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8

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8,2
204.757
Comedia. Drama. Romance
Forrest Gump (Tom Hanks) sufre desde pequeño un cierto retraso mental. A pesar de todo, gracias a su tenacidad y a su buen corazón será protagonista de acontecimientos cruciales de su país durante varias décadas. Mientras pasan por su vida multitud de cosas en su mente siempre está presente la bella Jenny (Robin Wright), su gran amor desde la infancia, que junto a su madre será la persona más importante en su vida. (FILMAFFINITY)
18 de noviembre de 2013
18 de noviembre de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Robert Zemeckis, renombrado director de comedias con marcados toques fantásticos y creador de la trilogía “Regreso al futuro”, sorprendió a propios y extraños con este extraordinario drama, muy alejado de la temática de sus obras anteriores.
“Forrest Gump” fue la revolución en los Oscars, con tres estatuillas de las más importantes (película, director y actor principal), pero no sólo encandiló a la crítica especializada. “Forrest Gump” es más que una película, es un fenómeno cinematográfico de los que sobresalen no ya por su calidad, sino por la valoración masiva del público. Zemeckis toca los resortes correctos para hacer de un filme tan evidentemente comercial una de las películas más efectistas y aplaudidas de todos los tiempos, transformada ya sin lugar a dudas en un clásico imperecedero y atemporal.
El repaso que Forrest Gump (Tom Hanks) hace de su vida sentado en un banco, ligada a la historia reciente de los Estados Unidos, se ha convertido en uno de los clichés más imitados y, por qué no, más parodiados, en películas posteriores y series de televisión. El personal y obtuso punto de vista de Forrest acerca de los sucesos más importantes de su vida, contándolos con el marco histórico del momento, suponen un acercamiento casi iniciático al sueño americano. Zemeckis transfiere a Forrest una ideología, un modo de vida y unas ilusiones concretas, por las cuales todo ser humano (o mejor dicho, todo norteamericano) debe luchar para conseguir sus metas. La vida de Forrest está repleta de señales de este tipo; incluyendo el hecho apenas velado de que un retrasado mental puede llegar a conocer a casi todos los presidentes que pasan por la Casa Blanca si se lo propone.
La vida para Forrest es una caja de bombones infinita, repleta de sorpresas agradables y desagradables. Su historia se basa en realidad en la búsqueda del amor, el que le despertó Jenny (Sally Field) siendo su amiga en la niñez. Jenny no le corresponderá pero también buscará ese amor, aunque sus caminos serán más oscuros y menos satisfactorios. Sus encuentros en el tiempo serán esporádicos, entre medias de los grandes acontecimientos del siglo, suponiendo para Forrest una especie de faro por el que se guía durante su vida.
Zemeckis rueda con el buen pulso que le caracteriza, elaborando el relato de forma clara y logrando una empatía absoluta con el personaje. Se pasa de la lástima a la admiración, e incluso a la incredulidad al ser testigos del crecimiento exponencial de Forrest como figura de éxito. Es el cliché modélico de los retrasados en el cine, en el que Zemeckis ha querido elaborar una personalidad concreta para su querida América. Porque Forrest simboliza la América del éxito, pero también la América de la intolerancia, de la corrupción y del malestar del pueblo.
Tom Hanks ha inmortalizado de forma extraordinaria al personaje más iconográfico y característico de toda su carrera. Gary Sinise también consigue un buen registro como el Teniente Dan, otro personaje inolvidable que tiene gran importancia en el crecimiento personal de Forrest. Y su gran amor es encarnado por Sally Field, actriz solvente que da todo lo mejor que tiene, aunque no esté a la altura de sus compañeros.
Buena parte del tono sentimentaloide del filme es culpa de Alan Silvestri, cuyas melodías de piano despiertan las sensaciones que Zemeckis espera conseguir si no es ya suficiente con las que desprende el propio Forrest. Silvestri volvería a trabajar para Zemeckis en su siguiente gran película, “Contact” (1997).
Clásico imprescindible.
“Forrest Gump” fue la revolución en los Oscars, con tres estatuillas de las más importantes (película, director y actor principal), pero no sólo encandiló a la crítica especializada. “Forrest Gump” es más que una película, es un fenómeno cinematográfico de los que sobresalen no ya por su calidad, sino por la valoración masiva del público. Zemeckis toca los resortes correctos para hacer de un filme tan evidentemente comercial una de las películas más efectistas y aplaudidas de todos los tiempos, transformada ya sin lugar a dudas en un clásico imperecedero y atemporal.
El repaso que Forrest Gump (Tom Hanks) hace de su vida sentado en un banco, ligada a la historia reciente de los Estados Unidos, se ha convertido en uno de los clichés más imitados y, por qué no, más parodiados, en películas posteriores y series de televisión. El personal y obtuso punto de vista de Forrest acerca de los sucesos más importantes de su vida, contándolos con el marco histórico del momento, suponen un acercamiento casi iniciático al sueño americano. Zemeckis transfiere a Forrest una ideología, un modo de vida y unas ilusiones concretas, por las cuales todo ser humano (o mejor dicho, todo norteamericano) debe luchar para conseguir sus metas. La vida de Forrest está repleta de señales de este tipo; incluyendo el hecho apenas velado de que un retrasado mental puede llegar a conocer a casi todos los presidentes que pasan por la Casa Blanca si se lo propone.
La vida para Forrest es una caja de bombones infinita, repleta de sorpresas agradables y desagradables. Su historia se basa en realidad en la búsqueda del amor, el que le despertó Jenny (Sally Field) siendo su amiga en la niñez. Jenny no le corresponderá pero también buscará ese amor, aunque sus caminos serán más oscuros y menos satisfactorios. Sus encuentros en el tiempo serán esporádicos, entre medias de los grandes acontecimientos del siglo, suponiendo para Forrest una especie de faro por el que se guía durante su vida.
Zemeckis rueda con el buen pulso que le caracteriza, elaborando el relato de forma clara y logrando una empatía absoluta con el personaje. Se pasa de la lástima a la admiración, e incluso a la incredulidad al ser testigos del crecimiento exponencial de Forrest como figura de éxito. Es el cliché modélico de los retrasados en el cine, en el que Zemeckis ha querido elaborar una personalidad concreta para su querida América. Porque Forrest simboliza la América del éxito, pero también la América de la intolerancia, de la corrupción y del malestar del pueblo.
Tom Hanks ha inmortalizado de forma extraordinaria al personaje más iconográfico y característico de toda su carrera. Gary Sinise también consigue un buen registro como el Teniente Dan, otro personaje inolvidable que tiene gran importancia en el crecimiento personal de Forrest. Y su gran amor es encarnado por Sally Field, actriz solvente que da todo lo mejor que tiene, aunque no esté a la altura de sus compañeros.
Buena parte del tono sentimentaloide del filme es culpa de Alan Silvestri, cuyas melodías de piano despiertan las sensaciones que Zemeckis espera conseguir si no es ya suficiente con las que desprende el propio Forrest. Silvestri volvería a trabajar para Zemeckis en su siguiente gran película, “Contact” (1997).
Clásico imprescindible.