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Voto de elsherpa:
7

Voto de elsherpa:
7
7,6
19.685
Serie de TV. Drama. Thriller
Miniserie de TV. 4 episodios. El mundo de una familia se pone patas arriba cuando Jamie Miller, de 13 años, es arrestado y acusado de asesinar a una compañera de clase. Los cargos contra su hijo les obliga a enfrentarse a la peor pesadilla de cualquier padre.
31 de marzo de 2025
31 de marzo de 2025
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un thriller en el espacio de la adolescencia envuelta en una critica social y sus valores en la que se mueven las nuevas generaciones de hoy en día. A través de la historia, el espectador es guiado en 'la mente' de las generaciones Z y alfa para descifrar y traducir los que son ya códigos propios y que los adultos son ajenos en saber interpretar, mostrando la distancias entre unos y otros Términos y comportamientos intrínsecos a los adolescentes de hoy en día, nacidos y criados en Internet, que pueden tener consecuencias terribles.
La serie que técnicamente es un reto audiovisual e interpretativo, pues toda la acción sucede ante el paso del objetivo de manera milimetrada, como si de una representación teatral se tratase.
Con respecto al elenco principal, asistimos a una masterclass de interpretación, de unos actores que pasan del pánico a la ira o al dolor en apenas segundos, sin cortes y ambages, sin que un montaje pueda 'salvar' a nadie.
Tres nombres propios: El primero es el de Owen Cooper, un joven de 15 años sin experiencia previa como actor que firma un debut excepcional en el papel protagonista. Los matices de su Jamie Miller en el primer y tercer capítulo bien merecen muchos premios, que pueden llegarle el próximo año.
El segundo es el de Stephen Graham, que si bien es un actor reconocido, consigue una de sus mejores interpretaciones, como el padre del acusado.
La tercera es Erin Doherty, conocida por su paso por The Crown, Mil golpes, y Chloe, sobrecoge en la piel de la psicóloga Briony Ariston.
A estos se le suma el narrativo, pues resulta un tanto dificultoso retener la atención inmersiva del espectador en un plano secuencia que dura 55 minutos, y que tampoco puede servirse de la labor de montaje para acelerar su ritmo. Algo que en este caso se sortea sin problemas, pues logra transmitir la tensión de cada momento y hacer partícipe de toda situación a aquel que está viendo la serie desde su casa.
Especial mención merece el primer capítulo, la mejor puerta de entrada posible a esta historia, y principalmente un tercer episodio que se desmarca como una pieza televisiva memorable. En su escenario, una sala común de un centro de menores, se genera de pronto un torbellino incontrolable de emociones y reflexiones sobre la educación y la masculinidad, provocado por lo que parecen “simples” preguntas de una profesional a un adolescente con graves problemas de conducta.
Un cruel mundo escolar donde aflora la misoginia, y se culpa por el fracaso de no saber enamorar a las jóvenes, mostrando adolescentes vulnerables y frustrados.
Se nos intenta llevar a las causas subyacentes de tales comportamientos en el que se traspasa los límites. En una serie muy bien llevada, que transporta al espectador dentro de la historia haciendo sentir emociones en primera fila interpretando lo que escucha y ve.
Cuatro planos secuencia uno por cada capitulo hábilmente llevado de un lado a otro en un ritmo trepidante en busca de las causas, y en las que todos son cómplice de una forma u otra en un suceso terrible, ante una juventud perdida que llega tarde.
La serie que técnicamente es un reto audiovisual e interpretativo, pues toda la acción sucede ante el paso del objetivo de manera milimetrada, como si de una representación teatral se tratase.
Con respecto al elenco principal, asistimos a una masterclass de interpretación, de unos actores que pasan del pánico a la ira o al dolor en apenas segundos, sin cortes y ambages, sin que un montaje pueda 'salvar' a nadie.
Tres nombres propios: El primero es el de Owen Cooper, un joven de 15 años sin experiencia previa como actor que firma un debut excepcional en el papel protagonista. Los matices de su Jamie Miller en el primer y tercer capítulo bien merecen muchos premios, que pueden llegarle el próximo año.
El segundo es el de Stephen Graham, que si bien es un actor reconocido, consigue una de sus mejores interpretaciones, como el padre del acusado.
La tercera es Erin Doherty, conocida por su paso por The Crown, Mil golpes, y Chloe, sobrecoge en la piel de la psicóloga Briony Ariston.
A estos se le suma el narrativo, pues resulta un tanto dificultoso retener la atención inmersiva del espectador en un plano secuencia que dura 55 minutos, y que tampoco puede servirse de la labor de montaje para acelerar su ritmo. Algo que en este caso se sortea sin problemas, pues logra transmitir la tensión de cada momento y hacer partícipe de toda situación a aquel que está viendo la serie desde su casa.
Especial mención merece el primer capítulo, la mejor puerta de entrada posible a esta historia, y principalmente un tercer episodio que se desmarca como una pieza televisiva memorable. En su escenario, una sala común de un centro de menores, se genera de pronto un torbellino incontrolable de emociones y reflexiones sobre la educación y la masculinidad, provocado por lo que parecen “simples” preguntas de una profesional a un adolescente con graves problemas de conducta.
Un cruel mundo escolar donde aflora la misoginia, y se culpa por el fracaso de no saber enamorar a las jóvenes, mostrando adolescentes vulnerables y frustrados.
Se nos intenta llevar a las causas subyacentes de tales comportamientos en el que se traspasa los límites. En una serie muy bien llevada, que transporta al espectador dentro de la historia haciendo sentir emociones en primera fila interpretando lo que escucha y ve.
Cuatro planos secuencia uno por cada capitulo hábilmente llevado de un lado a otro en un ritmo trepidante en busca de las causas, y en las que todos son cómplice de una forma u otra en un suceso terrible, ante una juventud perdida que llega tarde.