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Voto de Eduardo García:
9

Voto de Eduardo García:
9
7,7
123.250
Drama. Romance
Chris Wilton (Jonathan Rhys Meyers) es un ambicioso y joven profesor de tenis con escasos recursos económicos. Gracias a su amistad con Tom Hewett (Mattew Goode), consigue entrar en la alta sociedad londinense y enamorar a su hermana Chloe (Emily Mortimer). Tom, por su parte, sale con Nola Rice (Johansson), una atractiva americana, de la que Chris se encapricha nada más verla. El azar, la pasión y, sobre todo, la ambición llevarán a ... [+]
5 de septiembre de 2022
5 de septiembre de 2022
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Acostumbrado a su Nueva York natal, Woody Allen rompió los esquemas y a mediados de la década de los 2000 se fue a Londres a rodar Match Point (íd., 2005). Síntoma quizá de que la industria de Hollywood le había dado la espalda y en el viejo continente podía hallar la libertad creativa que le faltaba, en contraste con una América todavía deprimida por los ecos de los atentados del 11-S. En las islas británicas aún firmaría dos películas más: Scoop (2006) y la genial El sueño de Cassandra (2007). Posteriormente regresaría a las producciones estadounidenses, aunque rodadas en Europa, como Vicky Cristina Barcelona (2008) o Medianoche en París (2011). Como curiosidad, su último film, Rifkin's Festival, está ambientado en San Sebastián.
La suerte juega un papel fundamental en esta película. Ya nos lo adelanta en su brillante monólogo inicial, pronunciado por su protagonista: «Quien dijo: "Mejor tener suerte que talento", conocía la esencia de la vida. La gente teme reconocer que gran parte de la vida depende de la suerte. Asusta pensar cuántas cosas escapan a nuestro control. A veces, en un partido [de tenis], la pelota toca el borde de la red y durante un instante, puede seguir hacia delante o caer hacia atrás. Con suerte sigue hacia delante, y ganas. O quizá no lo hace y pierdes». Desde este momento sabemos que esta no va a ser la clásica comedia de 90 minutos de Woody Allen envuelta en música jazz. Esta va a ser una tragedia griega, y como tal, no tiene un final feliz o, mejor dicho, un final justo. El discurso mencionado se entiende en el desenlace, cuando todas esas afirmaciones sobre la importancia del azar cobran sentido.
Los momentos dramáticos del film se acentúan con un increíble uso de la banda sonora, compuesta por música clásica o de ópera, dotando a esas escenas de un poder impresionante, que te mantiene pegado a la pantalla en un estado de tensión superlativa. La película deslumbra en todos los aspectos, las interpretaciones son sublimes, especialmente la de Scarlett Johansson -atentos al momento en el que se presenta en la oficina de Chris furiosa porque este le ha engañado con su paradero-. El protagonista, el irlandés Jonathan Rhys-Meyers, hace un gran trabajo. Es una pena porque este actor apuntaba para estrella del cine pero se quedó a medias, tal vez eclipsado por otros intérpretes británicos de su generación como Christian Bale o Colin Farrell. El resto del reparto rinde a un gran nivel y la dirección es brillante, Woody Allen tiene un don para las localizaciones, sabe cómo llevarnos de turismo en sus películas. Además, el juego de actores y su puesta en escena están a su nivel habitual, de genio. Echo en falta una fotografía con mayor personalidad y más protagonismo para algún secundario. Del guión no tengo nada más que añadir porque es sublime.
CONCLUSIÓN
Esta película me ha encantado, personalmente la considero una obra maestra. Y, desde hoy, de las que he visto, una de las mejores de Woody Allen, junto a otras como La rosa púrpura de El Cairo o Zelig. Además, fue un gran éxito de público, ya que en su día se convirtió en la cinta más taquillera del director neoyorquino (+85 millones de dólares).
