Fellini, ocho y medio (8½)
1963 

8,0
22.075
Drama. Comedia
Después de obtener un éxito rotundo, un director de cine atraviesa una crisis de creatividad e intenta inútilmente hacer una nueva película. En esta situación, empieza a pasar revista a los hechos más importantes de su vida y a recordar a todas las mujeres a las que ha amado. (FILMAFFINITY)
5 de diciembre de 2006
5 de diciembre de 2006
262 de 296 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque su título original iba a ser "La bella confusione(la bella confusión)" Fellini lo dejó simplemente en "8 y 1/2" simplemente porque esta película según el propio cineasta de la Romagna hacía la número 8 y medio en su filmografía, contando con que su anterior obra, "Bocaccio 70" fue un proyecto "sui generis" en el que 4 directores italianos; Vittorio De Sica, Mario Monicelli, Luchino Visconti y el propio Fellini acometieron la tarea de adaptar a la gran pantalla historias del celebérrimo poeta toscano, Bocaccio...
Fellini nos habla a su manera del conflicto creativo de un autor en plena etapa de confusión, tal y como quería darnos a entender su titulación original...
Películas como el "Stardust Memories" y en menor medida el "Desmontando a Harry", ambas de Woody Allen son evidentes deudoras de la forma y fondo de esta emblemática cinta del director italiano más genial en la historia del séptimo arte...e incluso algunos opinan que la famosa escena de baile en "Pulp fiction" es también deudora de esta obra maestra...
Porque lo que sí que es evidente es que "Otto e mezzo" es una obra con claros tintes autobiográficos...Concebida por Fellini como una historia sobre el conflicto creativo de un escritor, fue sin embargo el propio Fellini quien al optar por su actor fetiche, Marcelo Mastroianni, reculó para concebir "la bella confusión" para un cineasta, dado que Mastroianni acababa de rodar de la mano de Michelangelo Antonioni "La notte(la noche)", interpretando el papel de un escritor...
Con una espléndida fotografía en blanco y negro a cargo de Gianni di Venanzo y una maravillosa banda sonora a cargo del otro gran genio italiano de las bandas sonoras junto a Ennio Morricone, Nino Rota, con algunos cortes clásicos de gente como Rossini, Tchiakovsky o Wagner, Fellini rompe con la corriente neorralista para ofrecernos esta especie de autobiografía con su Rosebud particular...aquel "ASA NISI MASA" que simbolizara los miedos primigenios de juventud...cuando su hermano le asustaba con historias de miedo sobre viejos personajes que a media noche aleteaban sus brazos espasmódicamente mientras le entregaban enigmáticos tesoros...
Y mientras el pobre Guido (Marcelo Mastroianni) buscaba inspiración en la figura de la bella Claudia (Claudia Cardinale) como símbolo de pureza y espontaneidad , ó en los espíritus animosos que su hermana Rosella (Rossella Falk) le trataba de infundir, mientras su esposa y su amante, y el público en general venían a agobiarle más y más, terminando por desistir de su proyecto cinematográfico para alborozo de su crítico y asesor, el escritor Carini (Jean Rougeul) quien aplaude la claudicación de una obra vacía ("la destrucción supera la construcción, sólo cuando ésta porta el vacío") y para desesperación de su productor, Conocchia(Mario Conocchia) quien ha invertido ingentes cantidades en el mastodóntico escenario donde tiene lugar la escena final de la marcha...
L E G E N D A R I A.
Fellini nos habla a su manera del conflicto creativo de un autor en plena etapa de confusión, tal y como quería darnos a entender su titulación original...
Películas como el "Stardust Memories" y en menor medida el "Desmontando a Harry", ambas de Woody Allen son evidentes deudoras de la forma y fondo de esta emblemática cinta del director italiano más genial en la historia del séptimo arte...e incluso algunos opinan que la famosa escena de baile en "Pulp fiction" es también deudora de esta obra maestra...
