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Voto de M_Pelegri:
8

Voto de M_Pelegri:
8
6,4
19.686
30 de enero de 2024
30 de enero de 2024
10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
El comandante de Auschwitz, Rudolf Hess, vive con su esposa y sus cinco hijos instalados en una amplia casa ajardinada y literalmente adosada al campo de exterminio. La vida familiar transcurre plácida y acomodada con excursiones al río, visitas de la madre o celebraciones del cumpleaños del comandante.
Aunque el argumento parece una estampa idílica, desde el primer minuto una fundido en negro interminable con un inquietante leve ruido de fondo como banda sonora empieza a contagiarnos casi de forma cutánea con una especie de trasiego interno que no nos abandonará durante toda la película. Los primeros fotogramas juegan un poco con nosotros al mostrar sólo algunas escenas en la naturaleza y en la casa. A medida que pasan los minutos va quedando claro que aquellas humaredas en el fondo y aquellos edificios que se intuyen justo detrás de la valla de la casa se corresponde a un campo de exterminio donde cada mañana el cabeza de familia va a "trabajar". Todo mientras el nudo en la garganta se hace haciendo más insoportable.
Si "La lista de Schindler" o "El pianista" hacen un espléndido y ortodoxo retrato del holocausto y "El hijo de Saúl" nos desconcierta con una experiencia casi física, "La zona de interés" nos deja estupefactos y helados con una estética de aséptica videovigilancia, unos encuadres de gran angular que parecen mostrar mucho mientras no profundizan en nada y una paleta de colores gélida. De hecho, al salir de la sala comentábamos que la cámara en ningún momento se había acercado a los personajes para mostrarnos algún plan cercano o para darnos alguna pista de su perfil. Sólo nos deja claro que el comandante es un excelente ejecutor de las órdenes recibidas y que su esposa está muy orgullosa de su hogar y sus hijos mientras sus únicas preocupaciones giran en torno al próximo viaje o la posibilidad de un traslado.
Imágenes de formas gélidas que nos dan pistas de una infamia que queda instalada al otro lado de muro: los niños jugando con una dentadura, el jardinero esparciendo cenizas para abonar el jardín, las criadas eligiendo ropa interior usada de un paquete, la crueldad en algún juego infantil o la señora probándose un abrigo de visón de segunda mano nos van dando puñetazos en el bajo-vientre que nos van descolocando.
La película no es agradable ni pretende serlo y, en este sentido, podemos decir que consigue su objetivo de sacudir nuestras conciencias con una experiencia cercana al desasosiego aunque, mientras "El hijo de Saúl" abre una puerta a la esperanza con las imágenes finales de un niño, "La zona de interés" apuesta por una memoria histórica con unas imágenes impactantes y que nos interpelan directamente. (8,5)
Aunque el argumento parece una estampa idílica, desde el primer minuto una fundido en negro interminable con un inquietante leve ruido de fondo como banda sonora empieza a contagiarnos casi de forma cutánea con una especie de trasiego interno que no nos abandonará durante toda la película. Los primeros fotogramas juegan un poco con nosotros al mostrar sólo algunas escenas en la naturaleza y en la casa. A medida que pasan los minutos va quedando claro que aquellas humaredas en el fondo y aquellos edificios que se intuyen justo detrás de la valla de la casa se corresponde a un campo de exterminio donde cada mañana el cabeza de familia va a "trabajar". Todo mientras el nudo en la garganta se hace haciendo más insoportable.
Si "La lista de Schindler" o "El pianista" hacen un espléndido y ortodoxo retrato del holocausto y "El hijo de Saúl" nos desconcierta con una experiencia casi física, "La zona de interés" nos deja estupefactos y helados con una estética de aséptica videovigilancia, unos encuadres de gran angular que parecen mostrar mucho mientras no profundizan en nada y una paleta de colores gélida. De hecho, al salir de la sala comentábamos que la cámara en ningún momento se había acercado a los personajes para mostrarnos algún plan cercano o para darnos alguna pista de su perfil. Sólo nos deja claro que el comandante es un excelente ejecutor de las órdenes recibidas y que su esposa está muy orgullosa de su hogar y sus hijos mientras sus únicas preocupaciones giran en torno al próximo viaje o la posibilidad de un traslado.
Imágenes de formas gélidas que nos dan pistas de una infamia que queda instalada al otro lado de muro: los niños jugando con una dentadura, el jardinero esparciendo cenizas para abonar el jardín, las criadas eligiendo ropa interior usada de un paquete, la crueldad en algún juego infantil o la señora probándose un abrigo de visón de segunda mano nos van dando puñetazos en el bajo-vientre que nos van descolocando.
La película no es agradable ni pretende serlo y, en este sentido, podemos decir que consigue su objetivo de sacudir nuestras conciencias con una experiencia cercana al desasosiego aunque, mientras "El hijo de Saúl" abre una puerta a la esperanza con las imágenes finales de un niño, "La zona de interés" apuesta por una memoria histórica con unas imágenes impactantes y que nos interpelan directamente. (8,5)