Esta miniserie sobre la muerte de Kathleen Peterson me ha dejado pensando durante días, no me puedo quitar de la cabeza a esta mujer que sufrió una muerte lenta, violenta, cruel, y que era el centro de su familia, compuesta por su marido, Michael Peterson, el principal sospechoso de su muerte, su hija biológica Caitlin, interpretada por la joven y correcta Olivia DeJonge, los dos hijos biológicos de su marido, Todd y Clay, en las pieles de dos jóvenes actores con brillantes futuros como son el hijo del actor Arnold Schwarzenegger, Patrick, de enorme parecido físico con su padre, y Dane DeHaan, y las dos hijas adoptadas por Michael y su anterior mujer, Margaret en la piel de la interesante Sophie Turner y Martha, en la piel de una prometedora Odessa Young.

A Kathleen le da vida de una manera magistral la actriz australiana que se haría famosa a raíz de la película "La boda de Muriel" y que es una auténtica maravilla de actriz a la que sigo desde que la descubriera en la anteriormente citada. A su marido Michael le da vida de forma impresionante el siempre maravilloso Colin Firth. Es increíble cómo ella llena la pantalla con su presencia cada vez que sale y cómo él puede llegar a dar vida a este ser tan ambiguo e impenetrable.

Aquí podemos también disfrutar de una actriz como la francesa Juliette Binoche, casi irreconocible con su pelo blanco, dando vida a la editora del documental que se haría a raíz del caso, y a una desmejorada Trini Alvarado como la primera mujer de Michael, casi irreconocible y sorprendente. Rosemarie Dewitt y Parker Posey también están excelentes. Michael Stuhlbarg está impresionante como el abogado defensor de Peterson.

Da mucho que pensar, yo no sabía absolutamente nada de este caso ni del documental en el que está basada la serie y tuve que buscarlo nada más terminarla y verlo entero para poder tratar de entender qué dio lugar a la trágica muerte de esta mujer, Kathleen Peterson. Descanse en paz.
Un saludo,
Tess