Porque lo que sí que es evidente es que "Otto e mezzo" es una obra con claros tintes autobiográficos...Concebida por Fellini como una historia sobre el conflicto creativo de un escritor, fue sin embargo el propio Fellini quien al optar por su actor fetiche, Marcelo Mastroianni, reculó para concebir "la bella confusión" para un cineasta, dado que Mastroianni acababa de rodar de la mano de Michelangelo Antonioni "La notte(la noche)", interpretando el papel de un escritor...
Con una espléndida fotografía en blanco y negro a cargo de Gianni di Venanzo y una maravillosa banda sonora a cargo del otro gran genio italiano de las bandas sonoras junto a Ennio Morricone, Nino Rota, con algunos cortes clásicos de gente como Rossini, Tchiakovsky o Wagner, Fellini rompe con la corriente neorralista para ofrecernos esta especie de autobiografía con su Rosebud particular...aquel "ASA NISI MASA" que simbolizara los miedos primigenios de juventud...cuando su hermano le asustaba con historias de miedo sobre viejos personajes que a media noche aleteaban sus brazos espasmódicamente mientras le entregaban enigmáticos tesoros...
Y mientras el pobre Guido (Marcelo Mastroianni) buscaba inspiración en la figura de la bella Claudia (Claudia Cardinale) como símbolo de pureza y espontaneidad , ó en los espíritus animosos que su hermana Rosella (Rossella Falk) le trataba de infundir, mientras su esposa y su amante, y el público en general venían a agobiarle más y más, terminando por desistir de su proyecto cinematográfico para alborozo de su crítico y asesor, el escritor Carini (Jean Rougeul) quien aplaude la claudicación de una obra vacía ("la destrucción supera la construcción, sólo cuando ésta porta el vacío") y para desesperación de su productor, Conocchia(Mario Conocchia) quien ha invertido ingentes cantidades en el mastodóntico escenario donde tiene lugar la escena final de la marcha...
L E G E N D A R I A.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El director cinematográfico Guido Anselmi(Marcello Mastroianni) debe posponer 15 días y por prescripción médica el rodaje de su último proyecto cinematográfico, una historia de ciencia ficción...
Acuciado por el demonio creativo personalizado en la figura del crítico afrancesado sr Carini, que le priva de cualquier inspiración , y por el apremio de un productor que se está jugando los cuartos, el sr Conocchia, Guido busca consuelo e inspiración en la virginal figura de Claudia (La Cardinale)...
Recluído en el Grand Hotel La Fontana ultimando los preparativos de última hora de la película, Guido acudirá también a su amante Carla (la exuberante Sandra Milo), la personalización de la gran mentira en su decadente vida marital, y a quien sin embargo mantendrá recluída en un albergue vecino al hotel para no levantar ningún tipo de escándalo...
Para colmo la cosa se complicará aún más con la llegada de su mujer Luisa (Anouk Aimée) en compañía de su hermana Rossella( Rossella Falk) y un amiguito de Luisa bastante contemplativo con ella...
Escenas oníricas como el harem de dos pisos; el de jovencitas en la parte baja y el de mayores de 26 en el de arriba...el recuerdo de juventud del "isi nisi masa"...aquella mujer de su infancia, La Saraghina (Eddra Gale) que a cambio de dinero se desnudaba en la playa...el enigmático lugar donde encontró a su padre muerto...las fiestas en el hotel de rehabilitación con su compañero y amigo Mario Mezzabotta (Mario Pisu) y su nueva novia, la aspirante a filósofa Gloria Morin(Barbara Steele)...la escena del casting apático...ó la escena final donde Guido deja plantado a Conocchia y emprende su particular "marcha" con los personajes de la película...¿Recordáis “Recuerdos” de Allen?...
Curiosamente 4 años más tarde el productor italiano Dino de Laurentiis sufrió en sus propias carnes la afrenta del Guido cinematográfico de manos del propio Fellini cuando una vez montado la réplica de la costosa catedral de Colonia en los estudios de cinecittá para la filmación de "Il viaggio di G. Mastorna", Fellini le dejó plantado...
Acuciado por el demonio creativo personalizado en la figura del crítico afrancesado sr Carini, que le priva de cualquier inspiración , y por el apremio de un productor que se está jugando los cuartos, el sr Conocchia, Guido busca consuelo e inspiración en la virginal figura de Claudia (La Cardinale)...
