Si algo tiene Scorsese es su fuerza narrativa, su poderío visual (algunos momentos son de extraordinaria belleza), y su alejamiento de cualquier cosa relacionada con el aburrimiento.

Aquí, nos sumerge en una escalofriante y desasosegante tela de araña, donde asistimos a la historia de la víctima, que es Leonardo DiCaprio, y su tránsito a lo más osuro de su pasado.

Es un film entretenido, brillante, impactante, bien hecho, y que te va envolviendo, a mi me ha gustado mucho, y me ha provcado unas importantes dosis de tensión y desasosiego, a las que colaboran un perfecto guíon (sin ser del todo fácil, todo queda perfectamente claro y ensamblado al final de la película) un elenco de actores extraordinarios, un escenario pavoroso, y algunos momentos musicales espléndidos.

Una versión hollywoodiense y muy bien hecha que nos recuerda al libro de Torcuato Luca de Tena, "Los renglones torcidos de Dios".