No se puede esperar que el cine danés, si es auténtico, emule el desquicie de tantas películas estadounidenses. Así que, sí, habrá miles de personas a quienes le parezcan Hævnen una película aburrida; pero el problema está en el vidente, cuyo umbral del tempus narrativo ha descendido hasta el nivel de las caderas, haíto del ritmo del frenesí. Es como si queremos que un reguetonero disfrute de La Patética de Tchaikovsky.
Pero Hævnen —me niego a admitir el título que le han puesto en español y quizá en inglés, En un mundo mejor/In a Better World a un filme que significa en su traducción al español «La venganza»— es una película sin un minuto de tiempo muerto. Cada segundo dice. En cada escena lenta, hace pensar. ¿Inverosimilitud? Muy leve y completamente perdonable por la ética destilada. Otra de esas extrañas películas que nos reconcilian con nuestra raza humana y la posibilidad de ejercer por voluntad propia el bien frente a la venganza para estómagos facilones. Historia de amistad entre dos muchachos preadolescentes, Christian y Elias, y las tremendas disyuntivas a los que les somete el azar de la existencia.
Su recuerdo del cine de la escuela «Dogma» se doblega a un género sin pretensión de patetismo pesimista.
Como esta reseña dice «sin spoiler», más allá de si el final es trágico o feliz, la historia, los personajes, los actores y actrices escogidos —sobre todo los dos niños sobre cuya amistad gira buena parte del argumento—, el guión sobrio y afectivo, la fotografía, hasta la música —casi imperceptible, llena de sutileza no invasiva—, el paralelismo trascendente, universalizador, mediante la parte de la acción que sucede en África a través del padre médico de Elias, la entrañable y creíble labilidad del sentimiento humano, la posibilidad de redención que a veces es posible, el valor de la amistad, la estupidez de la violencia siempre tentadora, el reflejo, en fin, de lo que somos; ¿qué más se quiere? Completamente recomendable. Es posible que en algún momento se llore de dicha compungida.