Recluído en el Grand Hotel La Fontana ultimando los preparativos de última hora de la película, Guido acudirá también a su amante Carla (la exuberante Sandra Milo), la personalización de la gran mentira en su decadente vida marital, y a quien sin embargo mantendrá recluída en un albergue vecino al hotel para no levantar ningún tipo de escándalo...
Para colmo la cosa se complicará aún más con la llegada de su mujer Luisa (Anouk Aimée) en compañía de su hermana Rossella( Rossella Falk) y un amiguito de Luisa bastante contemplativo con ella...
Escenas oníricas como el harem de dos pisos; el de jovencitas en la parte baja y el de mayores de 26 en el de arriba...el recuerdo de juventud del "isi nisi masa"...aquella mujer de su infancia, La Saraghina (Eddra Gale) que a cambio de dinero se desnudaba en la playa...el enigmático lugar donde encontró a su padre muerto...las fiestas en el hotel de rehabilitación con su compañero y amigo Mario Mezzabotta (Mario Pisu) y su nueva novia, la aspirante a filósofa Gloria Morin(Barbara Steele)...la escena del casting apático...ó la escena final donde Guido deja plantado a Conocchia y emprende su particular "marcha" con los personajes de la película...¿Recordáis “Recuerdos” de Allen?...
Curiosamente 4 años más tarde el productor italiano Dino de Laurentiis sufrió en sus propias carnes la afrenta del Guido cinematográfico de manos del propio Fellini cuando una vez montado la réplica de la costosa catedral de Colonia en los estudios de cinecittá para la filmación de "Il viaggio di G. Mastorna", Fellini le dejó plantado...
8 de diciembre de 2008
8 de diciembre de 2008
287 de 429 usuarios han encontrado esta crítica útil
En ocasiones una siente miedo... miedo a decir lo que realmente siente ante determinadas películas que, elevadas a los altares, pueden convertirla en hereje digna de hoguera y sin juicio sumario siquiera. Ésta es una de ésas películas en las que siento miedo, pero mamá me enseñó que mentir está feo y ella me ha dado más cosas que las sesiones golfas de las filmotecas.
Se trata, pues, de una de ésas películas que debes ver, sí, por cuanto forma parte de la Historia del Cine. Tendrá su gracia ser capaz de hacer algo a partir de la nulidad de una idea, pero a mí, por lo menos, el modo en que me ha tratado de vender Fellini esa nada me ha aburrido soberanamente. Menos mal que sí me gustan Kubrick, Berlanga, Welles, Wilder o Solondz. Imagino que eso hará que aún no me embarguen las gafas de pasta por impostora...
Se trata, pues, de una de ésas películas que debes ver, sí, por cuanto forma parte de la Historia del Cine. Tendrá su gracia ser capaz de hacer algo a partir de la nulidad de una idea, pero a mí, por lo menos, el modo en que me ha tratado de vender Fellini esa nada me ha aburrido soberanamente. Menos mal que sí me gustan Kubrick, Berlanga, Welles, Wilder o Solondz. Imagino que eso hará que aún no me embarguen las gafas de pasta por impostora...
11 de marzo de 2010
11 de marzo de 2010
180 de 245 usuarios han encontrado esta crítica útil
J.C. era un usuario de FilmAffinity en crisis. No sabía sobre qué película escribir ni cómo. Así que se encerró en un balneario de almas en busca de inspiración. Bloqueado, buscó recursos nuevos. Siempre dejaba el título de la crítica para el final, así que decidió empezar por el final y buscó un título. Como no encontró ninguno se lo robó a Q, aprovechando el momento que el camarero servía la penúltima ronda de cervezas.
Teniendo el título de la crítica, faltaba elegir el del film, para lo que contaba con la ayuda de sus amigos. "La hija de Ryan" es un peliculón, sentenció X. Sí, pero no estaría de más que también fuese una película, respondió G. El usuario prefería "Breve encuentro", pero concluyó que escribir sobre ella no sería tan fascinante como protagonizar un remake con R. Finalmente, J.C. logró dar con un par de ideas, pero con los nervios se le cayeron al suelo; no tuvo tiempo de agacharse que, raudo, H las recogió y las guardó en una libretita. Es que las ideas escasean, arguyó H, a modo de disculpa.
