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5,2
8.526
Terror
Un joven viudo (Kwanten) regresa a su hogar para investigar el asesinato de su mujer. Allí descubre la leyenda de Mary Shaw, una ventrílocua que pidió ser enterrada junto a sus 101 "muñecos". Uno de ellos parece haber vuelto de la tumba, y no precisamente con buenas intenciones... De los creadores de "Saw". (FILMAFFINITY)
22 de mayo de 2013
22 de mayo de 2013
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Silencio desde el mal es una película que hubiese sido un clásico en caso de haber sido parida en los 80 o los 90. Una película de macabras marionetas con tintes de Historias de la cripta que logrará conmover a más de un cinéfilo nacido por aquel entonces.
James Wan y Leigh Whannel vuelven a asociarse tras el rotundo éxito que consiguieron con Saw, una película convertida ya en clásico y referente. En esta ocasión, el binomio malayo-australiano nos presenta una película totalmente diferente, más centrada en el terror clásico. Para ello Wan, desde su poltrona de director, se sirve de un aspecto técnico muy cuidado, que supera por muchos puntos a lo que estamos a ver en estas películas de terror para melancólicos. La historia, que escriben Wan y Whannel de forma conjunta, nos presenta una leyenda urbana que se convierte en realidad ya en la primera escena de la película. Whannel cuida su guion para que no haya en él ningún error, cosa difícil por otro lado en vista del desarrollo de la función, que no se complica la vida en ningún momento.
Ryan Kwanten protagoniza la película con más esfuerzo que resultados. A su lado, Donnie Wahlberg (actor con una peculiar relación con el cine de Wan y Whannel), está muy centrado en su trabajo y logra sacar adelante un personaje que, como el resto, no está demasiado cuidado. Amber Valletta, mujer de belleza insultante a sus 40 años, pone el toque macabro dentro de lo "humano" de la película, pues también desfilan por la pantalla algunas marionetas (sobretodo 'Billy') que dan bastante canguelo de lo curradas que están.
Resumiendo, que es gerundio: James Wan y Leigh Whannel experimentan en Silencio desde el mal un nuevo tipo de cine para ellos. Lo hacen como si no notaran la presión que hay sobre ellos tras el exitazo de Saw, y es que parece que en ese momento tenían clarísimo que eran todavía unos novatos que tenían que ir probando cosas. La película no da miedo ni de lejos (y lo dice alguien que vive acojonao), pero uno se pregunta hasta qué punto era esa la intención. Si no lo era, y el ejercicio consistía en contar la historia de la mejor forma posible incluso sacrificando para tal fin el desarrollo de los personajes, Wan y Whannel hacen un trabajo genial. Eso sí, a pesar de sus virtudes (todas ellas residen en la claridad de ideas de los cineastas), no puede decirse que Silencio desde el mal sea una buena película. Pero no es mala.
James Wan y Leigh Whannel vuelven a asociarse tras el rotundo éxito que consiguieron con Saw, una película convertida ya en clásico y referente. En esta ocasión, el binomio malayo-australiano nos presenta una película totalmente diferente, más centrada en el terror clásico. Para ello Wan, desde su poltrona de director, se sirve de un aspecto técnico muy cuidado, que supera por muchos puntos a lo que estamos a ver en estas películas de terror para melancólicos. La historia, que escriben Wan y Whannel de forma conjunta, nos presenta una leyenda urbana que se convierte en realidad ya en la primera escena de la película. Whannel cuida su guion para que no haya en él ningún error, cosa difícil por otro lado en vista del desarrollo de la función, que no se complica la vida en ningún momento.
Ryan Kwanten protagoniza la película con más esfuerzo que resultados. A su lado, Donnie Wahlberg (actor con una peculiar relación con el cine de Wan y Whannel), está muy centrado en su trabajo y logra sacar adelante un personaje que, como el resto, no está demasiado cuidado. Amber Valletta, mujer de belleza insultante a sus 40 años, pone el toque macabro dentro de lo "humano" de la película, pues también desfilan por la pantalla algunas marionetas (sobretodo 'Billy') que dan bastante canguelo de lo curradas que están.
Resumiendo, que es gerundio: James Wan y Leigh Whannel experimentan en Silencio desde el mal un nuevo tipo de cine para ellos. Lo hacen como si no notaran la presión que hay sobre ellos tras el exitazo de Saw, y es que parece que en ese momento tenían clarísimo que eran todavía unos novatos que tenían que ir probando cosas. La película no da miedo ni de lejos (y lo dice alguien que vive acojonao), pero uno se pregunta hasta qué punto era esa la intención. Si no lo era, y el ejercicio consistía en contar la historia de la mejor forma posible incluso sacrificando para tal fin el desarrollo de los personajes, Wan y Whannel hacen un trabajo genial. Eso sí, a pesar de sus virtudes (todas ellas residen en la claridad de ideas de los cineastas), no puede decirse que Silencio desde el mal sea una buena película. Pero no es mala.