Con una magia derrochada en todos los encuadres, en la música (una selección maravillosa, con karaoke incluido), en las actuaciones y dirección conmovedoras, y con una sutileza romántica que la convierte en un perfecto clásico instantáneo, la hija de un genio (Francis Ford Coppola) nos demuestra una valía tremenda y tremendamente pura, redonda, entera y limpia: Sofia Coppola nos regala su segunda Película, y nos demuestra que el apellido no le pesa en ningun momento.
Una Historia contada con exquisitez por un gusto de realidad que existe en todo momento un gran guión, una estructura sorpresiva, y una dupla memorable que son Bill Murray y Scarlett Johansson.