Smile 2
6,0
6.891
Terror. Thriller
La estrella del pop mundial Skye Riley está a punto de embarcarse en una nueva gira mundial cuando empieza a experimentar una serie de sucesos cada vez más aterradores e inexplicables. Angustiada por la espiral de horrores y la abrumadora presión de la fama, Skye tendrá que enfrentarse a su oscuro pasado para recuperar el control de su vida antes de que sea demasiado tarde. Secuela de 'Smile' (2022).
23 de noviembre de 2024
23 de noviembre de 2024
11 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Típica secuela que vive de su predecesora. Si se engloba en el género de terror es por el tema sobrenatural y el gore, porque por los demás es absurda. Es tan mala que le hay que ir buscando el sentido en cada momento, recordando las 'normas' de la primera película. Es difícil continuar una película exitosa, pero más difícil es promocionar y producir bodrios, aunque últimamente en Hollywood es el pan de cada día.
Me gustaría decir que es un gran film, que da miedo y que termine acojonado tras verla, pero que va, acabe pidiendo la hora.
Cuando pasen unos meses nadie se acordará de este film.
Me gustaría decir que es un gran film, que da miedo y que termine acojonado tras verla, pero que va, acabe pidiendo la hora.
Cuando pasen unos meses nadie se acordará de este film.
24 de octubre de 2024
24 de octubre de 2024
12 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Parker Finn regresa con la secuela de Smile, y no decepciona. Esta vez seguimos a Skye Riley, una estrella del pop mundial a punto de embarcarse en una gira cuando sucesos aterradores e inexplicables comienzan a desmoronar su vida. La película arranca con un plano secuencia impactante, que no solo te mete de lleno en la historia, sino que establece el tono de lo que está por venir: una espiral de horror que sigue de cerca a su protagonista.
La dirección de Finn es impecable, centrando la cámara en Skye durante todo el metraje, lo que crea una sensación de agobio constante. El espectador se convierte en una sombra que acompaña a la protagonista en su descenso al miedo y la paranoia. Este recurso estilístico es clave para transmitir la intensidad emocional y la vulnerabilidad de Skye, atrapada no solo por el terror sobrenatural, sino también por la presión de la fama y un pasado oscuro que amenaza con consumirla.
Las escenas de terror están brillantemente construidas, con momentos de gore bien dosificados que no caen en lo gratuito, pero que saben impactar cuando es necesario. Hay secuencias que generan una atmósfera asfixiante, logrando que el público sienta el mismo terror que experimenta la protagonista. Y es que, si algo hace bien esta secuela, es mantener la tensión en todo momento, sin perder el ritmo.
A nivel de actuación, la protagonista brilla. Su interpretación es convincente y llena de matices, capturando a la perfección la mezcla de miedo, confusión y desesperación que su personaje atraviesa. No es fácil estar a la altura de una película que ya de por sí fue exitosa, pero ella consigue elevar esta secuela, dotándola de una profundidad emocional que no siempre se ve en el género.
En definitiva, esta segunda parte no tiene nada que envidiar a la primera. Finn no solo mantiene el nivel, sino que lo lleva un paso más allá, entregándonos una película que mezcla el horror psicológico con una narrativa visual efectiva y momentos de puro terror. Si te gustó Smile, esta secuela te dejará al borde del asiento. ¿Las segundas partes nunca fueron buenas? Parker Finn acaba de romper esa regla.”
La dirección de Finn es impecable, centrando la cámara en Skye durante todo el metraje, lo que crea una sensación de agobio constante. El espectador se convierte en una sombra que acompaña a la protagonista en su descenso al miedo y la paranoia. Este recurso estilístico es clave para transmitir la intensidad emocional y la vulnerabilidad de Skye, atrapada no solo por el terror sobrenatural, sino también por la presión de la fama y un pasado oscuro que amenaza con consumirla.
