Civil War
6,6
20.953
Acción. Bélico. Drama. Thriller
En un futuro cercano, donde América está sumida en una cruenta guerra civil, un equipo de periodistas y fotógrafos de guerra emprenderá un viaje por carretera en dirección a Washington DC. Su misión: llegar antes de que las fuerzas rebeldes asalten la Casa Blanca y arrebaten el control al presidente de Estados Unidos.
10 de mayo de 2024
10 de mayo de 2024
83 de 106 usuarios han encontrado esta crítica útil
Acabo de ver Civil War, película bélico – distópica, donde se revisan valores éticos y sociales en un formato “peli de carretera” … hasta aquí bien; PUES NO: ¡vaya truño!
Así que, como diría Jack el destripador, “vayamos por partes”:
Empezando por el final: formato ROAD MOVIE (en inglés suena mejor) … a ver: en efecto es una road – movie, pero tan floja y poco convincente que, por momentos, me pareció estar viendo “ZOMBIELAND – Mata y remata”. Al menos ésta tiene un toque canalla, divertido y toca narices y, por lo tanto, se puede permitir todo tipo de fallos y exageraciones; pero CIVIL WAR está planteada “en serio” y no son de recibo la cantidad de despropósitos de un guion torpe y sin pulimento (cristales que se rompen y se reparan por el camino, agujeros de bala que aparecen y desaparecen, una tartana que por momentos parece un Ferrari… y así hasta 20 gazapos, que recuerde de primeras).
Que es una peli BÉLICA, en eso también estoy de acuerdo… pegan mas tiros que en una despedida de solteros de un mariachi … de hecho uno casi me da a mí en la sala del cine … menos mal que me aparté a tiempo. A mí, cuando me invitan (es un eufemismo, porque me ha costado una pasta) a ver una peli bélica, enseguida me viene a la memoria Senderos de Gloria, Platoon, La delgada línea roja, Salvad al soldado Ryan, La chaqueta metálica, Apocalipse now, hasta, si me apuras, M.A.S.H. … esta última es coña … ¿o no?. Civil War estaría más cerca de las pelis bélicas de los Hermanos Marx que de alguna de las ilustres mencionadas.
Por lo que respecta al perfil ÉTICO - EMOCIONAL, se agradecería un poco (sólo un poco) del contexto en el que se produce la acción; pero claro, eso hubiera obligado a que el director – guionista se hubieran posicionado (se hubiera mojado) y eso complicaría los ingresos en EEUU; imagínense lo feo que quedaría situar la peli en medio de un alzamiento contra un régimen dictatorial, corrupto (¿en EEUU?, no es posible) … o todo lo contrario, que los vencedores fueran los ‘chorizos’ (¿en EEUU?, menos posible todavía) … no tendrían dólares para pagar las indemnizaciones por manifestaciones violentas delante de los cines. Mejor será que se lo imagine el espectador y así el guionista curra menos y el productor no asume riesgos. Entonces si yo, como espectador, tengo que rellenarles el guion con todo lo que falta, merezco que me descuenten una parte de la entrada … ¿es lo justo no? Al final sigo sin saber por qué se liquidan unos a otros, quién es quién, qué motiva qué ... un DESPROPÓSITO.
Y, para terminar, mejor no decir nada del escaso interés de los personajes (pasaban por allí y se han subido a una pick – up como quien se va de 'campamentos'), ni del manejo de la tecnología, ni de tantos y tantos gazapos y fallos de principiante … entre todos sólo mencionaré uno: ¿alguien me puede decir cuántas fotos se pueden tirar con una “NIKON – F analógica”? (yo tengo una muy parecida por si alguien la quiere) … como máximo 36 tomas (eso creo) … pues contad las que hace la aprendiza de periodista en la última escena, sin recargar … ¿300, 400? … ¡yo qué sé! Es como cuando en el asalto a la caravana en una peli de vaqueros, un soldado pegaba un tiro y caían siete indios y diez caballos … LAMENTABLE.
Así que, como diría Jack el destripador, “vayamos por partes”:
Empezando por el final: formato ROAD MOVIE (en inglés suena mejor) … a ver: en efecto es una road – movie, pero tan floja y poco convincente que, por momentos, me pareció estar viendo “ZOMBIELAND – Mata y remata”. Al menos ésta tiene un toque canalla, divertido y toca narices y, por lo tanto, se puede permitir todo tipo de fallos y exageraciones; pero CIVIL WAR está planteada “en serio” y no son de recibo la cantidad de despropósitos de un guion torpe y sin pulimento (cristales que se rompen y se reparan por el camino, agujeros de bala que aparecen y desaparecen, una tartana que por momentos parece un Ferrari… y así hasta 20 gazapos, que recuerde de primeras).
