El ministro de propaganda
2024 

6,1
670
Drama
Joseph Goebbels, el Ministro de Propaganda de la Alemania nazi, acompañó a Hitler durante siete años, desde marzo de 1938 hasta su muerte en mayo de 1945. Mientras Hitler está en el apogeo de su poder, Goebbels es el creador de las imágenes de multitudes ondeando banderas y de las películas antisemitas que preparan al pueblo para el asesinato en masa de los judíos. Tras la derrota de Stalingrado y la situación cada vez más desesperada a ... [+]
1 de diciembre de 2024
1 de diciembre de 2024
13 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se adentra en las oscuras entrañas del Tercer Reich a través de los ojos de Joseph Goebbels, uno de los arquitectos principales de la maquinaria nazi. La película intenta desentrañar la mente de un hombre que fue tanto estratega político como manipulador cultural, explorando sus años junto a Hitler y su rol en la creación de una propaganda devastadora. Aunque la propuesta es ambiciosa y el contexto histórico fascinante, la película no alcanza a profundizar como debería en la complejidad del personaje, quedándose atrapada entre la reconstrucción histórica y un análisis psicológico superficial.
Joachim Lang apuesta por un enfoque clásico para narrar la vida y obra de Goebbels, utilizando una estructura cronológica que recorre desde su llegada al círculo más íntimo de Hitler hasta su desesperada última maniobra propagandística. Sin embargo, esta dirección, aunque meticulosa en términos históricos, carece de la energía y el dramatismo necesarios para atrapar al espectador.
Robert Stadlober, encargado de interpretar a Joseph Goebbels, realiza un trabajo técnicamente correcto, pero su actuación carece de la intensidad que el personaje exige. Goebbels, como figura histórica, era un hombre de contrastes: brillante pero despiadado, carismático pero profundamente manipulador. Sin embargo, en esta versión, su retrato se siente plano, sin la profundidad psicológica que permitiría al espectador entender (sin justificar) sus motivaciones.
Si algo destaca es su atención al detalle en la recreación de la época. Desde los imponentes escenarios de los actos propagandísticos hasta los austeros despachos donde se fraguaron algunas de las decisiones más siniestras del régimen nazi, la película logra captar el ambiente de los años 30 y 40 con una precisión admirable.
La fotografía, aunque visualmente atractiva, carece de la creatividad necesaria para sumergir al espectador en la mente perturbada de su protagonista. Por su parte, la banda sonora, aunque correcta, no se utiliza de manera efectiva para intensificar el drama o resaltar los momentos más críticos de la historia.
Esta obra es más recomendable para aquellos interesados en la historia del nazismo que para quienes busquen una experiencia cinematográfica envolvente. Aunque técnicamente competente, la falta de riesgo narrativo y emocional deja la sensación de una historia que podría haber sido mucho más impactante y memorable.
Joachim Lang apuesta por un enfoque clásico para narrar la vida y obra de Goebbels, utilizando una estructura cronológica que recorre desde su llegada al círculo más íntimo de Hitler hasta su desesperada última maniobra propagandística. Sin embargo, esta dirección, aunque meticulosa en términos históricos, carece de la energía y el dramatismo necesarios para atrapar al espectador.
Robert Stadlober, encargado de interpretar a Joseph Goebbels, realiza un trabajo técnicamente correcto, pero su actuación carece de la intensidad que el personaje exige. Goebbels, como figura histórica, era un hombre de contrastes: brillante pero despiadado, carismático pero profundamente manipulador. Sin embargo, en esta versión, su retrato se siente plano, sin la profundidad psicológica que permitiría al espectador entender (sin justificar) sus motivaciones.
Si algo destaca es su atención al detalle en la recreación de la época. Desde los imponentes escenarios de los actos propagandísticos hasta los austeros despachos donde se fraguaron algunas de las decisiones más siniestras del régimen nazi, la película logra captar el ambiente de los años 30 y 40 con una precisión admirable.
La fotografía, aunque visualmente atractiva, carece de la creatividad necesaria para sumergir al espectador en la mente perturbada de su protagonista. Por su parte, la banda sonora, aunque correcta, no se utiliza de manera efectiva para intensificar el drama o resaltar los momentos más críticos de la historia.
Esta obra es más recomendable para aquellos interesados en la historia del nazismo que para quienes busquen una experiencia cinematográfica envolvente. Aunque técnicamente competente, la falta de riesgo narrativo y emocional deja la sensación de una historia que podría haber sido mucho más impactante y memorable.
29 de noviembre de 2024
29 de noviembre de 2024
12 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
La Segunda Guerra Mundial es un acontecimiento trillado en la gran pantalla. A pesar de eso, numerosos realizadores insisten en seguir creando contenido al respecto y algunos logran aportar un enfoque distintivo. Este es el caso de Joachim Lang, quien realliza un gran trabajo de documentación para exponer con diálogos y secuencias reales la estrategia de comunicación que se llevó a cabo desde el partido nazi.
