El camino de vuelta después de ver a "Emília Pérez" es un alud de reflexiones después de haber vivido una experiencia cinematográfica singular. Decido dejarlo reposar todo un día para empezar a teclear y durante este intervalo, la película se ha proclamado la clara ganadora en los premios de la Academia de Cine Europeo (película, dirección, actriz, guión , montaje). Los premios son merecidos y posiblemente no serán los últimos.

J. Audiart es un director atrevido y heterogéneo. La primera cinta que recuerdo de él es un desgarrador drama carcelario —"Un profeta" (2009), para continuar con un durísimo melodrama —"De óxido y hueso" (2012), un western peculiar —"Los hermanos sister" (2018) ) y un entretenido drama romántico coral —"Paris, distrito 13" (2021). Sin olvidar para nada en "Dheepan" (2015), un destacadísimo drama social sobre la inmigración y que he podido visionar recientemente.

Desde el primer minuto comprobamos cómo el director se está lanzando al vacío sin cuerdas de seguridad, con una valiente presentación del personaje de Rita, una abogada de éxito, muy descontenta con su trabajo defendiendo auténticos asesinos machistas. Escena que termina con una canción que entra con una evocadora naturalidad y te engancha a partir de un montaje prodigioso. El argumento se va desgranado con imágenes poderosas y una puesta en escena que llega muchas veces al prodigio. Sin embargo, todo se desboca con la aparición de una Emilia Pérez encarnada por la actriz Karla Sofía Gascón que se come la pantalla sin contemplaciones, a la vez que se van esbozando planteamientos éticos de una actualidad y profundidad admirables. En algún momento del metraje tengo la impresión que esa profusión de mensajes podría quedarse en la banalidad. ¡Pues todo lo contrario! Los acertados dilemas sobre la culpa, la redención, el perdón, los remordimientos, la violencia, la esperanza o la propia hipocresía se combinan de forma clarividente en medio de un viaje emotivo y estético en plena concordancia con todo lo que se quiere transmitir. Incluso podemos detectar diferentes enfoques o atmósferas en función del tramo: un thriller musical inicial se transforma en un camino de redención casi naíf para acabar en un oscurísimo drama de violencia barroca. Una auténtica locura que a veces puede parecer que agobia o que nos abruma con tanto mensaje.

Felizmente "Emília Pérez" es una película salida de madre por su originalidad y atrevimiento que, en su aparente imperfección, nos empuja a una experiencia vibrante, que exuda un emotivo vitalismo, que sorprende en sus números musicales y que, fundamentada en unas destacadísimas interpretaciones, resulta creíble a pesar de su alocado argumento.