La furia
6,4
326
Drama
Alex, una joven actriz, es violada en una fiesta en Nochevieja y no reconoce a su agresor. Cuando acude a su hermano Adrián en busca de abrigo y compresión, éste reacciona cuestionándola y presionándola. Así, Alex se distancia de su hermano y de todo lo conocido. A lo largo de un año vive sola el asco, la vergüenza y la culpa. Adrián, consumido por la rabia, toma sus propias decisiones en un camino cada vez más oscuro, muy lejos de lo ... [+]
26 de marzo de 2025
26 de marzo de 2025
22 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pero muy por dentro. Tanto que el espectador no la ve.
Y ése es el principal problema de esta película. Es tan intimista, tan introspectiva, y quiere abarcar tantos sentimientos, que el espectador al final está completamente perdido y no sabe qué quiere transmitir la película, qué mensaje aporta y por qué hacen lo que hacen los protagonistas de la cinta.
Partamos de la base de que soy un hombre y no quiero incurrir en absoluto en mansplaining. No me gustaría que, después de aportar mi crítica, se trate de desactivar desde el planteamiento de que no entendemos a las mujeres. Precisamente es lo que critico de esta película: supuestamente debería transmitir lo que siente y padece una mujer al ser violada, pero se dan unas circunstancias en la trama en la que no termino de entenderlo, ni siquiera de saber si incluso le ha beneficiado esta situación (detalles en zona spoiler). Insisto, no creo que sea el mensaje que quiera transmitir, pero está tan mal planteada y desarrollada que pueda parecerlo.
El desarrollo de la película da unos saltos temporales en los que, supuestamente, entre comienzo y final pasa un año, pero da unos bandazos que por momentos parecen películas distintas. Parece que se va a decantar por mostrarte que, después de una violación, una mujer intenta seguir con su vida a pesar de ello (por ejemplo, lo que se criticaba a Jenni Hermoso después de la guarrada del Rubiales, que si tan mal estaba tenía que estar de rodillas llorando en una esquina las 24 horas del día), pero varía tanto, da tantos bandazos y tan injustificados; parece que se va a derrumbar pero luego parece que está tan normal pero luego quiere venganza pero luego no pero igual sí pero...
Ángela Cervantes también da bandazos. En algunas escenas es de una naturalidad increíble y en otras sobreactúa como mal actriz de Hollywood. Álex Monner lo hace bien pero su personaje da asco. De hecho, no puedes empatizar con ningún personaje, lejos de lo que intenta la película; el espectador difícilmente puede empatizar con esos niñatos envueltos en una vorágine de drogas, alcohol, discotecas y mentalidad completamente patriarcal y rancia.
La película plantea tanto lo del teatro como lo de la caza como metáforas de sentimientos de la protagonista. Sobran ambas cosas. Una por pedante y la otra por irrelevante.
En resumen, son 107 minutos de silencios, diálogos irrelevantes, metáforas y símiles extremadamente sutiles o absurdamente obvios, pedantería y pretenciosidad de culturetas creídos, y comportamientos erráticos e injustificados; que finalmente no aportan nada ni llegan a ningún sitio. Como digo en el título, si hay algún mensaje o moraleja, está tan profundizado que ni yo, ni muchos espectadores, lo vamos a alcanzar.
No me extenderé porque creo que para muestra un botón. Os dejo dos comentarios que oí de espectadores al salir de la película:
"No se la recomiendo ni a mi peor enemigo".
"No entiendo cómo le pueden dar premios a una película como esta".
Y ése es el principal problema de esta película. Es tan intimista, tan introspectiva, y quiere abarcar tantos sentimientos, que el espectador al final está completamente perdido y no sabe qué quiere transmitir la película, qué mensaje aporta y por qué hacen lo que hacen los protagonistas de la cinta.
