The Brutalist
7,1
12.034
Drama
Huyendo de la Europa de la posguerra, el visionario arquitecto László Toth llega a Estados Unidos para reconstruir su vida, su obra y su matrimonio con su esposa Erzsébet tras verse obligados a separarse durante la guerra a causa de los cambios de fronteras y regímenes. Solo y en un nuevo país totalmente desconocido para él, László se establece en Pensilvania, donde el adinerado y prominente empresario industrial Harrison Lee Van Buren ... [+]
27 de enero de 2025
27 de enero de 2025
113 de 156 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me pinchan y no me sacan sangre. Un amigo me llama al salir del cine y me pregunta que de qué va la película. Cuelgo. ¿Es un canto a favor de la arquitectura? Me parece que no. ¿Es una crítica a la xenofobia elitista del norteamericano, su miedo ancestral al inmigrante? Sólo a ratos. ¿Es una historia de amor? No lo suficiente, un poquito.
Es un pastiche, una olla podrida a la que le hechas morcilla, patata, col, de todo y mucho, para que empache, para que cuele, para justificar los 11€ de la entrada.
No la toméis con Adrien Brody, él es bueno, lo hace bien, hace lo que le piden. Trabajar por dinero no es malo, lo hacemos todos.
Que una película sea mala no es tan trágico, no pasa nada. Lo que me molesta es que te hagan pasar más de tres horas intentándote convencer de que estás asistiendo a una epopeya colosal. Al entrar, el de la taquilla debería repetir lo que se decía antes de un parto: "¡Que sea una hora corta!". Pero no, es el parto de la burra.
Lo mejor, sin duda, los 15 minutos de descanso entre la primera y la segunda parte.
Es un pastiche, una olla podrida a la que le hechas morcilla, patata, col, de todo y mucho, para que empache, para que cuele, para justificar los 11€ de la entrada.
No la toméis con Adrien Brody, él es bueno, lo hace bien, hace lo que le piden. Trabajar por dinero no es malo, lo hacemos todos.
Que una película sea mala no es tan trágico, no pasa nada. Lo que me molesta es que te hagan pasar más de tres horas intentándote convencer de que estás asistiendo a una epopeya colosal. Al entrar, el de la taquilla debería repetir lo que se decía antes de un parto: "¡Que sea una hora corta!". Pero no, es el parto de la burra.
Lo mejor, sin duda, los 15 minutos de descanso entre la primera y la segunda parte.
26 de enero de 2025
26 de enero de 2025
88 de 112 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otra película inflada por el hype y devorada por sus propias carencias. Lo que prometía ser un evento cinematográfico épico se desploma como un castillo de naipes, revelando una historia sin rumbo y una ejecución torpe. No cuela.
Desde el inicio, la película juega a ser más de lo que realmente es. Visualmente tiene momentos impactantes, sí, y la banda sonora es decente, pero eso no basta para sostener una trama que hace aguas por todas partes. La primera mitad aún mantiene cierta coherencia, pero en la segunda el desastre es total: por un lado, apresuramiento para atar cabos; por otro, secuencias estiradas hasta el hartazgo. El resultado es un ritmo caótico que agota al espectador.
El director pretende erigir un monumento cinematográfico, pero lo que entrega es un mastodonte torpe y sin alma. La película no sabe a dónde va, se pierde en su propio laberinto y acaba con un desenlace anodino, coronado por un epílogo grotesco que raya en la autoparodia.
La reacción del público fue el mejor termómetro de su fracaso: caras largas en el intermedio, gente saliendo de la sala antes del final. Difícil que algo así se convierta en un clásico.
En resumen, una experiencia indigesta, hinchada de pretensiones y vacía de contenido. Se podría haber contado en la mitad de tiempo sin perder absolutamente nada.
Le doy un cinco. Y porque no quiero ser cruel. Olvidable. Aún me estoy recuperando.
Desde el inicio, la película juega a ser más de lo que realmente es. Visualmente tiene momentos impactantes, sí, y la banda sonora es decente, pero eso no basta para sostener una trama que hace aguas por todas partes. La primera mitad aún mantiene cierta coherencia, pero en la segunda el desastre es total: por un lado, apresuramiento para atar cabos; por otro, secuencias estiradas hasta el hartazgo. El resultado es un ritmo caótico que agota al espectador.
El director pretende erigir un monumento cinematográfico, pero lo que entrega es un mastodonte torpe y sin alma. La película no sabe a dónde va, se pierde en su propio laberinto y acaba con un desenlace anodino, coronado por un epílogo grotesco que raya en la autoparodia.
