Una película de humilde producción cuya mayor premisa es la de recrear una atmósfera claustrofóbica alrededor de sus dos protagonistas. Es una vuelta de tuerca al género de la ciencia ficción, donde el thriller y la intriga tienen más que ver con la trama que lo futurista en sí.
La idea parte del director y guionista Christian Cantamessa, y tiene su gracia. Cierto que parte de una historia trillada con un mundo apocalíptico de por medio, pero es capaz de crear tensión y conflicto entre los actores invitados a la fiesta. Sin ellos, esto habría sido una película que llenaría en parte las sobremesas de La Sexta o Cuatro con sus "filmes" de ciencia ficción de tres al cuarto. Pero es gracias al buen hacer de Norman Reedus (The Walking Dead) y Djimon Hounsou (Diamante de Sangre) por lo que esta cinta sube el listón... no mucho, pero sí lo suficiente para sacar una cinta decente y bien interpretada, haciendo olvidar que nos encontramos ante algo que es claramente serie B dentro del género.
Con el buen hacer de sus actores principales, convincentes dentro de esta atmósfera desasosegante y encerrados sin poder ver la luz del día, el director se esfuerza en recrear con sencillez el claustrofóbico centro de trabajo donde conviven ambos actores.
Tiene sus puntos débiles en cuanto a la forzada trama de amor, Sandrine Holt (Rapa Nui) de por medio, para crear el conflicto entre los dos técnicos de mantenimiento. Resulta poco creíble de cara al desarrollo central de la cinta. Sin duda, lo mejor es la actuación de sus protagonista y ese toque atmosférico.