Partamos de la base de que soy un hombre y no quiero incurrir en absoluto en mansplaining. No me gustaría que, después de aportar mi crítica, se trate de desactivar desde el planteamiento de que no entendemos a las mujeres. Precisamente es lo que critico de esta película: supuestamente debería transmitir lo que siente y padece una mujer al ser violada, pero se dan unas circunstancias en la trama en la que no termino de entenderlo, ni siquiera de saber si incluso le ha beneficiado esta situación (detalles en zona spoiler). Insisto, no creo que sea el mensaje que quiera transmitir, pero está tan mal planteada y desarrollada que pueda parecerlo.
El desarrollo de la película da unos saltos temporales en los que, supuestamente, entre comienzo y final pasa un año, pero da unos bandazos que por momentos parecen películas distintas. Parece que se va a decantar por mostrarte que, después de una violación, una mujer intenta seguir con su vida a pesar de ello (por ejemplo, lo que se criticaba a Jenni Hermoso después de la guarrada del Rubiales, que si tan mal estaba tenía que estar de rodillas llorando en una esquina las 24 horas del día), pero varía tanto, da tantos bandazos y tan injustificados; parece que se va a derrumbar pero luego parece que está tan normal pero luego quiere venganza pero luego no pero igual sí pero...
Ángela Cervantes también da bandazos. En algunas escenas es de una naturalidad increíble y en otras sobreactúa como mal actriz de Hollywood. Álex Monner lo hace bien pero su personaje da asco. De hecho, no puedes empatizar con ningún personaje, lejos de lo que intenta la película; el espectador difícilmente puede empatizar con esos niñatos envueltos en una vorágine de drogas, alcohol, discotecas y mentalidad completamente patriarcal y rancia.
La película plantea tanto lo del teatro como lo de la caza como metáforas de sentimientos de la protagonista. Sobran ambas cosas. Una por pedante y la otra por irrelevante.
En resumen, son 107 minutos de silencios, diálogos irrelevantes, metáforas y símiles extremadamente sutiles o absurdamente obvios, pedantería y pretenciosidad de culturetas creídos, y comportamientos erráticos e injustificados; que finalmente no aportan nada ni llegan a ningún sitio. Como digo en el título, si hay algún mensaje o moraleja, está tan profundizado que ni yo, ni muchos espectadores, lo vamos a alcanzar.
No me extenderé porque creo que para muestra un botón. Os dejo dos comentarios que oí de espectadores al salir de la película:
"No se la recomiendo ni a mi peor enemigo".
"No entiendo cómo le pueden dar premios a una película como esta".
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La protagonista se presenta a un papel en una obra (parece que medio importante) y resulta que el tema de la violación hace que saque sus sentimientos y borde la prueba, consiguiendo impresionar a la directora (Ana Torrent) y obtener el papel protagonista. Conclusión: la violación le ha beneficiado. Bonito mensaje.
Pero la película se retuerce tanto que, al final, te da la sensación de que no es actriz en una obra de teatro, su vida misma se ha convertido en una tragedia, y la protagonista se desdobla en espectadora y actriz a la vez. Extremadamente confuso todo.
Todo lo relativo a la caza y el eviscerar animales, supuestamente debería ser una metáfora, y realmente son imágenes casi grotescas sin ninguna justificación.
Pero la película se retuerce tanto que, al final, te da la sensación de que no es actriz en una obra de teatro, su vida misma se ha convertido en una tragedia, y la protagonista se desdobla en espectadora y actriz a la vez. Extremadamente confuso todo.
Todo lo relativo a la caza y el eviscerar animales, supuestamente debería ser una metáfora, y realmente son imágenes casi grotescas sin ninguna justificación.
28 de marzo de 2025
28 de marzo de 2025
10 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
El drama de las violaciones y otras agresiones sexuales a las mujeres ha encontrado, por fortuna, un hueco de denuncia y concienciación en el mundo del cine. Pero, lamentándolo mucho, no es el caso. La experiencia traumática que vive Alex, la protagonista, parece servir solo como excusa para desplegar una serie de recursos visuales dramáticos, muy desagradables, aunque algunos de ellos originales y logrados.
La directora y guionista, Gemma Blasco, afirma que “todavía falta profundizar muchísimo en todas las ramificaciones y consecuencias de los actos de violencia sexual.” Estoy de acuerdo. Y para ello, apuesta por “una mirada sucia y rabiosa”, desde “lo sucio, la oscuridad y la violencia”: ¿Qué podía salir mal?
