comentando esta fallida y desgraciadamente flojísima película a la que le falta alma y le sobran despropósitos.
La historia al margen de la verdad sobre el bombardeo no se la cree ni el propio director que sinceramente y sintiéndolo mucho, pese que apoyo y amo el cine español, tengo que decir que es de lo peorcito que he visto en los dos últimos años de nuestro cine patrio y no me extiendo más pues no vale la pena seguir comentando esta fallida y desgraciadamente flojísima película a la que le falta alma y le sobran despropósitos.
14 de septiembre de 2016
14 de septiembre de 2016
20 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Teresa...
Resulta sorprendente a estas alturas encontrarte con un espectáculo de este jaez, tan impersonal, acartonado y rimbombante, tan hinchado y vacío. Parece anacrónico, extemporáneo, extraño este ejercicio inflado y atronador. No pega ni casa con los tiempos actuales, tan poco dados a engolar la voz y ponerse a gritar, más estamos para representaciones más veraces, de ir a la chita callando y a ras de suelo, casi reptando, tal es el grado de ignominia rapaz y bajuna que padecemos estupefactos a cada segundo del día.
Amor y aventuras. De las de toda la vida de dios. Con guerra por medio y pueblo pequeñito. Postales, aviones, bombardeos y muchos quebrantos.
Aunque por otro lado hay que reconocerle al simpático Koldo, lo es, majete y con sus buenas dosis de sentido común e inteligencia, que la operación no es tan torpe u obvia como pudiera parecer a primera vista. Se ha metido en avispero infestado de insectos rabiosos y ha salido bailando con frac y champán. No está nada mal. ¿Y cómo lo ha hecho? Pues despreciando los bandos, las sectas, los oportunismos y la mirada gallinácea que acostumbra nuestro cine, y abrazando al mismo tiempo lo extranjero, desplazando el foco hacia lo exterior, hacia los colaboradores necesarios de aquel espanto que fue nuestra guerracivil (todo junto). Alemanes y rusos (por cierto, ¿por qué los alemanes hablan en su idioma y los rusos no, más bien en inglés? Me parece una muy buena opción mostrar la variedad de idiomas, de hecho, se debería hacer más, pero justo por eso chirría tanto esa "carencia rusa"), esa es la cosa, endilgarles el muerto a ellos, que seguro que no se quejan porque poco les importa, como si tuvieras que pegar a un morrosko (tipo Urtain, grandote y fuertote, que con solo mirarte ya te tumba) y le acabas dando un tortazo a su hermano pequeño, que además es adoptado y chino, parecido.
La idea que se expresa es la que sigue: nuestra guerra fue dirimida entre facciones de igual horror (comunistas soviéticos versus fascistas germanos. Los españoles solo pasábamos por allí. Los vascos estaban allí), ni buenos ni malos, todos horrorosos, y la gente de a pie, los civiles que no tenían arte ni parte, fueron los que pagaron. Vale. Algo hay, un poquitico diría yo, pero se queda muy corta, chata y alejada, una realidad como mirada por telescopio. Pero es lo que toca si quieres hacer una superproducción que no meta la pata, de toma pan y moja, que no caiga en errores pasados nefandos tan repetidos por nuestros cineastas y que ya de paso se pueda vender por aquí y acullá (con eso cuentan, digo yo, con superar fronteras chiquitas y ser vista y oída en todas partes, ojalá les vaya bien).
Y como él, el director, es también oriundo de las tierras vascas, se pega un buen homenaje en forma de paseo turístico (parecía, y exagero apenas poco, por momentos, una campaña del gobierno vasco, aquella tan recordada frase del ven y cuéntalo) por los hitos y parajes más señeros, las joyas de la corona vasca, dícese de aurreskus (nunca falta ni sobra en cualquier acto que merezca ser siquiera imaginado, un lujo de placer asiático), caseríos, verdes montes, ermitas bellas (San Juan de Gaztelugatxe, impresionante escenario), euskera, teatros (Arriaga) hermosos, buena gente y pocholos y pocholas a diestro y siniestra (también había una mujer, oveja negra y descarriada, facha, la pobre que no se enteraba de nada).
Vamos acabando. De estética relamida, impecable en su apuesta celofán, bien rodada y arropada, perfecta en su estilo de magnificencia sonajera, tan hermosa, aparatosa, tediosa y fofa como una recepción real. No te crees nada, es imposible, pero solo molesta de verdad cuando se desliza hacia la caricatura más grotesca (ay esos moscovitas salidos de la imaginación más infantilmente gótica y de tebeo, daban entre pena y risa en el mejor de los casos) o cuando la pasión internacional entre nuestra María y el pasmarote americano ese amenaza con cerrado bochorno (bastantes ratos, casi todos, esa es la verdad). Es pomposa y hueca, todo y más, pero vaya, solo por evitarnos el sermón, la monserga y el didactismo político más habitual, previsible, burdo y panfletario, solo por eso merece mil éxitos, perdones y consuelos. Por esta vez no se lo tendremos en cuenta. Somos la mar de buenos.
Resulta sorprendente a estas alturas encontrarte con un espectáculo de este jaez, tan impersonal, acartonado y rimbombante, tan hinchado y vacío. Parece anacrónico, extemporáneo, extraño este ejercicio inflado y atronador. No pega ni casa con los tiempos actuales, tan poco dados a engolar la voz y ponerse a gritar, más estamos para representaciones más veraces, de ir a la chita callando y a ras de suelo, casi reptando, tal es el grado de ignominia rapaz y bajuna que padecemos estupefactos a cada segundo del día.