Que es una peli BÉLICA, en eso también estoy de acuerdo… pegan mas tiros que en una despedida de solteros de un mariachi … de hecho uno casi me da a mí en la sala del cine … menos mal que me aparté a tiempo. A mí, cuando me invitan (es un eufemismo, porque me ha costado una pasta) a ver una peli bélica, enseguida me viene a la memoria Senderos de Gloria, Platoon, La delgada línea roja, Salvad al soldado Ryan, La chaqueta metálica, Apocalipse now, hasta, si me apuras, M.A.S.H. … esta última es coña … ¿o no?. Civil War estaría más cerca de las pelis bélicas de los Hermanos Marx que de alguna de las ilustres mencionadas.
Por lo que respecta al perfil ÉTICO - EMOCIONAL, se agradecería un poco (sólo un poco) del contexto en el que se produce la acción; pero claro, eso hubiera obligado a que el director – guionista se hubieran posicionado (se hubiera mojado) y eso complicaría los ingresos en EEUU; imagínense lo feo que quedaría situar la peli en medio de un alzamiento contra un régimen dictatorial, corrupto (¿en EEUU?, no es posible) … o todo lo contrario, que los vencedores fueran los ‘chorizos’ (¿en EEUU?, menos posible todavía) … no tendrían dólares para pagar las indemnizaciones por manifestaciones violentas delante de los cines. Mejor será que se lo imagine el espectador y así el guionista curra menos y el productor no asume riesgos. Entonces si yo, como espectador, tengo que rellenarles el guion con todo lo que falta, merezco que me descuenten una parte de la entrada … ¿es lo justo no? Al final sigo sin saber por qué se liquidan unos a otros, quién es quién, qué motiva qué ... un DESPROPÓSITO.
Y, para terminar, mejor no decir nada del escaso interés de los personajes (pasaban por allí y se han subido a una pick – up como quien se va de 'campamentos'), ni del manejo de la tecnología, ni de tantos y tantos gazapos y fallos de principiante … entre todos sólo mencionaré uno: ¿alguien me puede decir cuántas fotos se pueden tirar con una “NIKON – F analógica”? (yo tengo una muy parecida por si alguien la quiere) … como máximo 36 tomas (eso creo) … pues contad las que hace la aprendiza de periodista en la última escena, sin recargar … ¿300, 400? … ¡yo qué sé! Es como cuando en el asalto a la caravana en una peli de vaqueros, un soldado pegaba un tiro y caían siete indios y diez caballos … LAMENTABLE.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El guion es tan, tan, tan, tan, pero tan chungo, que aunque contara la peli con todo lujo de detalles, daría igual.
Lo dicho: PÉRDIDA DE TIEMPO Y DINERO.
Lo dicho: PÉRDIDA DE TIEMPO Y DINERO.
26 de abril de 2024
26 de abril de 2024
78 de 99 usuarios han encontrado esta crítica útil
Alex Garland es un autor con una obra muy interesante a sus espaldas (en particular, Ex Machina y DEVS), y eso me hacía tener muchas expectativas sobre esta película. Además, debido a su tema, poseía un enorme potencial, de fuerte resonancia con la actualidad, vista la situación actual ya no solo en EEUU sino en muchos otros países del mundo. Bien, pues a la porra todo ese potencial. La película no solo me parece floja, sino irritante debido a numerosas decisiones de guion.
La primera y más lamentable es la decisión consciente del autor de evitar toda explicación del trasfondo de esta guerra. No sabemos qué la causó, no sabemos qué ideas defiende cada bando (curiosamente, para confundir más al espectador a este respecto, los dos estados asociados en la peli son, políticamente, el ying y el yang en el mundo real), no sabemos qué pretende el presidente, más allá de alguna ligera pincelada que insinúa que es un tanto dictatorial. Estando así las cosas, ya cuesta implicarse mucho en esta guerra. Pero en fin, el tema de fondo parece ser que las guerras son malas (que también hay que decirlo, vaya perogrullada), y para eso los motivos del conflicto dan igual, ¿no?