La desdicha de Alex queda oculta en todo tipo de vísceras, hemorragias, ropa interior, vomitonas, luces intermitentes, créditos con letras rojo-lupanar y un léxico pobre y básico con muy pocos vocablos biensonantes.
Y de vez en cuando, escenas costumbristas filmadas con pulso y empatía, donde la directora despliega una calidad de la que carece en el resto del film. Del mismo modo, la bella reflexión sobre el mundo del teatro supone un oasis emocional en medio del estercolero en el que nos sume la trama.
Estos cambios de escenario no están al servicio de la narración, ya que no marcan el paso de una evolución de Alex ni de los demás personajes. Angela Cervantes, la intérprete de Alex, hace un buen papel y sostiene todo el metraje, pero la pobreza del guion le impide cambiar de registro y demostrar todo lo que parece que puede dar. De hecho, sus secuencias en solitario se alargan demasiado provocando más hastío que empatía.
En definitiva, una película muy difícil de asimilar. Y lo más triste es que, desde el primer segundo, le quita al público las ganas de querer hacerlo.
www.contraste.info
La directora y guionista, Gemma Blasco, afirma que “todavía falta profundizar muchísimo en todas las ramificaciones y consecuencias de los actos de violencia sexual.” Estoy de acuerdo. Y para ello, apuesta por “una mirada sucia y rabiosa”, desde “lo sucio, la oscuridad y la violencia”: ¿Qué podía salir mal?
La desdicha de Alex queda oculta en todo tipo de vísceras, hemorragias, ropa interior, vomitonas, luces intermitentes, créditos con letras rojo-lupanar y un léxico pobre y básico con muy pocos vocablos biensonantes.
Y de vez en cuando, escenas costumbristas filmadas con pulso y empatía, donde la directora despliega una calidad de la que carece en el resto del film. Del mismo modo, la bella reflexión sobre el mundo del teatro supone un oasis emocional en medio del estercolero en el que nos sume la trama.
Estos cambios de escenario no están al servicio de la narración, ya que no marcan el paso de una evolución de Alex ni de los demás personajes. Angela Cervantes, la intérprete de Alex, hace un buen papel y sostiene todo el metraje, pero la pobreza del guion le impide cambiar de registro y demostrar todo lo que parece que puede dar. De hecho, sus secuencias en solitario se alargan demasiado provocando más hastío que empatía.
En definitiva, una película muy difícil de asimilar. Y lo más triste es que, desde el primer segundo, le quita al público las ganas de querer hacerlo.
www.contraste.info
21 de marzo de 2025
21 de marzo de 2025
13 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
LA FURIA nos presenta la historia de Alexandra que es una joven actriz de Barcelona interpretada por Ángela Cervantes que una noche de fin de año está de fiesta con sus amigos y amigas y se desplazan a un piso y en ese piso alguien la encierra en una habitación y la viola. A partir de aquí la película se despliega hacia cómo gestiona ella todo este proceso traumático y
canaliza todo este dolor y esa oscuridad. Ala vez ella es actriz y la seleccionan para interpretar a Medea y usa el teatro para canalizar ese dolor y esa furia. Igualmente, muestra la relación con su hermano Adrián interpretado por Alex Monet, al que acude en busca de refugio y comprensión y lo que se encuentra es cuestionamiento y que no la escucha, a la par que él va entrando en una sed de venganza como cada vez más grande.
En realidad esta película no es una historia de superación, sino que desgrana la oscuridad que genera un trauma como este. Es una película sobre la violencia, sobre la que la Directora Gemma Blasco quiere mostrar una mirada como más cruda más visceral y más desde las entrañas, desde lo animal, con relación a la violencia sexual.