La edición es admirable y la manera de empalmar material de archivo con recreaciones es a la vez sutil y fascinante. En ese ensamblaje, el espectador se sumerge en otro montaje todavía mayor: la manipulación de masas que logró el ministro de propaganda con sus técnicas. Por ello, la película es atroz, tanto por sus imágenes como por sus protagonistas. A medida que el metraje avanza, el público va presenciando la genialidad y la perversidad de las mentes creadoras de una de las mayores calamidades de la historia y su manejo de los medios para transmitir la realidad que les convenía.
El reparto y la precisa puesta en escena logran una representación realista y a la vez aterradora de los sucesos. Paralelamente, la cinta retrata también la vida personal del ministro, en su casa, con su mujer e hijos, mostrando cómo una persona aparentemente normal es capaz de llegar a tanto. Asimismo, la maestría de Joseph Goebbels a la hora de adulterar la publicidad y utilizar los medios informativos al servicio del régimen lleva a una reflexión un tanto estremecedora. La audiencia puede darse cuenta de que es un comportamiento que también se da hoy en día y no es tan insólito que se repitiera. De ahí que el film quiera transmitir el horror de lo acaecido, para que no vuelva a pasar lo que ya sucedió.
www.contraste.info
La edición es admirable y la manera de empalmar material de archivo con recreaciones es a la vez sutil y fascinante. En ese ensamblaje, el espectador se sumerge en otro montaje todavía mayor: la manipulación de masas que logró el ministro de propaganda con sus técnicas. Por ello, la película es atroz, tanto por sus imágenes como por sus protagonistas. A medida que el metraje avanza, el público va presenciando la genialidad y la perversidad de las mentes creadoras de una de las mayores calamidades de la historia y su manejo de los medios para transmitir la realidad que les convenía.
El reparto y la precisa puesta en escena logran una representación realista y a la vez aterradora de los sucesos. Paralelamente, la cinta retrata también la vida personal del ministro, en su casa, con su mujer e hijos, mostrando cómo una persona aparentemente normal es capaz de llegar a tanto. Asimismo, la maestría de Joseph Goebbels a la hora de adulterar la publicidad y utilizar los medios informativos al servicio del régimen lleva a una reflexión un tanto estremecedora. La audiencia puede darse cuenta de que es un comportamiento que también se da hoy en día y no es tan insólito que se repitiera. De ahí que el film quiera transmitir el horror de lo acaecido, para que no vuelva a pasar lo que ya sucedió.
www.contraste.info
2 de diciembre de 2024
2 de diciembre de 2024
16 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Joseph Goebbles es conocido por ser el creador de la propaganda moderna, eso es, de herramientas y técnicas de manipulación, desde las más agresivas a las más sutiles - siendo estas últimas las más poderosas-, para guiar a las masas.
Es una figura relevante para nosotros, dado que casi todo lo que descubrió y aplicó sigue vigente, y lo vemos en las actuales campañas electorales y estrategias de comunicación política.
Pues bien: de eso no hay nada en la película. Apenas algún esbozo muy superficial en la preparación de un discurso. Y en ese sentido, la película es tremendamente fallida, por que no da lo que promete.
Además, se da la circunstancia de que resulta tremendamente árida, pues todos los personajes son detestables. Y tampoco se trata de hacer simpáticos a personajes tan nefastos como el propio Goebbles, su esposa Magda, Hitler, Himler, Goering, y la demás caterva que conformó la cúpula nazi. Pero sí de hacerlos humanos, sin por ello justificarlos. Una tarea ciertamente difícil, pero no imposible, como demostró la magistral El Hundimiento.
Especialmente al inicio, Goebbles ya se nos hace insoportable, no ya por malvado, sino por charlatán y vacuo. Un torrente interminable de frases pretenciosas, prepotentes y sin sentido; un cuñado de manual. Y es terrible por que ya nada más comenzar tiran por tierra, no ya la bondad del personaje - que sabemos que no existe-, sino su inteligencia. Goebbels nos es retratado en los primeros minutos como un pelmazo insufrible, un perfecto imbécil, de tal forma que llegamos a agradecer cuando, por fin, cierra la bocaza, o directamente está ausente de la escena.
Ahora bien: Joseph Goebbles no era idiota en absoluto. El imbécil que nos retrata la película nunca habría podido hacer el daño que hizo el maestro de la propaganda.
Y si no sirve como retrato fidedigno del personaje, ni tampoco para aprender las tácticas de manipulación política que se siguen usando a día de hoy, ¿podemos al menos disfrutarla como pasatiempo?
Pues tampoco.