Pues no, porque la obra hace aguas por más sitios. Los cuatro protagonistas nunca llegan a estar bien definidos, y sus comportamientos van de lo abofeteable a lo incomprensible pasando por lo incongruente, con la única excepción del hombre mayor, de lo poco salvable de la peli. Kirsten Dunst es una actriz excelente, pero aquí tiene muy mal material de base, y solo logra transmitir una vaga sensación de pesadumbre y cinismo (mención aparte merece su repentino ataque de terror cuando se adentran en el capitolio, ¿se ha vuelto una floja de repente o qué?). Su compi parece tomarse todo a coña, no sé si muy consciente de la gravedad de la situación, hasta que decide tener un súbito ataque de nervios cuando ocurre cierto suceso, reacción que inexplicablemente no se repite cuando esta circunstancia vuelve a suceder. La peor sin duda en la reportera novata, que parte de la comprensible inocencia inicial hasta su repentina e injustificada transformación final en aguerrida fotógrafa de guerra (mientras la pobre Dunst hace el cambio inverso). Por no hablar de lo inverosímil y gratuito que resulta que haga fotos con cámara analógica provista de carretes en b/n, y avance en medio de una devastadora guerra civil cargando con un equipo portátil de revelado de fotos. Pero, en medio, los cuatro protagonizan una escena que merece párrafo aparte.
Hace un rato comentaba que los personajes (¿y la propia peli, con sus uso de cancioncitas incongruentemente animadas?) no parecen tomarse muy en serio la guerra en la que están metidos. Bien, pues la escena cumbre a este respecto ocurre cuando la chavala y un reportero asiático que parece un mochilero fumeta deciden intercambiarse de coche en una escena ridícula e incoherente con el contexto. Dejando de lado lo estúpido de la escena, es obvio que es un recurso de guión para separar a la chica de "mamá Kirsten", y efectivamente a renglón seguido tienen lugar las consecuencias de la estupidez de los personajes, solo salvados por cierta intervención de un tercero en una escena digna de peli estilo Fast & Furious (nada en contra de esas pelis, pero ¿quizás una escena así sobra en un supuesto drama serio sobre lo horrible que es una guerra?).
Hipócritamente, los personajes, en varios momentos, hablan con desdén de las personas que han decidido "hacer como si esa guerra no existiera". Y digo hipócritamente porque ellos mismos actúan por el puro interés de obtener la mejor foto posible, de manera completamente despegada y amoral. Ellos sí están "interesados" en la guerra, pero no porque esta les horrorice, sino porque les da la posibilidad de sacar "fotazas". ¿En serio les da esto derecho a adoptar esa pose de superioridad moral?
Pero, finalmente, qué más da, si el propio director parece tratar esta guerra como el mero telón de fondo de un videojuego en el que se avanza por fases. Según llegamos al clímax, las escenas bélicas son cada vez más de cartón piedra, con soldados pegando tiros y haciendo cosas (¿a qué viene ese tubo de luz para una habitación perfectamente ilumimada?) sin ton ni son ni ningún sentido de la progresión narrativa. El "momentazo" final, no haré spoilers, es completamente gratuito, y encima viene acompañado de un cliché dramático mil veces visto en, de nuevo, decenas de pelis de acción y superhéroes.
Y hala, un último diálogo gratuito y vacío de contenido con el presidente, y dentro canción tontita y despreocupada. Espero que Alex Garland no siga por aquí o lo perderemos del todo.
La primera y más lamentable es la decisión consciente del autor de evitar toda explicación del trasfondo de esta guerra. No sabemos qué la causó, no sabemos qué ideas defiende cada bando (curiosamente, para confundir más al espectador a este respecto, los dos estados asociados en la peli son, políticamente, el ying y el yang en el mundo real), no sabemos qué pretende el presidente, más allá de alguna ligera pincelada que insinúa que es un tanto dictatorial. Estando así las cosas, ya cuesta implicarse mucho en esta guerra. Pero en fin, el tema de fondo parece ser que las guerras son malas (que también hay que decirlo, vaya perogrullada), y para eso los motivos del conflicto dan igual, ¿no?
Pues no, porque la obra hace aguas por más sitios. Los cuatro protagonistas nunca llegan a estar bien definidos, y sus comportamientos van de lo abofeteable a lo incomprensible pasando por lo incongruente, con la única excepción del hombre mayor, de lo poco salvable de la peli. Kirsten Dunst es una actriz excelente, pero aquí tiene muy mal material de base, y solo logra transmitir una vaga sensación de pesadumbre y cinismo (mención aparte merece su repentino ataque de terror cuando se adentran en el capitolio, ¿se ha vuelto una floja de repente o qué?). Su compi parece tomarse todo a coña, no sé si muy consciente de la gravedad de la situación, hasta que decide tener un súbito ataque de nervios cuando ocurre cierto suceso, reacción que inexplicablemente no se repite cuando esta circunstancia vuelve a suceder. La peor sin duda en la reportera novata, que parte de la comprensible inocencia inicial hasta su repentina e injustificada transformación final en aguerrida fotógrafa de guerra (mientras la pobre Dunst hace el cambio inverso). Por no hablar de lo inverosímil y gratuito que resulta que haga fotos con cámara analógica provista de carretes en b/n, y avance en medio de una devastadora guerra civil cargando con un equipo portátil de revelado de fotos. Pero, en medio, los cuatro protagonizan una escena que merece párrafo aparte.
