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Serie de TV. Animación. Infantil. Comedia
Serie de TV (1969-Actualidad). "Sesame Street", conocida como "Barrio Sésamo" en España y "Plaza Sésamo" en Latinoamérica, es una serie de televisión estadounidense de carácter educativo dirigida a los niños de preescolar. Ha sido la pionera de los programas infantiles que combinan la educación y el entretenimiento. Sus personajes, "Los Muppets" en Latinoamérica o "Los Teleñecos" en España, son marionetas creadas por Jim Henson. Los más ... [+]
4 de julio de 2008
4 de julio de 2008
13 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me he dado cuenta de que bastante he tardado en escribirle crítica al programa infantil por excelencia de mis primeros años. Aquella época en la que yo lo advertía todo con esa nebulosa dorada que transformaba cualquier cosa en un puro descubrimiento.
Mis padres tuvieron un tino impresionante. Me trajeron al mundo en la época en la que Jim Henson era un verdadero monstruo que consiguió mantener pegados a las pantallas a millones de rapazuelos a todo lo largo y ancho del planeta.
Estoy convencida que, desde poco después de que mi cuello obtuviese la fuerza suficiente para sostener mi cabeza, aquellos llamativos muñecos parlantes de Henson ya me hipnotizaban. Crecí absorbiendo el universo Henson con tanto entusiasmo como sorbía la leche del biberón, y así estaba yo. Hermosota, saludable, alegre, avispada y cantarina. No había canción que sonara en la tele que yo no tarareara.
Después, cuando asistía al colegio, todas las tardes tenía mi cita obligada con "Barrio Sésamo". Mis hermanos, mis primos y yo monopolizábamos aquel televisor Philips de veintitantas pulgadas, que pesaba tres quintales, con su pantalla de vidrio curvo y sus botones y ruedecitas desgastados por el toqueteo constante. Aquel televisor nos duró bastantes años y se puede afirmar que literalmente fue nuestra puerta a muchísimos mundos que nos mostraron el camino para ser niños felices.
"Barrio Sésamo" me enseñó innumerables canciones la mayoría de las cuales se me han ido olvidando. Epi, Blas, La gallina Caponata y Espinete se convirtieron en algunos de mis mejores amigos. Don Pimpón me hacía viajar por mundos fantásticos. La rana Gustavo me hacía desternillarme de la risa con sus entrevistas de reportero dicharachero. La demás peña que aparecía, las personas reales (Ana, Chema...) eran como los vecinos de toda la vida. Aprender los números era divertido con aquella máquina que nos enseñaba a contar cantando. Súper Coco era nuestro héroe patoso, gentil y siempre dispuesto a ayudar. "¿Es un pájaro?", "¿Es un avión?", "No, es Súper Coco". Además, también nos mostraba dónde estaba la derecha, la izquierda, delante, detrás y un montón de cosas de la manera más entretenida posible. Triqui, el monstruo de las galletas, algo bruto pero también entrañable y sabio a su manera, invariablemente acababa dándose un atracón con su comida favorita. Pepita Pulgarcita era una niña corriente que, como Supermán, de repente se trastocaba en una heroína, en aquellos dibujos animados de factura bastante cutre pero absolutamente efectiva, puesto que yo me pasaba horas emulando a Pepita y quería ser como ella.
En definitiva, e independientemente de la calidad intrínseca que se le pueda atribuir a este programa mítico, a mí no me importa que hoy día, con la cultura de los dibujos manga y de las videoconsolas de última generación, se lo considere más cutre que una ristra de chorizos colgados del techo.
Mis padres tuvieron un tino impresionante. Me trajeron al mundo en la época en la que Jim Henson era un verdadero monstruo que consiguió mantener pegados a las pantallas a millones de rapazuelos a todo lo largo y ancho del planeta.
Estoy convencida que, desde poco después de que mi cuello obtuviese la fuerza suficiente para sostener mi cabeza, aquellos llamativos muñecos parlantes de Henson ya me hipnotizaban. Crecí absorbiendo el universo Henson con tanto entusiasmo como sorbía la leche del biberón, y así estaba yo. Hermosota, saludable, alegre, avispada y cantarina. No había canción que sonara en la tele que yo no tarareara.
Después, cuando asistía al colegio, todas las tardes tenía mi cita obligada con "Barrio Sésamo". Mis hermanos, mis primos y yo monopolizábamos aquel televisor Philips de veintitantas pulgadas, que pesaba tres quintales, con su pantalla de vidrio curvo y sus botones y ruedecitas desgastados por el toqueteo constante. Aquel televisor nos duró bastantes años y se puede afirmar que literalmente fue nuestra puerta a muchísimos mundos que nos mostraron el camino para ser niños felices.
"Barrio Sésamo" me enseñó innumerables canciones la mayoría de las cuales se me han ido olvidando. Epi, Blas, La gallina Caponata y Espinete se convirtieron en algunos de mis mejores amigos. Don Pimpón me hacía viajar por mundos fantásticos. La rana Gustavo me hacía desternillarme de la risa con sus entrevistas de reportero dicharachero. La demás peña que aparecía, las personas reales (Ana, Chema...) eran como los vecinos de toda la vida. Aprender los números era divertido con aquella máquina que nos enseñaba a contar cantando. Súper Coco era nuestro héroe patoso, gentil y siempre dispuesto a ayudar. "¿Es un pájaro?", "¿Es un avión?", "No, es Súper Coco". Además, también nos mostraba dónde estaba la derecha, la izquierda, delante, detrás y un montón de cosas de la manera más entretenida posible. Triqui, el monstruo de las galletas, algo bruto pero también entrañable y sabio a su manera, invariablemente acababa dándose un atracón con su comida favorita. Pepita Pulgarcita era una niña corriente que, como Supermán, de repente se trastocaba en una heroína, en aquellos dibujos animados de factura bastante cutre pero absolutamente efectiva, puesto que yo me pasaba horas emulando a Pepita y quería ser como ella.
En definitiva, e independientemente de la calidad intrínseca que se le pueda atribuir a este programa mítico, a mí no me importa que hoy día, con la cultura de los dibujos manga y de las videoconsolas de última generación, se lo considere más cutre que una ristra de chorizos colgados del techo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Para mí, irreparablemente e irremisiblemente, "Barrio Sésamo" fue, y lo será de por vida, mi puerta a las estrellas.