Los fabulosos Baker Boys
1989 

6,5
5.541
Drama
Jack Baker y su hermano Frank trabajan desde hace muchos años como pianistas en salas de fiestas. Como todos los músicos han pasado por buenos y malos momentos, pero una noche su actuación es un fracaso tan estrepitoso que acaban siendo despedidos. Es entonces cuando se les ocurre la idea de contratar a una cantante para relanzar su espectáculo. (FILMAFFINITY)
23 de septiembre de 2005
23 de septiembre de 2005
70 de 76 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el panorama cinematográfico actual, con guiones-basura que no tienen detrás nada más que la “nada más absoluta” y sometido a la tiranía de los efectos especiales, encontrar un film honesto como “Los fabulosos Baker boys” con una dirección competente que utiliza una narrativa clásica, sustentada en un excelente guión, se transforma en todo un estimulante hallazgo que nos devuelve la ilusión por una forma de hacer cine que creíamos desaparecida para siempre.
Partiendo de una premisa atractiva, -dos hermanos que actúan en salas de fiesta como pianistas contratan a una cantante para que revitalice y relance su espectáculo-, que pudo acabar una vez más en un producto vació de contenido, el film se eleva con facilidad y nos ofrece un interesante estudio sobre la condición humana. La delgada línea que separa el éxito del fracaso, los sueños que perdemos a jirones a lo largo del camino, la dificultad para comunicarnos y la imposibilidad de alcanzar la felicidad son los ejes básicos de su discurso. Con unas interpretaciones memorables de los hermanos Jeff y Beau Bridges destaca, sin embargo, la deslumbrante “performance” de una Michelle Pfeiffer pletórica que firma su mejor interpretación hasta el momento. Dando un autentico recital como actriz, valiente a la hora de asumir el riesgo de cantar, aún le quedan agallas para ofrecernos un numero fascinante -su sensual actuación cantando con un precioso vestido rojo sobre el piano que toca J. Bridges- que ha pasado por derecho propio a la iconografía del cine. Sencillamente inolvidable.
Profundamente triste y romántico, cáustico y agridulce a partes iguales, sin hacer concesiones gratuitas a la galería es, sin duda, uno de los films más interesantes y bellos del cine americano de los últimos años, y deja en evidencia a aquellos que opinan que las buenas historias no interesan a nadie, olvidando que lo clásico es siempre lo más moderno. Imprescindible para cinéfilos nostálgicos.
Francesc Chico Jaimejuan
Barcelona 23 de septiembre de 2005
Partiendo de una premisa atractiva, -dos hermanos que actúan en salas de fiesta como pianistas contratan a una cantante para que revitalice y relance su espectáculo-, que pudo acabar una vez más en un producto vació de contenido, el film se eleva con facilidad y nos ofrece un interesante estudio sobre la condición humana. La delgada línea que separa el éxito del fracaso, los sueños que perdemos a jirones a lo largo del camino, la dificultad para comunicarnos y la imposibilidad de alcanzar la felicidad son los ejes básicos de su discurso. Con unas interpretaciones memorables de los hermanos Jeff y Beau Bridges destaca, sin embargo, la deslumbrante “performance” de una Michelle Pfeiffer pletórica que firma su mejor interpretación hasta el momento. Dando un autentico recital como actriz, valiente a la hora de asumir el riesgo de cantar, aún le quedan agallas para ofrecernos un numero fascinante -su sensual actuación cantando con un precioso vestido rojo sobre el piano que toca J. Bridges- que ha pasado por derecho propio a la iconografía del cine. Sencillamente inolvidable.
Profundamente triste y romántico, cáustico y agridulce a partes iguales, sin hacer concesiones gratuitas a la galería es, sin duda, uno de los films más interesantes y bellos del cine americano de los últimos años, y deja en evidencia a aquellos que opinan que las buenas historias no interesan a nadie, olvidando que lo clásico es siempre lo más moderno. Imprescindible para cinéfilos nostálgicos.