Las escenas de terror están brillantemente construidas, con momentos de gore bien dosificados que no caen en lo gratuito, pero que saben impactar cuando es necesario. Hay secuencias que generan una atmósfera asfixiante, logrando que el público sienta el mismo terror que experimenta la protagonista. Y es que, si algo hace bien esta secuela, es mantener la tensión en todo momento, sin perder el ritmo.
A nivel de actuación, la protagonista brilla. Su interpretación es convincente y llena de matices, capturando a la perfección la mezcla de miedo, confusión y desesperación que su personaje atraviesa. No es fácil estar a la altura de una película que ya de por sí fue exitosa, pero ella consigue elevar esta secuela, dotándola de una profundidad emocional que no siempre se ve en el género.
En definitiva, esta segunda parte no tiene nada que envidiar a la primera. Finn no solo mantiene el nivel, sino que lo lleva un paso más allá, entregándonos una película que mezcla el horror psicológico con una narrativa visual efectiva y momentos de puro terror. Si te gustó Smile, esta secuela te dejará al borde del asiento. ¿Las segundas partes nunca fueron buenas? Parker Finn acaba de romper esa regla.”
24 de octubre de 2024
24 de octubre de 2024
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
La esperada secuela de la homónima película del año 2022 que también llevaba al frente de la dirección a Parker Finn, un proyecto que por entonces sorprendió a propios y extraños al engranar muy bien sus elementos de acuerdo al pequeño presupuesto que tuvo en su haber y que desde entonces, dejó una semilla de interés en el público esperando a ver que tanto se podía seguir extendiendo ese relato, y bien que lo ha logrado con buena efectividad, poseyendo como virtud en su haber justamente, el poder extender lazos creativos en búsqueda de otros horizontes y que claro, al haberse podido lograr y a su inminente éxito en taquilla, le abre las puertas a poder conformar un mundo propio sobre algo que empezó muy pequeño y que van agrandándose cada vez más.
Por su propia concepción como película de terror, en su momento Smile, sonaba con algo difícil de poder ampliar rumbos en vistas de nuevos proyectos que le dieran apuntes y posibilidades de formar una saga, pero finalmente se ha hecho y podemos decir que de maneras acertadas se le han abierto vínculos que le brindan la oportunidad de poder mirar hacia otros rumbos e incluso, poder superar en calidad tecnica e interpretativa, aquella obra del 2022, con evidentes cositas que necesitan y continúan sin pulirse desde aquel entonces, le abrirá los brazos a la expectativas de su funcionamiento en taquilla, ya que parece haber encontrado el equilibrio como concepto para incentivar a variaciones que le permitan continuar alimentándose de cara al futuro.
A su director Parker Finn se lo ve en esta segunda entrega, más decidido y más maduro al mando de la dirección, dándole una firmeza y una seguridad a todo lo que quiere englobar en su historia y con todos los fragmentos a disposición para poder llevarlos a cabo, si bien en grandes resúmenes algunas decisiones no terminan de cerrar del todo en cuanto a su consolidación como relato, se percibe que es lo que pretendía Finn para con la dinámica y estilo con la finalidad de que no hubiese demasiados baches que le dificultaran el transcurso pretendido por él, cuestión tal, que se le da beneficio por encima de algunos conceptos en los que no pretende quedarse estancada.
Sus aires resultarán casi imposibles de pasar por alto sus similitudes con "Vox Lux", del director Brady Corbet, arribando en este caso el elemento de terror a la plena vorágine y descontrol en la vida caótica de una diva, es interesante como se va tratando dicho enlace con total plenitud sobre sí misma, llevando de manera muy clara y evidente esas sensaciones de desborde social y psicológico en su protagonista, con bases que buscan hacer replantear las vivencias de la fama, las cargas psicológicas, las presiones ejercidas por el mero negocio que exprime a las personas hasta hacerlas rozar el límite de su integridad psicofísica sin importar más, que tanto se pueda llegar a exprimir esa fuente de ingresos e intereses.