Hace un rato comentaba que los personajes (¿y la propia peli, con sus uso de cancioncitas incongruentemente animadas?) no parecen tomarse muy en serio la guerra en la que están metidos. Bien, pues la escena cumbre a este respecto ocurre cuando la chavala y un reportero asiático que parece un mochilero fumeta deciden intercambiarse de coche en una escena ridícula e incoherente con el contexto. Dejando de lado lo estúpido de la escena, es obvio que es un recurso de guión para separar a la chica de "mamá Kirsten", y efectivamente a renglón seguido tienen lugar las consecuencias de la estupidez de los personajes, solo salvados por cierta intervención de un tercero en una escena digna de peli estilo Fast & Furious (nada en contra de esas pelis, pero ¿quizás una escena así sobra en un supuesto drama serio sobre lo horrible que es una guerra?).
Hipócritamente, los personajes, en varios momentos, hablan con desdén de las personas que han decidido "hacer como si esa guerra no existiera". Y digo hipócritamente porque ellos mismos actúan por el puro interés de obtener la mejor foto posible, de manera completamente despegada y amoral. Ellos sí están "interesados" en la guerra, pero no porque esta les horrorice, sino porque les da la posibilidad de sacar "fotazas". ¿En serio les da esto derecho a adoptar esa pose de superioridad moral?
Pero, finalmente, qué más da, si el propio director parece tratar esta guerra como el mero telón de fondo de un videojuego en el que se avanza por fases. Según llegamos al clímax, las escenas bélicas son cada vez más de cartón piedra, con soldados pegando tiros y haciendo cosas (¿a qué viene ese tubo de luz para una habitación perfectamente ilumimada?) sin ton ni son ni ningún sentido de la progresión narrativa. El "momentazo" final, no haré spoilers, es completamente gratuito, y encima viene acompañado de un cliché dramático mil veces visto en, de nuevo, decenas de pelis de acción y superhéroes.
Y hala, un último diálogo gratuito y vacío de contenido con el presidente, y dentro canción tontita y despreocupada. Espero que Alex Garland no siga por aquí o lo perderemos del todo.
20 de abril de 2024
20 de abril de 2024
61 de 88 usuarios han encontrado esta crítica útil
Parece estar de moda cansarse de sí mismo y usar la disonancia como ironía. Devs fue una obra maestra, esta una reverberación de la misma pasada por oídos que ya no comprenden la eufonía.
O quizá es la resolución de una obscena cifra del partido demócrata para la producción de propaganda porque los anuncios ya no llegan a los zoomers. Quien sabe … al final siempre es un poco de todo, como en toda receta que apesta.
La típica lata de conservas con los mensajes necesarios para asustar. Un poquito de picante por aquí y por allá, lo calentamos todo bien y mientras se digiera es comida.
Tomas copiadas de las obras maestras de la guerra del siglo pasado que palidecen simplemente revisionando Apocalypse Now. Secundarios apareciendo de la nada porque claro nadie sabe lo que pasa con secundarios que entran sin contexto en escena en medio de una película de terror. El maestro que se sacrifica para arreglar el error de su aprendiz; dos veces, si, dos; lo se. La verdad de la mitad de la población americana repetida una y otra vez mientras “explosiones” y “muertos”, todo super original.
Canciones antitéticas incidiendo en la cámara lenta para acentuar lo absurdo, ¿De la guerra? ¿De centrarse solo en una postura? ¿Del momento concreto en la película? ¿De la creación de la película en sí?
Está todo tan podrido que ni lo contradictorio genera armonía y sólo transmite una espiral ridícula de desesperación. Y no, Garland, lo siento pero lo visual no te salva de la mediocridad si no sabes entrelazarlo bien con todo lo demás.
Parece como si se riera de sí mismo filmando esta bazofia. Quizá nos está intentando mandar un mensaje saboteando su anuncio de campaña o quizá el dinero te ciega tanto que al final solo haces lo que te dictan para vivir bien.