La reacción del público fue el mejor termómetro de su fracaso: caras largas en el intermedio, gente saliendo de la sala antes del final. Difícil que algo así se convierta en un clásico.
En resumen, una experiencia indigesta, hinchada de pretensiones y vacía de contenido. Se podría haber contado en la mitad de tiempo sin perder absolutamente nada.
Le doy un cinco. Y porque no quiero ser cruel. Olvidable. Aún me estoy recuperando.
25 de enero de 2025
25 de enero de 2025
82 de 117 usuarios han encontrado esta crítica útil
En la parte positiva:
la apariencia estética de la película es muy notable. Destacan sobre todo la fotografía, excelente, y las actuaciones de Brody —magnífico en un papel muy exigente— y Pearce; los demás, bueno, correctos, pasables en general.
En la parte negativa:
es una película injustificadamente larga y, en ese afán absurdo de alargue, cae de lleno en la desproporción de algunos temas, en la introducción de asuntos que no vienen a qué y que llevan a escenas, reiteradas y circulares, de una premiosidad desesperante: llega a aburrir. Mucho. Lo mismo se cuenta en la mitad de tiempo y nos hubieran evitado de paso prácticamente la segunda parte, sobrante, sobre todo el viaje a Carrara (bellísimas imágenes, de lo mejor) y unas consecuencias, que se antojan extemporáneas y con calzador (milagro incluido), una especie de rizada de rizo de la soberbia capitalista. Sobrante, como digo.
la apariencia estética de la película es muy notable. Destacan sobre todo la fotografía, excelente, y las actuaciones de Brody —magnífico en un papel muy exigente— y Pearce; los demás, bueno, correctos, pasables en general.
En la parte negativa:
es una película injustificadamente larga y, en ese afán absurdo de alargue, cae de lleno en la desproporción de algunos temas, en la introducción de asuntos que no vienen a qué y que llevan a escenas, reiteradas y circulares, de una premiosidad desesperante: llega a aburrir. Mucho. Lo mismo se cuenta en la mitad de tiempo y nos hubieran evitado de paso prácticamente la segunda parte, sobrante, sobre todo el viaje a Carrara (bellísimas imágenes, de lo mejor) y unas consecuencias, que se antojan extemporáneas y con calzador (milagro incluido), una especie de rizada de rizo de la soberbia capitalista. Sobrante, como digo.
28 de octubre de 2024
28 de octubre de 2024
65 de 85 usuarios han encontrado esta crítica útil
La arquitectura brutalista es un estilo arquitectónico que surgió en la década de 1950, en plena posguerra. Son edificios minimalistas hechos con hormigón o ladrillo visto, sin lucir ni pintar y con formas geométricas muy cuadradas.
Quería recalcar esto, ya que cuando vi la película en el Festival de cine de Valladolid desconocía la procedencia de este curioso título. Una obra monumental, como se ha calificado, de 3 horas, 35 minutos de duración, con un intermedio de 15 minutos.
La película narra 30 años en la vida de László Tóth, un arquitecto judío nacido en Hungria que sobrevivió al Holocausto, emigrando a Estados Unidos, su sueño americano se truncó en un principio, hasta que un adinerado empresario le contrato para reformar una biblioteca, el resultado no fue satisfactorio, pero se publicaron fotos en una revista de arquitectura valorando mucho el trabajo. Esto hizo que el magnate Harrison Lee Van Buren le propusiera un mega proyecto descomunal...
Ambiciosa y desafiante, ha producido una gran controversia en el público, para unos una obra maestra y para otros bastante pesada y densa por su larga duración. Es indudable y hay que recalcar la valentía de producir un proyecto como este tan original y complejo.
Protagoniza Adrien Brody que claramente nos recuerda su trabajo en el film de Polanski "El pianista", una gran interpretación con la complejidad y fragilidad de un hombre atormentado por los fantasmas del pasado que sufrirá una gran transformación. Por otro lado, tenemos a Guy Pearce como este ambicioso rico manipulador que claramente simboliza la diferencia de clases, la explotación y la xenofobia que imperaba en aquellos años en USA. Felicity Jones es la esposa de Lazslo que trae con el paso del tiempo desde Hungría y que ha quedado impedida en silla de ruedas por culpa de la hambruna.
Dirige Bradley Corbet, un actor que recordamos de "Melancolía" y sobre todo de "Funny Games", siendo esta su tercera película como director detrás de "La infancia de un líder" de 2015 y "Vox Lux, el precio de la fama" de 2018.