—Perdone, ¿pero se puede saber que está haciendo, J.C.?
—Estoy intentando escribir una crítica para FilmAffinity. ¿Y usted porqué me interrumpe?
—¿Crítica?, ¿pero qué clase de crítica es ésta? No hace más que hablar de sí mismo.
—Bueno, Fellini también lo hacía… ¡Ah! Qué rapto de inspiración. No sabe usted la idea que me acaba de dar; escribiré sobre "Ocho y medio". Lo que no sé por dónde empezar.
—Pues debería saberlo. Ya ha gastado 1404 caracteres. Oiga, yo le conozco, usted lleva 50 películas reseñadas en esta página…
—49 y medio, si consideramos "Una partida de campo" como un mediometraje. Otro punto a favor para escribir sobre "Ocho y medio". Espere, que me animo. Además, será una crítica en blanco y negro. Y en cinemascope…
—Pare el carro y no desvaríe más. Como le iba diciendo, usted se ha labrado una reputación. Sus críticas son serias, le gusta desmenuzar el lenguaje cinematográfico de las obras tratadas. Tiene incluso un pequeño pero fiel grupo de lectores. ¿Por qué echar a perder cinco años de trabajo y bien ganado respeto con una crítica egocéntrica e insustancial que no habla para nada de la película?
—¿Cómo que no habla de la película? A ver, ¿de qué trata "Ocho y medio"?
—"Ocho y medio" trata de "Ocho y medio".
—Ergo mi crítica de "Ocho y medio" trata de mi crítica de "Ocho y medio". Coherente, ¿no?
—Se me ocurren otros adjetivos. Pero, ¿de veras piensa que alguien podrá encontrar que esto que llama usted "crítica" puede resultar útil y/o interesante?
—Bueno, nunca se sabe. Hay que arriesgarse, que decía Pascal. Déjeme pensar que sí. Soñar es gratis.
—Y morir también.
(Dedicada a Lupo)
Teniendo el título de la crítica, faltaba elegir el del film, para lo que contaba con la ayuda de sus amigos. "La hija de Ryan" es un peliculón, sentenció X. Sí, pero no estaría de más que también fuese una película, respondió G. El usuario prefería "Breve encuentro", pero concluyó que escribir sobre ella no sería tan fascinante como protagonizar un remake con R. Finalmente, J.C. logró dar con un par de ideas, pero con los nervios se le cayeron al suelo; no tuvo tiempo de agacharse que, raudo, H las recogió y las guardó en una libretita. Es que las ideas escasean, arguyó H, a modo de disculpa.
—Perdone, ¿pero se puede saber que está haciendo, J.C.?
—Estoy intentando escribir una crítica para FilmAffinity. ¿Y usted porqué me interrumpe?
—¿Crítica?, ¿pero qué clase de crítica es ésta? No hace más que hablar de sí mismo.
—Bueno, Fellini también lo hacía… ¡Ah! Qué rapto de inspiración. No sabe usted la idea que me acaba de dar; escribiré sobre "Ocho y medio". Lo que no sé por dónde empezar.
—Pues debería saberlo. Ya ha gastado 1404 caracteres. Oiga, yo le conozco, usted lleva 50 películas reseñadas en esta página…
—49 y medio, si consideramos "Una partida de campo" como un mediometraje. Otro punto a favor para escribir sobre "Ocho y medio". Espere, que me animo. Además, será una crítica en blanco y negro. Y en cinemascope…
—Pare el carro y no desvaríe más. Como le iba diciendo, usted se ha labrado una reputación. Sus críticas son serias, le gusta desmenuzar el lenguaje cinematográfico de las obras tratadas. Tiene incluso un pequeño pero fiel grupo de lectores. ¿Por qué echar a perder cinco años de trabajo y bien ganado respeto con una crítica egocéntrica e insustancial que no habla para nada de la película?