Da igual lo que sea, acaba de caer otro más. Nolan y Villeneuve aguantaron mejor la peste de la podredumbre que inunda los fotogramas cuando quieren influir al espectador.
Tendremos que regresar a una época donde el cine sea insignificante para que los creadores vuelvan a mearse en las órdenes del poderoso caballero.
Ha llegado la hora de empezar a gastar el tiempo en algo que realmente tenga sentido y salir de este tormento que me envuelve por no aceptar que lo que estamos presenciando estos años es, sin más, el final del reinado de Estados Unidos en el Séptimo Arte.
El Séptimo Arte ha muerto, que viva el Séptimo Arte.
O quizá es la resolución de una obscena cifra del partido demócrata para la producción de propaganda porque los anuncios ya no llegan a los zoomers. Quien sabe … al final siempre es un poco de todo, como en toda receta que apesta.
La típica lata de conservas con los mensajes necesarios para asustar. Un poquito de picante por aquí y por allá, lo calentamos todo bien y mientras se digiera es comida.
Tomas copiadas de las obras maestras de la guerra del siglo pasado que palidecen simplemente revisionando Apocalypse Now. Secundarios apareciendo de la nada porque claro nadie sabe lo que pasa con secundarios que entran sin contexto en escena en medio de una película de terror. El maestro que se sacrifica para arreglar el error de su aprendiz; dos veces, si, dos; lo se. La verdad de la mitad de la población americana repetida una y otra vez mientras “explosiones” y “muertos”, todo super original.
Canciones antitéticas incidiendo en la cámara lenta para acentuar lo absurdo, ¿De la guerra? ¿De centrarse solo en una postura? ¿Del momento concreto en la película? ¿De la creación de la película en sí?
Está todo tan podrido que ni lo contradictorio genera armonía y sólo transmite una espiral ridícula de desesperación. Y no, Garland, lo siento pero lo visual no te salva de la mediocridad si no sabes entrelazarlo bien con todo lo demás.
Parece como si se riera de sí mismo filmando esta bazofia. Quizá nos está intentando mandar un mensaje saboteando su anuncio de campaña o quizá el dinero te ciega tanto que al final solo haces lo que te dictan para vivir bien.
Da igual lo que sea, acaba de caer otro más. Nolan y Villeneuve aguantaron mejor la peste de la podredumbre que inunda los fotogramas cuando quieren influir al espectador.
Tendremos que regresar a una época donde el cine sea insignificante para que los creadores vuelvan a mearse en las órdenes del poderoso caballero.
Ha llegado la hora de empezar a gastar el tiempo en algo que realmente tenga sentido y salir de este tormento que me envuelve por no aceptar que lo que estamos presenciando estos años es, sin más, el final del reinado de Estados Unidos en el Séptimo Arte.
El Séptimo Arte ha muerto, que viva el Séptimo Arte.
19 de abril de 2024
19 de abril de 2024
75 de 121 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras su combo de ‘Devs’ y ‘Men’, Alex Garland confirma que parece haber vislumbrado el presente con ‘Civil War’, que cuenta con un reparto espectacular, entre los que destacan Kirsten Dunst, Jesse Plemons, Wagner Moura, Cailee Spaeny, Stephen McKinley Henderson, Sonoya Mizuno, y Nick Offerman como el Presidente de los Estados Unidos de esta ucronía a las puertas que planea ya como el título más taquillero de la compañía indie.
Después de anunciar que quiere retirarse de la dirección, Alex Garland ofrece su trabajo más impresionante, que retrata un presente distorsionado, pero no demasiado distante, con una lucidez que ya está creando grietas en la comunidad cinéfila estadounidense. Tomando la dinámica de una road movie bélica, el director de ‘Men’ llena su último trabajo de imágenes indelebles, con un tono que vacila entre la ciencia ficción “dentro de dos días” que planteaba ‘Hijos de los hombres’ y el George A. Romero más nihilista.
Un potente examen de una nación en decadencia con los clásicos compases de un viaje a la oscuridad de ‘Apocalipse Now’, aquí a través de los ojos neutrales del periodismo, lo que evoca una ficción llena de ideas subversivas que van desde la necesidad de la libertad de información, sea cual sea el signo, a la filosofía sobre la desensibilización a la violencia, el rubbernecking en las redes y la deshumanización de occidente. Entre ‘Territorio comanche’ y ‘Nightcrawler’, la libertad de prensa emerge sobre ideologías y posiciones.