Visualmente impactante, quizá se echa de menos una mayor implicación emocional con los personajes, ya que el protagonista es vulnerable y se le explota sin piedad, así como una narrativa compleja llena de simbolismos que resultan a veces difíciles de entender. Aun así, el resultado es impresionante, que desafía al cine convencional y que su épica hará que te sientes luego a reflexionar de lo que has visto.
Como curiosidad decir que se ha rodado en VistaVision un formato panorámico que no se utilizaba desde hace más de 60 años, siendo la última película "El rostro impenetrable" de Marlon Brando en 1961.
Destino Arrakis.com
Quería recalcar esto, ya que cuando vi la película en el Festival de cine de Valladolid desconocía la procedencia de este curioso título. Una obra monumental, como se ha calificado, de 3 horas, 35 minutos de duración, con un intermedio de 15 minutos.
La película narra 30 años en la vida de László Tóth, un arquitecto judío nacido en Hungria que sobrevivió al Holocausto, emigrando a Estados Unidos, su sueño americano se truncó en un principio, hasta que un adinerado empresario le contrato para reformar una biblioteca, el resultado no fue satisfactorio, pero se publicaron fotos en una revista de arquitectura valorando mucho el trabajo. Esto hizo que el magnate Harrison Lee Van Buren le propusiera un mega proyecto descomunal...
Ambiciosa y desafiante, ha producido una gran controversia en el público, para unos una obra maestra y para otros bastante pesada y densa por su larga duración. Es indudable y hay que recalcar la valentía de producir un proyecto como este tan original y complejo.
Protagoniza Adrien Brody que claramente nos recuerda su trabajo en el film de Polanski "El pianista", una gran interpretación con la complejidad y fragilidad de un hombre atormentado por los fantasmas del pasado que sufrirá una gran transformación. Por otro lado, tenemos a Guy Pearce como este ambicioso rico manipulador que claramente simboliza la diferencia de clases, la explotación y la xenofobia que imperaba en aquellos años en USA. Felicity Jones es la esposa de Lazslo que trae con el paso del tiempo desde Hungría y que ha quedado impedida en silla de ruedas por culpa de la hambruna.
Dirige Bradley Corbet, un actor que recordamos de "Melancolía" y sobre todo de "Funny Games", siendo esta su tercera película como director detrás de "La infancia de un líder" de 2015 y "Vox Lux, el precio de la fama" de 2018.
Visualmente impactante, quizá se echa de menos una mayor implicación emocional con los personajes, ya que el protagonista es vulnerable y se le explota sin piedad, así como una narrativa compleja llena de simbolismos que resultan a veces difíciles de entender. Aun así, el resultado es impresionante, que desafía al cine convencional y que su épica hará que te sientes luego a reflexionar de lo que has visto.
Como curiosidad decir que se ha rodado en VistaVision un formato panorámico que no se utilizaba desde hace más de 60 años, siendo la última película "El rostro impenetrable" de Marlon Brando en 1961.
Destino Arrakis.com
25 de enero de 2025
25 de enero de 2025
53 de 71 usuarios han encontrado esta crítica útil
No pesan las tres horas y media, aunque nunca llega la película que espero.
Llena de aciertos parciales, promete una calidad que solo tiene en secuencias sueltas sin continuidad. Abunda en manierismos típicos de melodramas antiguos sin la sutileza ni el brío de los creadores del género (Douglas Sirk, por ejemplo), y al final me quedo con las manos vacías ante un quiero y no puedo de un falso biopic con arquitecto que lucha para sobrevivir siempre con el mismo talante, le pase lo que le pase, le hagan lo que le hagan.
Gana con la llegada de Felicity Jones. Pero la historia no mejora. Tiene un empaque de cine de autor irritante.
Le puse un 4 en un alarde de generosidad por el detalle de respetar idiomas originales y acentos, así como las buenas interpretaciones, ninguna más allá por la pobreza con que se diseñaron sus personajes.
Llena de aciertos parciales, promete una calidad que solo tiene en secuencias sueltas sin continuidad. Abunda en manierismos típicos de melodramas antiguos sin la sutileza ni el brío de los creadores del género (Douglas Sirk, por ejemplo), y al final me quedo con las manos vacías ante un quiero y no puedo de un falso biopic con arquitecto que lucha para sobrevivir siempre con el mismo talante, le pase lo que le pase, le hagan lo que le hagan.
Gana con la llegada de Felicity Jones. Pero la historia no mejora. Tiene un empaque de cine de autor irritante.
Le puse un 4 en un alarde de generosidad por el detalle de respetar idiomas originales y acentos, así como las buenas interpretaciones, ninguna más allá por la pobreza con que se diseñaron sus personajes.
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