Me confieso hípico apasionado. Así que ésta película me gustó más de la cuenta, con todo y que la gente de Disney pudo haber edulcorado la historia al estilo de la saga del “Corcel Negro”. La historia del gran Triple Coronado Secretariat está contada con emoción y sencillez, típico de una historia que se debe embellecer para los efectos propios del cine, y aún así no desmerece en nada. Bajo el maquillaje usualmente hay descuido y fealdad, algo que Randall Wallace no permite que se vea. Y si bien el hipismo es el “deporte de los reyes”, también lo es de los rufianes. El submundo de las apuestas y arreglos de carreras alterando sus resultados no aparece por ningún lado. Todo lo que hay alrededor de Secretariat es bondad y buenas intenciones. Incluso la tensa y fría relación que se produce entre los esposos propietarios en la película acerca de dos maneras de entender la vida y sus opciones, está tan falsamente desarrollada que debió haber sido suprimida por sus realizadores. Lo del excéntrico entrenador (John Malkovich) nos luce también algo forzado y anti natural. Pero bueno, al margen de todo eso nos quedamos con las corajudas e impresionantes carreras del gran Secretariat.