Francesc Chico Jaimejuan
Barcelona 23 de septiembre de 2005
21 de enero de 2009
21 de enero de 2009
59 de 63 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es imposible olvidar a Michelle Pfeiffer cantar el ‘Makin’ Whoopee’, que en los años 20 popularizara Eddie Cantor, subida en el piano de cola de una sala de fiestas repleta de ricachones celebrando la Nochevieja. Imposible no caer rendido a sus sinuosas y frágiles formas, vestida de rojo carmesí, contoneándose y jugando con Jeff Bridges en uno de los números musicales más memorables y mejor rodados (en ‘travelling’ circular apoyado con certeros cenitales) de todos los tiempos. Nunca Jeff Bridges sonó tan melancólico en sus ácidas palabras, en su gesto cínico, de maltrato emocional y necesidades afectivas. Ni su hermano Beau Bridges a una altura tan inalcanzable como la ternura que desprende su personaje. Michelle Pfeiffer bordó el papel de su vida, uno de los roles destinados a marcar una carrera, asumido con riesgo a la hora de cantar y con una contundencia interpretativa que pocas veces se han vuelto a ver en una pantalla de cine.
‘Los fabulosos Baker Boys’ es una de las películas que marcaron mi adolescencia, me insinuaron de cómo y de qué manera funciona la vida. Veinte años después de su estreno se ha convertido, sin perder un ápice de fascinación y magia, en una cinta imprescindible en mi estantería.
‘Los fabulosos Baker Boys’ es una de las películas que marcaron mi adolescencia, me insinuaron de cómo y de qué manera funciona la vida. Veinte años después de su estreno se ha convertido, sin perder un ápice de fascinación y magia, en una cinta imprescindible en mi estantería.
2 de diciembre de 2008
2 de diciembre de 2008
34 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
El la quiere, intuye que ella también lo hace pero… es demasiado fría, independiente, demasiado solitaria para querer estar con un tío. Además, no cree en un futuro, solo en el momento.
Ella lo quiere, más de lo que deja reflejar su rostro, el encuentro de sus miradas es más fuerte que cualquier contacto físico. La distancia es sólo una pose, lo ama también.
Pero no se quedan el uno por el otro, ¿por qué tanto miedo a decir te quiero? Ambos prefieren una vida sin sobresaltos, sin problemas… y evitar la pasión, los celos, el amor. Prefieren una línea recta a una discontínua.
Ambos son cobardes, pero no durará siempre, están destinados a encontrarse, al menos una vez mas.
Ella lo quiere, más de lo que deja reflejar su rostro, el encuentro de sus miradas es más fuerte que cualquier contacto físico. La distancia es sólo una pose, lo ama también.
Pero no se quedan el uno por el otro, ¿por qué tanto miedo a decir te quiero? Ambos prefieren una vida sin sobresaltos, sin problemas… y evitar la pasión, los celos, el amor. Prefieren una línea recta a una discontínua.
Ambos son cobardes, pero no durará siempre, están destinados a encontrarse, al menos una vez mas.
20 de diciembre de 2007
20 de diciembre de 2007
28 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me encanta esta película. Se ha convertido en una de mis favoritas, no me canso de verla. Sencilla, clásica, con un final adecuado, real como la vida misma y con unas actuaciones maravillosas. Siempre me ha gustado Jeff Bridges, es un placer verle actuar, es atractivo, discreto, me parece un actor de lo más completo. Junto a él su hermano en la vida real, Beau Bridges, con una trayectoria cinematográfica más discreta pero igualmente competente. El tira y afloja que hay durante todo el film entre los dos hermanos mantiene el interés de la cinta. La chica de la historia es la bella Michelle Pfeiffer, una actriz que ha dejado ya más que claro que no es sólo una cara bonita, da gusto verla actuar una vez más. Aparece en un papel muy secundario Jennifer Tilly, correcta. Es una película ideal para ver en versión original y su música es bastante buena. En la producción se encuentra el director Sydney Pollack.
1 de mayo de 2015
1 de mayo de 2015
17 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Steve Kloves es un famoso guionista hoy en día gracias a la saga de Harry Potter, pero su debut como director llegó con este excelente film que él también escribió. Kloves nos muestra el “show business” desde dentro, en clave de comedia dramática, una historia lúcida y amarga que narra el devenir de unos hermanos pianistas en un contexto depresivo y a menudo sórdido, en sintonía con la mitología del clásico perdedor. El malogrado Sidney Pollack encarriló la producción en la que los hermanos Jeff y Beau Bridges encarnan admirablemente a los protagonistas, que malviven tocando temas populares en locales de diversa índole y que para remontar su declive artístico deciden contratar a una cantante femenina, Susie Diamond (Michelle Pfeiffer), “cuanto más corto sea el vestido más público asistirá al espectáculo” sentencia uno de los empresarios que les contrata.