Su protagonista, Naomi Scott se encuentra excelsa y a un nivel que eleva por completo el film, componiendo sorprendentemente una figura que, sin ella como actriz rápidamente a uno se le viene a la cabeza la imposibilidad como proyecto de poder acaparar tales grados si no fuese por su interpretación, Scott quien también es canta, compone las canciones que suenan durante el desarrollo y brinda un ejercicio esplendido de puesta en escena en cuanto a lo musical se refiera en esos trayectos, quizás al ser parte también de la misma industria, se le haya facilitado el poder compenetrarse a dicha faceta con total naturalidad en toda la seguridad que le imprime en sentirse y verse muy suelta como estrella pop.
Quizás lo más fantástico de Naomi Scott, radica en su adaptación a las concepciones propias que abarca el género de terror, personajes femeninos que este año han tenido una carga muy importante para con sus películas y que, Naomi no es la excepción, una interpretación tan increíble gestual, corporal y vocalmente que buscan en constancia el apoyo de unos primeros planos y movimientos de cámara hacia su rostro y esos gestos desencajados y de desconcierto ante los sucesos con enorme triunfo de realización, una actuación que por momentos se vuelve descarnada y visceral al máximo tanto estética como emocionalmente para con ella.
Sonríe 2, va más allá en todos los niveles sobre su antecesora, decidida a la maduración cuanto a su estilo y dirección, además se compromete a ser más salvaje, más violenta y sangrienta que la anterior, y cumple con mucha eficacia tal compromiso, con componentes terroríficos y sanguinarios bastante más elaborados, efectos prácticos por momentos muy creíbles que hablan del crecimiento en el monto que ha contado para su desarrollo, unos jump scare que, por cantidad dan la sensación de ser bastante baratitos, aunque como razón de ser, me plantea la posibilidad de que sus razones de existencia se deben a una necesidad de descolocar al espectador para dé a momentos, brindar si unos buenos sustos que hacen pegar unos buenos saltos en la butaca, estos no abundan en cantidad, cuestión que serán unos dos o tres en total muy bien realizados y sorpresivos que le aportan un buen gusto a la hora de componerlos.
La infección paranormal en la vida de la diva pop Skye Riley, o mejor dicho, en la vida de la diva pop Naomi Scott, quien se devora la película de principio a fin, es frustrante que, al pertenecer al género de terror y por obvio rechazo de la academia a ese género, ella no vaya a tener mayor reconocimiento durante la temporada, pero sin dudas marcará el año a la hora de estar presente en algún top propiamente del terror, que ha tenido grandes exponentes en este 2024 y que Scott es una de ellas sin dudas, Smile ahora sí, puede estar orgullosa de poder llevar la etiqueta de "universo", una creación que se extiende con éxito, con sus aciertos y sus decisiones erróneas, se posibilita así misma como fuente de alimentación en busca de otros rumbos de cara a una ampliación futura como saga.
Calificación: 7.0
Por su propia concepción como película de terror, en su momento Smile, sonaba con algo difícil de poder ampliar rumbos en vistas de nuevos proyectos que le dieran apuntes y posibilidades de formar una saga, pero finalmente se ha hecho y podemos decir que de maneras acertadas se le han abierto vínculos que le brindan la oportunidad de poder mirar hacia otros rumbos e incluso, poder superar en calidad tecnica e interpretativa, aquella obra del 2022, con evidentes cositas que necesitan y continúan sin pulirse desde aquel entonces, le abrirá los brazos a la expectativas de su funcionamiento en taquilla, ya que parece haber encontrado el equilibrio como concepto para incentivar a variaciones que le permitan continuar alimentándose de cara al futuro.
A su director Parker Finn se lo ve en esta segunda entrega, más decidido y más maduro al mando de la dirección, dándole una firmeza y una seguridad a todo lo que quiere englobar en su historia y con todos los fragmentos a disposición para poder llevarlos a cabo, si bien en grandes resúmenes algunas decisiones no terminan de cerrar del todo en cuanto a su consolidación como relato, se percibe que es lo que pretendía Finn para con la dinámica y estilo con la finalidad de que no hubiese demasiados baches que le dificultaran el transcurso pretendido por él, cuestión tal, que se le da beneficio por encima de algunos conceptos en los que no pretende quedarse estancada.