Amor y aventuras. De las de toda la vida de dios. Con guerra por medio y pueblo pequeñito. Postales, aviones, bombardeos y muchos quebrantos.
Aunque por otro lado hay que reconocerle al simpático Koldo, lo es, majete y con sus buenas dosis de sentido común e inteligencia, que la operación no es tan torpe u obvia como pudiera parecer a primera vista. Se ha metido en avispero infestado de insectos rabiosos y ha salido bailando con frac y champán. No está nada mal. ¿Y cómo lo ha hecho? Pues despreciando los bandos, las sectas, los oportunismos y la mirada gallinácea que acostumbra nuestro cine, y abrazando al mismo tiempo lo extranjero, desplazando el foco hacia lo exterior, hacia los colaboradores necesarios de aquel espanto que fue nuestra guerracivil (todo junto). Alemanes y rusos (por cierto, ¿por qué los alemanes hablan en su idioma y los rusos no, más bien en inglés? Me parece una muy buena opción mostrar la variedad de idiomas, de hecho, se debería hacer más, pero justo por eso chirría tanto esa "carencia rusa"), esa es la cosa, endilgarles el muerto a ellos, que seguro que no se quejan porque poco les importa, como si tuvieras que pegar a un morrosko (tipo Urtain, grandote y fuertote, que con solo mirarte ya te tumba) y le acabas dando un tortazo a su hermano pequeño, que además es adoptado y chino, parecido.
La idea que se expresa es la que sigue: nuestra guerra fue dirimida entre facciones de igual horror (comunistas soviéticos versus fascistas germanos. Los españoles solo pasábamos por allí. Los vascos estaban allí), ni buenos ni malos, todos horrorosos, y la gente de a pie, los civiles que no tenían arte ni parte, fueron los que pagaron. Vale. Algo hay, un poquitico diría yo, pero se queda muy corta, chata y alejada, una realidad como mirada por telescopio. Pero es lo que toca si quieres hacer una superproducción que no meta la pata, de toma pan y moja, que no caiga en errores pasados nefandos tan repetidos por nuestros cineastas y que ya de paso se pueda vender por aquí y acullá (con eso cuentan, digo yo, con superar fronteras chiquitas y ser vista y oída en todas partes, ojalá les vaya bien).
Y como él, el director, es también oriundo de las tierras vascas, se pega un buen homenaje en forma de paseo turístico (parecía, y exagero apenas poco, por momentos, una campaña del gobierno vasco, aquella tan recordada frase del ven y cuéntalo) por los hitos y parajes más señeros, las joyas de la corona vasca, dícese de aurreskus (nunca falta ni sobra en cualquier acto que merezca ser siquiera imaginado, un lujo de placer asiático), caseríos, verdes montes, ermitas bellas (San Juan de Gaztelugatxe, impresionante escenario), euskera, teatros (Arriaga) hermosos, buena gente y pocholos y pocholas a diestro y siniestra (también había una mujer, oveja negra y descarriada, facha, la pobre que no se enteraba de nada).
Vamos acabando. De estética relamida, impecable en su apuesta celofán, bien rodada y arropada, perfecta en su estilo de magnificencia sonajera, tan hermosa, aparatosa, tediosa y fofa como una recepción real. No te crees nada, es imposible, pero solo molesta de verdad cuando se desliza hacia la caricatura más grotesca (ay esos moscovitas salidos de la imaginación más infantilmente gótica y de tebeo, daban entre pena y risa en el mejor de los casos) o cuando la pasión internacional entre nuestra María y el pasmarote americano ese amenaza con cerrado bochorno (bastantes ratos, casi todos, esa es la verdad). Es pomposa y hueca, todo y más, pero vaya, solo por evitarnos el sermón, la monserga y el didactismo político más habitual, previsible, burdo y panfletario, solo por eso merece mil éxitos, perdones y consuelos. Por esta vez no se lo tendremos en cuenta. Somos la mar de buenos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Me quedo con el ratito de Irene Escolar. Qué ganas, candor y entusiasmo le pone a la hermosa moza que se nos casa.
María está como demasiado metida en su papel, tan en serio. No había para tanto, para ese hieratismo y rigidez de mausoleo.
Él, James, el escritor romántico, guapo y buenazo, baila con la más fea, con un personaje fantoche, de pura filfa, imposible insuflarle vida.
Bueno, casi que me recordó, por instantes invasores, a alguna de estas series que nunca logro distinguir muy bien, masa informe para mi oceánica ignorancia, me refiero, qué duda cabe, a no sé seguro si tiempos hermanos tras amores republicanos o, tal vez mejor, señoras acacias de severas reservas, una de esas que tanto nos ilustran y elevan el espíritu de los ciudadanos muy necesitados de enseñanza y moraleja, de grandes pasiones y los más hermosos sentimientos.
María está como demasiado metida en su papel, tan en serio. No había para tanto, para ese hieratismo y rigidez de mausoleo.
Él, James, el escritor romántico, guapo y buenazo, baila con la más fea, con un personaje fantoche, de pura filfa, imposible insuflarle vida.
Bueno, casi que me recordó, por instantes invasores, a alguna de estas series que nunca logro distinguir muy bien, masa informe para mi oceánica ignorancia, me refiero, qué duda cabe, a no sé seguro si tiempos hermanos tras amores republicanos o, tal vez mejor, señoras acacias de severas reservas, una de esas que tanto nos ilustran y elevan el espíritu de los ciudadanos muy necesitados de enseñanza y moraleja, de grandes pasiones y los más hermosos sentimientos.
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