En la temporada de premios, consiguió el Goya y el David di Donatello a mejor película europea, además de ser nominada al Óscar en la categoría de mejor guión y a los Globos de Oro tanto en esa categoría como en mejor película dramática, dirección y actriz de reparto (Johansson). Actualmente, se puede ver en HBO, Prime Video, Movistar+ y Filmin así que es una película muy accesible y, además, muy buena.
https://noesmasquecine.blogspot.com/2021/09/match-point-la-pasion-y-el-compromiso.html
La suerte juega un papel fundamental en esta película. Ya nos lo adelanta en su brillante monólogo inicial, pronunciado por su protagonista: «Quien dijo: "Mejor tener suerte que talento", conocía la esencia de la vida. La gente teme reconocer que gran parte de la vida depende de la suerte. Asusta pensar cuántas cosas escapan a nuestro control. A veces, en un partido [de tenis], la pelota toca el borde de la red y durante un instante, puede seguir hacia delante o caer hacia atrás. Con suerte sigue hacia delante, y ganas. O quizá no lo hace y pierdes». Desde este momento sabemos que esta no va a ser la clásica comedia de 90 minutos de Woody Allen envuelta en música jazz. Esta va a ser una tragedia griega, y como tal, no tiene un final feliz o, mejor dicho, un final justo. El discurso mencionado se entiende en el desenlace, cuando todas esas afirmaciones sobre la importancia del azar cobran sentido.
Los momentos dramáticos del film se acentúan con un increíble uso de la banda sonora, compuesta por música clásica o de ópera, dotando a esas escenas de un poder impresionante, que te mantiene pegado a la pantalla en un estado de tensión superlativa. La película deslumbra en todos los aspectos, las interpretaciones son sublimes, especialmente la de Scarlett Johansson -atentos al momento en el que se presenta en la oficina de Chris furiosa porque este le ha engañado con su paradero-. El protagonista, el irlandés Jonathan Rhys-Meyers, hace un gran trabajo. Es una pena porque este actor apuntaba para estrella del cine pero se quedó a medias, tal vez eclipsado por otros intérpretes británicos de su generación como Christian Bale o Colin Farrell. El resto del reparto rinde a un gran nivel y la dirección es brillante, Woody Allen tiene un don para las localizaciones, sabe cómo llevarnos de turismo en sus películas. Además, el juego de actores y su puesta en escena están a su nivel habitual, de genio. Echo en falta una fotografía con mayor personalidad y más protagonismo para algún secundario. Del guión no tengo nada más que añadir porque es sublime.
CONCLUSIÓN
Esta película me ha encantado, personalmente la considero una obra maestra. Y, desde hoy, de las que he visto, una de las mejores de Woody Allen, junto a otras como La rosa púrpura de El Cairo o Zelig. Además, fue un gran éxito de público, ya que en su día se convirtió en la cinta más taquillera del director neoyorquino (+85 millones de dólares).
En la temporada de premios, consiguió el Goya y el David di Donatello a mejor película europea, además de ser nominada al Óscar en la categoría de mejor guión y a los Globos de Oro tanto en esa categoría como en mejor película dramática, dirección y actriz de reparto (Johansson). Actualmente, se puede ver en HBO, Prime Video, Movistar+ y Filmin así que es una película muy accesible y, además, muy buena.
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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La primera de su ciclo europeo es la que hoy nos ocupa, Match Point. El protagonista es Chris Wilton (Jonathan Rhys-Meyers), un extenista profesional que llega a Londres con el fin de encontrar trabajo como profesor de ese deporte en alguno de los exclusivos clubes aristocráticos que pueblan la capital inglesa. Tras ser contratado en uno de ellos, hace buenas migas con Tom (Matthew Goode), uno de sus alumnos. Este le presenta a su hermana soltera, Chloe (Emily Mortimer), que se queda absolutamente prendada de Chris. Comienzan a salir, pero él no es feliz del todo; Chloe es una mujer encantadora y además su relación le garantiza un futuro económico brillante, ya que ella es hija de un rico empresario. Pero Chloe, a pesar de ser muy mona, no es el tipo de chica que a él le parece atractiva, ni su noviazgo es todo lo ardiente que él quisiera.
La trama comienza a enredarse cuando un día Chris conoce a Nola, la novia de Tom, su cuñado. Nola (interpretada por Scarlett Johansson) es una joven americana aspirante a actriz, rubia y con un físico increíble, de la que Chris se encapricha nada más verla, mientras juega a ping-pong en la mansión familiar. A partir de este momento, todas las acciones de Chris se encaminan a tenerla lo más cerca posible para ir ligándosela poco a poco, eso sí, sin que nadie se dé cuenta porque eso supondría su inmediata ruptura con Chloe y, por consiguiente, la pérdida del privilegiado estatus económico y social obtenido gracias a su relación con ella.