—¿Cómo que no habla de la película? A ver, ¿de qué trata "Ocho y medio"?
—"Ocho y medio" trata de "Ocho y medio".
—Ergo mi crítica de "Ocho y medio" trata de mi crítica de "Ocho y medio". Coherente, ¿no?
—Se me ocurren otros adjetivos. Pero, ¿de veras piensa que alguien podrá encontrar que esto que llama usted "crítica" puede resultar útil y/o interesante?
—Bueno, nunca se sabe. Hay que arriesgarse, que decía Pascal. Déjeme pensar que sí. Soñar es gratis.
—Y morir también.
(Dedicada a Lupo)
19 de marzo de 2008
19 de marzo de 2008
86 de 103 usuarios han encontrado esta crítica útil
Octavo largometraje de Federico Fellini. El guión, de Ennio Flaiano, Tullio Pinelli, Fellini y Brunello Rondi, desarrolla un argumento de Fellini y Ennio Flaiano. Se rueda en exteriores de Roma (Fiumicino, Ostia, Viterbo, EUR...) y en Cinecittà (Roma). Nominado a 5 Oscar, gana 2 (película no inglesa y vestuario) y 7 Nastro d'Argento. Producido por Angelo Rizzoli, se estrena el 14-II-1963 (Italia, "première").
La acción tiene lugar en Roma, en 1962, a lo largo de unas dos semanas. El realizador y actor Guido Anselmi (Mastroianni), de 43 años, retrasa 15 días el incio del rodaje de una nueva película, a causa del estado de confusión en el que se encuentra tras el éxito de su última obra. Para recuperar la inspiración perdida se instala en el hotel de un balneario romano.
El film inicia la segunda etapa de la filmografía de Fellini, caracterizada por su complejidad y barroquismo. Durante su retiro en el Grand Hotel Fontana se mezclan en su mente imágenes del pasado, del presente y de un futuro brumoso. Le rodean el guionista, el productor, el equipo de producción, las mujeres a las que ha amado, amigos, conocidos, huéspedes del hotel, usuarios del balneario, etc. Se sumerge en sus recuerdos, sueños y alucinaciones, y pasa revista a sus inseguridades, emociones, deseos y ambiciones. Mezcla realidad y fantasía, delirios y recuerdos, experiencias y sueños.
El protagonista, paralizado por la angustia que siente antes de iniciar la nueva obra, reflexiona sobre lo que es el cine; el proceso de creación artística; el papel de la imaginación y la fantasía en la vida del creador; la angustia como motivo de análisis artístico; el sentido de la vida y la muerte; el hecho religioso, etc. Para acceder al mundo mágico dispone de la palabra clave: "asa nisi masa", que contiene "anima" (alma). Guido es la trasposición, o "alter ego", de Fellini, aficionado a este recurso.
De acuerdo con sus constantes personales, el realizador establece una tipología de las mujeres que pueblan el relato. Carla (Milo) es la amante maternal, Luisa (Aimée) la esposa independiente y frustrada, Claudia (Cardinale) la mujer ideal, Saraghina (Gale) la mujer grotesca. Un número elevado de religiosos y religiosas, con hábitos de los primeros 60, ocupan las escenas. Incluye referencias cultas (Proust, Joyce, Pirandello) y cinéfilas (Bergman). Salpica la cinta de toques de humor.
La música, de Nino Rota, aporta una excelente partitura de 12 cortes, que combina temas festivos y líricos. El corte más conocido es "La passarella di addio", cuyo fondo viene dado por la marcha circense "Entrada de los gladiadores", de Julius Fucik. Añade fragmentos de Wagner ("La cabalgata de las walquirias"). La fotografía, de Gianni di Venanzo, en B/N, resalta las imágenes con emotivos claroscuros y una magistral combinación de colores (blancos, negros y grises). Crea imágenes que remiten al mundo de lo fantástico (pesadilla en el coche). Gran interpretación de Mastroianni. Magnífico film.