Garland sigue los pasos de la ficción especulativa de una nueva Guerra Civil tras la sátira de Joe Dante ‘The Second Civil War’ (1997), que aunque fuera una caricatura tenía bastante filo, tenía su lectura pesimista de la insensibilidad americana, por lo que aquí se equilibra el tremendismo con cierta comedia negra sutil, poniendo nada menos que a Ron Swanson como Presidente, aunque aquí los signos son confusos, y la rebelión planteada no es la misma que en 1861, haciendo los motivos más crípticos, pese a dejar claras las tendencias en los personajes que van encontrando en el camino.
Con una Kirsten Dunst imperial, el guion plantea un clásico juego de intercambio de dinámica entre dos personajes, aquí Cailee Spaeny quedando absorta por el poder del objetivo. El grupo parece un reflejo del que nos encontrábamos en ’28 días después’, con la que no solo comparte un mismo tono casi apocalíptico, sino también ciertas decisiones argumentales, e incluso sensibilidad opresiva, es como si fuera un capítulo intermedio sin zombies, quizá el ensayo para ’28 años después’ que está a punto de escribir para Danny Boyle.
No es baladí el aspecto zombie, puesto que su estructura, temas y hasta detalles de la trama son como ‘Diary of the dead’ sin los muertos vivientes, donde George A. Romero tomaba el Katrina como ejemplo para cuestionar la "realidad" través de la cámara, la ética y el narcisismo de observador en el nacimiento de las redes sociales de vídeo, pero que también tenía tensos encuentros con militares o la guardia nacional en la carretera, o un tramo final que hace imposible no pensar que Garland sigue revisando el cine del americano, que ya comprimía en su epopeya de infectados.
Imposible por ello tampoco no pensar en ‘La noche de los muertos vivientes’ y su escalamiento mínimo de las verdaderas tensiones de la Norteamérica dividida, donde el factor racial brotaba en sus diapositivas finales de la misma forma en la que Garland recoge ciertas imágenes a modo de documento de ciencia ficción, que hace eco con hechos casi distópicos que hemos vivido anteayer en tiempo real, y que llega a la mimesis en las últimas instantáneas cargadas de amargor y poder evocativo de una cultura del meme ávida de retirar la humanidad al contrario.
Garland apenas debe modificar retratos recientes para dotar a su ficción de un poder discursivo que no necesita aditivos, posiciones políticas, texto o intenciones más allá que la representación de una realidad que se revela por sí sola y se refleja de forma grotesca en pantalla. Desde los ataques al capitolio a Charlottesville, la huella del presente se desparrama como un rastro de sangre en el reflejo de la pared de la democracia más perfecta en el mundo occidental.
La fuerza y realidad de las imágenes de ‘Civil War’ es tal que en su imaginación de la EE.UU militarizada recrea lo que está pasando en Texas casi en tiempo real, con una representación aterradora de la actividad de las tropas en la frontera que se hace cada vez más opresiva. Porque en el fondo, hay una película de terror en cada escena de asedio, donde además de violencia descarnada e imaginería macabra a lo ‘Ven y mira’ (1985).
La deshumanización se torna un apocalipsis tangible que hiela la sangre, desde Abu Ghraib a los ataques de Colorado o las iglesias negras de Louisiana. Y bajo su cubierta nihilista, la película esconde un gran espectáculo híbrido de cine fantástico y bélico, en el que las grandes set pieces de acción están al servicio de la construcción de un conflicto imaginario que no deja atrás la violencia ausente en blockbuster actual, aunque se nos muestre de forma oblicua, lo que precisamente le da un poder a las imágenes que sugiere e invita a despertar a la situación realmente irreal que forma parte del día a día de los USA.
En su recepción, la abyecta utilización de la neutralidad de ‘Civil War’ va a sacar caretas de todo tipo. La principal, la de pensar que va de bandos y una guerra en la que hay que posicionarse, y no sobre la necesidad de poder informar en cualquier circunstancia sobre lo que tienes ante tus narices sin miedo a ser señalado o a buscar justificaciones más allá del trabajo en crudo, por lo que Garland ha hablado de allí, quizá sin querer hablando de otros lugares, convirtiendo su canto del cisne en el mejor acompañamiento para ‘20 días en Mariúpol’ posible, mientras recuerda a la UE que lo que está ocurriendo con los medios en la franja de Gaza es intolerable.
Puntuación: 8 sobre 10.
