“Skins” tiene el privilegio de ser la primera serie sobre adolescentes que recomendaría de manera seria a alguien que no fuera mi enemigo. Y no precisamente porque no tenga personajes estereotipados, que los tiene incluso de una forma más marcada si se puede que otras series del estilo (el inmigrante, la guarrilla, el pardillo, el chuleta,...) sino porque los adolescentes no son tratados como auténticos mequetrefes a los que daría gusto moler a palos. Simplemente son tratados como lo que son: adolescentes.
Por otro lado la narración, centrada en cada capítulo en un protagonista diferente, hace que a medida que avanzan las tramas de la serie consigamos conocer mejor a cada uno de los personajes, cobrando mayor veracidad sus acciones posteriores, ya que sabemos que esperar de cada miembro de la pandilla.

Todo esto unido a una dirección cuanto menos innovadora y una fotografía trabajada y con una gran intencionalidad (algo inédito en el "género") hacen que "Skins" sea la primera serie “teen” en llegar al aprobado.

Y eso tiene mucho mérito. Más quisiéramos en España.