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Voto de Argoderse:
7

Voto de Argoderse:
7
6,2
24.073
Comedia. Acción
Ambientada en Los Ángeles durante los años 70. El detective Holland March (Ryan Gosling) y el matón a sueldo Jackson Healy (Russell Crowe) se ven obligados a colaborar para resolver varios casos: la desaparición de una joven, la muerte de una estrella porno y una conspiración criminal que llega hasta las altas esferas.
9 de junio de 2016
9 de junio de 2016
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bienvenidos a la comedia de la temporada -casi del año-. Triunfo absoluto el que se llevan Russell Crowe y Ryan Gosling en Dos buenos tipos, trabajo dirigido por Shane Black, el mismo que firmaba Kiss Kiss Bang Bang -y se nota que la fórmula no ha perdido frescura-.
Crowe es Jackson Healy, un matón a sueldo de medio pelo, y Gosling, Holland March, un expolicía viudo metido a investigador privado y al que solo le queda la compañía de su hija, Holly -impagable papel de Angourie Rice, que ya brillaba en Las últimas horas-. Los tres son los protagonistas absolutos y perfectos de Dos buenos tipos.
La película es un soplo de aire fresco en la comedia de acción moderna. Respira el aroma de esos filmes setenteros -incluso ochenteros- con dos parejas de detectives muy variopintos, cada uno con su idiosincrasia. De repente te das cuenta de que Ryan Gosling sabe gesticular, como en Half Nelson o Lars y una chica de verdad. Es torpe, desaliñado, pero con estilo; un tanto cobarde y mujeriego alcoholizado. Vamos, un diamante en bruto para hacer reír. Por su parte, Russell Crowe es una bestia parda, bárbaro a más no poder, pero el más sensato de los dos y el que pone algo de cordura. Dos actores que se quitan el mono de la seriedad y se ponen al servicio de la risa para deleite del que se sienta en la butaca.
La cultura de la década lo copa todo. Desde el vestuario -chillón y estrafalario-, a los guateques y fiestas a modo de orgías multitudinarias. No falta la industria del porno y del automóvil fusionadas casi en una y una banda sonora espectacular -sí, Papa was a Rolling Stone y así para arriba-
Con ese despampanante despliegue técnico y sonoro, y la calidad del reparto, la sonrisilla tonta no se borra durante toda la película. El trabajo de Shane Black va navegando por obras como Boggie Nights, incluso Superdetective en Hollywood, llegando a cintas de serie B divertidísimas como Estamos muertos, ¿o qué?. Coge lo mejor de todas y ofrece un producto entretenido y, sobre todo, muy divertido.
Y por si fuera poco, aun queda el morbo de juntar otra vez a Russell Crowe y Kim Basinger en Los Ángeles, convertida nuevamente en una ciudad del pecado, la lujuria y los excesos. Como si sus personajes e L. A. Confidential se hubiesen reencontrado, pero sin glamour. Con estos ingredientes nada falla en Dos buenos tipos. Mejor dicho, dos buenos actores con los que uno se reencuentra después de algún que otro sin sabor en una comedia que -ojalá- pudiera ser el principio de una bonita amistad -y, por qué no, saga-.
Más datos sobre esta y otras películas en el blog: http://argoderse.blogspot.com.es/
Y en Facebook: https://www.facebook.com/argodersecine/
Crowe es Jackson Healy, un matón a sueldo de medio pelo, y Gosling, Holland March, un expolicía viudo metido a investigador privado y al que solo le queda la compañía de su hija, Holly -impagable papel de Angourie Rice, que ya brillaba en Las últimas horas-. Los tres son los protagonistas absolutos y perfectos de Dos buenos tipos.
La película es un soplo de aire fresco en la comedia de acción moderna. Respira el aroma de esos filmes setenteros -incluso ochenteros- con dos parejas de detectives muy variopintos, cada uno con su idiosincrasia. De repente te das cuenta de que Ryan Gosling sabe gesticular, como en Half Nelson o Lars y una chica de verdad. Es torpe, desaliñado, pero con estilo; un tanto cobarde y mujeriego alcoholizado. Vamos, un diamante en bruto para hacer reír. Por su parte, Russell Crowe es una bestia parda, bárbaro a más no poder, pero el más sensato de los dos y el que pone algo de cordura. Dos actores que se quitan el mono de la seriedad y se ponen al servicio de la risa para deleite del que se sienta en la butaca.
La cultura de la década lo copa todo. Desde el vestuario -chillón y estrafalario-, a los guateques y fiestas a modo de orgías multitudinarias. No falta la industria del porno y del automóvil fusionadas casi en una y una banda sonora espectacular -sí, Papa was a Rolling Stone y así para arriba-
Con ese despampanante despliegue técnico y sonoro, y la calidad del reparto, la sonrisilla tonta no se borra durante toda la película. El trabajo de Shane Black va navegando por obras como Boggie Nights, incluso Superdetective en Hollywood, llegando a cintas de serie B divertidísimas como Estamos muertos, ¿o qué?. Coge lo mejor de todas y ofrece un producto entretenido y, sobre todo, muy divertido.
Y por si fuera poco, aun queda el morbo de juntar otra vez a Russell Crowe y Kim Basinger en Los Ángeles, convertida nuevamente en una ciudad del pecado, la lujuria y los excesos. Como si sus personajes e L. A. Confidential se hubiesen reencontrado, pero sin glamour. Con estos ingredientes nada falla en Dos buenos tipos. Mejor dicho, dos buenos actores con los que uno se reencuentra después de algún que otro sin sabor en una comedia que -ojalá- pudiera ser el principio de una bonita amistad -y, por qué no, saga-.
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