La película tiene un arranque brutal, que se extiende durante todo el metraje, con un impacto visual y de sonido que plasma la violencia, con música dura, con colores rojos, con figuras relacionadas con las entrañas, con la relación animal, como es la matanza del puerco en un pueblo, el olor que se queda impregnado en la ropa y en la memoria, el sentimiento creciente de la ira,la violencia, la venganza, el canalizar la furia a través del teatro, la interpretación, intentando que no perjudique la relación con la familia, los amigos y con ella misma.
Ángela Cervantes hace un papel impresionante. Esta actriz tiene una fuerza no solamente física sino que desprende energía en todo lo que hace. Esta película convive con “Lo que queda de ti” donde también hace una interpretación magistral, aunque diametralmente opuesta, con una fuerza y energía admirable que se transmite a través de la pantalla.
La película visualmente está repleta de rojos, tanto rojo del interior, de vísceras, como rojo del exterior, incluso en los títulos de crédito. Hay una escena preciosa visualmente en la que sale una mesa inmensa, con una gran lámpara encima, en el medio, y Ángela Cervantes con unos movimientos sinuosos, energéticos, poderosos, que la liberan a la par que le hacen recordar y entender algo que guardaba en el subconsciente sin saberlo y que sale a la luz en ese momento, sublime sus movimientos, los de la lámpara y los colores, porque conecta con otro momento alrededor de una mesa, en una cena con amigos, cante, comida y diversión, muy bien traído posteriormente.
Es curioso cómo encaja la conexión entre las secuencias en las que sale una mesa, a través del movimiento de la lámpara, e igualmente dando importancia al orden o posición en el que se sienta cada uno, en relación con qué rol cumple cada persona en un contexto determinado alrededor de una mesa, Igualmente hay un momento en el que Ana Torrent, como Directora de la obra de teatro en la que trabaja la protagonista, le habla de dónde se sentaba el padre en las comidas y cenas familiares.
En el momento brutal de la violación Gemma realiza la escena como fundido a negro, sin que sea necesario ver nada, sólo hay sonido. De esta manera, por un lado no hiere sensibilidades de aquellas personas que pudieran haber sufrido algo parecido y de igual forma, lo que nos imaginamos personalmente forma parte del terror personal que nos puede provocar individualmente.
Es muy interesante cómo Blasco impregna al lenguaje cinematográfico de su película de una violencia en todo, sin llegar a ser exagerada ni que sobre en ningún momento. Gemma Blasco tiene interés por cómo los actores interpretan sus papeles utilizando para ello sus vivencias personales reales y aunque a ella la violencia en la vida real la paraliza, le bloquea y está en contra de ella y piensa que la violencia genera más violencia , sí que le gusta para utilizarla en lo narrativo porque queda vasto, porque marca un ritmo, tiene una potencia y un canal que le gusta explorar, extremando las emociones, con visceralidad.
La Directora, al escribir el guión, lamentablemente no ha necesitado acudir a centros para tener contacto con mujeres víctimas de agresiones sexuales, para la preparación de la parte psicológica y emocional de la protagonista, puesto que es tan frecuente, las sufren en cualquier estructura social, que todos tenemos alguna persona cercana, amiga, familia de la cual tener un relato directo. Igualmente, la estructura de la película la hace fragmentada, contando la historia mezclando momentos temporales, sin que sean flashback, sino más bien responde a la transición en la memoria, como recordamos la vida.
canaliza todo este dolor y esa oscuridad. Ala vez ella es actriz y la seleccionan para interpretar a Medea y usa el teatro para canalizar ese dolor y esa furia. Igualmente, muestra la relación con su hermano Adrián interpretado por Alex Monet, al que acude en busca de refugio y comprensión y lo que se encuentra es cuestionamiento y que no la escucha, a la par que él va entrando en una sed de venganza como cada vez más grande.
En realidad esta película no es una historia de superación, sino que desgrana la oscuridad que genera un trauma como este. Es una película sobre la violencia, sobre la que la Directora Gemma Blasco quiere mostrar una mirada como más cruda más visceral y más desde las entrañas, desde lo animal, con relación a la violencia sexual.
