Al coronel James Braddock (Chuck Norris) le torturan aplicando los electrodos y en vez de haber un cortocircuito, da luz a todo el cuartel. Hay que fijarse que al final no es que el chino le someta, si no que se cansa de jugar a esas tonterías. Además que, cuando querían electrocutarlo, los dientes le crecían. Podía ser que en el fondo, se estaba riendo por dentro. Desaparecido en combate 3 es una película fantástica, por su puesta en escena y por su fantasía, algo que es innato en el personaje.

El coronel Braddock siente predilección por veranear en Vietnam, aunque en realidad no le quieren ver allí ni sus compañeros, por las que organiza. Tiene secuencias como la persecución en coche que son dignas de las mejores de este tipo de películas, muy aceptables; y hay un uso continuo de medios de transporte, luego el film cuenta con presupuesto y variedad. Cuando va con la barcaza fuera borda por el río, hay una imagen de un niño vietnamita sobre una piedra sosteniendo un cangrejo muerto de fuerte calado metafórico, pues vemos claramente el mensaje de pobreza al que está destinado; si fuera de abundancia, el cangrejo estaría vivo.

Aquí no hay trampa ni cartón. Nuestro querido amigo nunca nos engaña. Los espectadores saben a lo que vienen y no justamente a buscar tres pies al gato. Chuck Norris, creo, no lo sé, se confunde con su personaje porque es fuerte, generoso y, como aquí se ve, un poco sentimental (en la escena abrazando a su mujer lo demuestra). Hay que valorar los trabajos según su oferta, no las expectativas egoístas de cada uno.