Increíble la cantidad de opiniones encontradas que ha originado la última película de Baz Luhrmann, un director que no es de los que me apasionan, pero que consigue que, trabajo tras trabajo, no deje indiferente a nadie. Estoy totalmente de acuerdo con los que opinan que sus películas no tienen término medio, o las odias o las adoras. Yo no he visto aún su "Moulin Rouge", pero sí que he visto su "Romeo+Julieta", y tengo que reconocer que, a pesar de sus excentricidades y sus exageraciones, a mí me gustó. Australia también me ha gustado, aunque no me ha apasionado. Comprendo a los que se quejan de su larga duración, aunque éso para mí no sea un obstáculo a la hora de disfrutar de una película, pero me hubiera encantado más desarrollo en sus personajes secundarios, conocer sus motivaciones, su pasado, su historia. Creo que la película se centra demasiado en los personajes de Kidman, Jackman y el niño y deja al resto bastante poco desarrollado. Los efectos digitales me parecen exagerados en ciertas ocasiones, los paisajes se ven demasiado cartón piedra, no son creíbles. Pero quitando todos estos puntos negativos, quedan unas magníficas actuaciones de su pareja protagonista. Nicole Kidman es maravillosa, es una gran actriz, una de mis preferidas, aporta naturalidad a su personaje, lo hace todo con una facilidad pasmosa, es elegante (increíble el vestuario que le proporcionan en todas sus películas, en ésta es espectacular), y me encanta verla recuperada para el cine. Espero que, tras haber tenido a su hija, no deje la actuación para siempre (éso sí, la he visto muy envejecida). Y qué decir de ese pedazo de australiano que le han puesto de pareja. Hugh Jackman está imponente. Me parece estupendo que, por una vez, un director haya sacado más partido del físico del protagonista masculino que del femenino, las mujeres también tenemos derecho a babear viendo a un actor en pantalla, caramba. Y aparte de su valía física, Jackman es un buen actor. Creo que Luhrmann acertó de lleno dándole el papel de Drover, porque el actor australiano le da ese toque de carisma que un personaje así requería. El malo de la peli, David Wenham, está más que correcto y siempre es un placer ver a Bryan Brown, un actor más que desaprovechado y que siempre me ha gustado. Mención especial al niño, un Brandon Walters impresionante, un bellezón que me ha enamorado desde el primer fotograma, con un desparpajo increíble a la hora de actuar, con una ternura que me ha hecho emocionarme en más de una ocasión, y con una relación con su abuelo, el Rey Jorge, que me ha encantado.