La película tiene un arranque brutal, que se extiende durante todo el metraje, con un impacto visual y de sonido que plasma la violencia, con música dura, con colores rojos, con figuras relacionadas con las entrañas, con la relación animal, como es la matanza del puerco en un pueblo, el olor que se queda impregnado en la ropa y en la memoria, el sentimiento creciente de la ira,la violencia, la venganza, el canalizar la furia a través del teatro, la interpretación, intentando que no perjudique la relación con la familia, los amigos y con ella misma.
Ángela Cervantes hace un papel impresionante. Esta actriz tiene una fuerza no solamente física sino que desprende energía en todo lo que hace. Esta película convive con “Lo que queda de ti” donde también hace una interpretación magistral, aunque diametralmente opuesta, con una fuerza y energía admirable que se transmite a través de la pantalla.
La película visualmente está repleta de rojos, tanto rojo del interior, de vísceras, como rojo del exterior, incluso en los títulos de crédito. Hay una escena preciosa visualmente en la que sale una mesa inmensa, con una gran lámpara encima, en el medio, y Ángela Cervantes con unos movimientos sinuosos, energéticos, poderosos, que la liberan a la par que le hacen recordar y entender algo que guardaba en el subconsciente sin saberlo y que sale a la luz en ese momento, sublime sus movimientos, los de la lámpara y los colores, porque conecta con otro momento alrededor de una mesa, en una cena con amigos, cante, comida y diversión, muy bien traído posteriormente.
Es curioso cómo encaja la conexión entre las secuencias en las que sale una mesa, a través del movimiento de la lámpara, e igualmente dando importancia al orden o posición en el que se sienta cada uno, en relación con qué rol cumple cada persona en un contexto determinado alrededor de una mesa, Igualmente hay un momento en el que Ana Torrent, como Directora de la obra de teatro en la que trabaja la protagonista, le habla de dónde se sentaba el padre en las comidas y cenas familiares.
En el momento brutal de la violación Gemma realiza la escena como fundido a negro, sin que sea necesario ver nada, sólo hay sonido. De esta manera, por un lado no hiere sensibilidades de aquellas personas que pudieran haber sufrido algo parecido y de igual forma, lo que nos imaginamos personalmente forma parte del terror personal que nos puede provocar individualmente.
Es muy interesante cómo Blasco impregna al lenguaje cinematográfico de su película de una violencia en todo, sin llegar a ser exagerada ni que sobre en ningún momento. Gemma Blasco tiene interés por cómo los actores interpretan sus papeles utilizando para ello sus vivencias personales reales y aunque a ella la violencia en la vida real la paraliza, le bloquea y está en contra de ella y piensa que la violencia genera más violencia , sí que le gusta para utilizarla en lo narrativo porque queda vasto, porque marca un ritmo, tiene una potencia y un canal que le gusta explorar, extremando las emociones, con visceralidad.
La Directora, al escribir el guión, lamentablemente no ha necesitado acudir a centros para tener contacto con mujeres víctimas de agresiones sexuales, para la preparación de la parte psicológica y emocional de la protagonista, puesto que es tan frecuente, las sufren en cualquier estructura social, que todos tenemos alguna persona cercana, amiga, familia de la cual tener un relato directo. Igualmente, la estructura de la película la hace fragmentada, contando la historia mezclando momentos temporales, sin que sean flashback, sino más bien responde a la transición en la memoria, como recordamos la vida.
10 de abril de 2025
10 de abril de 2025
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La furia incomoda. Y lo hace con intención. Gemma Blasco se atreve a hablar del trauma tras una violación sin mostrarla, sin caer en el morbo, y construye un relato fragmentado, sucio, físico. No siempre acierta —hay símbolos que pesan más de la cuenta, y el montaje se dispersa por momentos—, pero lo que cuenta importa, y cómo lo cuenta, también.
El centro absoluto de la película es Ángela Cervantes. Su interpretación es bestial: contenida, cruda, poderosa. Lleva todo el peso sin dramatismos de más, solo con cuerpo y mirada. Está tan bien que desborda la película.
Álex Monner, como el hermano, aporta un contrapunto interesante. Su personaje es incómodo, confuso, mezcla de protección, culpa y machismo latente. No busca caer bien, y eso lo hace más real.