Además de no tener a personaje alguno con el cual empatizar, la película avanza a trompicones, de forma tan torpe como mecánica, de episodio en episodio. Es tan repetitivo que hasta podemos hacer un esquema: aparece rotulo con año, lugar, y acontecimiento; aparece Goebels, aparece Magda, y alguno de de ellos (o ambos) se entrevista con Hitler para hablar de lo que está pasando... y vuelta a empezar. Nuevo rótulo, nueva fecha, nuevo acontecimiento, entrevista con Hitler... y repetir.
Y en cada episodio o etapa termina convertido en un corta-pega de otras películas del género, pero mal hecho: en una parte quiere ser La Solución Final, en otra intenta ser Operación Valkiria, en otra hace un intento de la Lista de Schindler, y hacia el final quiere ser El Hundimiento. Y falla en todos y cada uno de esos intentos.
Y cuanto más avanza el film, más se centra en el Holocausto. Y no es que esté mal otra película sobre el genocidio, pero eso no lo es que nos han prometido; se suponía que era una película sobre el Ministro de Propaganda. Pero nos han engañado. Al final es otra película más sobre el Holocausto. Y no sé porqué hacia falta engañarnos al respecto, ¡y además de forma tan burda!
Goebbles, seguro, nos habrían mucho engañado mejor.
Es una figura relevante para nosotros, dado que casi todo lo que descubrió y aplicó sigue vigente, y lo vemos en las actuales campañas electorales y estrategias de comunicación política.
Pues bien: de eso no hay nada en la película. Apenas algún esbozo muy superficial en la preparación de un discurso. Y en ese sentido, la película es tremendamente fallida, por que no da lo que promete.
Además, se da la circunstancia de que resulta tremendamente árida, pues todos los personajes son detestables. Y tampoco se trata de hacer simpáticos a personajes tan nefastos como el propio Goebbles, su esposa Magda, Hitler, Himler, Goering, y la demás caterva que conformó la cúpula nazi. Pero sí de hacerlos humanos, sin por ello justificarlos. Una tarea ciertamente difícil, pero no imposible, como demostró la magistral El Hundimiento.
Especialmente al inicio, Goebbles ya se nos hace insoportable, no ya por malvado, sino por charlatán y vacuo. Un torrente interminable de frases pretenciosas, prepotentes y sin sentido; un cuñado de manual. Y es terrible por que ya nada más comenzar tiran por tierra, no ya la bondad del personaje - que sabemos que no existe-, sino su inteligencia. Goebbels nos es retratado en los primeros minutos como un pelmazo insufrible, un perfecto imbécil, de tal forma que llegamos a agradecer cuando, por fin, cierra la bocaza, o directamente está ausente de la escena.
Ahora bien: Joseph Goebbles no era idiota en absoluto. El imbécil que nos retrata la película nunca habría podido hacer el daño que hizo el maestro de la propaganda.
Y si no sirve como retrato fidedigno del personaje, ni tampoco para aprender las tácticas de manipulación política que se siguen usando a día de hoy, ¿podemos al menos disfrutarla como pasatiempo?
Pues tampoco.
Además de no tener a personaje alguno con el cual empatizar, la película avanza a trompicones, de forma tan torpe como mecánica, de episodio en episodio. Es tan repetitivo que hasta podemos hacer un esquema: aparece rotulo con año, lugar, y acontecimiento; aparece Goebels, aparece Magda, y alguno de de ellos (o ambos) se entrevista con Hitler para hablar de lo que está pasando... y vuelta a empezar. Nuevo rótulo, nueva fecha, nuevo acontecimiento, entrevista con Hitler... y repetir.
Y en cada episodio o etapa termina convertido en un corta-pega de otras películas del género, pero mal hecho: en una parte quiere ser La Solución Final, en otra intenta ser Operación Valkiria, en otra hace un intento de la Lista de Schindler, y hacia el final quiere ser El Hundimiento. Y falla en todos y cada uno de esos intentos.
Y cuanto más avanza el film, más se centra en el Holocausto. Y no es que esté mal otra película sobre el genocidio, pero eso no lo es que nos han prometido; se suponía que era una película sobre el Ministro de Propaganda. Pero nos han engañado. Al final es otra película más sobre el Holocausto. Y no sé porqué hacia falta engañarnos al respecto, ¡y además de forma tan burda!
Goebbles, seguro, nos habrían mucho engañado mejor.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Aunque no creo que se pueda hacer spoilers de acontecimientos históricos, lo pondré aquí por si acaso: la parte en la cual anuncian la victoria sobre la Unión Soviética y luego tienen que recular... la parte del atentando contra Hitler... y la parte de Stalingrado, son tres oportunidades absolutamente perdidas en las cuales podrían habernos explicados las técnicas de manipulación política de Goebbles, si tan solo le hubiesen dedicado algo de tiempo a cada una. O al menos a una de ellas. En lugar de eso, desperdician minutos y minutos con su enfermiza relación con Magda. No habría estado mal un poco de su historia personal, pero solo si nos diesen lo que nos habían prometido: al maestro de la propaganda.