Sus aires resultarán casi imposibles de pasar por alto sus similitudes con "Vox Lux", del director Brady Corbet, arribando en este caso el elemento de terror a la plena vorágine y descontrol en la vida caótica de una diva, es interesante como se va tratando dicho enlace con total plenitud sobre sí misma, llevando de manera muy clara y evidente esas sensaciones de desborde social y psicológico en su protagonista, con bases que buscan hacer replantear las vivencias de la fama, las cargas psicológicas, las presiones ejercidas por el mero negocio que exprime a las personas hasta hacerlas rozar el límite de su integridad psicofísica sin importar más, que tanto se pueda llegar a exprimir esa fuente de ingresos e intereses.
Su protagonista, Naomi Scott se encuentra excelsa y a un nivel que eleva por completo el film, componiendo sorprendentemente una figura que, sin ella como actriz rápidamente a uno se le viene a la cabeza la imposibilidad como proyecto de poder acaparar tales grados si no fuese por su interpretación, Scott quien también es canta, compone las canciones que suenan durante el desarrollo y brinda un ejercicio esplendido de puesta en escena en cuanto a lo musical se refiera en esos trayectos, quizás al ser parte también de la misma industria, se le haya facilitado el poder compenetrarse a dicha faceta con total naturalidad en toda la seguridad que le imprime en sentirse y verse muy suelta como estrella pop.
Quizás lo más fantástico de Naomi Scott, radica en su adaptación a las concepciones propias que abarca el género de terror, personajes femeninos que este año han tenido una carga muy importante para con sus películas y que, Naomi no es la excepción, una interpretación tan increíble gestual, corporal y vocalmente que buscan en constancia el apoyo de unos primeros planos y movimientos de cámara hacia su rostro y esos gestos desencajados y de desconcierto ante los sucesos con enorme triunfo de realización, una actuación que por momentos se vuelve descarnada y visceral al máximo tanto estética como emocionalmente para con ella.
Sonríe 2, va más allá en todos los niveles sobre su antecesora, decidida a la maduración cuanto a su estilo y dirección, además se compromete a ser más salvaje, más violenta y sangrienta que la anterior, y cumple con mucha eficacia tal compromiso, con componentes terroríficos y sanguinarios bastante más elaborados, efectos prácticos por momentos muy creíbles que hablan del crecimiento en el monto que ha contado para su desarrollo, unos jump scare que, por cantidad dan la sensación de ser bastante baratitos, aunque como razón de ser, me plantea la posibilidad de que sus razones de existencia se deben a una necesidad de descolocar al espectador para dé a momentos, brindar si unos buenos sustos que hacen pegar unos buenos saltos en la butaca, estos no abundan en cantidad, cuestión que serán unos dos o tres en total muy bien realizados y sorpresivos que le aportan un buen gusto a la hora de componerlos.
La infección paranormal en la vida de la diva pop Skye Riley, o mejor dicho, en la vida de la diva pop Naomi Scott, quien se devora la película de principio a fin, es frustrante que, al pertenecer al género de terror y por obvio rechazo de la academia a ese género, ella no vaya a tener mayor reconocimiento durante la temporada, pero sin dudas marcará el año a la hora de estar presente en algún top propiamente del terror, que ha tenido grandes exponentes en este 2024 y que Scott es una de ellas sin dudas, Smile ahora sí, puede estar orgullosa de poder llevar la etiqueta de "universo", una creación que se extiende con éxito, con sus aciertos y sus decisiones erróneas, se posibilita así misma como fuente de alimentación en busca de otros rumbos de cara a una ampliación futura como saga.