La furia no es perfecta, pero tiene algo que arde. Y sobre todo, tiene a Cervantes. Y eso ya justifica el visionado del film.
El centro absoluto de la película es Ángela Cervantes. Su interpretación es bestial: contenida, cruda, poderosa. Lleva todo el peso sin dramatismos de más, solo con cuerpo y mirada. Está tan bien que desborda la película.
Álex Monner, como el hermano, aporta un contrapunto interesante. Su personaje es incómodo, confuso, mezcla de protección, culpa y machismo latente. No busca caer bien, y eso lo hace más real.
La furia no es perfecta, pero tiene algo que arde. Y sobre todo, tiene a Cervantes. Y eso ya justifica el visionado del film.
4 de abril de 2025
4 de abril de 2025
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película que existe para incomodarte, removerte y dejarte sin aliento. Tan dura como necesaria. Y no lo digo como fórmula, lo digo porque terminé de verla con un nudo en la garganta y la sensación de haber acompañado a alguien real, no a un personaje. De hecho, me metí tanto que estuve en un coloquio con la directora y la actriz, tras el visionado y me costaba separar actriz de personaje.
La historia sigue a Alex, una joven que, tras sufrir una violación durante una fiesta, se ve atrapada en una odisea emocional donde ni su entorno ni ella misma saben muy bien cómo seguir adelante. Su hermano, muy lejos de ser un pilar de apoyo, representa una presión maquillada como protección, que solo intensifica el daño.
Gemma Blasco construye un relato devastador donde no solo somos testigos del trauma, sino de todo lo que viene después. Y lo más poderoso es que la directora decide no mostrarnos nada, literalmente. La pantalla se va a negro. Solo oímos. Y en esa oscuridad, el sonido hace lo que tiene que hacer: que construya el espectador lo que ocurre. La furia en esta película no está en la venganza, está en el silencio, en el asco, en la culpa y en la memoria rota.
La película juega con los tiempos y con el montaje para meternos dentro de la cabeza de Alex. Todo está fragmentado, como ella. Una conversación, una obra de teatro, un recuerdo, una mirada, un olor. Nada fluye con normalidad porque así funciona el trauma: salta, se atranca, vuelve.
Àngela Cervantes está inmensa. Dibuja una tristeza contenida que no te suelta cuando acaba la peli.
Esta no es una película amable, no es cómoda y no es fácil de ver. Pero es cine con un propósito. Cine que no grita, pero te deja sordo. Cine que no busca respuestas, solo verdad.
Eso sí, si esperas un thriller rollo rape and revenge, estás en la peli equivocada.
La historia sigue a Alex, una joven que, tras sufrir una violación durante una fiesta, se ve atrapada en una odisea emocional donde ni su entorno ni ella misma saben muy bien cómo seguir adelante. Su hermano, muy lejos de ser un pilar de apoyo, representa una presión maquillada como protección, que solo intensifica el daño.
Gemma Blasco construye un relato devastador donde no solo somos testigos del trauma, sino de todo lo que viene después. Y lo más poderoso es que la directora decide no mostrarnos nada, literalmente. La pantalla se va a negro. Solo oímos. Y en esa oscuridad, el sonido hace lo que tiene que hacer: que construya el espectador lo que ocurre. La furia en esta película no está en la venganza, está en el silencio, en el asco, en la culpa y en la memoria rota.
La película juega con los tiempos y con el montaje para meternos dentro de la cabeza de Alex. Todo está fragmentado, como ella. Una conversación, una obra de teatro, un recuerdo, una mirada, un olor. Nada fluye con normalidad porque así funciona el trauma: salta, se atranca, vuelve.
Àngela Cervantes está inmensa. Dibuja una tristeza contenida que no te suelta cuando acaba la peli.
Esta no es una película amable, no es cómoda y no es fácil de ver. Pero es cine con un propósito. Cine que no grita, pero te deja sordo. Cine que no busca respuestas, solo verdad.
Eso sí, si esperas un thriller rollo rape and revenge, estás en la peli equivocada.
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