El ambicioso Wilton lía a su novia para que, siempre que hagan planes, involucren a las dos parejas; como salir a cenar, al cine o visitar a sus suegros, los padres de Chloe y Tom, en la mansión familiar. Finalmente, un día conseguirá su objetivo y tendrá un affaire con Nola a escondidas. Todo esto sucede en los primeros 40 minutos, de ahí en adelante entran en juego los celos, el amor, la pasión e incluso la suerte, en un cóctel explosivo que desembocará en un final asombroso, uno de los mejores de toda la filmografía de Woody Allen. No en vano esta cinta está considerada la mejor que ha hecho el viejo Allan Konigsberg en todo el siglo XXI.
Son dos los motores emocionales que mueven a Chris Wilton: la pasión y el compromiso. La pasión es lo que le lleva a intentar seducir a Nola a toda costa, aunque esto le cueste su estabilidad emocional y muchos quebraderos de cabeza para mantener el triángulo amoroso en funcionamiento. Él la desea más que a nada en el mundo, y aunque sabe que no es buena idea, no puede reprimirse; le llega a decir: «¿Eres consciente del efecto que produces en los hombres?». El otro motor es el compromiso, que es lo que le conduce a permanecer con la que ya es su esposa, Chloe, aunque no sea feliz, simplemente porque su relación le proporciona unos beneficios que él duda que con Nola nunca llegase a obtener. Estos dos sentimientos, simbolizados por dos mujeres, chocan entre sí a lo largo de toda la peli, de una manera absolutamente magistral. Cuando por fin todo se resuelve, sientes que no puedes hacer otra cosa más que aplaudir, porque la implicación emocional que el film consigue contagiar al espectador pocas veces se ha visto en el cine comercial de este milenio.
La trama comienza a enredarse cuando un día Chris conoce a Nola, la novia de Tom, su cuñado. Nola (interpretada por Scarlett Johansson) es una joven americana aspirante a actriz, rubia y con un físico increíble, de la que Chris se encapricha nada más verla, mientras juega a ping-pong en la mansión familiar. A partir de este momento, todas las acciones de Chris se encaminan a tenerla lo más cerca posible para ir ligándosela poco a poco, eso sí, sin que nadie se dé cuenta porque eso supondría su inmediata ruptura con Chloe y, por consiguiente, la pérdida del privilegiado estatus económico y social obtenido gracias a su relación con ella.
El ambicioso Wilton lía a su novia para que, siempre que hagan planes, involucren a las dos parejas; como salir a cenar, al cine o visitar a sus suegros, los padres de Chloe y Tom, en la mansión familiar. Finalmente, un día conseguirá su objetivo y tendrá un affaire con Nola a escondidas. Todo esto sucede en los primeros 40 minutos, de ahí en adelante entran en juego los celos, el amor, la pasión e incluso la suerte, en un cóctel explosivo que desembocará en un final asombroso, uno de los mejores de toda la filmografía de Woody Allen. No en vano esta cinta está considerada la mejor que ha hecho el viejo Allan Konigsberg en todo el siglo XXI.
Son dos los motores emocionales que mueven a Chris Wilton: la pasión y el compromiso. La pasión es lo que le lleva a intentar seducir a Nola a toda costa, aunque esto le cueste su estabilidad emocional y muchos quebraderos de cabeza para mantener el triángulo amoroso en funcionamiento. Él la desea más que a nada en el mundo, y aunque sabe que no es buena idea, no puede reprimirse; le llega a decir: «¿Eres consciente del efecto que produces en los hombres?». El otro motor es el compromiso, que es lo que le conduce a permanecer con la que ya es su esposa, Chloe, aunque no sea feliz, simplemente porque su relación le proporciona unos beneficios que él duda que con Nola nunca llegase a obtener. Estos dos sentimientos, simbolizados por dos mujeres, chocan entre sí a lo largo de toda la peli, de una manera absolutamente magistral. Cuando por fin todo se resuelve, sientes que no puedes hacer otra cosa más que aplaudir, porque la implicación emocional que el film consigue contagiar al espectador pocas veces se ha visto en el cine comercial de este milenio.