Después de anunciar que quiere retirarse de la dirección, Alex Garland ofrece su trabajo más impresionante, que retrata un presente distorsionado, pero no demasiado distante, con una lucidez que ya está creando grietas en la comunidad cinéfila estadounidense. Tomando la dinámica de una road movie bélica, el director de ‘Men’ llena su último trabajo de imágenes indelebles, con un tono que vacila entre la ciencia ficción “dentro de dos días” que planteaba ‘Hijos de los hombres’ y el George A. Romero más nihilista.
Un potente examen de una nación en decadencia con los clásicos compases de un viaje a la oscuridad de ‘Apocalipse Now’, aquí a través de los ojos neutrales del periodismo, lo que evoca una ficción llena de ideas subversivas que van desde la necesidad de la libertad de información, sea cual sea el signo, a la filosofía sobre la desensibilización a la violencia, el rubbernecking en las redes y la deshumanización de occidente. Entre ‘Territorio comanche’ y ‘Nightcrawler’, la libertad de prensa emerge sobre ideologías y posiciones.
Garland sigue los pasos de la ficción especulativa de una nueva Guerra Civil tras la sátira de Joe Dante ‘The Second Civil War’ (1997), que aunque fuera una caricatura tenía bastante filo, tenía su lectura pesimista de la insensibilidad americana, por lo que aquí se equilibra el tremendismo con cierta comedia negra sutil, poniendo nada menos que a Ron Swanson como Presidente, aunque aquí los signos son confusos, y la rebelión planteada no es la misma que en 1861, haciendo los motivos más crípticos, pese a dejar claras las tendencias en los personajes que van encontrando en el camino.
Con una Kirsten Dunst imperial, el guion plantea un clásico juego de intercambio de dinámica entre dos personajes, aquí Cailee Spaeny quedando absorta por el poder del objetivo. El grupo parece un reflejo del que nos encontrábamos en ’28 días después’, con la que no solo comparte un mismo tono casi apocalíptico, sino también ciertas decisiones argumentales, e incluso sensibilidad opresiva, es como si fuera un capítulo intermedio sin zombies, quizá el ensayo para ’28 años después’ que está a punto de escribir para Danny Boyle.
No es baladí el aspecto zombie, puesto que su estructura, temas y hasta detalles de la trama son como ‘Diary of the dead’ sin los muertos vivientes, donde George A. Romero tomaba el Katrina como ejemplo para cuestionar la "realidad" través de la cámara, la ética y el narcisismo de observador en el nacimiento de las redes sociales de vídeo, pero que también tenía tensos encuentros con militares o la guardia nacional en la carretera, o un tramo final que hace imposible no pensar que Garland sigue revisando el cine del americano, que ya comprimía en su epopeya de infectados.
Imposible por ello tampoco no pensar en ‘La noche de los muertos vivientes’ y su escalamiento mínimo de las verdaderas tensiones de la Norteamérica dividida, donde el factor racial brotaba en sus diapositivas finales de la misma forma en la que Garland recoge ciertas imágenes a modo de documento de ciencia ficción, que hace eco con hechos casi distópicos que hemos vivido anteayer en tiempo real, y que llega a la mimesis en las últimas instantáneas cargadas de amargor y poder evocativo de una cultura del meme ávida de retirar la humanidad al contrario.
Garland apenas debe modificar retratos recientes para dotar a su ficción de un poder discursivo que no necesita aditivos, posiciones políticas, texto o intenciones más allá que la representación de una realidad que se revela por sí sola y se refleja de forma grotesca en pantalla. Desde los ataques al capitolio a Charlottesville, la huella del presente se desparrama como un rastro de sangre en el reflejo de la pared de la democracia más perfecta en el mundo occidental.
La fuerza y realidad de las imágenes de ‘Civil War’ es tal que en su imaginación de la EE.UU militarizada recrea lo que está pasando en Texas casi en tiempo real, con una representación aterradora de la actividad de las tropas en la frontera que se hace cada vez más opresiva. Porque en el fondo, hay una película de terror en cada escena de asedio, donde además de violencia descarnada e imaginería macabra a lo ‘Ven y mira’ (1985).
La deshumanización se torna un apocalipsis tangible que hiela la sangre, desde Abu Ghraib a los ataques de Colorado o las iglesias negras de Louisiana. Y bajo su cubierta nihilista, la película esconde un gran espectáculo híbrido de cine fantástico y bélico, en el que las grandes set pieces de acción están al servicio de la construcción de un conflicto imaginario que no deja atrás la violencia ausente en blockbuster actual, aunque se nos muestre de forma oblicua, lo que precisamente le da un poder a las imágenes que sugiere e invita a despertar a la situación realmente irreal que forma parte del día a día de los USA.