12 de diciembre de 2024
12 de diciembre de 2024
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
La caracterización de los actores principales está muy lograda. Casi asombra ver en los rostros, la iniquidad, la devoción maléfica, enfermiza, degradante, mientras se constata cómo son los actores en realidad.
Me ha impresionado mucho la creación de su fuerza expresiva, sobre todo la del actor Robert Stadlober (Goebbels) y Franziska Weisz (su mújer). El doblaje entra en el conjunto de la fuerza expresiva.
El director de fotografía, Klaus Fuxjäger, creo que consigue con éxito captar la atmósfera etérea, pesada, visual, predominante, particularmente, en las reuniones entre el Führer y sus siniestros colaboradores, todos ellos retratados e identificados con un buen trabajo de casting.
El discurso visual y las localizaciones, al igual que el ritmo y las cadencias de la grabación de las cámaras te hacen partícipe del suspense mordaz de los hechos, de aquellos groseros individuos y de las sucias y terribles acciones que estaban perpetrando.
Asusta pensar el poder que pueden llegar a tener algunos individuos, con la diabólica, precisa y sistemática maquinaria gubernamental a su servicio, tras una red de ideología perversa, sobre aquel hombre masa, sobre el ser insulso, distraído, atrapado, seducido, carente de voluntad, obligado por el "Triunfo de la Voluntad" (Leni Riefenstahl). Ocurrió.
Es bastante aterrador cruzarse en el visionado, con las imágenes reales de lo sucedido, más allá del aspecto documentalista, del reportaje. Crudas escenas de la historia de los seres humanos. La guerra no sólo genera odio, locura, hambre, aniquilación, cadáveres... también genera indiferencia. Alguien dijo una vez que en la evolución de la historia humana lo peor fue la práctica del canibalismo, y después el terrible hecho de matarnos unos a otros, masacrarnos, acabar con especies, razas, etnias, y pueblos. Ocurrió.
"Ocurrió, y puede volver a ocurrir". (Primo Levi)
No olvidemos que eso es lo que pasó.
Me ha impresionado mucho la creación de su fuerza expresiva, sobre todo la del actor Robert Stadlober (Goebbels) y Franziska Weisz (su mújer). El doblaje entra en el conjunto de la fuerza expresiva.
El director de fotografía, Klaus Fuxjäger, creo que consigue con éxito captar la atmósfera etérea, pesada, visual, predominante, particularmente, en las reuniones entre el Führer y sus siniestros colaboradores, todos ellos retratados e identificados con un buen trabajo de casting.
El discurso visual y las localizaciones, al igual que el ritmo y las cadencias de la grabación de las cámaras te hacen partícipe del suspense mordaz de los hechos, de aquellos groseros individuos y de las sucias y terribles acciones que estaban perpetrando.
Asusta pensar el poder que pueden llegar a tener algunos individuos, con la diabólica, precisa y sistemática maquinaria gubernamental a su servicio, tras una red de ideología perversa, sobre aquel hombre masa, sobre el ser insulso, distraído, atrapado, seducido, carente de voluntad, obligado por el "Triunfo de la Voluntad" (Leni Riefenstahl). Ocurrió.
Es bastante aterrador cruzarse en el visionado, con las imágenes reales de lo sucedido, más allá del aspecto documentalista, del reportaje. Crudas escenas de la historia de los seres humanos. La guerra no sólo genera odio, locura, hambre, aniquilación, cadáveres... también genera indiferencia. Alguien dijo una vez que en la evolución de la historia humana lo peor fue la práctica del canibalismo, y después el terrible hecho de matarnos unos a otros, masacrarnos, acabar con especies, razas, etnias, y pueblos. Ocurrió.
"Ocurrió, y puede volver a ocurrir". (Primo Levi)
No olvidemos que eso es lo que pasó.
7 de diciembre de 2024
7 de diciembre de 2024
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se tienen que rodar películas sobre el nazismo con cierta asiduidad para recordarnos el Holocausto con el objetivo necesario de que una situación similar no se vuelva a producir. El Ministro de Propaganda: un gran estratega creativo que supo manejar los medios audiovisuales que tuvo a su alcance para una causa fallida, delictiva y a todas luces inhumana. Me encantó verla en V.O.S.E. y precisamente en alemán. Es una película relativamente dura porque introduce secuencias reales de documentales que algunas no había visto. Todos los personajes están muy conseguidos incluidos el propio Paul Joseph Goebbels y Hitler.
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