Calificación: 7.0
22 de octubre de 2024
22 de octubre de 2024
8 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
No hay ejercicio más anómalo pero también más provechoso que el de zambullirse en las aguas ya cartografiadas de una secuela sin haber visto la primera parte. La falta de referencias puede suponer un claro extravío a la hora de decodificar unas coordenadas formales y textuales que se introducen menos por partir con una complicidad tácita por parte del espectador, pero la mirada virgen nos permitirá evaluar la entrega como una obra en sí misma, libre de la castrante comparativa.
De modo que independientemente de si la propuesta hará o no las delicias de los estrictos conversos, servidor se tomará las siguientes líneas para condensar el marcado interés que esta presenta. Un viaje dilatado en metraje pero profuso en intensidad acústica e imágenes estremecedoras. Ligera en el alcance de su terror pero efectiva tramando el impacto de su visionado. Juguetona combinando el dinamismo de su planificación con un eficaz conflicto psicológico.
El personaje protagonista interpretado por Naomi Scott representa el principal motor vehicular de una narración que logra desarrollar convincentes reflexiones críticas sobre la salud mental en el mundo del espectáculo y la exposición mediática, que deja vulnerable a las estrellas del pop ante la despiadada recepción en redes sociales de fanáticos y críticos. Una figura acompañada de colaboradores, familiares y técnicos que la aúpan para brillar sobre el escenario aún a costa de que sea con sonrisas rotas. Agobiantes ejes de una cadena que propulsan el brillo de una carcasa, acompañando a una joven lacerada por un trauma reciente tan abarrotada a todas horas de ruido como profundamente sola e incomprendida.
Exageraciones del cine de género aparte, el retrato de las adversidades psicológicas de las cantantes de gran éxito es preciso y rico en su descripción, así como su integración de los códigos fantásticos del espíritu maligno para lo que no deja de ser una fábula sobre la psicopatía y la cabeza fragmentada como nuestro peor enemigo.
La puesta en escena desplegada por Parker Finn despliega un abanico lo suficientemente sugerente de soluciones visuales vigorosas como para sacar el máximo partido a los escuetos elementos narrativos y dramáticos del largometraje. Apuesta por una histriónica catedral del jump scare, apoyada en el recurso reiterado de regresar a un mismo encuadre en el que aparece intermitentemente un personaje congelado con sonrisa demente. La magia del plano contraplano, la angulación para vincular la amenaza a la mirada y un diseño de sonido que bascula estruendos, chirridos y silencios. Y especialmente potente es el desasosegante plano secuencia que abre la película, un punto álgido que hace de la incógnita virtud y cuyas cotas jamás llegan a alcanzarse durante el resto de la película.
Es innegable que la película desdeña cualquier atisbo de sutileza o de esconder de manera más velada o ambigua en las ambiciones expresivas de su vocabulario de terror. Es terror comercial que ni innova ni sorprende en su registro, mera feria de sustos, eso sí, impecablemente ejecutada. Una estrategia que esconde un puñado de golpes de efecto combinando lo real con lo imaginado, pero que se compone en su mayoría de una reiteración de instantes cebados. Secuela que no se abre a la sorpresa ni a la evolución de lo ya planteado, pero sí a su sofisticación, y que para un servidor supuso una grata sorpresa a reivindicar sobre otros títulos de terror mucho más cacareados.
De modo que independientemente de si la propuesta hará o no las delicias de los estrictos conversos, servidor se tomará las siguientes líneas para condensar el marcado interés que esta presenta. Un viaje dilatado en metraje pero profuso en intensidad acústica e imágenes estremecedoras. Ligera en el alcance de su terror pero efectiva tramando el impacto de su visionado. Juguetona combinando el dinamismo de su planificación con un eficaz conflicto psicológico.