En su recepción, la abyecta utilización de la neutralidad de ‘Civil War’ va a sacar caretas de todo tipo. La principal, la de pensar que va de bandos y una guerra en la que hay que posicionarse, y no sobre la necesidad de poder informar en cualquier circunstancia sobre lo que tienes ante tus narices sin miedo a ser señalado o a buscar justificaciones más allá del trabajo en crudo, por lo que Garland ha hablado de allí, quizá sin querer hablando de otros lugares, convirtiendo su canto del cisne en el mejor acompañamiento para ‘20 días en Mariúpol’ posible, mientras recuerda a la UE que lo que está ocurriendo con los medios en la franja de Gaza es intolerable.
Puntuación: 8 sobre 10.
23 de abril de 2024
23 de abril de 2024
49 de 69 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al ver este pastiche periodístico de cuarta o quinta división me vino a la mente películas ochenteras como Amanecer Rojo del añorado Patrick Swayze. No digo que aquella fuese una película de calidad, pero por lo menos no intentaba engañarnos, cosa que si hace y sin remordimientos esta Civil War de Alex Garland.
Espero que la película sea vista por periodistas reales, con experiencia en conflictos... venga.. voy a invitar a Arturo Pérez-Reverte a que la visione y la descuartice... que es lo que se merece.
Exponer una guerra, en este caso civil, con los ojos de los que intentan informar de ella, los periodistas, no es nada nuevo. Hay multitud de ejemplos más o menos acertados. Lo que no es de recibo es que un país tan inmenso como los EEUU se retrate su futurible guerra civil con tan pocos recursos. Todo está vacío, como un videojuego de mundo abierto de los noventa. El director no nos explica cómo ocurrieron los hechos... aquí de lo que se trata es de que un cuarteto "periodístico" nos cuente sus vivencias de camino a la batalla final donde se dilucidará no se sabe muy bien qué.
En ese camino os aburriréis a base de bien. Ninguna batalla que se precie, en una guerra civil de un país con uno de los armamentos militares más poderosos del planeta. En esa "aventura" las reflexiones serán tan básicas que es mejor que una bala perdida acabe con vosotros en la misma sala del cine.
Resumiendo.. con propuestas así.. es mejor que haya una Cinema War y acabemos con propuestas como estas.
Espero que la película sea vista por periodistas reales, con experiencia en conflictos... venga.. voy a invitar a Arturo Pérez-Reverte a que la visione y la descuartice... que es lo que se merece.
Exponer una guerra, en este caso civil, con los ojos de los que intentan informar de ella, los periodistas, no es nada nuevo. Hay multitud de ejemplos más o menos acertados. Lo que no es de recibo es que un país tan inmenso como los EEUU se retrate su futurible guerra civil con tan pocos recursos. Todo está vacío, como un videojuego de mundo abierto de los noventa. El director no nos explica cómo ocurrieron los hechos... aquí de lo que se trata es de que un cuarteto "periodístico" nos cuente sus vivencias de camino a la batalla final donde se dilucidará no se sabe muy bien qué.
En ese camino os aburriréis a base de bien. Ninguna batalla que se precie, en una guerra civil de un país con uno de los armamentos militares más poderosos del planeta. En esa "aventura" las reflexiones serán tan básicas que es mejor que una bala perdida acabe con vosotros en la misma sala del cine.
Resumiendo.. con propuestas así.. es mejor que haya una Cinema War y acabemos con propuestas como estas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Hay muchas escenas vergonzantes. Algunas incluso "denunciables" al director y guionista. Veamos. Al inicio la periodista experta le enseña a la periodista joven y sin experiencia que a cubrir conflictos siempre se hace con chaleco y con casco. Bien.. 40 minutos más tarde, en una refriega en un pueblo perdido entre 10 combatientes de ambos bandos aparecen todos los miembros del elenco periodístico de la película con el consabido chaleco y casco...
Ahora viene lo mejor. Escena final. Batalla final. Tanques, bazucas... balas por doquier... ¿adivináis cómo aparecen los periodistas en el conflicto más duro y peligroso de la película? Pues eso.. sin casco. Lamentable tomadura de pelo del guionista y director.
Ahora viene lo mejor. Escena final. Batalla final. Tanques, bazucas... balas por doquier... ¿adivináis cómo aparecen los periodistas en el conflicto más duro y peligroso de la película? Pues eso.. sin casco. Lamentable tomadura de pelo del guionista y director.
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