La acción tiene lugar en Roma, en 1962, a lo largo de unas dos semanas. El realizador y actor Guido Anselmi (Mastroianni), de 43 años, retrasa 15 días el incio del rodaje de una nueva película, a causa del estado de confusión en el que se encuentra tras el éxito de su última obra. Para recuperar la inspiración perdida se instala en el hotel de un balneario romano.
El film inicia la segunda etapa de la filmografía de Fellini, caracterizada por su complejidad y barroquismo. Durante su retiro en el Grand Hotel Fontana se mezclan en su mente imágenes del pasado, del presente y de un futuro brumoso. Le rodean el guionista, el productor, el equipo de producción, las mujeres a las que ha amado, amigos, conocidos, huéspedes del hotel, usuarios del balneario, etc. Se sumerge en sus recuerdos, sueños y alucinaciones, y pasa revista a sus inseguridades, emociones, deseos y ambiciones. Mezcla realidad y fantasía, delirios y recuerdos, experiencias y sueños.
El protagonista, paralizado por la angustia que siente antes de iniciar la nueva obra, reflexiona sobre lo que es el cine; el proceso de creación artística; el papel de la imaginación y la fantasía en la vida del creador; la angustia como motivo de análisis artístico; el sentido de la vida y la muerte; el hecho religioso, etc. Para acceder al mundo mágico dispone de la palabra clave: "asa nisi masa", que contiene "anima" (alma). Guido es la trasposición, o "alter ego", de Fellini, aficionado a este recurso.
De acuerdo con sus constantes personales, el realizador establece una tipología de las mujeres que pueblan el relato. Carla (Milo) es la amante maternal, Luisa (Aimée) la esposa independiente y frustrada, Claudia (Cardinale) la mujer ideal, Saraghina (Gale) la mujer grotesca. Un número elevado de religiosos y religiosas, con hábitos de los primeros 60, ocupan las escenas. Incluye referencias cultas (Proust, Joyce, Pirandello) y cinéfilas (Bergman). Salpica la cinta de toques de humor.
La música, de Nino Rota, aporta una excelente partitura de 12 cortes, que combina temas festivos y líricos. El corte más conocido es "La passarella di addio", cuyo fondo viene dado por la marcha circense "Entrada de los gladiadores", de Julius Fucik. Añade fragmentos de Wagner ("La cabalgata de las walquirias"). La fotografía, de Gianni di Venanzo, en B/N, resalta las imágenes con emotivos claroscuros y una magistral combinación de colores (blancos, negros y grises). Crea imágenes que remiten al mundo de lo fantástico (pesadilla en el coche). Gran interpretación de Mastroianni. Magnífico film.
9 de noviembre de 2012
9 de noviembre de 2012
82 de 101 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Ocho y medio” es, quizás con diferencia, la película menos sincera de Fellini. Cierto, habla de sí mismo sin límites. Cierto, inventa una forma personalísima de expresarse mediante imágenes que vertebraría su obra posterior y la de muchos cineastas, por añadidura. Cierto, el tema es el bloqueo creativo (simbolizado por un atasco de tráfico) y qué mejor materia para tratar en una película. Y, por último, cierto, la gestación y producción de esta película son en sí mismas un punto de inflexión vital para Fellini, que ya no volvería a ser el de antes.
De acuerdo en todo, ¿cómo no estarlo si salta a la vista? ¿Cómo soslayar la tremenda influencia en la historia del Cine de esta película? A partir de aquí, iniciemos el inventario de discrepancias.
Para empezar, “Ocho y medio”, más allá del valor estético de sus imágenes, que luego intentaré discutir, no es el reflejo de una crisis artística y existencial. Fellini se pone en escena a sí mismo, pero disfruta enormemente con ello; es como esos niños que inventan juegos, inventan oponentes e incluso inventan un suspense fingiendo la posibilidad de que podrían perder para dar mayor valor a su victoria final. Fellini marca todas las cartas y nos invita con absoluta desfachatez a la mesa. La película que realmente refleja una catarsis personal consecuencia del abismo por el que se despeñaba su autor en aquella época es “La dolce vita” (como luego lo será “Toby Dammit”). En “Ocho y medio” no ajusta ninguna cuenta consigo mismo, aunque finja hacerlo. Es, de hecho, la película que Fellini hace para evitar mirarse al espejo, convirtiéndose en materia dramática con el ánimo fundamentalmente evasivo de observar a los demás sin riesgo alguno.