El personaje protagonista interpretado por Naomi Scott representa el principal motor vehicular de una narración que logra desarrollar convincentes reflexiones críticas sobre la salud mental en el mundo del espectáculo y la exposición mediática, que deja vulnerable a las estrellas del pop ante la despiadada recepción en redes sociales de fanáticos y críticos. Una figura acompañada de colaboradores, familiares y técnicos que la aúpan para brillar sobre el escenario aún a costa de que sea con sonrisas rotas. Agobiantes ejes de una cadena que propulsan el brillo de una carcasa, acompañando a una joven lacerada por un trauma reciente tan abarrotada a todas horas de ruido como profundamente sola e incomprendida.
Exageraciones del cine de género aparte, el retrato de las adversidades psicológicas de las cantantes de gran éxito es preciso y rico en su descripción, así como su integración de los códigos fantásticos del espíritu maligno para lo que no deja de ser una fábula sobre la psicopatía y la cabeza fragmentada como nuestro peor enemigo.
La puesta en escena desplegada por Parker Finn despliega un abanico lo suficientemente sugerente de soluciones visuales vigorosas como para sacar el máximo partido a los escuetos elementos narrativos y dramáticos del largometraje. Apuesta por una histriónica catedral del jump scare, apoyada en el recurso reiterado de regresar a un mismo encuadre en el que aparece intermitentemente un personaje congelado con sonrisa demente. La magia del plano contraplano, la angulación para vincular la amenaza a la mirada y un diseño de sonido que bascula estruendos, chirridos y silencios. Y especialmente potente es el desasosegante plano secuencia que abre la película, un punto álgido que hace de la incógnita virtud y cuyas cotas jamás llegan a alcanzarse durante el resto de la película.
Es innegable que la película desdeña cualquier atisbo de sutileza o de esconder de manera más velada o ambigua en las ambiciones expresivas de su vocabulario de terror. Es terror comercial que ni innova ni sorprende en su registro, mera feria de sustos, eso sí, impecablemente ejecutada. Una estrategia que esconde un puñado de golpes de efecto combinando lo real con lo imaginado, pero que se compone en su mayoría de una reiteración de instantes cebados. Secuela que no se abre a la sorpresa ni a la evolución de lo ya planteado, pero sí a su sofisticación, y que para un servidor supuso una grata sorpresa a reivindicar sobre otros títulos de terror mucho más cacareados.
20 de octubre de 2024
20 de octubre de 2024
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Secuela directa del hit de terror titulado "Smile", escrito y dirigido por Parker Finn, estrenado en el año 2022. En aquella, se nos explicaba la historia de la doctora Rose Cotter (muy bien interpretada por Sosie Bacon) que, tras ser testigo de un horrible acontecimiento, empieza a experimentar sucesos aterradores que ni ella misma puede explicar. En esta segunda parte, la trama va por otro camino, pero el efecto de terror y suspense sigue siendo el mismo. Es decir que, aunque se haya cambiado de escenarios, de protagonista, los sustos, los jumpscares van a estar presentes, incluso más que su antecesora, a lo largo de todo el metraje. Un metraje que supera de lejos las dos horas. Esta vez, detrás de las cámaras y en el guion regresa Parker Finn, aunque el reparto es completamente nuevo. Está encabezado por la actriz Naomi Scott, que ahora le tocará sufrir bastante y conseguirá hacernos testigos y/o cómplices de todo lo que va viendo en este largometraje. Le acompañan Rosemarie Dewitt, Ray Nicholson, Lukas Gage, entre otros. Los que sufren del corazón que se abstengan de verla porque, si en la anterior ya había alguna que otra escena impactante y que no ves venir, aquí nos encontramos muchas, demasiadas, añadiría yo. Sin duda, mientras iba viendo este filme, estaba sufriendo como nuestra protagonista. Entiendo que los jumpscares (los típicos sustos de gato) encajan bien en el género de terror, pero que encima te suban el sonido a un nivel brutal, te deja con un mal cuerpo. No es algo negativo, pero no es algo que guste ni disfrute. Esta secuela, sin ninguna duda, está al mismo nivel que la original, y tiene el empaque suficiente como para atrapar a los espectadores y a hacer una muy buena taquilla. Mi nota final es de 8.5/10.
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