Eso es esta película, que no llega a hundirse porque los mimbres son espectaculares. Hablamos de Guy de Maupassant. No obstante, en "Bel Ami" son diversos los defectos que se acumulan, empezando por el más elemental de todos: falta pasta.

Mucha pasta. París casi no se ve. Un par o tres escenas de refilón y ale. En consonancia, los decorados interiores tampoco destacan. Francamente, si vas a hacer una película de ricos siendo pobre, mejor no la hagas.

Otro problema es la ausencia de talento en una dirección bicéfala -mal empezamos- que no saca jugo a nada, pues despacha semejante argumento en hora y media. La historia pedía fuego lento, pues el ascenso del advenedizo, así mostrado, parece de chiste. Se le ve venir desde San Petersburgo.

Y no sólo a él, ya que todo se vislumbra desde el principio. No hay sorpresa ni siquiera tiempo físico para que el espectador, ya no digo disfrute, sino asimile los acontecimientos. Otro cantar son los celos entre matrimonios de conveniencia, ya lo que me faltaba.

Tercer problema. Es demasiado anglosajona, o lo que es lo mismo, puritana. Una Francia bajo la lupa británica no tiene sentido. Esta es una historia de seducción prácticamente estéril en ese sentido.

Cuarto y quinto problema. Uma Thurman no encaja, es demasiado americana y su rostro, terriblemente contemporáneo. Y Kristin Scott Thomas no merecía tamaño desplante. Parece una secundaria cualquiera, por Dios.

Por lo demás, todo bien. Los mimbres son impresionantes, ya lo he dicho. Robert Pattinson me gusta, su actuación es magnífica y da el perfil. No comprendo tanto desprecio. Christina Ricci, más de lo mismo. Quién me lo iba a decir. Y salvo un final en el que ya había desconectado, la cinta es interesante de ver, aunque le veas las costuras en repetidas ocasiones.