Aunque es posible hacer una obra maestra incluso desde la falsedad más descarada, y, ya puestos, puedo comprender que “Ocho y medio” sea una evolución necesaria después del trance espiritual y artístico que acababa de superar. “Ocho y medio” no me gusta por otras razones.
De acuerdo en todo, ¿cómo no estarlo si salta a la vista? ¿Cómo soslayar la tremenda influencia en la historia del Cine de esta película? A partir de aquí, iniciemos el inventario de discrepancias.
Para empezar, “Ocho y medio”, más allá del valor estético de sus imágenes, que luego intentaré discutir, no es el reflejo de una crisis artística y existencial. Fellini se pone en escena a sí mismo, pero disfruta enormemente con ello; es como esos niños que inventan juegos, inventan oponentes e incluso inventan un suspense fingiendo la posibilidad de que podrían perder para dar mayor valor a su victoria final. Fellini marca todas las cartas y nos invita con absoluta desfachatez a la mesa. La película que realmente refleja una catarsis personal consecuencia del abismo por el que se despeñaba su autor en aquella época es “La dolce vita” (como luego lo será “Toby Dammit”). En “Ocho y medio” no ajusta ninguna cuenta consigo mismo, aunque finja hacerlo. Es, de hecho, la película que Fellini hace para evitar mirarse al espejo, convirtiéndose en materia dramática con el ánimo fundamentalmente evasivo de observar a los demás sin riesgo alguno.
Aunque es posible hacer una obra maestra incluso desde la falsedad más descarada, y, ya puestos, puedo comprender que “Ocho y medio” sea una evolución necesaria después del trance espiritual y artístico que acababa de superar. “Ocho y medio” no me gusta por otras razones.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
No creo que el caos personal pueda representarse cinematográficamente con el simple caos narrativo y dramático; me parece tramposo. ¿De verdad la solución personal que Fellini se da a sí mismo –la única forma de dar sentido a todos los recuerdos, las personas, la situaciones de nuestra vida es verlos desfilar en una danza demencial- es válida para los personajes, los temas y las situaciones que plantea una obra de arte? Un collage está hecho de trozos dispares pero al dar un paso atrás y reencuadrar nuestra mirada, debe aparecer como un todo homogéneo y separado del mundo. La armonía no consiste en poner música de fondo –aunque sea de Nino Rota- y dejar que ésta sea la pieza que ensamble todo como por arte de magia.
La fabulosa potencia visual de Fellini está presente en toda la película, eso es imposible de refutar, y por eso se puede calificar a “Ocho y medio” de cualquier cosa menos de mediocre. Hay escenas singularísimas y magistrales. Sucede que muchos episodios de “Ocho y medio” no son dignos del mejor Fellini: algunas escenas con las amantes del protagonista, secuencias de su infancia, de la fauna humana que se desparrama por los pasillos del hotel, así como la famosa escena del harén, para mí de las peores que ha rodado nunca y nada tiene que ver esta opinión con la misoginia que pretende ilustrar. Unas son repetitivas, otras están alargadas, y las demás son gratuitas. Si como un todo la película me parece un fracaso, por partes creo que es igualmente discutible.
La fabulosa potencia visual de Fellini está presente en toda la película, eso es imposible de refutar, y por eso se puede calificar a “Ocho y medio” de cualquier cosa menos de mediocre. Hay escenas singularísimas y magistrales. Sucede que muchos episodios de “Ocho y medio” no son dignos del mejor Fellini: algunas escenas con las amantes del protagonista, secuencias de su infancia, de la fauna humana que se desparrama por los pasillos del hotel, así como la famosa escena del harén, para mí de las peores que ha rodado nunca y nada tiene que ver esta opinión con la misoginia que pretende ilustrar. Unas son repetitivas, otras están alargadas, y las demás son gratuitas. Si como un todo la película me parece un fracaso, por partes creo que es igualmente discutible.
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