En un año tan variado y fértil en el cine español, descolla sin duda alguna y en cualquier relación de lo mejor esta obra maestra de Carlos Vermut. De carrera irregular pero absolutamente a contracorriente, con desafiantes argumentos nada conciliadores con la paciencia ni el cortoplacismo del espectador, Vermut redondea el vuelo hacia la cima de su inolvidable "Magical girl" (en el medio la muy fallida "Quién te cantará") y logra una película a la que no le sobra ni le falta nada: un drama perturbador, incomodísimo y soberbio, magistralmente interpretado, planificado y resuelto. La tortura interior del protagonista, su terrible secreto y calvario, nos emboca al tema central: la soledad en estos tiempos. Una soledad rescatable por un amor sincero que se puede romper en cuanto el mínimo desliz haga aparecer al monstruo que todos llevamos dentro. Hermosa, tétrica, insobornable, pudorosa a la vez que desnuda. La película española del año, dentro de una cosecha majestuosa y la definitiva consolidación de Vermut como cineasta imprescindible y único.