El vinculo fraternal entre Jack (Jeff Bridges) y Frank (Beau Bridges), sostiene, peor que mejor, dos personalidades antitéticas: amargado y chulesco el primero, que ahoga en alcohol su frustración por no poder consagrarse al jazz en serio; sensato hombre de familia el segundo, que asume su suerte profesional y vital “yo tengo que mantener una casa, mujer e hijos, tú sólo tienes un perro enfermo y un apartamento cochambroso” le recuerda a Jack, llevando el control laboral del dúo. Los lazos afectivos y profesionales se verán enturbiados por la pasión que estalla entre la bella Susie, una chica muy atractiva y carismática de inconfesable pasado. Tan minimalista historia pierde los estereotipos que, sobre el papel, pudiera contener, gracias al talento de Kloves mediante el cual fluye, según un ritmo pausado por los estupendos números musicales que describen ese mundo interior y sugestivo, puro blues de celuloide, sin aspavientos truculentos ni subrayados melodramáticos.
La banda sonora creada y orquestada por el gran David Grusin, rezuma tenues tonalidades jazzísticas que saben ser tanto ilustración episódica como definir estados de ánimo, dobla también las interpretaciones al piano de Jeff Bridges que forma junto a la Pfeiffer, una pareja con mucha química y un portentoso erotismo en las canciones que interpreta la actriz. La fotografía es digna de mención por parte de Balhaus, recreando esos ambientes cálidos llenos de romanticismo y glamur. Una historia de amistad y dependencia emocional y laboral a tres bandas, trufada de espléndidos diálogos que nos deja un resquicio esperanzador entre tanta decepción.
El film tiene un aroma especial, una sensibilidad que transciende en cada plano, con escenas jocosas e inteligentemente descritas del trío, como en los escarceos amorosos entre Jack y Susie. Ese destartalado apartamento de Jack donde añora sus tiempos de Jazz, sus fotos en actuaciones, con los discos que guarda de Bill Evans, Duke Ellington o Benny Goodman que salpican noches de vigilia y de ensoñador éxito, todo ello puntúa el recorrido de esos tres desarraigados a la búsqueda de la dignidad y la autoestima.
El vinculo fraternal entre Jack (Jeff Bridges) y Frank (Beau Bridges), sostiene, peor que mejor, dos personalidades antitéticas: amargado y chulesco el primero, que ahoga en alcohol su frustración por no poder consagrarse al jazz en serio; sensato hombre de familia el segundo, que asume su suerte profesional y vital “yo tengo que mantener una casa, mujer e hijos, tú sólo tienes un perro enfermo y un apartamento cochambroso” le recuerda a Jack, llevando el control laboral del dúo. Los lazos afectivos y profesionales se verán enturbiados por la pasión que estalla entre la bella Susie, una chica muy atractiva y carismática de inconfesable pasado. Tan minimalista historia pierde los estereotipos que, sobre el papel, pudiera contener, gracias al talento de Kloves mediante el cual fluye, según un ritmo pausado por los estupendos números musicales que describen ese mundo interior y sugestivo, puro blues de celuloide, sin aspavientos truculentos ni subrayados melodramáticos.
La banda sonora creada y orquestada por el gran David Grusin, rezuma tenues tonalidades jazzísticas que saben ser tanto ilustración episódica como definir estados de ánimo, dobla también las interpretaciones al piano de Jeff Bridges que forma junto a la Pfeiffer, una pareja con mucha química y un portentoso erotismo en las canciones que interpreta la actriz. La fotografía es digna de mención por parte de Balhaus, recreando esos ambientes cálidos llenos de romanticismo y glamur. Una historia de amistad y dependencia emocional y laboral a tres bandas, trufada de espléndidos diálogos que nos deja un resquicio esperanzador entre tanta decepción.
El film tiene un aroma especial, una sensibilidad que transciende en cada plano, con escenas jocosas e inteligentemente descritas del trío, como en los escarceos amorosos entre Jack y Susie. Ese destartalado apartamento de Jack donde añora sus tiempos de Jazz, sus fotos en actuaciones, con los discos que guarda de Bill Evans, Duke Ellington o Benny Goodman que salpican noches de vigilia y de ensoñador éxito, todo ello puntúa el recorrido de esos tres desarraigados a la búsqueda de la dignidad y la autoestima.
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